xxii. Sweet Seventeenth

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TWENTY-TWO SWEET SEVENTEENTH


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BRIAR CROUCH tiene el valor de un metro setenta de hechizos y profecías, secretos y asesinatos causados por extraños. Sus pecas forman constelaciones y sus palmas y muslos guardan predicciones temporales causadas por plumas y la incapacidad de encontrar otro lugar para anotarlas. Los cordones blancos hacen lazos desordenados en su Converse, un elemento básico que sus abuelos nunca supieron que estaba hecho por muggles.

Pero, aparte de eso, aquí está la cosa.

A Briar le gusta ver todo de tres maneras: antes, durante y después. Como Vidente hace que las cosas sean más fáciles de pensar, considerando que su ojo interno ya salta hacia la parte posterior... Y, en realidad, para una chica que lidia con muchas cosas, todo se vuelve un poquito más fácil cuando piensas en solo dos horas no haré esto, haré algo mucho mejor.

Pero, ¿qué pasa cuando todo se convierte en el antes?

Eso es lo que le pasa a Briar tres días antes de final el curso. Empieza una cuenta regresiva en su cabeza, una a la que no presta especial atención, pero de vez en cuando se repite, advirtiéndole, te estás acercando. Briar no sabe qué es lo suficientemente importante como para advertirla con tanta anticipación... Espera poder averiguarlo, tarde o temprano.

Pero por ahora, aquí está el tiempo entre reloj empezando y finalizando. Todo lo que se encuentra entre esto y el futuro viene ahora, los días en cuenta regresiva, uno por uno... Aquí está el interludio.

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(328 DÍAS ANTES)

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ES EN UN DÍA CALUROSO DE JULIO cuando la voz de Briar Crouch rompe el silencio matutino del número doce de Grimmauld Place... No era su intención, pero cuando te dicen que eres la nueva delegada, te emocionas un poco.

No puede evitarlo. En Hogwarts, nunca hubiera pensado que lo conseguiría; allí era una estudiante decente, claro, pero nunca fue la mejor. No hizo nada notable. Soñó con el basilisco un par de veces, pero nada más que fuera especial.

Cree que esa es la diferencia entre Hogwarts y Beauxbatons. En Hogwarts era solo una cosa: Briar Crouch, la Vidente. Nada más. Era bonita y popular por eso, pero nunca fue algo más. Pero, en Beauxbatons, el enfoque no está solo en una parte de ella sobre la que no tiene control. Allí es realmente buena en clases. En las nuevas que toma, como Bellas Artes, las entiende y disfruta. Todos los profesores son amables... O, al menos, ninguno de ellos es como Snape. Algunos son un poco maliciosos, pero Briar piensa que no son como él. Y así el profesor es menos terrible. En cambio, es un Snape menos perverso... Y Briar puede manejar eso.

Sin embargo, la carta de Maxime explicaba cuatro cosas:

- Por qué Briar fue elegida. "No solo estoy increíblemente orgullosa de tu crecimiento durante el año pasado y de cómo te estás convirtiendo en una joven valiente, sino que el cuerpo estudiantil también estaba muy a favor de que te convirtieras en delegada por las consecuencias del último año." La noticia obviamente llegó a Francia. Quizás sepan que es cool y que también tiene novio. Espera que sí. En el colegio, él vive en un país diferente, y eso es genial.

De vuelta a la carta. "La delegada es la representación de nuestra academia, de lo que queremos que crezcan nuestros estudiantes, y espero que cada joven que se una a Beauxbatons lo haga como tú el año pasado." Briar lloró... Fred y George aguantaron el llanto todo el día... Tanto por joven valiente y porque estaba llorando por la carta de su directora.

- Cómo el año pasado, por el Torneo, solo había un delegado (un chico que debería haber ingresado al Torneo, pero por razones desconocidas no se le permitió salir de Francia), así que este año, solo hay una delegada.

- Las responsabilidades de Briar. (La lista era bastante corta, pero enfatizaba que ella misma debía determinarlas: "Céntrate en lo que creas conveniente." Briar está pensando en ayudar a los más jóvenes.)

- Y, por último, pero no menos importante, cómo Madame Maxime estará ocupada la mayor parte del año y, por lo tanto, en su ausencia, Briar debe asegurarse de que la academia no se queme.

(Livvy menciona que era la misma razón por la que Briar tuvo que ir a Hogwarts el año pasado, y ella lloró otra vez, pero también se imaginó a Maxime escribiendo la carta, haciendo esa referencia y sonriendo para sí misma... Malecrit, no quiere sonar como si ella fuera su profesora favorita, pero realmente ama a Maxime.)

Briar está sentada junto a su padre en la cocina cuando llega Harry. Se le ha permitido quedarse en las reuniones de la Orden, porque aunque su padre no les dijo a los demás que era un hombre lobo, sintió que debido a su condición, ella debería estar al tanto por si acaso. Sin embargo, le prohibió contárselo a los demás, igual que al resto de adultos. Lo cual es molesto, pero lo entiende... Y también Fred y George, después de estar en la calle durante una mañana completa.

La señora Weasley le pide que saque a los demás del piso de arriba y ella asiente con la cabeza, y se Aparece en la habitación de Ron y Harry. Su ojo interior predice que George va a fruncir el ceño o algo así allí, por lo que cree que es el mejor lugar para ir.

Entonces aparece y Hermione salta. Ella frunce el ceño.

—Oh, uh, lo siento —dice Briar rápidamente a Hermione. Se gira hacia Harry y sonríe—. Hola Harry, ¿cómo has estado?

—Me atacaron los dementores —dice Harry.

Los ojos de Briar se ensanchan.

—Ay, vaya, eso es terrible...

—¿No lo predijiste?

La noche anterior fue luna llena.

George se aclara la garganta.

—Caray, me muero de hambre.

—Yo también —dice Fred, asintiendo.

Briar murmura luna llena a Harry, quien lo comprende y asiente.

Aquí está la cosa. Briar está bien con el tema de ser mujer lobo. Pero no quiere que la gente lo sepa. Es mucho más fácil lidiar con esto cuando no tiene que preocuparse de que todo el mundo la odie. Si no se lo dice a la gente, puede salirse con la suya sin causar estragos. No necesitan saberlo. Briar está bien, igual que todos sin saberlo.

—Me han enviado para decir que la cena está lista —dice Briar, mirando a los gemelos.

Fred niega con la cabeza.

—Y yo que pensé que venías a verme.

Briar le guiña.

—Eso también.

Ginny levanta las cejas sin impresionarse.

—Conseguid una habitación —dice, cruzando los brazos. Briar se ríe—. Iré a buscar a Holly —ella ha estado compartiendo una habitación con Ginny y Hermione, para gran consternación de Holly. La mayoría de las veces es reservada. Briar siente pena por ella, especialmente porque el otro día descubrió que Atticus no era su padre biológico, sino un muggle llamado Gus, que es cirujano plástico en la parte rica de Londres.

—¿Holly? —repite Harry.

Briar asiente. Fred descansa su cabeza sobre su hombro.

—Sí, llegó antes que nosotros —dice Briar—. Pero ha querido estar sola, creo que ha pasado por muchas cosas.

Hermione asiente.

—No ha visto a su madre desde esa noche, dijo que tampoco había hablado con Malfoy...

—Oh —Harry frunce.

Hermione y Ron bajan las escaleras, al igual que George, pero antes de que Briar y Fred se vayan, Briar se vuelve hacia Harry.

—Sería agradable hablar con ella —se aferra a la mano de Fred, pero ambos la sueltan cuando él se Aparece para llegar a la cocina. Prefiere que la señora Weasley descubra que está saliendo con su hijo de otra forma, en lugar de se Aparecieron (algo que le resulta súper molesto) mientras se toman de la mano, porque aparentemente no pueden estar separados ni un segundo.

—Bajaré contigo —le dice Briar a Harry—. ¿Has visto a Mia desde que llegaste?

—Me echó de arriba —dice Harry—, me parece que no le caigo bien.

—Creo que está pasando por muchas cosas —dice Briar—. Como, por ejemplo, ¿qué pasaría si perdieras a Ron? Cambiarías por completo. Creo que está luchando... Y no creo que ayude que ella y Sirius estén en un lugar tan malo.

—¿Lo están? —Harry frunce el ceño. Tiene una mirada en su rostro, como sorprendido de que Sirius pueda hacer algo malo. Briar pensó lo mismo hasta que comenzó a darse cuenta de lo incómodas que eran las comidas entre él y Mia.

Briar lo mira antes de bajar.

—Ten en cuenta que no es ella misma en este momento —detrás de Harry, Holly sale de la habitación que comparte con Hermione y Ginny, y aunque Harry la mira boquiabierto, pasa junto a los dos sin mirarlos ni una vez. Briar se vuelve hacia Harry cuando Holly se va—. Igual que ella. Esta casa está llena de gente triste.

Esa noche, la señora Weasley insiste en hacer una cena especial para celebrar el éxito de Briar al convertirse en delegada; a pesar de que Briar no se queda en Grimmauld Place, está allí prácticamente todos los días... Bueno, vale. Tal vez se queda allí algunas noches. Pero nadie se da cuenta, porque entonces se preguntarían por qué George se va convenientemente a una habitación libre esos días. Y la señora Weasley aún no sabe que su hijo y Briar están saliendo, y Briar preferiría que descubriera esto de una manera diferente en lugar de han tenido sexo...

Sin embargo, la cena es agradable. Briar se sienta en el centro de la mesa y la señora Weasley dice que está muy orgullosa de ella, y Briar come todo su peso en brócoli y pastel (no a la vez, que asco) y al final, cuando se marcha a casa, su padre le da el mayor de los abrazos. Briar no deja de sonreír durante todo el día. Incluso cuando estaba llorando, estaba sonriendo... Merlín, le encantaba. La emocionó aún más escribir a las dos chicas de su año, las que fueron nominadas para ayudarla, y escribirle a su nueva compañera de habitación, una niña llamada Luli Chen. Según Maxime, la madre de Luli es una mujer lobo, así que estará genial con Briar, ¡lo cual es una gran ventaja!

Alrededor de las once y media, esa noche, Fred aparece en la habitación de Briar. Todavía no ha sido capaz de resolver el encantamiento de impasibilidad en su puerta, ya que aún no tiene diecisiete años y no se lo pedirá a su padre, sabe que se dará cuenta de la razón... hasta entonces, en el momento en que oye el leve crack de su novio Apareciendo, se mueve hacia él, callándolo antes de que hable demasiado fuerte.

—Recuérdalo —susurra, y señala la puerta. Su padre se ha ido a la cama en este momento, y sabe que Livvy sigue despierto con los auriculares conectados a su Walkman, por lo que no hay que preocuparse de que escuchen a Briar hablando con alguien, pero prefiere no arriesgarse. Su padre no es estricto, pero no cree que sea feliz al ver a un chico en la habitación de su hija.

—Quería saludar —dice Fred, hablando en voz baja.

Briar levanta una ceja. Las luces están apagadas, porque se iba a dormir, pero las cortinas están corridas lo suficiente como para que la luz se filtre, iluminando suavemente sus caras.

Claaaaaaaaaaaro.

—Vale, tal vez mamá empezó a volvernos locos cuando te fuiste —dice Fred. Está sentado al pie de su cama, en pijama, y ​​le sonríe—. A lo mejor quería dormir contigo.

Briar frunce el ceño.

—¿En qué sentido?

Fred la mira y ella le sonríe mientras él se acuesta en su cama.

—Me sorprende que, a veces, seas peor que yo.

—No era mi intención, solo preguntaba —dice ella, y mientras habla, él estira su brazo, como si le hiciera un gesto para que se acostara a su lado. Ella lo hace y él la abraza, lo que la hace sonreír—. Me gusta esto, Freddie.

—A mí también —dice Fred.

Briar se mueve y lo besa. Mientras se recuesta donde había estado antes, frunce el ceño hacia el techo.

—No es por arruinar el momento, pero... ¿qué estaba diciendo tu madre?

—Cómo no cree en nosotros —dice Fred—. Sigue enfadada porque nuestros TIMOS son un asco, y que no es tu culpa, mereces ser delegada, pero mencionó cómo todos los demás han sido prefectos y cómo George y yo nunca tuvimos la suficiente nota para eso —Briar asiente—. ¡Ah! Y dice que podría reconsiderar el tema de Sortilegios Weasley si cuidamos a Mia. ¿No te parece una ida de olla?

—Bueno —dice Briar, frunciendo el ceño.

—Vas a estar de acuerdo con ella —dice Fred. Él se sienta y Briar rueda los ojos, sentándose para que al menos pueda mirarlo. Se ve poco impresionado y molesto—. Debes estar de mi parte.

—Estoy destinada a alentarte a hacer lo correcto —dice Briar.

—¡Ah, ! —dice Fred—. ¡Es exactamente lo que dije!

No —dice Briar, mirándolo—. Siento pena por Mia.

—¿Por qué? —dice Fred.

Briar frunce el ceño.

—Porque su mejor amigo murió, a lo mejor.

—Eso es injusto —dice Fred—. Porque alguien haya muerto no significa que su amiga me tenga que caer bien.

—Bueno —dice Briar—, su situación es... —y se detiene, tratando de pensar en un buen ejemplo—. Es como si yo muero y tú tuvieras que seguir adelante. O si tú mueres. Sería lo mismo.

Fred hace una pausa por un minuto, como si pensara bien las cosas.

—Supongo.

Gran "pensar bien las cosas," piensa Briar.

—Pero —dice Fred, acercando a Briar. Empieza a besar su rostro y ella se ríe demasiado fuerte. Rápidamente se calla, preocupada de despertar a su padre—, eso no nos pasará a nosotros.

—Definitivamente —dice Briar, y ella se mueve, besándolo en los labios.

Debe haberse hecho medianoche, porque su ojo interior le recuerda ligeramente: trescientos veintisiete días.

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(323 DÍAS ANTES)

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CUANDO LLEGA SU CUMPLEAÑOS (trescientos veintitrés días antes) todos están de buen humor. Briar lo atribuye a la fiesta que está organizando, y a pesar de que los más pequeños no van (sería incómodo, y recibieron invitaciones, pero entendieron que sería demasiado extraño asistir), así que todos le desean un feliz cumpleaños y tal, cuando pasa la mañana en Grimmauld Place. Sin embargo, su cabello está rizado, igual que lo ha estado desde que se despertó y lo arregló, lo que llevó a algunas miradas muy extrañas de Harry y Ron, quienes nunca han visto a alguien con el pelo así. Pero lo que sea. Briar quiere rizos. Fred y George piensan que es raro porque su cabello ya está rizado, pero son rizos diferentes... Aún no lo entienden.

A Briar le encanta su cumpleaños, desde las tortitas que tiene para el desayuno, hasta el viejo reloj de su abuela Hope que le dan a la hora del almuerzo. Incluso cuando habla con Mia, que se ve particularmente infeliz hoy ("George hizo un comentario sobre la cantidad de novios que ha tenido," Fred le dice), Briar sigue de buen humor. Cada minuto de ese año la emocionaba aún más para el siguiente...

... El siguiente. No estará en el colegio para eso. ¿No es extraño? El año que viene, cuando apague sus velas, ni siquiera asistirá a clase. Es muy extraño pasar tantos años en un colegio, y de repente, todo ha terminado, tienes que aventurarte al mundo real. Ya ha estado tratando de descubrir qué quiere hacer, una vez que termine, tiene los ojos puestos en unos cursillos en San Mungo. No sabe en qué se especializaría como sanadora. A una parte de ella le gusta la idea de especializarse en maldiciones, como la de ella, pero le preocupa que sea una carga para el lugar con la que tiene.

Todo lo que sabe es que le gustaría convertirse en sanadora, quiere quedarse en el Reino Unido, en lugar de mudarse a Francia, y vivir con Fred. Está Fleur, pero desde el comienzo del verano, su trabajo en Gringotts la ha llevado a pasar muchas tardes contando dinero, junto con Bill, y a Fleur no le gusta besar y contar, pero Briar lo sabe. Y le encanta. No puede esperar a que se conviertan en hermanas.

Fred y George encuentran divertido el tema de Bill y Fleur ("¡Está mejorando su inglés!" dicen con un terrible acento francés), Briar lo encuentra increíblemente molesto. En primer lugar, no los ve aprendiendo otro idioma o saliendo del país...

—No te veo compitiendo en el Torneo —había dicho una de las veces que lo mencionaron, cuando las mejillas de Ron se pusieron rojas y Fred intentó seguir bromeando, pero Briar levantó una ceja y se inclinó más cerca, para decirle en voz baja—. Podría exponerte, Weasley, empezando por cómo te gusta Madame Pudipié.

Fred había puesto su mano sobre su corazón.

—Me siento traicionado.

—Amigas antes que chicos —le había respondido ella, encogiéndose de hombros.

Cuando llega la noche, Briar se pone su atuendo: un minivestido azul claro con tacones brillantes y una tiara para combinar, y ella se queda en la cocina. Su padre está en Grimmauld Place hasta más tarde, y Livvy se queda en los Malfoy. No ha hablado con Holly desde lo sucedido. Le ha dicho a Briar que se siente traicionado.

No sé —había dicho él—, es que... me saca de quicio. Entiendo por qué no dijo a los demás que es amiga de Harry, porque para ser honesto, solo se portan bien conmigo porque eres mi hermana. Pero iba a hacer daño a mis amigos... O, al menos, iba a dejar que sucediera. Y si se hacen daño, los gemelos también, lo que significa que tú también... No me gusta. Estaba ayudando a los mortífagos. Lo siento, pero a veces puedo lidiar con Draco por ser un imbécil, pero no quiero saber sobre los mortífagos. Ayudarlos es lo mismo que ser uno...

Ella piensa que la razón principal fue lo primero: su hermano pequeño, que ya no es tan pequeño, buscándola y no queriendo que se ponga en peligro. Sin embargo, puede entenderlo. Su mejor amiga era plenamente consciente de un plan que podría, más o menos, hacer daño a su hermana... Sin embargo, Briar no siente pena por Holly. Ha perdido a su madre, al primo que parece su gemelo, todo menos su padre, pero Atticus Malfoy ni siquiera es el verdadero. Briar solo espera que Holly esté bien.

(Lo mismo con Mia... Malecrit, Grimmauld Place está lleno de chicas tristes.)

—Hola —dice Briar, cuando Fred y George llegan temprano. Mia está junto a ellos, habiéndose Aparecido junto a George. Ninguno de los dos parece emocionado, y Mia mira a su alrededor, incómoda—. Hola, Mia, espero que estos dos no se hayan portado tan mal.

Mia sonríe débilmente a Briar.

—Um, gracias por invitarme —mete las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero—. Feliz cumpleaños...

—Gracias —dice Briar, torpemente.

Mira a su alrededor y ve las botellas.

—¡Oh! ¡Puedes servirte una bebida, si quieres! —dice Briar, señalando el mostrador de la cocina con todas las bebidas y tazas dispuestas—. Hay casi de todo, literalmente, desde whisky de fuego hasta vodka.

—Me encanta el vodka —dice Mia, y esta vez sonríe de verdad—. Soy prácticamente rusa.

Briar mira a un lado, donde George está apoyado contra el mostrador, al lado de la nevera. Ya puede ver donde Mia esté increíblemente borracha y George la esté cuidando... Pero ve el después y piensa lo dejaré pasar. Y por suerte, suena el timbre, por lo que Briar toma la mano de Fred y lo saca de allí.

—Por la mañana, serán mejores amigos —dice Briar con confianza. Ante la mención del día siguiente escucha trescientos veintidós días en su cabeza.

Fred la mira, poco convencido.

—Ah, sí, y yo seré millonario.

Briar rueda los ojos, se queda frente a él y mira hacia arriba, agarrándole las dos manos.

—Confía en la que ve el futuro.

Él la imita antes de inclinarse, para acercarse a ella. Le sonríe y la besa.

—Confía en su gemelo.

—¡No es lo mismo, Freddie!

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(323 DÍAS ANTES)

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—BRIAR CROUCH, EN CARNE Y HUESO —dice una voz con acento francés. Briar, que había estado sentado en el regazo de Fred en una de las sillas de jardín, se levanta. Luli, la chica con la que comparte el dormitorio, le sonríe y Briar abre los brazos para darle un abrazo—. ¡Feliz cumpleaños! —Briar le sonríe y le agradece—. No hace falta que hablemos de la razón por la que compartimos habitación... pero si quieres hablar, aquí estoy.

—Ya te amo —dice Briar con una sonrisa.

Luli es nueva en Beauxbatons, habiendo sido educada en casa hasta este punto. Es de un pueblo cerca de Rennes ("digo cerca, pero debe estar a una hora, al menos, en tren..."), su padre está ausente y su madre trabajaba en Londres, pero ahora está escondida después de las desapariciones en su departamento del Ministerio ("Sospecharían de ella, ¿no?") así que, ahora, Luli vive con su abuela en París.

Su largo cabello negro ha sido ondulado y la mitad superior está atada con un lazo azul. Briar cree que se ve bonita con eso y su minivestido blanco.

Briar termina dejando a Fred y Lee por un tiempo, alejándose con Luli para mostrarle el lugar y conocer a las dos chicas que se supone que deberían ayudarla.

—¿Cómo conseguiste hacerte delegada? —pregunta Luli.

Briar se encoge de hombros.

—El año pasado pensé que sería buena siéndolo, y Maxime lo aprobó —dice ella—. Solía portarme mal, y Maxime está súper feliz porque ya no lo hago. Creo que esa es la razón principal... Y ella cree que he crecido como persona.

—¿Te portabas mal? —dice Luli, sus cejas se mueven de interés—. ¿En qué sentido?

—¿Conoces a Freddie Mercury?

Luli asiente.

—Joder, lo amo.

—Lancé un encantamiento a una de las estatuas para que actuara como él —dice Briar—. Hice lo mismo con ABBA y Bowie...

—No me gusta ABBA —dice Luli.

Briar frunce el ceño.

—Entonces, te pasa algo raro.

Luli se encoge de hombros.

—No soy muy fan.

—¿De la vida? —dice Briar.

Luli se ríe.

—Oh, sí, absolutamente —responde ella, y Briar comienza a reír. Las dos caminan juntas, esquivando a la gente, y Luli mira a Briar—. Dime, tu amigo de Hogwarts, el que estaba con vosotros...

¿Lee? —dice Briar.

—¿Es buena gente? —dice Luli.

Briar sonríe.

—Lleva soñando mucho tiempo con una novia francesa.

Luli se ríe, sus mejillas se sonrojan.

—Eso es bueno.

Terminan encontrando a las dos chicas en la sala de estar, sentadas en el suelo y hablando con Cormac McLaggen, quien se aleja cuando ve a Briar (y cuando Briar lo mira de manera extraña, recordando lo que Cedric le contó sobre él hace mucho tiempo.) Las dos chicas, Chloé y Verity, miran a Briar y Luli sentándose a sus lados.

Chloé deja escapar un suspiro de alivio.

—Gracias Malecrit, te deshiciste de él.

Verity frunce el ceño y levanta la vista, mirándolo salir por completo de la sala.

—No sé, podría haber sido divertido matarlo... —dice ella, y Chloé se ríe, como si estuviera de acuerdo.

Chloé y Verity son las hermanas Pelletier, ambas adoptados por una pareja adinerada que vive en la Riviera francesa. Chloé, con el pelo tan rubio como el de Briar, parece haber tomado el sol que brilla naturalmente al vivir allí. (¿Qué tan genial es eso?) La piel de Verity es mucho más oscura, su cabello negro está atado en pequeños y lindos moños en la parte superior de su cabeza. Ambas van en minifalda, top y chaqueta, solo que Chloé en color lila y Verity en color amarillo. Son muy bonitas.

—Así que, eres la famosa Briar Crouch —dice Chloé, con una sonrisa—. Hola.

—No diría que soy famosa... —dice Briar con el ceño fruncido.

Verity resopla.

—¡Has convertido un pasillo entero en un pantano, eres legendaria, Briar!

—¿Convertiste un pasillo en un pantano? —dice George detrás de ella.

Briar se da vuelta y frunce el ceño.

—Pensé que...

—Que sí, estoy cuidando de Mia Black —dice George.

Briar, torpemente, se da vuelta.

—Este es George.

Luli levanta una ceja.

—Y el otro...

—Es mi novio —dice Briar, con una sonrisa. Se pone de pie y abraza a George—. Este es mi mejor amigo —Chloé y Verity le sonríen cortésmente. Briar se vuelve hacia George—. ¿Estás bien?

—Tengo que llevar a Mia a casa —dice George.

—¿Quién es Mia? —quiere saber Chloé.

George se vuelve hacia ella.

—Larga historia —dice. Él mira a Briar, abrazándola rápidamente—. Feliz cumpleaños, nos vemos mañana —Briar asiente y él retrocede, antes de darle una mirada extraña—. Sabes, no es tan malo.

¡Briar lo sabía!

Ella sonríe.

Hm.

George rueda los ojos.

—Adiós.

Es cerca de las once y media, por lo que no está demasiado molesta. Briar le da un abrazo a George antes de marcharse. Se sienta de nuevo y Chloé y Verity intercambian una mirada.

—Pero, ¿quién es Mia? —pregunta Verity.

—¿Conocéis a Sirius Black?

Las dos asienten.

—Mia es su hija. Su mejor amigo era Cedric Diggory...

Chloé frunce.

—¿El campeón que murió?

Briar asiente.

Verity hace una mueca.

—Mierda. Pobre Mia.

Briar no puede estar más de acuerdo.

—Es agradable, solo que está pasando por muchas cosas —les explica—. De todos modos. Basta de quejarse de la gente que conozco. ¿Cómo estáis vosotras?

Chloé deja escapar un suspiro y comienza a contar una historia sobre cómo había estado viendo a un chico muggle de su ciudad, pero las cosas se pusieron difíciles porque no podía ocultarle su magia... Verity, por otro lado, dice que las cosas van bien. De las dos, Chloé es la más ruidosa, la más extrovertida, pero ambas son encantadoras. Verity explica que quiere mudarse a Londres al terminar las clases y Briar bromea y dice que puede trabajar en la tienda de bromas de sus amigos una vez se inaugure.

Ellas siguen hablando. Briar descubre que las señoras Pelletier son auroras del Ministerio de Magia francés, y que Chloé quiere hacer lo mismo cuando sea mayor, Luli también, y Briar dice que está pensando en convertirse en sanadora.

Briar menciona en qué quiere especializarse, sin explicar por qué, y Chloé resopla.

—Eres un ángel, Briar Crouch —le dice.

Fred aparece en ese momento y está de acuerdo. Las mejillas de Briar nunca habían estado tan rojas en su vida.

Lucy, la autora original, está en hiatus por la universidad. Puede que tarde un tiempo en continuar, si no publico un nuevo capítulo en uno o dos meses, es por eso ♥.

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