Capítulo 58 •💘

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Entrando en la cafetería de la empresa, Jimin observó a su alrededor hasta que contempló a su mejor amigo sentando en una mesa, bebiendo alegre y despreocupadamente de su malteada.

Al verle, Taehyung sonrió y alzó su mano llamándole, señalando a su costado y la malteada que había pedido para él.

Negando, el pelinegro se acercó y tomó asiento a su lado, dejando una caja de galletas frente a él.

—¿Regalo de tu jefe? —preguntó.

—Regalo para mi jefe —corrigió—. Algunas de esas mujeres simplemente no comprenden un no —resopló.

—Mujeres, ningún hombre —pronunció, abriendo la caja—. Debes de sentirte bien sabiendo que eres el único, mi bizcocho azucarado —indicó.

—Tae, ten cuidado con tus palabras —le recordó bajo, observando a su alrededor un poco preocupado.

—Todo bien, nadie sabe de quién hablamos —bufó.

—Aun así, es mejor tener cuidado considerando que la bruja de su madre tiene oídos en todos lados —le recordó—. ¿Dónde está la carpeta que supuestamente Jungkook te mandó a entregarme? —preguntó, tomando su malteada.

—Oh, sí, aquí —respondió, corriendo el otro asiento a su costado para tomar la carpeta y entregársela a su amigo.

—Debes de tener más cuidado con estos documentos —suspiro tomándola—. Tu trabajo es solo entregar cosas, ¿por qué te desvías del camino?

—Porque me da hambre —respondió obvio, comiendo una galleta—. Hablando de cosas más interesantes, ¿escuché por ahí que saldremos de viaje por una semana con todo pagado?

—Según tengo entendido, es un viaje a la naturaleza —anunció—. El año pasado yo llegué después de ello, por lo que no sé cómo es exactamente, pero hablando con la persona que organiza esto, descubrí que es una salida fuera de la civilización con la idea de conectar con otros —explicó.

—¿Y que se supone que iremos a hacer a la naturaleza?

—Actividades para conocernos, y si, hay incentivos de premios —se adelantó, logrando que la aburrida expresión de su amigo desapareciera completamente.

—Eso sí suena interesante ahora, pero tengo curiosidad de por qué a la naturaleza —expresó.

—Le pregunté a Yoongi, dijo que a su padre le gustaba ese tipo de actividades y quiso mantener esa tradición después de su muerte —explicó y revisó la hora—. Quiero seguir hablando, pero debo de volver a mi trabajo y prepararme para una reunión, ahí se decidirá cuándo nos vamos y quién irá primero —comentó, levantándose.

—Te sigo, quiero más comida gratis y sé que estas galletas no han sido lo único que ha llegado —indicó siguiéndolo—. Por cierto, escuché un rumor sobre que la supuesta ex prometida irá también, ¿es verdad?

—No sé cómo lo hace Baekhyun para enterarse siempre de todo —suspiró.

—De hecho, fue Hoseok —sonrió—. ¿Y? ¿Es real?

—La bruja lo está exigiendo —asintió, deteniéndose frente al ascensor—. Pero tu tranquilo, ya he pensado en algo —le guiñó un ojo.

—Ay corazón, tu mente traviesa me complementa —sonrió.

—¿No subes? —preguntó cuando su amigo solo se le quedó observando tras subirse al ascensor.

—Nop, necesito ir a correr unos rumores por ahí sobre una tal Yu-ri arrastrada que droga a la gente para conseguir lo que quiere —le sonrió dulcemente—. Extráñame bebé, pronto subiré a decirte como me fue —expresó.

Observando a Taehyung mientras las puertas se cerraban, Jimin negó divertido, realmente amando la mente de su mejor amigo.

—Oh, ¿ya vas a salir a almorzar? —preguntó Baekhyun al encontrarse cuando las puertas del ascensor se abrieron.

—Creo que saldré más tarde, hay una reunión —explicó, saliendo e intercambiando lugar con su compañero.

—Cierto, vi a unos tipos que no conocía hace poco —comentó.

—Tengo que irme, hablamos después —se despidió y caminó apresuradamente por el pasillo hasta llegar a su puesto, donde dejó la carpeta en su escritorio y comenzó a ordenar sus cosas.

—¿Jimin?

Alzando su mirada, el pelinegro contempló a un hombre con cabello morado observándole con una gran sonrisa en su rostro.

—Lo siento, ¿usted es...? —preguntó.

—Soy yo, Kim Ji-Won —respondió, acercándose—. Hablamos cuando tuviste un recorrido en el hotel en el que trabajo con el señor Min —explicó.

La mente de Jimin siguió totalmente en blanco, pero aun así asintió.

—Claro, por supuesto, ¿puedo ayudarte en algo? —preguntó utilizando su sonrisa profesional.

—Oh, no, solo he venido en reemplazo de mi jefe —sonrió—. Estaba ocupado atendiendo otro asunto y como es una reunión para hablar de algo no muy importante —se encogió de hombros.

—Claro —le sonrió amablemente y luego observó su escritorio para retomar lo que estaba haciendo.

—Estuve esperando tu llamada —anunció repentinamente.

—¿Perdón? —parpadeó.

—Aquel día, te di mi número y esperé que llamaras —se acercó—. Pensé que simplemente no estábamos destinados, pero si nos hemos vuelto a encontrar... —sonrió.

—No lo creo —anunció y retrocedió un paso para chocar con un cuerpo.

Torciendo sus labios al saber perfectamente con quién había chocado, Jimin se dio vuelta y enfrentó a su pareja, quien, por supuesto, tenía una cara de culo molesta.

Ugh...

—¿Señor Min?

—A mi oficina, ahora —ordenó y se retiró tan silencioso como apareció.

—Sigue siendo tan molesto como antes, ¿no? —comentó el causante de sus problemas.

—Por favor, diríjase a la sala de reuniones, pronto esta comenzará —indicó sonando solo algo cortante antes de entrar en la oficina.

Cerrando la puerta detrás de él, Jimin tomó una profunda respiración, preparándose para defenderse.

Pero cuando se dio vuelta, sus labios fueron capturados en un beso devastador que le quitó cada pensamiento racional de su cabeza.

Cuando Yoongi finalmente se alejó, dejando un suave cosquilleo en sus labios, Jimin suspiró y parpadeó un par de veces, intentando concentrarse.

—Yo no le seguí el coqueteo —anunció—. Él solo se acercó y comenzó a hablarme como si me conociera, pero lo estaba rechazando.

—Lo sé —anunció su pareja, buscando algo.

—¿Lo sabes? —dudó.

—Lo vi —asintió, volviendo con él con una bolsa pequeña y oscura en su mano.

—Oh, eso es bueno —asintió—. ¿Vamos a la reunión?

Min negó y tomó su mano para moverlo, llevándolo al juego de sofás en su oficina.

—¿Yoongi? —preguntó cuando este se detuvo detrás de uno y comenzó a mover su cuerpo.

En silencio, Min colocó sus manos en el respaldar, separó sus piernas y empujó suavemente en el centro de su espalda mientras sacaba su trasero.

—Si sabes que tenemos que irnos ahora, ¿cierto? —preguntó Jimin lamiendo sus labios cuando su pareja le cubrió por detrás.

—Pueden esperar un poco —anunció, con sus manos trabajando en el cinturón de su jean negro.

—Bebé, no tenemos tiempo para jugar ahora —se quejó Jimin, pero aun así no se movió cuando su pareja tiró de sus pantalones y ropa interior hacia abajo, exponiendo su trasero.

—No jugaremos —sonrió—. O al menos, no tú —murmuró en su oído y luego tomó nuevamente esa bolsa, revelando un juego de vibrador nuevo en forma de un pequeño huevo, solo que más alargado, similar a un óvalo y con el control.

—Oh, mierda —exclamó.

—Exactamente —pronunció su pareja, entregándoselo—. Ábrelo mientras preparo este culito —ordenó, tomando el lubricante.

Quejándose, Jimin apoyó sus antebrazos en el borde del respaldar, logrado inclinarse más mientras sus manos trabajaban abriendo el paquete.

—Espera, no piensas dejarme esto mientras estemos en esa reunión, ¿cierto? —exclamó, observándole sobre su hombro con miedo.

—Eso es exactamente lo que planeo hacer —anunció, separando sus nalgas para empujar un dedo resbaladizo.

—Pensé que no estabas celoso por ese tonto —se quejó, frunciendo sus cejas mientras movía sus caderas, empujándose hacia ese solitario dedo.

—Me molestó —aceptó, empujado otro dedo—. Pero ya tenía pensado jugar así en la reunión —anunció, besando la parte trasera de su cuello—. No puedo seguir permitiendo que me distraigas cada vez que entremos.

—No es mi culpa que prefieras concentrarte en mí —se quejó, estremeciéndose y dejando caer el paquete cuando su pareja le mordió suavemente.

—Tú eres el que me distrae —gruñó, trasladando sus labios a su mandíbula mientras empujaba más sus dedos.

—No lo hago —lloriqueó.

—Lo haces —anunció, sacando sus dedos—. Y seguiremos con esto hasta que lo aceptes —declaró, tomando el paquete para terminar de abrirlo.

—Bastardo —jadeó, observándolo limpiar bien su nuevo juguete torturador.

En respuesta, su pareja solo soltó esa maldita sonrisa ladina sexy y malvada mientras cubría con lubricante el vibrador.

—Te gustará —anunció, besándolo mientras empujaba el pequeño huevo en su interior.

Gimiendo ruidosamente, Yoongi lo besó más profundo, devorando cada sonido lascivo que salía de esa pecaminosa boca mientras lo seguía penetrando lentamente, abriéndolo.

—Mierda, seguro escogiste el más grande —se quejó en su boca, sintiendo esa cosa abriéndolo.

Claro que no era nada comparado con el amigote de su pareja, pero... De no tener nada en casi dos días a tener eso...

—Se siente bien... —gimió.

Sonriente, Yoongi besó su boca.

—Y aún no empiezo —anunció, encendiendo el aparato en el mínimo.

—Oh, mierda —exclamó, retorciéndose y con sus manos aferrándose al borde del sofá—. Tengo que tocarme —se lamentó.

—No, no lo harás —anunció Min, apagándolo antes de enderezar a su pareja—. Mantendrás esto duro para mí hasta que pueda enterrarme en este lindo culito —ordenó, acariciando su miembro duro antes ante tirar de su ropa hacia arriba.

—No seas tan malvado —se quejó, apoyando sus manos en el pecho de su pareja quien, acomodaba sus pantalones.

—Te gusto así —respondió, abrochando el cinturón.

—Sí, pero te estás pasando —refunfuñó y sus labios fueron besados castamente.

—Y tú lo disfrutas —le recordó, acariciado la protuberancia que marcaban sus pantalones.

—Joder, sí, pero ese no es el punto —suspiró—. ¿Cómo se supone que entraré con una erección así a la reunión? —se quejó, retrocediendo y señalándola.

—Estarás bien siempre que te mantengas lejos de todos —respondió, guardando el control en su bolsillo—. Pero ten cuidado, si te veo intentando distraerme lo encenderé, y el nivel subirá cada vez te vea siendo amable con alguien —anunció—. Estás ahí para mí, no para esos imbéciles incompetentes —le recordó.

—Mierda, estoy mal si encuentro esto tan caliente —negó.

—Vamos —anunció Min.

Tragando, Jimin se acercó primero al escritorio de su jefe y tomó una carpeta cualquiera que sostuvo hábilmente frente a su entrepierna.

—Por favor, Dios, ten piedad de mí hoy —rogó pasando por al lado de su pareja.

—Dios no estará de tu lado hoy —comentó oscuramente divertido Min mientras salían de su oficina.

Mordisqueando su labio inferior, Jimin cogió su libreta para tomar notas y siguió a su pareja por el pasillo, ambos dirigiéndose a la sala de reuniones.

Viendo a su jefe rodear la mesa hasta sentarse en la cabecera, el pelinegro observó a su alrededor, ignoró a Ji-Won y se sentó solo en su lugar usual.

Fuera de la mesa y frente a su hombre, en una de las sillas apegadas en la pared y lejos de la vista de las personas reunidas.

Comenzando la reunión, Jimin se aseguró de mantener la carpeta en su regazo mientras abría su libreta y comenzaba a fingir que tomaba notas, ya que no lo creía necesario en esa reunión donde solo se decidiría el orden de salida.

En sí, la reunión no debería de tardar tanto, por lo que Jimin tenía algo de confianza en poder aguantar, mientras Yoongi no le encendiera el estúpido vibrador en su culo, claro.

Escribiendo planes para molestar a Yu-ri en el viaje, Jimin instintivamente llevó su lápiz a sus labios y lo presionó en el inferior antes de mordisquearlo.

Alzando su mirada, se encontró con aquellos ojos acaramelados observándole atentamente y bueno, estúpidamente le sonrió y lamió la punta del lápiz.

Sí, inmediatamente supo que estaba jugando con fuego cuando la cosa en su culo comenzó a vibrar repentinamente, sorprendiéndolo.

Con grandes ojos, contempló a su pareja, quien le sonrió ladinamente antes de ignorarlo para escuchar a los demás.

Moviéndose, el pelinegro apretó sus labios con fuerza para no soltar ningún ruido extraño mientras intentaba acomodarse, buscando una posición donde no sintiera esa cosa enterrarse más en su interior.

Tomando una profunda respiración, observó a su alrededor, verificando que nadie se hubiera dado cuenta y entonces, se topó con la mirada de Kim Ji-Won, quien estúpidamente le sonrió agitando su mano.

"¡No! Estúpido rábano" pensó tan pronto como la vibración en su culo aumentó por ese idiota.

Moviéndose nuevamente, fulminó con la mirada a su pareja y su mano rozó su erección de forma disimulada, solo empeorando su situación.

Mierda, ¿por qué su pareja había tenido que decidir ser malvado justo ese día?

¿Había estado hablando con Taehyung sin que lo supiera?

—¿Eso es todo lo que hablaremos? —preguntó repentinamente Min, con su voz autoritaria que casi le arrancó un gemido a Jimin.

Sin escuchar lo que los demás dijeron, pero sabiendo que el termino de la reunión ya estaba cerca, Jimin se levantó silenciosamente.

—¿A dónde vas? —cuestionó Yoongi, logrando que toda la atención recayera sobre él.

—Lo siento, señor Min, solo... El baño —pronunció y un sonrojo se apoderó de sus mejillas, pero no por su excusa, fue más bien porque el idiota le subió nuevamente la potencia y sus rodillas se doblaron un poco.

—Ve —permitió Min y Jimin no esperó ni un segundo más para arrancar de ahí.

Sin poder creer que podría aguantar hasta llegar al baño personal de su pareja, el pelinegro entró directamente al que estaba cerca, empujando afuera el cartel que anuncia estar fuera de servicio y se metió en uno de los cubículos personales.

Dejando sus cosas en el estanque del retrete, rápidamente bajó sus manos y desabrochó su pantalón para tomar su furiosa erección llorosa. Lamentablemente, ni siquiera alcanzó a más que rodearla con su mano cuando escuchó ruido, logrando que se congelara en el acto y contuviera el aliento, escuchando con temor el eco de unos pasos llenando la sala.

—Abre —ordenó esa voz malditamente autoritaria y exigente.

Gimiendo, Jimin abrió la puerta y Yoongi entró, cerrándola detrás de él.

—Necesito venirme ahora —gimoteó.

—Y yo tenerte ahora —bramó Min, desabrochando su pantalón antes de bajar la tapa del retrete y tomar asiento—. Quítate tus pantalones y móntame —ordenó, sacando su duro miembro.

Jadeante, Jimin rápidamente se quitó el pantalón de una pierna y se acomodó en el regazo de su pareja a horcajadas.

Sus manos fueron hacia su boca cuando sintió que Min retiraba el vibrador de su culo y luego se apoderaba de sus caderas y lo tiraba hacia abajo, empujándolo directamente contra su polla dura y desnuda, logrando que los dos gimieran silenciosamente en placer.

Y luego de eso, su viaje fue de pura desesperación y necesidad, ambos apenas estaban conteniendo los sonidos que amenazaban con estallar de su boca mientras Jimin saltaba con fuerza, dejándose caer brutalmente en la verga de su pareja una y otra vez, buscando su anhelado orgasmo que estaba ahí.

Jimin podía sentirlo tan cerca y tan lejos a la vez que lo estaba desesperando.

Chocando sus labios contra la boca de su pareja, gimió mientras el pervertido sonido de sus pieles estrellándose una y otra vez lleno el lugar.

—Necesito más —gimió urgidamente en su boca, sus dedos cerrándose con fuerza en sus hombros.

Gruñendo, Yoongi lo levantó sin aviso de su regazo y sin salirse de su interior, lo apoyó contra la pared antes de comenzar a follarlo sin piedad, golpeando y golpeando con la misma necesidad feroz que invadía el cuerpo de su pareja.

Gimiendo, Jimin se aferró a él, sus manos desesperadamente buscando algo a lo que aferrarse mientras su cuerpo se agitaba con los golpes de su pareja, logrando que ese calor en su interior aumentara peligrosamente.

No había nada más que lujuriosa desesperación y necesidad para esta pareja que buscaba el alivio mutuo.

—Vente —demandó Yoongi sobre su cuello, y Jimin no pudo hacer más que soltar un triste lamento mientras explotaba manchando sus cuerpos y entonces, se sintió volar muy lejos.

Ni siquiera le importó cuando Min lo tomó rudamente hasta que encontró su propia liberación, y cuando esa caliente semilla le lleno, solo pudo soltar otro ruidito de puro éxtasis.

Jadeantes, ambos se observaron y luego simplemente sonrieron antes de besarse con la tranquilidad que no habían tenido minutos atrás.

Retrocediendo, Yoongi volvió a tomar asiento mientras seguía sosteniendo a Jimin cerca, sin dejar de besarlo.

—Sería más cómodo si estuviéramos en tu oficina —suspiro el pelinegro.

—Estabas algo apresurado —le recordó Min, apretando ese delicioso trasero entre sus manos.

—¿Por culpa de quién? —resopló y su pareja solo le sonrió, cosa que Jimin no pudo evitar hacer también—. Hicimos un desastre —comentó observando su ropa superior sucia con su corrida.

—Totalmente —asintió, para nada preocupado por ello.

—Puedo sentir tu semilla en mí.

—Me gusta —anunció Min, su dedo deslizándose y acariciando donde su miembro seguía unido a su pareja—. Me encanta saber que mi semen se desliza de este agujerito —expresó, moviéndose y logrando que algo se deslizara fuera.

—Y a mí —gimió—. Pero no podremos hacerlo siempre —le recordó, besándolo.

—Disfrutaré las veces que si pueda —expresó volviendo a besarle más calmadamente, dulce.

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