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Jungkook terminó de limpiar el mostrador después de que uno de sus clientes hubiera tirado parte de su café en el lugar. Pasó el dorso de su mano sobre su frente y levantó la mirada, observando como Jimin se acercaba con algunos platos sucios y tazas sobre la bandeja.

—¿Todo en orden?—El castaño sintió ironía al escuchar al rubio preguntarle ello, debería de haber sido al revés, ¿Por qué Jimin parecía llevarlo tan bien, si ni siquiera era su trabajo real?

—Perfecto.—Sonrió, a pesar de que sentía sus extremidades entumecidas.

Todo el día habían tenido demasiado trabajo, siendo un día que normalmente era calmado, ahora parecía acumularse los clientes de toda una semana. Los estantes estaban casi vacíos a excepción de unos cuantos postres, las mesas no habían estado vacías desde que la cafetería abrió y, a pesar de que la hora de cierre se estaba acercando, aún la cafetería se veía abarrotada. Sentía que llegaría a casa y no volvería a despertar, necesitaba un descanso largo para reponerse de aquel día que aún no terminaba para su mala suerte.

—¿Por qué no descansas? Puedo terminar esta última hora por mi cuenta.—Dejó la bandeja sobre el mostrador, recargando los brazos sobre la barra.

La mente del omega explotó en cuanto observó como los brazos se flexionaron, pegándose contra la camisa blanca arremangada hasta los codos, asentándole desde los hombros hasta perderse en la parte inferior que no podía observar debido al mostrador que los separaba. Se sintió aborchonado por un momento ante la cercanía en la que estaban, teniendo que abanicar su rostro y desviar sus pensamientos, ¿Acaso aún estaba en su temporada de calor? Porque sentía una calidez arremolinándose a la altura de su pecho hasta descender por su vientre bajo.

—Puedo una hora más.—Comentó, desviando su mirada hasta la entrada del local.

El alfa asintió, cambiando su postura a recargar su cadera contra la barra y cruzarse de brazos, como si eso no alterara aún más al omega. Jungkook decidió que era momento de pasar por las mesas para saber si algo más se les ofrecía, teniendo que mantener la distancia en ambos o no sabría lo que podría suceder. Jimin observó divertido como se alejaba sin decirle nada, encantado por la reacción que había provocado en el contrario. 

El rubio descubrió su talento innato en atender a las personas, aunque no tenía que hacer mucho porque las personas parecían estar encantados con su mera presencia. Consideró irónico la situación cuando días anteriores todos parecían temerle y resentir su aroma con pesar, alejándolos de manera instantánea; pero justo ahora, desprendiendo un agradable aroma a chocolate amargo, sabiendo que su lobo estaba contento por ayudar a su omega, así que eran agradables las feromonas que lo envolvían.

Su estado de ánimo se resumía en estar complaciendo al omega, tratando que tuviera el mínimo trabajo posible en el día. Lo observó caminar entre las mesas para ofrecer una sonrisa y asegurarse que todo estuviera bien con los clientes que restaban; podía sentir el cansancio y la tensión sobre sus hombros, pero aún así estaba dando lo mejor en el trabajo. En cierta parte se sentía admirado por Jungkook, no podía imaginar lo que estuvo pasando tiempo atrás en atender todo el local por su cuenta, ¿Cómo es que había podido hacerlo todo solo? No imaginaba poder tener todo controlado en su empresa sin ayuda de su asistente y secretario, de sus amigos que estaban en la junta directiva y lo guiaban paso a paso, no se podía imaginar el día que tuviera que estar manejando todo por su cuenta.

Sonrió cuando una pareja de la mesa de un lado se levantó y agradeció por sus servicios, deseándoles una buena noche antes de dirigirse hasta donde se habían encontrado sentados para comenzar a limpiar y retirar los utensilios.

La siguiente hora se la pasaron despidiendo a los clientes que se habían quedado hasta el cierre, dándoles una sonrisa y agitando su mano mientras les deseaban que volvieran al lugar en una próxima ocasión. Jungkook soltó un suspiro cuando giró el letrero a "cerrado" y casi se echó en el piso, de no ser porque sentía una presencia muy marcada detrás suyo.

—Por fin quedó solo aquí.—Mencionó, dejando el trapo sobre su hombro mientras quitaba el mandil que envolvía sus caderas.

—Es un alivio, no creía poder aguantar una hora más.—Confesó, pasando su mano por su cuello, haciéndolo tronar.

—¿No tienes un día de descanso? Un día que cierres la cafetería.—Cuestionó, curioso.

—No, trabajo los siete días de la semana, solo Taehyung es quien tiene un día de descanso.

—¿Cómo puedes mantener ese ritmo? Un día basta para salir cansado de aquí, ¿Cómo puedes trabajar los siete días y sin ningún descanso?

Se encogió de hombros.—Supongo que mis días de descanso los acumulo cuando suceden algunas temporadas de calor, es la única forma en que puedo estar en casa y descansando.

Jimin comprendió sus palabras, asintiendo en su dirección. Lo siguió con la mirada hasta verlo detrás del mostrador, también desprendiéndose del mandil mientras buscaba sus pertenencias.

—Ire a cambiarme, ahora regreso.—Recordando su vestimenta, el rubio se dirigió hasta donde había guardado sus prendas antes de colocarse el uniforme, recibiendo un asentimiento por parte del castaño.

El lobo de Jungkook se removió ansioso, como si quisiera ir detrás suyo mientras trataba de concentrarse en hacer el conteo de dinero. Tuvo que iniciar varias veces debido a que su audición se había desarrollado demasiado en ese momento, tratando de percibir cualquier sonido o presencia a su alrededor. Cuando terminó el conteo, la puerta detrás suyo se abrió y se giró al mismo tiempo que Jimin salía con el cambio de ropa perfectamente acomodado entre sus brazos, encontrándolo con la mirada.

—Puedo mandar a lavar esto y mañana mismo te lo traería, gracias por prestármelo.

—¡No! No es necesario, es el uniforme que te presté y yo me encargo de ello, no tienes porqué hacerlo.—Aclaró, acercándose para retirarlo de su agarre.—Por cierto, gracias por tu ayuda el día de hoy, así que ten esto.

Le entregó en su dirección un pequeño sobre, sorprendiendo al rubio. Cuando lo abrió, se desconcertó de ver una cantidad generosa de dinero en el, correspondía a la paga de un día, y el alfa no supo qué decir ante ello. No se había quedado ahí para que el castaño le pagara, lo había hecho totalmente por voluntad propia, no quería efectivo por sus servicios.

—No puedo aceptar esto.—Le devolvió el sobre, haciéndole fruncir el ceño.

—¿Por qué no?

—No lo hice para que me pagaras, Jungkook. Te ayudé porque así lo quise, no es necesario que me pagues, así estoy bien. Me voy bien sabiendo que pude ayudarte en este día, pero no acepto tu dinero.

Jungkook se desconcertó ante sus palabras, no supo qué decir o cómo responder, por lo que apretó la ropa entre sus manos mientras desviaba la mirada.

—No se me hace justo que te vayas sin que te pueda pagar de alguna manera, estuviste en tu día libre aquí trabajando y hubo mucho movimiento, debería de haber otra manera.

Jimin procesó sus palabras mientras las meditaba, ¿Otra manera de pagarle? No quería nada de dinero, tampoco consideraba que fuera necesario, pero el gesto afligido del omega le decía que no estaría contento hasta pagarle de alguna manera.

Y se le ocurrió una idea.

—Sé de qué manera puedes pagarme.—Cuando Jungkook guardó silencio, esperando a que contestara, le sonrió.—Toma un día de descanso, y si me lo permites, salgamos ese mismo día. Te pido una cita, Jungkook, ¿Aceptarías?

El castaño se quedó totalmente perplejo ante sus palabras.

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