꒰ O5 ꒱

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Jimin esperó en la puerta mientras encendía un cigarro. Había fumado más de la cuenta en los últimos días, culpaba a su creciente ansiedad e insomnio que no lo dejaba poder descansar de manera apropiada, logrando que sintiera una creciente necesidad de consumir su desesperación. Para todo ello es que culpaba a su lobo, ¿Cómo es que había pasado de ser tan tranquilo a estar en constante desesperación? No le agradaba esa sensación de no saber qué es lo que sucedía, pero tal parece que a su lobo le parecía interesante como para salir a echar un vistazo.

Escuchó ruido detrás suyo. Se apartó lo suficiente como para ver al castaño terminar de cerrar la cafetería antes de sacudir sus manos sobre su ropa, levantando la vista al sentirse observado. 

—¿Estás listo?—Cuando recibió un asentimiento, abrió la puerta del automóvil.—Sube.

—N-no. Digo, solo vivo a dos cuadras de aquí, no quisiera que gastaras gasolina si es un viaje tan corto.—Cuando observó la mueca del contrario, se precipitó a complementar.—¡Pero podemos ir en el auto! Probablemente no acostumbres a andar a pie, así que en el auto.

—Está bien, andando.—Cerró la puerta, no era demasiado fanático de caminar, pero aquella noche se sentía diferente, por lo que cedió. Además, una parte de él decía que si iban caminando, así por lo menos alargarían el tiempo que estarían juntos en comparación de transladarse en su automóvil.

Jungkook lo empezó a guiar, liderando el camino. Jimin caminaba a la par de su hombro, manteniendo un ligero silencio entre los dos mientras cruzaban la primera cuadra. A comparación de ocasiones pasadas, el olor que desprendía el alfa era gustoso, sin llegar a ser amargo como acostumbrado estaba; en combinación con el del omega, se deleitaban con sus propios aromas combinados, haciendo de sus lobos felices por ello.

—¿Frecuentas mucho por aquí?—Cuestionó Jungkook, tratando de romper el silencio.

—Algo así.

—¿En qué trabajas?

Jimin meditó un momento su respuesta.—Me encargó de una empresa importante en el país.

—Oh, ¿De qué es la empresa?—Cuestionó con curiosidad.

—No tiene un giro en específico, es prácticamente una empresa de inversiones. Por ejemplo, si una empresa viene a nosotros buscando inversiones para seguir financiando su negocio, tratamos de encontrar a algún socio que se haya unido a nosotros que esté buscando lo equivalente a lo que esta empresa nos pide.—Intentó encontrar una manera más fácil de entender su trabajo sobre las demás empresas.

—¿Entonces eres un intermediario entre ellos? Haces que se comuniquen entre ellos, ¿No?

—Prácticamente, trato de encontrar lo que ellos buscan y así todos salen ganando, y si no hay un socio como tal por alguna de las partes, entonces es donde tengo que interferir yo.

—Ah, entiendo. Debes de tener mucha responsabilidad sobre tus hombros, no puedo imaginar todo lo que cargas contigo...—Fue interrumpido cuando Jimin tomó su brazo, sin permitirle cruzar la segunda cuadra, al ver cómo una motocicleta se avecinaba a toda velocidad sin intención de desacelerar.

Las manos de Jimin se cerraron en los brazos de Jungkook, inmovilizandolo contra su pecho al chocar con él y las manos contrarias manteniéndose entre sus cuerpos. Jungkook miraba perplejo al rubio, mientras él seguía al motociclista hasta notar como un par de cosas cayeron a sus pies, desviando su atención hasta estas.

Soltó el agarre para acuclillarse, tomando rápidamente la billetera y un par de cupones que se salieron de su bolsillo para entregársela de vuelta, mientras el contrario aún asimilaba lo que acababa de ocurrir.

—¿Estás bien? Ví como el de la moto no se detenía, si te hubiera dejado cruzar te hubiera llevado con él.—Explicó, tendiendo sus pertenencias sobre sus manos.

—Gracias, no lo había visto.—Confesó con un rubor, guardando sus cosas rapídamente.

—¿Aquí es donde vives?—Señaló el edificio detrás suyo, viéndolo con cierto desinterés en su rostro.

—Sí, ya llegamos. Muchas gracias por acompañarme, realmente no era necesario.—Sonrió, terminando de cruzar la calle.

—¿Quieres que vaya contigo hasta tu departamento?—Inquirió de manera natural, pero haciendo sonrojar aún más al contrario.

—¡No! Ya es mucha molestia que me acompañaras hasta la puerta, pero estoy agradecido con tu compañía.—Sonrió en su dirección, provocando que su lobo aullara contento.

Sin saber que más decir, el rubio se acercó de tal manera que invadía su espacio personal, sintiendo una leve caricia sobre su mejilla de una manera tan sútil de impregnar el olor del alfa que ni siquiera pudo procesar lo suficiente cuando se apartó el contrario, sin darle tiempo de poder reaccionar o decir algo.

—Espero tengas una linda noche, Jungkook—Con un leve asentimiento como despedida, metió las manos a los bolsillo de su pantalón mientras se giraba para regresar a la cafetería donde su automóvil esperaba por él.

Jungkook lo miró marcharse hasta que lo perdió de vista, aún asimilando lo que acababa de ocurrir unos minutos atrás. Su lobo aullaba y rodaba por todo el espacio, totalmente contento por aquel acercamiento repentino que tuvieron. Mientras que el castaño se sentía extremadamente aborchonado, el lobo se percataba como el olor de aquel alfa estaba encima suyo.

—Dios, siento demasiado calor.—Se abanicó con la mano, entrando al edificio en busca de poder llegar a su departamento. 

El calor que lo recorría sabía que no se trataba de uno normal, sintió la fina capa de sudor cubrir su frente mientras una gota bajaba por toda su espalda, provocándole un escalofrío ante la sensación. Para cuando entró a su departamento, los escalofríos no cesaban y corrió hasta el calendario que disponía en la sala, observando que en un par de días se suponía que su celo tenía que iniciar, pero conforme el rato fue avanzando, sintió como la temperatura subía y de sus pensamientos no lograba salir como el tacto ajeno sobre su cuerpo se había sentido tan bien.

Con una maldición, se percató de su celo adelantado y tuvo que recurrir a una ducha fría antes de perder la consciencia de sí mismo, tenía que primero avisar a Tae que mañana sería imposible presentarse, ni siquiera tenía supresores porque estaba seguro que podría comprarlos luego. Se despojó de su ropa y la dejó sobre la canasta donde depositaba la ropa sucia, abriendo las llaves de la regadera para enfriar su cuerpo que se sentía en llamas, tratando de retener un quejido de dolor cuando sintió una punzada debajo de su vientre, aferrándose al cabezal de la regadera.

Se sentía impuro al fantasear con las caricias ajenas, culpaba a su lobo de recordarle el olor impregnado del alfa en su cuerpo con una simple caricia en su mejilla, la forma en que sus manos lo sostuvieron antes de cruzar la calle. No pudo detenerlo, un gemido salió de sus labios mientras trataba de apartar toda clase de pensamiento de lujuría, luchando contra su propio instinto.

Ni siquiera supo como logró salir del baño, pero antes de caer en la inconsciencia, se aseguró de mandar un mensaje breve antes de sumergirse en su propio celo, con un dolor intenso que se acoplaba por todo su cuerpo por los siguientes días.

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