꒰ O6 ꒱

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Jimin había cumplido con su palabra y se había levantado temprano para pasar a la cafetería de Jungkook antes de dirigirse a su trabajo. Su lobo había molestado toda la noche, haciéndolo sentir como león enjaulado sin saber qué hacer ni qué decir, por lo que tan pronto como la alarma sonó, se dispuso a levantarse. Eligió un traje de color café, terminando de abotonar la parte superior del conjunto cuando salió de su casa hacía el automóvil, demasiado ansioso como para perder el tiempo estando sin moverse hacía la cafetería.

El camino fue rápido debido a la poca distancia que había entre los dos lugares, sin esperar a encontrar un lugar dónde estacionarse cuando salió del auto mientras el chófer aparcaba, atravesando la acera rumbo a la cafetería.

Ese día el local se veía calmado, un par de clientes consumiendo ya en la parte de adentro y otros pocos saliendo con sus órdenes en mano. El rubio se abrió paso entre las mesas hasta llegar al mostrador, y no fue hasta que vió a otro chico detrás de la caja que se dió cuenta de la falta del aroma del omega al que originalmente estaba buscando.

¿En dónde se encontraba?

—Buenos días, ¿Qué va a ordenar el día de hoy?—Cuestionó con una sonrisa, pero en su aroma se podía reflejar cierto temor ante su persona.

Jimin estaba soltando feromonas agrias debido a su descontento, por lo que trató de calmarse y enfocarse en el menú.

—Café negro.

—¿Sería algo más?

Negó, sacando su tarjeta para pagar. Su limitante conversación no se trataba de un disgusto con el omega, simplemente su única intención de aquel día era ver al castaño que estaba acostumbrado a atenderlo, y al no verlo, se limitó a lo esencial.

—¿No gustaría probar una de las galletas especiales del día de hoy? Hay de diversos sabores.—Mostró la canasta que reposaba a un lado.

—Dame una de almendras.—Cuando el omega le tendió la galleta, decidió preguntar.—¿Dónde está Jungkook?

El contrario se sorprendió ante su pregunta, aclarándose la garganta.—Él tomó el día libre por unos asuntos, no creo que venga a trabajar en los siguientes días.

Y era verdad, Taehyung era consciente que el celo de Jungkook estaría durando aproximadamente tres días, sin contar aquellos días donde aún se sentiría sensible con todo mientras los últimos efectos de la temporada salían de su cuerpo. Recordando ese detalle en la mañana, decidió mandarle un mensaje aún y cuando no recibiera respuesta sobre que él podría hacerse cargo de todo, sabía que para Jungkook sería una gran pérdida mantener la cafetería cerrada por tantos días, así que estaría dispuesto a trabajar como normalmente lo hace para ayudarle de alguna manera a sobrellevarlo.

Jimin frunció el ceño, desconcertado con la información. ¿Qué lo tendría tan ocupado por tantos días? Su lobo gruñó en molestia y presenció como varios omegas reaccionaron al cambio de atmósfera, sus feromonas agriando el lugar a tal punto que parecía una mofeta espantando a todos con su olor amargo.

—¿Está todo bien con él?

Taehyung dudó de qué forma contestar.—Sí, en lo que cabe. Él está bien, así que no hay porqué preocuparse, en unos días volverá a integrarse con normalidad.

Cuando se alejó para preparar el café, se apartó del mostrador hasta donde se hacía la entrega, con una espina de molestia sobre aquel dato. ¿Qué haría sin verlo por tantos días? Bien, sabía en dónde vivía porque lo había acompañado solo apenas la noche anterior, pero no creía conveniente hacerle una visita inesperada, ¿Y si había salido de la ciudad? ¿Y si se molestaba al verlo visitarlo? Ni siquiera sabía el número de su departamento, pero la inquietud no lo dejaría de molestar.

—Aquí está, muchas gracias por su preferencia y esperamos volverlo a ver pronto.—Casi sonrió con ironía al ver que se refería de la misma manera que Jungkook aún y cuando trabajaban solos, por lo que asintió antes de salir del lugar hasta su auto.

Mientras su cabeza maquinaba las posibles rázones del porqué el castaño estaría ausente, se dirigió a la empresa con su lobo a regañadientes, insatisfecho de no poder ver al omega aquel día.

(...)

Habían pasado tres agonizables días para Jungkook desde su celo, apenas entrando en un estado de consciencia mientras meditaba el lugar en donde estaba. A mitad de su cama, con un nido totalmente mal hecho por la falta de prendas que él necesitaba, su cuerpo desnudo y sintiéndose exageradamente pegajoso entre el sudor, los fluidos corporales que expulsaba su cuerpo por inercia, además de lo adolorido que aún se sentía ante la falta de alguien que lo ayudara por el celo. 

Entre mareos, intentó levantarse aún y cuando su cuerpo aún se estaba recuperando, sacando fuerzas que no sabía que tenía hasta caminar hacía el baño, metiéndose directamente a la regadera en busca de quitar todo rastro pegajoso de él. En cuanto sintió el agua fría tocar su piel, soltó un suspiro satisfecho de por fin poder lavarse, tallando con el estropajo toda su piel y lavando su cabello con demasiada fuerza, relajándose en le proceso.

Para cuando terminó de limpiarse, decidió buscar entre sus pertenencias un short simple y una playera holgada; si bien los días fuertes del celo habían pasado, el calor que lo abrumaba podía perdurar aún en ratos, por lo que prefería algo ligero de vestir. Estaba acomodando su cabello cuando escuchó su puerta ser tocada; extrañado por la acción, se encaminó hasta la entrada en espera que no fuera ninguno de sus vecinos quejándose de que probablemente haya sido ruidoso en los últimos días, pero para su sorpresa se trataba de Taehyung con una gran canasta sobre sus brazos.

—¡Hola, jefe! ¿Puedo entrar? Esto está muy pesado.—Se quejó con una mueca, señalando con la barbilla la canasta que cargaba.

—Oh, adelante.—Se hizo a un lado mientras Taehyung entraba, quedándose perplejo por un momento mientras se acostumbraba al gran aroma que estaba por todo el lugar.—Perdón, debo de ventilar el lugar.

—Está bien, es comprensible.—Dejando la canasta sobre la mesita de entrada, se giró para verlo.—Solo quería ver como estabas, tomé mi hora de descanso para verte. Además, no sabía si te sentías cómodo si te visitaba aún estando sensible por el celo, así que es una visita rápida.

—Te lo agradezco, el trabajo debe de ser pesado, pero espero poder ir para mañana.—Jugó con el borde de su playera, sonrojado al saber que le estaba dejando una gran labor al omega.

—¡No! Yo lo estoy manteniendo bajo control, no te preocupes por ello. Sigue descansando, lo estoy llevando tan bien como puedo, así que procura seguir aquí hasta que la temporada completa pase.

—¿Y qué es eso? ¿Qué trae la canasta que parece tan pesada?—Se acercó hasta ella, olfateando hasta que se percató de cierto olor.

—Oh, Jimin fue a la cafetería a buscarte, pero era tu primer día del celo así que le dije que estarías fuera por varios días. Ayer vino a preguntarme si se trataba de tu celo y tuve que contestarle que sí, ya sospechaba y entonces se fue; no sé porqué pensé por un momento que iría a buscarte, ya sabes, ese hombre de repente parece todo hombre de las cavernas y pensé que estaría detrás de ti, pero hoy en la mañana llegó con la canasta diciendo que si podía hacértela llegar, ya que no creía que fuera apropiado que él viniera hasta aquí.

Cuando escuchó todo ello, el olor a chocolate amargo que se impregnaba le provocó una sensación de calor en la parte del vientre bajo, mordiendo su labio mientras trataba de desviar el calor que amenazaba con recorrerlo. Solo con su olor parecía que entraría nuevamente en celo, por lo que trató de no inhalar más de aquel aroma combinado con las rosas, mirando de reojo a Taehyung.

—Se lo agradeceré cuando lo vea, gracias por traerlo. Aunque no te hubieras molestado, podría verlo cuando volviera a trabajar.

—Ese era mi plan principal, pero después de que él remarcara que quería que te lo entregara como, justo ahora, no pude negarme y vine a traértelo. Ese alfa se intimidante cuando se lo propone, e inclusive cuando no, no sé como puedes lidiar con él.

Sonrió embobado, negando.—Él no es intimidante, Taehyung.

—Eso lo dices tú porque estás acostumbrado a tratar con él, pero con su simple aroma logra hacerte correr lejos.

A Jungkook no le molestaba su aroma, en cambio, justo ahora le estaba provocando escalofríos y su omega lloriqueaba por tenerlo impregnado en él, pero culpaba a su reciente celo de aquel extraño comportamiento. Jamás había deseado tener un alfa en particular para esos días, tampoco anhelar tener un aroma encima suyo para que pudiera reclamarlo como suyo, por lo que dedujo que solo se trataba de que Jimin había sido el último alfa al que había visto antes de su celo, por lo que sus pensamientos eran todos para él.

—Tengo que irme o no llegaré para volver acomodar todo, pero mándame mensaje si necesitas algo, ¿Entedido? Y no vayas a trabajar hasta que te sientas mejor, sino te devolveré a casa.

—Pero es mi cafetería.—Se cruzó de brazos, divertido.

—No, cariño. Soy el dueño provisional, tú solo eres un empleado que está en incapacidad.—Sonrió divertido mientras salía del departamento.—Mándame mensaje, estaré al tanto de cualquier cosa.

—Muchas gracias, ten un buen viaje de regreso y un buen día de trabajo.—Lo despidió con un gesto de mano antes de verlo desaparecer por el ascensor, cerrando la puerta detrás suyo.

Observó la canasta con cierta fascinación, mordiendo su labio con curiosidad mientras levantaba la gran canasta hasta la sala, donde descubriría todo lo que contenía dentro.

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