El Corazón de una Heroína

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La serpiente, el rey, el tigre, la avispa punzante, el niño pequeño, el perro quién otra gente es dueño y el tonto: estos siete no deben ser despertados de su sueño. - Chanakya

Capítulo 18 

Sí, la comunidad de Marueta se había vuelto un caos. Por un lado, se veía a Lita comandando las tropas indígenas de Piaroas y Macos en dirección al río. Por el otro, Axara, Elizer y Ángel, arrastraban a sus equipos hacia el mismo punto. Pero, de todos los que se habían liberado, Lyam era el único que se había quedado junto a Marry a luchar. 

—¡Deberías irte! —le comentó, esforzándose por mantener a raya la invasión. 

—¡No voy a dejarte sola, como la última vez! —respondió él—. ¡Me niego hacerlo! —le respondió de vuelta! 

—¡Nunca me dejaste, te atraparon que es otra cuestión! —le respondió. 

—¡No insistas! —volvió a decirle, volando hacia una nave que, al hacer una especie de planeación con sus alas, logró cortar el caparazón de la nave con solo sus plumas. 

Vemna, con mucha sagacidad había hecho que la densidad del bosque creciera, a tal punto, que las diminutas casas que se podían ver desde el cielo, de alguna manera, arropaban estas. Pero eso no impidió que de las enormes naves con las que Marry luchaban, enviaran maquinaria tecnológicas para asesinar a todos. Robots rastreadores con ametralladoras, naves pequeñas que, desde el cielo transformaban sus articulaciones mecánicas, convirtiéndose en estructuras humanoides de hasta cuatro metros de altura, con armas de todo tipo; incluso, naves medianas hacían lo mismo, pero tomaban forma aracnoides, con cuatro pares de patas, y dispositivos con armas láser. al parecer, habían decidido desplegar toda la maquinaria que poseían. 

El resto de Los Pasajeros se habían quedado, excepto por Carlos que conducía al resto hacia el río para ubicar otro sitio y así esconderlos a todos. No podían hacerles frente, con tan llegada imprevista. 

—¿¡Dónde está Disandad!? —Gritó, una y otra vez, Christopher mientras se elevaba en el cielo, y encerraba una docena de naves, para comprimirlos con campos protectores para hacerlas explotar.  

—¡No lo sabemos! —rugió Gligar, desde el suelo, disparando asertivamente hacia cada robot rastreador que buscaba pasar la línea que delimitaba el camino hacia el río. 

—¡No podemos permitir que avancen hasta el río! —chilló Nahomi, mientras corría de un lugar a otro, golpeando a más robots rastreadores, desarmándolos, o desarticulándolos con diferentes llaves, patadas o su propio puño. 

Ransell también flotaba junto a Christopher, y sí este destruía una docena de pequeñas naves, la otra duplicaba la separación molecular, desintegrándoles, a otras naves enemigas. Oslo, daba un salto, y luego otro, entre las naves. Rompía el vidrio del piloto y aplastaba el cráneo robótico, y cuando se impulsaba hacia otra nave, hacia que esta golpeara contra el suelo, explotando. Y volvía a repetir esos movimientos. 

—¡Vemna, Sonic,  vayan con Carlos! ¡De todos nosotros ustedes son los mejores para proteger y camuflajear a todas esas personas! —Soltó de pronto Bionic, expandiendo las palmas de sus manos, donde frecuencias sónicas se expulsaban, que, no solo contenía que ningún robot se acercara, sino que la exponerse demasiado tiempo a altas frecuencias, estos explotaban por sí solo. 

—¡No quiero dejarte! —Vociferó Sonic, asustado de que pudiera perder a su hermano. 

—No hay otra manera —le respondió este de vuelta, con una sonrisa. 

Sonic iba a replicar, cuando de pronto vieron a Asahi luchando, como una especie de "chico mono", con los rastreadores. Saltaban de un punto a otro, sobre los cuerpos de estos, evitando las balas, y arrancaba varios cables del circuito de estos detrás de la nuca. 

—¡Asahi! ¿¡Qué estás haciendo!? —Gritó de pronto, Oslo, cuando vio al chico. 

—¡No me quedaré de brazos cruzados! —respondió él, aunque lloraba de rabia. 

—¡Ve con Vemna y Sonic! —Le ordenó Oslo. 

—¡No! ¡No huiré! ¡Yo...!

El niño cayó en el suelo inconsciente, cuando Sonic apareció detrás de él y le tocó la sien. Tomó al niño, pero se sorprendió cuando un grupo de robots rastreadores lo rodearon. Creía que era le fin. Entonces, de la nada cada uno de los robos se desarticuló y sus partes cayeron inútiles en el suelo. 

—Ve con todos ellos —dijo Andy. 

—Tú deberías venir con nosotros también —le murmuró Sonic. 

—Él tiene razón —añadió Vemna, mirando fijamente al chico de lentes—, tú familia está en ese grupo, y, necesitaremos de la mente más brillante si algo sale mal. 

—¡Deja de pensarlo y ve con ellos, Andy! —Le rugió Oslo, jadeando. 

El chico pareció reaccionar, y los tres, con Asahi cargado en brazos, corrieron en dirección al río. 

—¡Son demasiados! —rugió Gligar, sin tiempo que perder, cuando una bala le impactó en el brazo—. ¡Me dieron! —chilló en el suelo adolorido.

Nahomi iba a acercarse, preocupada por su amigo, pero no podía hacerlo pues más robots rastreadores llegaban de todas partes. Christopher, con una de sus manos atrapó a más naves novicias —las pequeñas—, y con la otra, apuntando al suelo, doblegó a  todos los robots contra el piso, sometiéndolos con su poder mental, para darle la oportunidad a Nahomi de acercarse a Gligar. 

Al llegar, esta no tuvo miramientos para meter los dedos por la herida, haciendo que Gligar gritara de dolor, y extrayendo la bala —y dejando a Gligar pálido—, comenzó a curarle finalmente. 

—¡Déjenme encargarme! —gritó Marry.

—¡No te dejaremos sola! —agregó Ransell—, ¡ya has finiquitado esa etapa de la mujer solitaria!

—¡No lo entienden! ¡La única forma para que realmente se salven, es dejándome sola para poder luchar con todo mi poder! ¡Mientras estén, no puedo hacerlo pues terminarían muriendo! —Insistió ella, mortificada. 

—¡Marry! ¡Ni se te ocurra...! 

Gligar iba a reprenderla, cuando todos escucharon: "Déjenla, ella tiene razón!". 

—Disandad, ¿por qué nos has abandonado? —Preguntó Christopher, martirizado—. Se suponía que mientras estuviera tu columna de fuego o la columna de nube, FACTORY no podía adentrarse. 

"Y así fue, hijo, Mientras estaba la columna de fuego o la columna de nube nunca entrar, pero ha llegado el momento de volar y, les he dado el regalo de saber un poco más, para una esperanza mayor", le respondió ella, de modo que todos escucharon. 

—Ya escucharon a la jefa —volvió a decir Marry, con una sonrisa de victoria—, lárguense de este maldito lugar, y déjenme hacer lo mío.

Todos se miraron, dudaban. Y Oslo lo sabía. El hombre cayó al suelo, haciendo rugir esta, y con ferocidad gritó: 

—¡¿Qué esperan, andando?! ¡Todos al río! 

Los chicos vieron a la chica nuevamente, pero esta asintió, como una forma de indicarle de que obedecieran. Todos comenzaron a  correr, ninguno miró hacia atrás, pues sabían que se arrepentirían. Excepto por Lyam que seguía batallando. 

—¡¿Qué haces?! —Le gritó la chica, ya preocupada por él. 

—¡Ni creas que voy abandonarte! ¡Ya te lo he dicho! —Le respondió él—. ¡No conozco quién es exactamente esa mujer a la que siguen, pero sí te conozco a ti! ¡No te dejaré, Marry! 

"Morirá si no lo hace", ella escuchó a Disandad, con aquella mezcla de tristeza e imponencia.  

Marry, como pudo, hizo surgir de la tierra a la famosa serpiente ardiente, y de un solo bocado devoró a Lyam. Escuchó al chico gritar, diciéndole que no lo hiciera, pero Marry no podía dejar que muriera. La serpiente ardiente se ocultó en la tierra y se dirigió hasta el río. Sabía lo que debía hacer, y no acabaría hasta saber que ellos estarían bien.   

Allí, como si el tiempo estuviera ocurriendo lentamente, se encontró con la realidad que se desplegaba delante de ella: Habían miles de robots rastreadores recorriendo el suelo, corriendo de formas poco humanas, disparando todos hacia ella. Por otro lado, centenas de naves novicias se desplegaban de las cinco naves gigantescas, que habían sido empaladas por serpientes gigantes, y, que estas mistas se enrollaban sobre estas para inmovilizarlas; a su vez, de estas enormes naves, se disparaban naves medianas que caían sobre la tierra para transformarse en robots, tan grandes, que asemejaban a gigantes. Todos, apuntaban armas hacia ella. 

Dos serpientes acorazadas, salieron de la tierra, formando una especie de remolino que cubrió a Marry, y todos los proyectiles, balas, láseres, dispararon con pulsos electromagnéticos, impactaban sin efecto alguna sobre aquella serpientes acorazadas que ocultaban a su ama. sin embargo, se desplegaron de sus atacantes decenas de explosivos que convirtieron a las serpientes en una columna miserable en llamas, haciéndolas morir, pero, que cuando cayeron al suelo, revelaron a una Marry completamente diferente. Toda su piel se había vuelto escamosa, de un color oscuro con un reflejo verdusco brillante, que le hacía relucir en medio de aquella noche. Sus ojos eran amarillos, con la línea oscura de la pupila —propia de un reptil—. Sus cabellos se convirtieron en serpientes, sus dientes mostraban afilados colmillos, y sus piernas se habían unido para revelar una cola, que al final, se dividía en cuatro cabezas. Tenía la apariencia de una gorgona, mezclada con una hydra. 

 Y como debes suponer, aquella era la verdadera forma de Marry en su estado definitivo como mutante Z. Ella misma no conocía su verdadera forma, pero allí estaba. 


Para cuando Oslo y el resto de los Pasajeros habían llegado a la orilla del rio, se encontraron con la misma enorme serpiente que los había rescatado la última vez. Su cuerpo estaba entre las aguas del río, y su cabeza se posaba sobre el terreno en dirección a ellos. Obviamente supieron que se trataba de Marry. Cuando esta abrió sus fauces, Lyam intentó salir huyendo nuevamente, pero la marea de personas adentrándose en las fauces de esta, más el hecho de que fue el mismo Christopher le detuvo, encerrándole en un campo protector. No podía ir detrás de la chica. 

—¡Puede morir! —Gritó él, desesperado, golpeando el campo protector, una y otra vez. 

—¡Para! ¡Vas a lastimarte! —Le respondió de vuelta Christopher, con enojo—. ¡Ella se encargará, tenle un poco de respeto!

—¿Respeto? —cuestionó él, creyendo que Christopher se había vuelto loco. 

—La irrespetas cuando crees que no es lo suficientemente poderosa para detener esa oleada de enemigos —añadió Vemna, cabizbaja. 

—¿¡Qué les hace creer que puede sola!? —Volvió a preguntar Lyam, negando con la cabeza. No podía creer que realmente la abandonaran sin más. 

—Es una mutante Z —intervino Andy—, si eso es cierto, realmente debemos cuidarnos de ella. Podría destruir el mundo si lo deseara. 

—¡No, eso no es posible! 

—¡Claro que lo es!—insistió Andy, sin importar las rabietas del chico—. Alguien como ella que tiene la capacidad de materializar serpientes de la nada, transformando la materia para generarlas, es capaz de convertir todo este planeta, si lo quisiera, en un nido de serpientes. Incluso, si realmente lo deseara, una persona que esté en contacto con su poder podría dejar de ser humana y convertirse en una mutación reptiliana, tal cual como lo hemos observado con los humanoides insectoides de la reina avispa. Ese es el verdadero poder de un mutante Z. Ir más allá de lo que podemos hacer realmente. Destruir todas las leyes naturales a su conveniencia.  

—¿Exactamente a qué se refieren con mutante Z? —Preguntó, Elizer, acercándose. 

Cuando Andy alzó la mirada, se dio cuenta de que muchos allí no tenían idea sobre lo que hablaban. La multitud le miraba con ojos curiosos y preocupados, como si lo que fuera decir, se trataba de un asunto realmente de cuidado. Reflejaba el miedo de la ignorancia.

—Bien, lo explicaré de la forma más simple que pueda —dijo Andy—, nos llamamos mutantes por poseer un rasgo genético especial, al que se le conoce como "La Partícula de Dios", dicho gen estuvo dormido o silenciado, y despertó debido a una sustancia conocida como Acronio —Christopher y Ransell se miraron entre ellos, no tenían idea de que Andy supiera sobre eso—. El Acronio es una sustancia no terrestre, que tiene montones de teorías sobre su origen, pero de lo que sí aciertan todos, es que no pertenece a nuestro planeta. 

—Cuando una persona posee este rasgo genético y se despierta el gen, puede desarrollar habilidades superhumanas y sentidos desarrollados, por encima del hombre promedio. Se cree, que somos un tipo de especie superior. Pero, hay otro asunto, y es que aunque existan muchos mutados, no todos pertenecen a la misma categoría. Existen cinco categorías: A, B, C, D y Z. Los mutantes de la categoría A, son mutantes con rasgos simples: mejora de sentidos, y una única habilidad, podría ser volar, un super oído, curar, correr a grandes velocidades, superfuerza, o como Gligar, la capacidad de crear espinas de su cuerpo. Estos no son capaces de desarrollar una habilidad secundaria. En cambio, los que poseen dos habilidades, pueden clasificarse como mutantes de tipo B. Oslo es un buen ejemplo, superfuerza e invulnerabilidad. 

—Y como yo —soltó Vemna. 

Andy negó, con una amplia sonrisa.

—¿Recuerdan lo que Disandad dijo? Un mutante no necesariamente se mantiene en una clasificación, sino que, a través del proceso evolutivo, conocido como adaptación, un mutante puede desarrollar otras habilidades, solo para sobrevivir al medio. En tu caso Vemna, no solo tienes sentidos mejorados. No solo eres capaz de crear plantas de la nada, sino que puedes manipular la existente a tu conveniencia. Además, rompes la realidad, cuando eres capaz de crear incluso, especies evolutivas como esa planta de habichuelas gigantes. Tu categoría hace mucho dejó de ser B, y puedo asegurarte que has subido a la categoría D, al igual que yo, Asahi, Nahomi y Bionic. 

—En el caso de la C, donde pertenece nuestro amigo Sonic, es una categoría intermedia. Posee habilidades de mejora de sentidos, pero también la capacidad la hipnosis, la habilidad de no dormir y no sufrir desgaste por este, y su visión infrarroja —suspiró un momento, viendo las miradas curiosas sobre él—. Eso nos enseña que, mientras sus poderes no van más allá de las reglas físicas, poseen una categoría D hacia abajo, en la escala mutante. Claro, esto no significa que un mutante de clase A pueda ser más peligroso que un mutante de clase D, pues si eso fuera cierto, entonces la batalla contra FACTORY debería ser un paseo por el carrusel. Y no, los humanos comunes han demostrado que, sin ser mutantes, tienen formas de destruirnos.  Sin embargo, —hizo una pausa—, no es la limitante de los mutantes Z. 

—Si en verdad existe una escala de evolución para categorizar quienes son la cúspide de este planeta, esos serían ellos. Serían considerados dioses. Nuestros compañeros Christopher, Ransell y Marry, la misma que no está salvando el trasero a todos nosotros, pertenece a este grupo selecto.

—Pero sí eso es cierto —le interrumpió Ransell en ese instante—, ¿por qué no somos mi hermano y yo suficiente para acabar fácilmente con una simple fuente? La única vez que vimos realmente una diferencia fue cuando nos sincronizamos, y aún así, no fuimos capaces de controlar todo ese poder.  

—Ser Z no significa que estén en control de todo su poder. Es más, es posible que al no tener tal conocimiento de lo que realmente son capaces de hacer, es que los mantiene a raya. Pero sospecho que Marry descubrió la forma de liberar todo ese poder. Y sí, como ella mencionaba, realmente estamos en peligro. Podemos ir a otro continente, y todavía así, ella podría destruirlo todo.  

—Por eso me sentí diferente cuando liberé aquella energía en mi combate con Elizer —dijo Christopher, mirando al hombre que parecía recordar ese momento. 

Andy asintió. 

—Algo en ese momento desencadenó, por un instante, tu verdadera fuerza. Si ambos lograran liberar ese poder y controlarlo, me temo que FACTORY no sería la única que esté en peligro, sino todo aquello que se les cruce en su camino —añadió el muchacho—. Por eso, pasamos semanas Oslo, Carlos y yo, intentando clasificar a todos los mutantes que están aquí. Necesitábamos saber quienes serían realmente de ayuda, y quienes no.  


El campo de batalla no había cedido para nada. Pero la batalla, definitivamente iba a prolongarse, o al menos es lo que los enemigos asumían, desde el momento en que vieron que de la tierra salían miles de serpientes, de todo los tamaños que no solo trepaban entre las distintas maquinarias que allí se encontraban. Sino que destruían sus circuitos y quedan completamente inútiles en el terreno. Las serpientes más gigantes, seguían apareciendo desde la tierra y perforaban, una y otra vez, las enormes naves del cielo y se enrollaban entre su estructura. En el interior de estas se escuchaban disparos, y otras clases de ataques hacia la piel de estas, pero eran impenetrables. A su vez, las naves novicias más pequeñas que buscaban atacar a esta en el terreno, eran imposible que atravesaran del todo la red de serpientes, pues las escamas de estas se disparaban como proyectiles que respondían al movimiento, de forma que no pasaba mucho tiempo para que cuando una de estas naves volara cerca, y era destruida. 

—Creo que es momento de acabar con todo esto, finalmente —siseó Marry, ahora con el posible de tono de una serpiente si hablase. 

Los ojos de la chica se encendieron, como si luz saliera de ella, entonces, todo lo que no era biológicamente natural, comenzó a vibrar primero. Los que estaban en la tierra comenzaron a flotar centímetros de la tierra, y todo lo que estaba en movimiento se detuvo. Para otro que lo viera, era como si el tiempo se estaba deteniendo, pero no era así. El fuego de la destrucción que habían ocasionado, el correr del río a un costado y el aire, seguía su curso como si nada; incluso, las aves volaban sin más. Entonces, como Andy lo había predicho, todo aquello: robots rastreadores, naves novicias, los titanes metálicos, las armas,  e incluyendo las enormes naves que estaban en el cielo, hasta la lata más pequeña, habían adquirido escama, y segundos después, se habían desdoblado para revelar que se habían transformado en serpientes. 

Las tres enormes serpientes del cielo, volaron y se adentraron directamente hacia el río. Las otras gigantescas, pero no como las primeras, a causa de las naves medianas, cayeron al suelo, alzaron sus cabezas e hicieron una pequeña reverencia delante de Marry, las más pequeñas también, y todas, simplemente comenzaron a esparcirse por el terreno. Harían nueva vida en el pulmón del mundo. 

Por alguna razón, Marry no había dejado su forma. Y no lo había hecho, porque, pese a que lo que se aproximaba no era completamente humano, descubrió que habían partes humanas de este, gracias a su visión térmica. Era uno solo, pero podía ver que energía rodeaba su propia silueta. Apareció entre las llamas, sin recibir daño de estas, y le miró con osadía. Su piel era grisácea, pero no como la de los muertos, sino algo más monstruoso. Los ojos eran completamente oscuros, incluyendo la esclerótica, musculado, con el pecho desnudo, y tan enorme que parecía medir dos metros y algo. No tenía cabello, pero todo lo que este emanaba como sensación: es que se trataba de un alguien inhumano. 

  —¿Qué eres? —Preguntó Marry, curiosa.

La chica, al igual de como había destruido a las naves, iluminó sus ojos para convertir todo lo que este era en otra serpiente más, pero vi su cuerpo distorsionarse por un momento, como si se estuviera mirando la televisión y comenzara a fallar la señal. No funcionó. Volvió a intentarlo, pero observó el mismo efecto, y se dio cuenta que a diferencia de las naves, esta vez debía luchar. Y lo iba hacer. 

Marry se desplazó a gran velocidad por el terreno, serpenteando su trayecto en dirección a este, intentó enviar un zarpazo con sus garras directos al rostro de este, pero a centímetros de que lo alcanzara, el hombre desapareció y apreció por encima de ella, intentando ahora golpear la porción media de su cola, pero con la misma velocidad de este, las cuatro serpientes que nacía de su cola, atraparon los miembros de este en el aire. Se enrolaron en sus muñecas y tobillos, y por más que este se resistía, estas parecían ejercer fuerza suficiente para mantenerlo a raya.  

—Eres fuerte... Dime, ¿¡Qué eres!? —Volvió a preguntar, curiosa de saber—. ¿Trabajas con ellos? 

Necesitaba preguntarlo, aunque creía conocer la respuesta. Pero sí era cierto que este pertenecía a la compañía, los chicos estarían realmente en un enorme problema si ella no lo acababa en ese momento. Ese hombre tenía la fuerza suficiente para mantenerla a raya a ella también. Haciendo uso de la elasticidad propia de las serpiente, desdobló su cuerpo para colocarlo enfrente de ella, y aunque este envió un disparo láser de sus ojos, esta lo esquivó doblando su cuello a un costado. 

—Veo que tienes más trucos —soltó ella, ante el silencio—. Pero no podrás escapar ahora de mi poder, ahora que te tengo atado de brazos y manos. 

Nuevamente iluminó sus ojos, vio que el hombre volvió a distorsionarse, pero a diferencia de aquella vez, ahora estaba en un lugar diferente. En teoría, parecía ser la misma selva, pero aquel sitio tenía un enorme sol rojo, en medio de una penumbra densa. El cielo era oscuro, y apenas aquella luz roja permitía iluminar escasos centímetros de donde ellos estaban. Se dio cuenta que, el sol estaba muriendo.

—¿Donde estoy? —Preguntó, un poco asustada. 

—Este es otra dimensión que yo he creado. Cada vez que intentas atacarme, solo muevo mi cuerpo a esta dimensión y la desplazo nuevamente a la batalla, para evitar los efectos de tu ataque. Puedo dejarte aquí si quisiera por la eternidad. No hay tiempo en este lugar —le dijo este, con una voz siniestra, oscura y grave, casi mecánica—. Si muero, este será tu hogar.  

En ese instante aquel hombre iluminó su cuerpo, sintió el ardor en la musculatura de sus serpientes, y por una explosión fotónica departe de este, salió impulsada hacia atrás. Sí, no sabía qué era, pero confirmó que no tenía nada que ver con los que se llamaban humanos. 

—Estás sola en este lugar. Además, ya saben lo que le pasa a las serpientes en condiciones como este mundo que he creado —había soberbia en su voz—. Son animales de sangre fría y necesitan el sol para mantener su temperatura corporal. Si una serpiente no recibe suficiente sol, puede tener problemas para regular su temperatura corporal y su metabolismo se ralentiza, por ende la conlleva a un estado de sueño eterno. 

A Marry aquello le pareció una locura. ¿Vivir en un sitio como ese? ¿Volvería a estar sola? ¿Volvería a esperar que alguien llegara como cuando estaba en el orfanato? No, ella sabía que no estaba sola. Era cierto que ninguno de sus amigos estaban con ella en ese momento, pero había sucedido porque se los había ordenado Disandad, porque incluso cuando ella lo pidió ninguno de ellos se alejó; incluso Lyam, estaba dispuesta a desobedecer a Disandad y morir por ella. Y sí, era cierto que él no conocía quien era ella, pero estaba dispuesto a morir por ella. Se lo demostró. Sin duda, la niña que fue y la mujer que ahora era y  en la que se había convertido no eran las mismas. 

Entonces, recordó un verso que una vez leyó, y que dijo entre susurros: 

—Y si estuviera en los espacios de sombra y de muerte, no temeré a la calamidad, porque tu siempre estarás conmigo. Tu hojas y tu mirada me darán aliento; me confirmarán que nunca me has dejado. 

Sonrió. Ella no estaba sola. Aunque los chicos no estuvieran, Disandad estaba con ella. Sabía que tenía que hacer algo, pero debía ser pronto, o de lo contario, como había dicho aquella extraña criatura, quedaría congelada en ese espacio. 

Entonces, cruzando sus brazos —en forma de "X"—, envió escamas como proyectiles hacia estes. El sujeto con un solo movimiento de sus brazos las apartó, pero cuando enfocó nuevamente su mirada d onde debía estar Marry, esta había desaparecido. Por un milisegundo, vio a esta por el rabillo de su ojos, por su costado izquierdo, dispuesta a enviarle dos zarpazos. El primero lo evitó agachándose, y el segundo doblando su columna de una forma, que tuvo que usar los brazos para apoyarse al suelo y tomar nueva postura. Sin embargo, cuando se estabilizó de nuevo, vio como cuatro enormes serpientes salieron por su costado, de modo que lo obligó a usar un campo protector rojizo, como una especie de cúpula de energía, que desintegró a las serpientes. 

De las cuatro cabezas serpentines de la cola de Marry, estas escupieron un líquido de aspecto mucoide, pero que este repelió enviando rayes láser por sus ojos hasta hacer estallar las cuatro masas enviadas. Por supuesto, las gotas que cayeron alrededor por ese hecho, demostró que aquel líquido era una especie de ácido.  Pero había caído en la trampa de esta, puesto que una enorme serpiente salía debajo de este y lo devoró. 

—Este será tu fin. Esa serpiente tiene el ácido más fuerte de mis serpientes. Nadie sobreviviría a ella —murmuró.  

Pero que equivocada estaba. La serpiente explotó en pedazos, delante de ella, y vio nuevamente a este con aquella aura rojiza brillante. Su rostro no expresaba nada, y, por primera vez se heló un poco de ver la oscuridad a través de sus ojos, es como si la mismísima nada habitaba dentro de él. 

—¿Todavía no lo entiendes? —dijo de pronto aquel hombre hacia ella—. Somos un ser perfecto. Tenemos en nuestra memoria y codificación, todos los genes de tu equipo. La razón por la que no puedo ser dañado, por la que no sangro, es porque tengo la habilidad de tu compañero Oslo —apareciendo delante de ella, y pese a que Marry evitó el golpe dirigido a su cara, no vio venir el del pecho y salió disparada por los aires, con un dolor que la hizo gritar y chillar, hasta caer a decenas de metros alejada de él, amortiguada por el suelo después de haber rebotado contra este. De no ser por sus escamas, sabía que estaría muerta—. También tengo su fuerza —dijo con una sonrisa—. También tengo tu habilidad... —dos serpientes negras salieron de un costado, y la atraparon, pero sus cuatro serpientes las mordieron directamente a la cabeza.   

Vio como una espina se clavó en la cabeza de una de las serpientes de su cola, asesinándola, pero le dio tiempo endurecer sus escamas para proteger las otras tres, las cuales hicieron rebotar las otras espinas. 

—¡No! —lloró de dolor, al ver a su compañera muerta. 

Entonces, vio como raíces comenzaban a crecer, mientras él caminaba hacia ella, por lo que se levantó, intentando huir de estas, usando sus garras para cortarlas. Seguido, recibió una onda sónica que la mandó a volar y golpear contra un árbol, y para cuando abrió los ojos, vio al hombre enfrente de ella, pero convertido en gas —como Acer—, gritó de horror, asustada de que lo estaba pasando, y por mero impulso volvió a iluminar sus ojos para convertirlo en un humanoide serpiente. Sin embargo, aunque esta vez le impactó, y su cuerpo se volvió escamosa, pronto se dio cuenta que las escamas iban desapareciendo.

—Por supuesto, también tengo la habilidad de esa chica que tiene la capacidad de regenerar hasta el daño más grave. Por eso, jamás podré ser una de tus criaturas, mi cuerpo por sí solo asimilará tu efecto y lo combatirá. Soy invencible —dijo este—. Puedo ponerte a dormir con la habilidad de tu amigo, y así hacer que no sientas dolor, pero sería un acto terrible para tal diversión.  

"No le creas", escuchó. Reconoció tal voz. 

"No hay criatura dentro de lo creado que sea realmente omnipotente"

"Ustedes mismo lo han visto"

"Él no puede obtener nada de los escogidos."

Entonces, como por arte de magia, asimiló todo lo que Disandad le decía. ¿Los escogidos? fue lo que se preguntó por un instante, pero la respuesta le llegó a la cabeza de inmediato: Los Z. Ellos eran los escogidos. Eso significa que esa criatura no podía tener los poderes de alguien como ellos. Y sí, tenía sus habilidades, pero solo los que FACTORY obtuvo cuando fue capturada, no tenía la nueva versión de ella misma. 

Ante esa nueva esperanza. La chica sonrió, se alzó delante de aquel sujeto, e incluso restauró la cabeza destruida por parte de él. Ella era una mutante Z, había evolucionado por la necesidad no solo de sobrevivir, sino de entender que sus amigos le necesitaba y ella también de ellos. Por reconocer el amor, el perdón y el arrepentimiento, por darle respeto a la ira, y haber vivido los suplicios del odio y el rencor. Sí, había mudado su piel, pero también sabía que las serpientes no siempre fueron el símbolo de lo malo o macabro, fueron un símbolo de salvación. Y por eso, incluso las ambulancias y muchos médicos en el mundo, usaban su símbolo como referencia a la vida. Sabía lo que debía hacer, y era cumplir el desempeño que se le había dado desde que obtuvo sus poderes de serpiente. Debía salvar a los chicos de ese hombre, allí y en ese instante. 

—Lamento decirte que tenerlo todo, no significa haberlo ganado todo —dijo ella, iluminándose todo su cuerpo en un destello dorado que cegó por un momento aquella criatura. 

Y desde una vista espacial, todo el planeta de aquella dimensión creada por parte de aquel ser, se convirtió en una masa de centenas de serpientes gigantes, se enrollaban entre ellas, comprimiendo y aplastando todo, bajo una fuerza planetaria nunca antes vista. Sí, esa era Marry, la reina de las serpientes. Aunque lamentablemente aquel había sido su último acto, convencida en que le daría una oportunidad a sus amigos a vencer un enemigo que, ahora entendía porque Disandad les ayudaba: ellos eran la representación de todo lo contrario a la naturaleza de ella y lo que había establecido desde su creación. 







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