La Reina de las Serpientes

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A veces, cuando nos sentimos tristes, es importante sentir la tristeza. Como una serpiente que se despoja de su piel, a menudo tienen que surgir viejos sentimientos de remordimiento, arrepentimiento, dolor e ira para ser liberados - Marianne Williamson.


Capítulo 13

La selva era un lugar que, siendo honesta, a ella no le tenía ningún miedo en particular. Había respeto, pero no ese sentimiento de pánico hacia lo desconocido. Pero, eso no significaba que no tuviera miedo. Lo que temía, tenía que ver más con el hecho de estar sola, con esa sensación de venganza que tenía incrustado en el pecho, que realmente dolía, y le asustaba convertirse en una versión de ella misma que no conocía. 

El calor de la selva, a ratos, no parecía ayudarla. La verdad, le hacía sentir que desvariaba más sobre sus pensamientos y lo que veía en la selva. Estaba cansada, pero no por la caminata, sino por luchar por metas y objetivos que nunca habían sido los suyos. Se dejó guiar solo porque estaba sola. Siempre lo había estado. 

"Eres un mejor versión de ti misma", fue lo que Mongol le dijo cuando la encontró. Todavía lo recordaba. 

Marry, en ese momento tenía veinte años de edad. Por supuesto, fue a los dieciséis que fue rescatada de los suburbios de la ciudad de Vancouver. Estaba en un callejón, envuelta en mantas, al lado de un contenedor de basura. El mismo sitio en el que montones de personas habitaban, se drogaban, comían, se emborrachaban o, simplemente disfrutaban de la intimidad con otro indigente. 

Ella había estado viviendo en las calles desde que había cumplido catorce años. Había sido huérfana, pero había habitado alrededor de tres casas de acogida. La última fue la que le hizo decidir vivir en las calles. Resultaba que con la primera tuvo que sufrir los maltratos de unos padres temporales agresivos; cuando ella no hacía lo que estos querían, le pegaban y la encerraban en su habitación. Lo que ellos no sabían es que era una niña inteligente, en el momento que llegaban las personas de Servicios Sociales, ella no solo contaba lo sucedido si no que se agredía así misma para tener evidencia del maltrato. 

Por supuesto, le creían y se la llevaban nuevamente al orfanato, donde al menos podía estar tranquila. Ese lugar compartía todo lo que ella y los demás niños eran, nadie podía juzgar el hecho de no tener padres, pues todos estaban en la misma situación. Claro, eso no significaba que la vida para una niña o un niño allí fuera fácil, pero Marry se había relacionado muy bien con aquel ambiente. Solía ser tranquila, pero si se metían con ella sabía mostrar los dientes, y todos, absolutamente todos los que buscaban dañarla, habían terminado mal. Obviamente se hace referencia a situaciones infantiles. 

Lo cierto es que se había ganado el respeto. Y tenían un código interno que también la ayudaba: En ese lugar, se consideraba realmente "una rata" a aquellos que habían llegado al orfanato sin padres, como ella. Es decir, bajo el desconocimiento absoluto de quienes eran estos. En cambio, se era una "un ratón" si por circunstancias externas se quedaron sin padres. Para ellos, la desgracia era mayor si no se conocían a sus padres en comparación a aquellos que nacieron con conocimiento de estos. Eso en la jerarquía del orfanato en el que vivió, tenía peso. 

La segunda vez que la llevaron a una casa adoptada, tenía unos diez años. Se trataba de un buen hogar. Realmente lo era. Sus padres adoptivos se llamaban, Paul Gother y Queen Sothy, dos padres de treinta y algo años de edad, con carreras prometedoras: Paul era dueño de una empresa de seguros, mientras que Queen era dueña de un bufete de abogados. A diferencia de los primeros, estos realmente estaban dispuesto a amarle como una hija ya  tratarla como tal. Ella, en principio había sido un poco reacia, creyendo que lo que mostraban solo era una fachada para llevarla del orfanato, pero la realidad que descubrió es que no era así. Paul y Queen la amaban, realmente lo hacían. 

La inscribieron en un buen colegio, cursos extracurriculares de danza, artes marciales, música y hockey sobre hielo, además de sesiones de lectura y escritura. Para cualquier niño, aquello sería demasiado, pero Marry no lo sentía como tal. Creía que, mientras más aprendiera y supiera sobre todo, mejor probabilidades de supervivencia tendría en el mundo. Vivir en el orfanato y experimentar su primera adopción, le hizo conocer una realidad diferente a muchas personas sobre el mundo. Lamentablemente, pudo degustar de Paul y Queen, hasta que cumplió doce años. 

Habían decidido ir a una vacaciones de verano a Estados Unidos, al sur de Florida, y justo cuando atravesaban la interestatal 5 en la ciudad de Seattle, para luego pasar a la autopista 99 a la altura de la frontera entre Canadá y Estados Unidos, un auto que intentó frenar en seco en la autopista por un accidente de transito a unos metros adelante, no previó que la carretera todavía tenía rastros de hielo, de modo que se volcó a un lado, posicionándose enfrente del vehículo de Paul. Para la mala racha de Marry, como ella lo veía, fue la única sobreviviente del accidente. Y, nuevamente fue trasladada al orfanato en el que había crecido. 

La verdad, es que para cuando regresó, se sentía como un ratón y no una rata. Ella había conocido a sus padres. Esa vez, lloró como nunca había llorado por dos personas que le habían demostrado todo. Los niños que, con obviedad no conocían su historia, intentaron tratarla como ella se sentía, "un ratón", pero no dudó en mostrar los dientes y revelarse como "la rata" que siempre había sido. Fueron los chicos —escasos por cierto—, los que le hicieron recordar a los nuevos chicos del orfanato, quien había sido realmente MArry. Claramente, la niña se había retraído mucho más, y pasaba horas sobre la ventana del segundo piso de la habitación de las niñas, esperanzada de que el lujoso auto de Paul y Queen llegaran. 

Como podemos deducir, nunca apareció. Pero si otro vehículo: Se trataba de un auto moderadamente lujoso, no tanto como la soberbia del Sr. Gother y la señora Sothy, sino uno más de un hombre y una mujer de clase media que, si bien no tenía para demasiados lujos, tampoco significaba que no podían permitírselo de vez en cuando. Y cuando la presentaron ante un hombre y una mujer de apariencia tranquilas y amables, sintió el verdadero peligro que, la primera vez no notó, pero que ahora podía reconocerlo.  

La entregaron en manos de sus terceros padres adoptivos, debido a que, pese a que había dicho que no le gustaban, no se había enterado de la suma de dinero que el padre, Cilio Pumpetek, había donado al orfanato. Todavía recordaba el cielo nublado y oscuro cuando fue llevada en aquel auto. 

Larisa Stone, era una maravilla de mujer, pero demasiado dócil para el lobo rapaz que era Cilio Pumpetek. Ella era una mujer que vivía bajo la sombra de este que, sin darse cuenta, se trataba de un narcisista que la había destruido por completo. Desde su caminar hasta su mirada indiferente hacia ellas, mostraba ese sentido de superioridad que tenía sobre ellas. Y cuando estas no le daban atención suficiente, este se hacía la victima hasta hacerle creer a Larisa que era su culpa que él estuviera sufriendo. La pregunta que Marry siempre se hacía en una situación como esa, era: "¿Y qué hay de los sentimientos de ella y de Larisa?". Claro, esa pregunta surgía de las veces que recibía reclamos de este, debido a que su hija no le hacía sentir como un padre querido por no estar detrás de él como un perrito faldero. 

La situación que la llevó definitivamente irse a las calles —ya tenía catorce años de edad—, fue cuando encontró que Larisa se había cortado las venas en la sala de estar, con una carta entre sus manos:

"Querida Marry, 

Lamento mucho que seas tú quien me encuentre en esta situación por ser la primera en llegar a la casa. Si lees esto es porque ya he intentado borrar todas mis penas y mi insuficiencia por hacer feliz a los que me rodean. Te ruego que me perdones por no ser lo que Paul y Queen fueron contigo, en esas largas conversaciones que tuvimos mientras te cepillaba el cabello, y hablabas de ellos con tanta admiración, que me hacía preguntarme: "Si lograría ser como ellos para verte sonreír como lo hacías cuando hablabas de ellos". Lo cierto es que no pude serlo para ti, ni mucho menos para que Cilio fuera un hombre realmente feliz. 

Le ruego a Dios que permita hacerle ver lo afortunado que realmente es con lo poco o mucho que tiene en su vida. Sé que se regodea de todo lo que posee, como lo mejor, pero no se da cuenta que, detrás de todo ese orgullo y sentido de supremacía, se esconde un hombre asustado, humillado, avergonzado y con un sentido de inferioridad que no logré curar. Hice todo lo que estaba en mi alcance, incluso dejarle, peor no pude. Ahora creo que he cometido el error más grande de mi vida al dejarte con él, pero si existe una posibilidad de que huyas y no te enjaules como lo hice, hazlo. Es preferible vivir en pobreza que encerrada en una jaula de oro. Te amo, y lamento no haberlo hecho con más fuerza, como para escapar contigo de la jaula en la que nos encontramos. 

Espero me perdones, tu madre, Larisa". 

  

Por segunda vez, Marry lloró desconsoladamente. Si bien era cierto que Larisa y Cilio no eran Paul y Queen, al menos estaban allí para ella. Por supuesto, su devoción era más hacia Larisa, una mujer que sabía que sufría por causa de Cilio, pero al igual que ella, creyó que podía disfrutar de lo que ellos tenían para dar para ellos. Nuevamente se sintió maldita. Recordó llamar a emergencia, recoger las cosas que necesitaba en una mochila, pero no estando dispuesta regresar al orfanato, solo dejó una carta para Cilio: 

"Para Cilio,

Intenté verdaderamente como lo que eras, un padre, peor no pude. La razón por la que no pude hacerlo, es porque ver como tratabas a mi madre Larisa, y como me presionabas a mí para ser la hija perfecta que necesitabas, obligada a dar amor hacia alguien que no lo expresaba hacia los demás, me hizo darme cuenta que estabas realmente mal. Aun así, ¿quién era yo para juzgarte sobre tus fallos y errores? Yo, que una vez más he perdido a mis padres. Claramente me refiero a Larisa. Ella no solo fue madre, sino el padre que nunca tuve de ti, Y aun así, te tenía aprecio, pues pese a tus problemas estabas con nosotras. Lo que no sabías es que tanto golpeaste la jaula de oro que, al final, terminaste destruyendo a uno de los pajaritos. Me despido, y espero que puedas conseguir la ayuda que necesitas para conseguir la felicidad que consideras merecer, pero que nunca tendrás, hasta que no reconozcas que estás mal.

Con mucho aprecio y sinceridad, Marry Stone."

Las calles, para ella, no fueron demasiado diferentes al orfanato. Con la disimilitud de que era un mundo no de niños, sino de adultos. No importaba la edad que se tuviera, si estabas en la calle, tu forma de ver la vida, de actuar, sería como la de un adulto, pero no de estos funcionales, sino de estos consumidos por la desesperación y el sentido de supervivencia único, que te hace cometer los errores o crímenes más atroces, si eso fuera necesario para sobrevivir. 

Lo bueno, es que haber vivido en el orfanato, donde tenía que estar pendiente de sus pertenencias e integridad, y haber aprendido de artes marciales cuando vivía con Paul y Queen, le sirvió mucho para defenderse. Ya saben el peligro que corresponde que una jovencita esté en estos mundos. Por eso, cambió hasta de apellido, pues necesitaba dejar todo lo que había vivido, sufrido, para convertirse en lo que ahora era y que la vida le había dado. 

Por eso, cuando la supuesta pandemia ocurrió, esa noche en aquel callejón en el que solía dormir, nunca creyó que sus poderes se manifestarían de la forma que lo hizo. La despertó el grito de una mujer a la mañana siguiente, con alaridos de haber visto montones de serpientes, de la cual ella se unió cuando se vio arropada de estas. Gritó del miedo, y se levantó con brusquedad, intentando quitarse a todas estas de encima, pero, había una que estaba sobre su cuello que por más que intentaba quitársela, parecía adherida a ella. Y lo estaba, se dio cuenta cuando al tocarse el cuello, descubrió que esta estaba saliendo de su propia piel. 

Se aterró, pero recordó haber leído sobre las manifestaciones de personas infectadas. Se sintió realmente mal, y más maldita que nuca, al descubrirse que ella podría ser uno de estos. Y claro, vivía en las calles, ellos estaban expuesto a cualquier cosa. No supo como, pero mantuvo la calma, y dejó que las serpientes subieran hacia ella, y descubrió como estas se internalizaban dentro de ella. Escuchó el siseo, y entre ellos, entendió lo que decían. Cuando miró a su costado, insegura de que otros vieran la locura que estaba pasando, se dio cuenta que habían montones de indigentes en el suelo. Cuando caminó para ver porque estaban a la merced de la calle sin cobijas, ante el frío de Canadá, descubrió que todos esos cuerpos —unos diez aproximadamente—, estaban muertos. 

Se aterró tanto de que ella pudo haber sido la que hiciera aquello, que corrió lo más que pudo. Intentó ir a una farmacia o algún lugar que pudiera ayudarla, pero encontró que la mayoría de las tiendas, comercios e incluso hospitales de la ciudad, estaban completamente cerradas. Algo estaba pasando. 

—Mante la calma —se dijo a sí  misma. 

Corrió por la calle, descubriendo que a su paso iba soltando serpientes de distintas especies y colores. Y, cuando llegó a una esquina para doblar a la derecha, se encontró cara a cara con montones de hombres vestidos con trajes de color blanco de desinfección. Estos la miraron, le gritaron que se detuviera, pero ella sabía que eran parecidos a los servicios sociales, pero más peligrosos pues contaban con armas. De no haberse adentrado al callejón de enfrente, hubiera recibido un disparo en la cabeza. 

Recordó haber corrido y corrido, hasta llegar al bosque. Allí, se ocultó entre una rocas. Estaba tan hambriente y débil que se quedó dormida. Para cuando despertó, era de noche. Pero, lo que realmente la despertó, fue ver luces verdes  en el cielo. Eran como reflectores que iluminaban la oscuridad del cielo e iban al firmamento. Se movían de un lado a otro, pero luego desaparecieron como si nada. No estaba interesada en indagar qué era aquello, al contrario, quería alejarse de todo lo que pudiera relacionarla con un infectado.

A la maña siguiente, sentía dolor en todo su cuerpo. Se había despertado en un nido de serpientes que, de no haber sido por el día anterior, se hubiera asustado como la última vez. Pero no, solo las miró, con un poco de recelo, y, estas al sentirla despierta, como la última vez, se adentraron por la piel de esta. Cada vez que sucedía aquello, sentía el ardor de todas ellas entrando en su cuerpo. Pero era mejor eso, que sentir la picada de alguna de estas. 

Ahora, se sorprendió de ver como algunas de ellas habían cazado a un pobre mapache. Se hubiera lamentado de este, de no haber sido por el hambre que tenía. Como había aprendido, montó una fogata, y conseguir el combustible y un encendedor para hacer fuego, no le fue difícil, pues solo tuvo que saquear una tienda cercana y conseguir lo que necesitaba. Por suerte, no solo la tienda estaba sola, sino las calles. Pero, en definitiva, no volvería a quedarse en la ciudad. regresó al bosque, al mismo lugar donde había dormido, y encendió su fogata. Despellejó el animal y lo puso a cocinar. Cuando terminó de comer, le echó tierra a la fogata, pero todavía desprendía humo. 

—Deberías evitar hacer eso —escuchó detrás de ella—. Podrían encontrarte por el humo. 

Se volvió a mirar asustada hacia atrás, preparada para hacer todo lo que podía para sobrevivir. Cuando descubrió que se trataba de un hombre con, unos simples pantalones de mezclilla, descalzo, y con el torso descubierto pese al frío. Su cabello era castaño, con una mirada oscura, pero, lo que realmente resaltaba en él, eran dos enormes pares de alas blancas que estaban detrás de su espalda.

—Tu eres un... 

—Lyam —dijo él amistosamente, evitando que esta le dijera "infectado"—. ¿Cómo te llamas? —Le preguntó devuelta.  

—Marry... solo Marry —dijo, al recordar que no quería usar el apellido de Cilio Pumpetek o Larisa Stone. 

—Tengo una casa cerca de este lugar, ¿te gustaría venir? 

Marry negó. 

—Ni siquiera te conozco —Le respondió, sabiendo que no podía confiar en nadie. 

—Tampoco me conocerás sino vienes conmigo. 

—No tengo necesidad de conocerte —le respondió devuelta—, si realmente quisiera hacerlo, accedería, pero estoy bien estando sola. 

—Pueden encontrarte ellos...

Marry frunció el ceño. 

—¿Quiénes son ellos? —Preguntó, pensando en los sujetos de traje blanco. 

—FACTORY, son los que están detrás de todo esto —dijo—, ven conmigo y sabrás todo.

Marry estuvo apunto de preguntarle como sabía que ella era igual que él, cuando descubrió a una serpiente que se estiraba desde su cuello y se enrollaba en su hombro. Tenía algo que hacer con lo que le estuviera pasando. Al final, accedió ir con Lyam.

Caminaron en dirección al este, internalizando cada vez más y más hacia el bosque, hasta que llegaron a una de los tantos ríos del lugar. Siguiendo la dirección de la corriente del río, llegaron a una cabaña. En la que, a simple vista, parecía deshabitada, de no ser por la humeante chimenea. 

—Que hipócrita, decirme que no haga fogatas por el humo cuando tienes tu propia chimenea. 

—Aquí en medio del bosque, no hay muchas opciones para protegernos del frío —dijo él, simplificando el asunto.

Cuando atravesaron el interior de la cabaña. Marry se encontró con un lugar realmente acogedor. Una sala de estar a su izquierda, y un comedor y cocina a su derecha. En el fondo, había un pasillo que daba a otras habitaciones que, asumía que se trataba del baño y una habitación tal vez. 

—Puedo calentar algo de comida que hice esta mañana, si quieres ve a bañarte —dijo Lyam—. Usa el baño de la habitación para que estés más cómoda.  

Marry no confiaba en nada a en el chico, pero en su experiencia en la calle, no podía demostrar nada que revelara su nerviosismo. No dijo nada, se condujo al baño, y sí, tomó una ducha con agua caliente, después de días sin hacerlo. Realmente, no recordaba la última vez que había tomado una ducha. 

Cuando salió, descubrió que tenía ropa limpia de él, sobre su cama. Cuando se la colocó, asumió que debía ser ropa de cuando este era joven, porque le ocupó perfectamente, y Lyam, era mucho más alto y acuerpado.  Además, la camiseta que se puso, tenía un dibujo de "Coraje el perro cobarde". Salió de la habitación, un poco más animada. Descubrió que el interior tenía una temperatura agradable, y entendió porque mantenía la chimenea encendida. 

Al llegar a la cocina, se sentó a comer unos champiñones salteados, con un caldo de vegetales y pollo. Lyam, descubrió que, pese haber comido en el bosque, esta seguía con hambre. Se preguntó, ¿qué había vivido la chica para llegar a un extremo como ese? 

—Bien, ¿que sabes sobre ellos? —Preguntó Marry, recordando la razón por la que estaba allí. 

El chico se levantó, tomó una pequeña tableta que tenía en uno de los mostradores de la cocina, y se lo colocó enfrente a ella. 

—Hace poco, alguien me envió un mensaje a través de una dirección IP desconocida, y un número que no existe, diciendo, lo siguiente... —Lyam comenzó a mover con el dedo, las funciones de la tablet, hasta llegar al mensaje que necesitaba.

"Lyam, te hemos estado observando. Sabemos que trabajabas como agente de seguridad en la compañía FACTORY y que decidiste dejar de asistir a la empresa, cuando sufriste la metamorfosis de tu código genético. No estás enfermos, no es una infección, solo eres compatible para la evolución y desarrollo natural humano. No regreses a FACTORY, estás en peligro." 

Marry frunció el ceño. Según lo que había leído, se trataba de una infección. Pero, sin ser experta en genética, entendió muy bien lo que el desconocido quería decir. 

—Eso significa que esto es parte de nosotros —dijo ella, mirando a Lyam directo a los ojos. Necesitaba descubrir si mentía.

—¿Qué infección podría crear una mutación como esta? —señaló el par de alas detrás de él—, ¿O que una señorita como tú, pueda soltar serpientes de su propia piel?

—¿Tienes alguna idea de quién envió ese mensaje? —Le preguntó. 

—Solo conozco a una persona que realmente puede importarle un simple guardia de seguridad, y es el señor Mongol. Era el único que me decía "buenos días", o me preguntaba cómo estaba en esa compañía. Incluso, se sentó a beber un café conmigo en el comedor de la compañía una tarde. 

—¿Y qué piensas hacer? —Le preguntó la chiquilla. 

—No lo sé, pero sí se que no regresaré a mi maldito trabajo. ¿Ya viste que esos agentes de desinfección están armados? Los vi atacarme ayer, cuando sobrevolaba la ciudad. Y mientras me ocultaba, fue cuando te vi, te dispararon. 

Marry abrió los ojos, impresionada de que este le estuviera siguiendo desde entonces. 

—¿Por qué no me trajiste acá ayer?

—Intenté despertarte cuando te quedaste dormida en el bosque, pero tenías decenas de serpientes a tu alrededor, que intentaron atacarme y morderme. No podía acercarme sin que esas cosas me mordieran —respondió.  

Marry sonrió, estaba feliz de que, al menos, sus serpientes hubieran adquirido su propia personalidad. 

El resto de la tarde, no hizo más que comer y estar sentada cerca del marco de la ventana, mirando el río correr, como los días en la que era huérfana. Solo que, a diferencia de esas otras veces, nuevamente comenzaba a creer que podía vivir en un sitio como aquel. Sí, se estaba ilusionando otra vez, pero le era imposible imaginarse un lugar para vivir y estar tranquila. Era lo único que realmente quería. 

Lo que ella no sabia, es que al día siguiente cuando Lyam salió para abastecer los alimentos, no volvería. Lo esperó todo ese día, y sí temió lo peor. Pero no era la misma niña huérfana de hace años atrás, no se lamentó de nada, sino que por hizo el trabajo que Lyam quedó en hacer por ella mismas. Y aunque los días pasaron, el hombre nunca volvió. Ella intentó buscarle, en los sitios que consideró, pero nunca le encontró. Fueron a los diez días después, cuando Mongol apareció en la puerta de aquella cabaña, diciéndole que FACTORY venían hacia allí y que estaba barriendo todo el bosque, porque habían tenido fugas masivas de mutantes. 

Él le confesó que, las sospechas de Lyam era correcta, pero que lamentablemente creía que él había sido atrapado. Le dijo sus intenciones hacia la compañía, y  le prometió ayudarle con sus habilidades. Incluso, le mencionó que tenía un campamento retirado hacia el norte, que la acompañara. 

Por un momento, ella iba a rechazarlo, de no ser porque había real preocupación en el rostro de aquel sujeto. Además, escuchó una voz que le dijo: "ve". Así de simple. En ese momento creyó que las serpientes que vivían en su interior le habían hablado, pero que equivocada estaba. 

Conoció a varios chicos iguales que ella, con historias tan drásticas como la suya y, por mucho tiempo, creyó que no estaba maldita, hasta que murió Shorty, Acer y Mongol fue secuestrado. Cuando despertó en el Amazonas de Venezuela y habían vuelto a escapar de las garras de FACTORY, creyó que, si se alejaba de los chicos, finalmente, ellos podrían tener el éxito que tanto deseaban. Además, temía que no lo lograran por su culpa. Por eso, y con la excusa de no sentirse bien con ellos, decidió irse. Necesitaba hacerlo. 

Por eso, justo allí, sentada bajo la sombra de un árbol a la orilla del río, pensaba y rememoraba todo lo que había vivido. Se sentía sola. Como siempre lo había estado. Bueno, solo dejó de sentirse así, cuando conoció a Acer. Era el único chico que, al igual con fallas como ella, podían entenderse, perdonarse y seguir adelante. En un principio creía que odiaba a Ransell, pero, la verdad es que solo la envidiaba. Ella representaba todo lo opuesto a  ella, y lo que hubiera querido. Pero estaba mal. Realmente mal. Ninguno de las vidas de sus amigos, era algo que envidiar. Situaciones diferentes, pero todas podían ser muy dolorosas. 

Sobrevivir a la selva no le fue difícil. De hecho, eran condiciones ventajosas para ella. Cazar, fue un problema sencillo de resolver gracias a sus criaturas. El estrés de la noche, le hizo desarrollar una habilidad oculta que no sabía, la capacidad de ver el calor. De esa forma, pudo esconderse de los agentes de FACTORY que rastreaban el lugar, o de algún que otro mutante que intentó hacerle daño por mero miedo. Muchos de ellos, muy mal de la cabeza, y, descubrió que sí, habían personas que estaban en una situación mucho peor que ella. Al menos, ella tenía su cordura, o eso creía. 

Donde si se vio en problemas, fue escapar de robots rastreadores, naves o maquinarias de combate que FACTORY había creado y que, su visión de calor no las detectaba, y entre huir de esas cosas, un día, cayó en la trampa más mortal que había vivido: La colmena de la reina avispa. 

Huía de una rastreadores robóticos, y unos golem mecánicos que, sin duda alguna no podía derrotar a todos por sí sola, cuando cayó en aquella trampa. Solo recordaba el piquete que recibió en su cuello, y, para cuando despertó, estaba encerrada en un calabozo. 

Lo primero que notó, es que el lugar en el que estaba encerrada no tenía un material rocoso, de hecho, había un olor dulce, como las flores, con un toque ácido desconocido. Pero, fue el zumbido en el exterior de la celda, lo que le hizo saber exactamente en que tipo de lugar estaba. Con su visión, encontró que estaba infestado de seres humanos y lo que se hacía con ellos. Saber que la reina avispa comía personas, no le fue difícil deducir pues lo logró ver con su propia visión. Además, observó sus numerosos partos, donde surgían aquellos humanoides de aspecto insectoide. Y gracias a la  serpiente verde rugosa y lisa —una cazadora de insectos—, Logró acabar con la población de avispas que custodiaban las celdas. 

La reina, sabiendo que su colmena se estaba invadiendo de criaturas despreciables como las serpientes comedoras de insectos —no solo la serpiente verde rugosa y lisa, sino serpientes de cuellos anillados, las de macetas, las de cinta y la marrón de Dekay—, todas habían infestado la colmena. Y, como solemos saber, no hay atrocidad más terrible para animales tan posesivos que otro invada lo suyo, en especial, siendo ellas el alimento de consumo. 

La reina avispa había estado tan enojada, irritada por esa invasión, que en muchas de sus rabietas mató a sus propios hijos, por no encontrar al culpable. Devorar a los humanos pareció una tarea apurada para hacer, y así toparse con el culpable, hasta que, precisamente un día, le tocó ser el plato servido para la avispa. Estaba esperando ese momento.

La imagen que recibió delante de la reina, era de absoluta majestuosidad. Una criatura que, cualquiera que la viera podía admirar, de alguna forma tenía elegancia y belleza, pero al mismo tiempo, invadía de terror y pánico a quien estuviera delante de ella. De Marry no considerarse orgullosa como las criatura que procreaba, se hubiera sentido intimidada, pero no, al contrario, levantó el mentón, demostrando que no iba a temerle. 

—Debes ser una chiquilla estúpida, para mirarme de esa forma —Le dijo Arlen, en ese momento—. Sabes, las avispas tiene su papel en la naturaleza; en otoño no solo están para molestar a la gente. No, las avispas tienen funciones muy útiles, una de las cuales es controlar a que otros insectos no se propaguen demasiado. Pueden atacar cualquier tipo de insecto que se te ocurra. De lo contrario, es posible que las granjas estuvieran usando más pesticidas de los que ya se hacen uso —sus palabras sonaban suave, como si estuviera realmente tranquila, pero bajó aquellas antenas, Marry sabía que había enojo y una ira contenida—. Entonces, me pregunto ¿qué tipo de insecto eres? ¿una mariposa, una abeja? No... ya sé, por la forma en la que me miras, creyéndote igual a mi, seguramente eres la preciada mantis religiosa. ¡Sí! ¡Eso eres! ¡Una mantis!  ¿Quién ganará entre la avispa asesina y la mantis?

Marry sintió repulsión. No por lo que esta decía, sino por lo mal que estaba. De la nada, comenzó a reírse y dijo:

—Que equivocada estás. En el mundo, no solo existen los insectos. Es más, estoy segura de que no soy un insecto como tú —su tono era ofensivo—. Mientras los insectos y algunos mamíferos están considerados en la cadena alimenticia como consumidores primarios, la mayoría de los anfibios y otros mamíferos se consideran por encima de estos, como consumidores secundarios; en cambio, algunas aves rapaces y la mayoría de los reptiles, son considerados un consumidor terciario. Es posible, que la rana que se comió una serpiente se halla comido una avispa, y se convierta al final en el excremento que necesitan los hongos para descomponerlos. Eso es lo que soy, reina Avispa, soy una serpiente, la misma que se ha estado devorando a todas tus avispas...  

No había terminado de decir aquello, cuando la chica posicionó sus manos en el suelo, e inundó el lugar de serpiente, y una de tamaño considerable, se enrolló en el cuerpo de la reina. Protuberancias del cuerpo de esta asesinaron a su serpiente, y con un rugido, comenzó las acciones de esta por asesinar a la chica. Lo bueno, es que ni las avispas que rondaban el lugar, ni los humanoides insectoides, eran rival contra Marry, todas ellas estaban ocupadas huyendo de sus depredadores reptilianos. 

Arlen, en un ataque rápido, empaló a la chica directo al pecho. Pero se encontró con que esta usó aquel daño, para hacer una especie de muda de piel, saliendo de la boca de esta —sí, al mejor estilo de Orochimaru en Naruto—, saliendo de su viejo cuerpo dañado, envió dos serpiente a sujetar el brazo de esta. Sabía que iban a morir sus creaciones, pero usó esta solo para saltar por encima de ella, y viendo como sus serpientes eran empaladas por las espinas de quitina que esta producía, unió sus palmas, y de ella, otras dos pitones aparecieron devorando a la reina. 

Supo que no serviría de mucho, cuando vio como esta se removía en el interior de esta. Pudo sentir el dolor de sus creaciones, y se dio cuenta que aquella las estaba devorando desde adentro. Suspiró, saltó hacia el suelo. Y colocando las manos en este, se vio tragada por otra de sus serpientes para huir bajo tierra. Lamentó no poder rescatar al resto que estaba en el interior de la colmena, pero se dio cuenta que no era rival para esa criatura.   

Y así fue como huyó de aquel maldito lugar. Recorrió el terreno a unos 10 kilómetros de donde se encontraba, en una pequeña gruta entre unas rocas, y por algún motivo, se sentía realmente mal. Tenía fiebre, y las imágenes de su pasado y el horror que había vivido en el interior de la colmena, se hicieron presente. No supo cuanto tiempo estuvo inconsciente, pero para cuando despertó, encontró una vieja piel de ella misma en el suelo. Estaba completamente desnuda, hambrienta, y así salió de aquel lugar. 

Lamentable para un pequeño cerdo de monte que se encontraba allí, tuvo una muerte rápida pero violenta. Estaba hambrienta. No supo como, pero no necesitó de ninguna preparación para comerlo. Su propia saliva parecía ser el pacido que necesitaba para descomponer la carne viva. Fue allí, cuando entró en lucidez, y descubrió su propia desnudez. Improvisó una vestimenta con cosas de la naturaleza. Y en su lecho de supervivencia, se encontró en aprietos a sus amigos, a las orillas del río. 

Vio a Christopher luchar contra una de las naves de combate, pero estaban realmente en aprieto. Un ejército de robot rastreadores luchaban contra el río hasta la cimienta de tierra en la que encontraban, y, por más que luchaban, sabía que iban a ser superados. Por pura inercia, solo envió decenas de serpientes desde el otro lado del terreno hacia el río, para que fueran ayudarles, y con otro degastes de energía, creó una serpiente fortalecida, que destruyó la nave de combate, empalándola. 

Según la dirección, y el recuerdo de recorrer esas tierras, supo que estaban en el territorio de aquella mujer. Viendo como la mirada de Christopher la había visualizado, solo pudo pensar y confiar en que este le leyera la mente: "Tengan cuidado con la reina. Este es su territorio".

Y sí, ese había sido la última vez que les había visto. Esperaba que no hallan tenido que vivir el infierno que ella había vivido en el interior de aquel lugar. 

Los días posteriores no ayudaron. Seguían sufriendo de las pesadillas de los fantasma de su pasado. Hasta que escuchó la voz de una mujer, decirle: 

"Es momento de que dejes la frialdad y la soledad de los que atañes a la mayoría de tu clase. Evoluciona, desarróllate y sé más que los de tu clase. Búscalos, y encontrarás a un viejo amigo con el que no has concluido. Hágase una serpiente ardiente, y álzala; Toda persona que fuera mordido por esta o la viese, vivirá."

Despertó abruptamente, empapada en sudor.

Y como si supiera qué hacer, solo corrió hacia donde su corazón ardiente le dictaba. En ese momento, solo recordaba aquella primera vez que conocieron a infinito. Un momento en el que discutían con los hermanos Notherway y creían que se habían vuelto locos, al decir que escuchaban voces: 

—No iba a dejarles en vergüenza. Me presento, soy el Alfa y la Omega, El Principió y El Fin. Yo soy el que soy, soy Infinito.

—Esto no puede ser real.

—Que la envidia de tu corazón no opaque lo único bueno que ahora está delante de tus ojos —le respondió Él—. En cualquiera de los mundos, soy el ser supremo de todo lo que existe. Es cierto que soy un amigo, es cierto que puedo ser un padre, es cierto que amo a todo lo que ha sido creado, pero no significa que deje de ser quien Soy.

—¿Qué eres? 

—No es lo que soy lo que importa, sino quien soy —le corrigió Él, con aquella amabilidad—. Puedo ser cualquier cosa y muchos pueden ver mis formas, pero pocos conocen quien soy realmente, y eso es mucho mejor... Les interesaría saber que en otros lados me llaman Gaia —soltó una risa—, en otros soy un León...

—¿Y por qué ahora te vemos de esta forma? 

—Para que entiendan que el asunto de mi visita, no era un asunto de forma para idolatrar, sino un asunto para descubrir. Y en el proceso, que cada uno cumpla su propio propósito en el mundo —respondió Él.

—¿Por qué estás aquí? 

—Primero, para mostrarles a estos incrédulos que hay cosas más fascinante que la esquizofrenia. Pero también vine a aconsejarles.

—¿Por qué debemos creerte? —Preguntó Marry, y ella lo veía claramente en su cabeza. Auqnue la respuesta la recibió de parte de Christopher, y no de Él directamente:

—Porque es a quien yo le he creído y a quien he seguido para gestionar los planes. Todos ustedes me han visto como un prodigio, pero el mérito no es mío. Se lo debo todo a Él.

Hubo un silencio. Luego, explicó lo que se suponía que debían hacer, pero, que al final no hicieron ninguno de ellos, por la muerte de Shorty. 

—Para mí no hay nada imposible, pequeña... —otra respuesta de Él.

—...Ha llegado el momento... Aunque, tristemente debo decirles que muchas cosas no saldrán como les aconsejo, y eso traerá consecuencias, pero que les ayudará a aprender el valor de la obediencia y el costo de la ignorancia y la desobediencia —continuó.

—¿A qué se refiere? 

—El precio para aprender a confiar en mí, muchas veces, acarrea pasar por momentos duros para que se entienda la importancia que tengo en la vida de los seres que, por sí solos en el mundo, están más que perdidos —Él contestó. 

—Suena desolador —dijo Marry, angustiada, en aquel momento.

—Lo es, cuando me apartan de su mirada —añadió Infinito, con aquel semblante entristecido que se le clavaba en el pecho en ese momento. 

Para cuando terminó de rememorar todas esas cosas, se encontraba al otro lado de uno de los caños, en dirección a la Fuente A. Allí, vio a una mujer de piel morena, pero que cuando la luz del sol la golpeó, parecía esta bañada en oro. Tenía una silueta preciosa, con un maquillaje que jugaba con la naturaleza que estaba puesta sobre su cabello crespo. No supo como, pero esta alzó su mano hacia ella, y en momentos después, sus vestiduras fueron cambiadas por completo. 

—Has sufrido lo suficiente como para haber aprendido a confiar en mí —le dijo. 

—Lo siento mucho, Infinito —le contestó, avergonzada y llorando. No sabía porque lloraba, solo sentía que, todo lo que guardaba en su corazón o en su interior, desde lo más vano hasta lo más profundo de este, salió en ese llanto que no contuvo—. Yo...

No pudo continuar más, pues se encontró que la mujer le abrazaba y lloraba con ella. Podía sentir que su llanto, era de comprensión hacia ella, de compasión y empatía por todo lo que había vivido y sentido. No tuvo que decir nada. 

—Te perdono... —dijo ella—. En este momento me llamo Disandad, pero también soy Infinito, indistintamente como quieras llamarme, sigo siendo El que Soy —Marry asintió—, Ve hacia el sur, donde está la sábana y haz lo que te encomendé desde tu partida. Allí te encontrarás con tus viejos amigos, y el motivo inconcluso por el que tu corazón indaga con fuerza, aunque no lo escuches.   

Y con esa nueva convicción, ella simplemente corrió como se le había ordenado. En el camino, creo a la serpiente ardiente de doble cabeza. Y ya saben lo que sucedió. No solo se encontró con sus viejos amigos, sino con un pelotón completo de hombres, mujeres, niños y niñas, que habían sido oprimidos por FACTORY. Y ahora recorrían aquellas tierras subterráneas con su ayuda. 

Cuando estaban en el interior de la serpiente —todos con rostros dudosos y asustados—, se vio abrazada por sus amigos.

—Lamento mucho lo que sucedió —dijo, realmente apenada y avergonzada. 

—No te lamentes, llegaste en el momento justo —dijo Nahomi.  

—¿Ellos están bien? —Señaló a Christopher, Bionic, Ransell y a Vemna que estaban desmayados. 

—Lo estarán —afirmó Nahomi. 

—¿Hoy murió mucha gente? —Preguntó. 

—Murieron los que eran inevitable salvar —respondió Oslo—. Aún así, hicimos lo que pudimos según nuestras fuerzas. 

—Estoy segura de que todas esas personas te lo agradecerán —dijo Marry, señalando a la multitud que se mantenía sentada detrás de ellos—. Si algo he aprendido en todo este tiempo, es que las pérdidas en nuestras vidas son necesarias para comprender el valor que tienen aquellos que aún permanecen en nuestras vidas. Y, quizás esto no sirva de mucho, pero no eres culpable de nada. Tú solo quieres lo mejor para esta gente, eso lo sé. Y si hay alguien a quien se deba culpar, ese es FACTORY quienes comenzaron toda esta locura. Sólo piensa un poco, ¿cuánto más no hubieran muerto de hambre, sed, masacrados, y quién sabe qué otras cosas, si no hubiesen llegado? Además, nadie muere por una mentira, e incluso los apóstoles de Cristo lo sabían, por algo nunca negaron su fe, aun cuando eran martirizados. La verdad sobre lo que hace FACTORY, solo puede ser aceptada, si hay muertes de quienes luchan por esa verdad. 

—Muéstrate como el líder que Disandad o Infinito ha escogido para guiarnos a todos nosotros. Ellos esperan una respuesta y explicación sobre la verdad que ahora todos conocemos —agregó ella, con una amplia sonrisa. 

Oslo miró a la multitud, y se dio cuenta lo que estaba delante de él. Sonrió, era justo la esperanza reflejada en los ojos, tanto de grandes como pequeños. Uno entre la multitud se levantó, y todas las miradas se enfocaron en él. 

—¿Marry, eres tú? 

La chica no podía creer quién estaba delante de ella. Pero era obvio, pese a tener un cabello largo y enmarañado, una barba crecida y un semblante sucio, sufrido, con sacos oscuros debajo de sus ojos, aquellos ojos azules y las alas detrás, delataban a Lyam. Ese era el viejo amigo con el que no había concluido. A Disandad no se le escapaba nada. 


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