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Los rayos del sol estaban a punto de dejar de verse, y el Astro Rey se ocultaba en el horizonte, culminando el crepúsculo, para dar paso a la noche. Jungkook se miraba en el pequeño espejo de la habitación, ordenando su castaña cabellera, sin quedar convencido con el resultado final.

—No se acomoda —susurró para sí, frustrado, terminando por revolver con rabia los mechones rebeldes.

—Ahora se te ve mucho mejor. —Seokjin, sentado en su futón, se burló.

—Hyung, no me estás ayudando.

—Llevas más de diez minutos en eso, Jungkook. ¿Cuál es la finalidad de engominar tu cabello? Se ve bien con el estilo más libre que usas siempre.

—Es que hoy... —cortó su frase, un poco avergonzado por lo que casi suelta sin pensar.

«Hoy es mi cita con Jimin, quiero lucir apuesto, maduro y adulto. Quiero robarle el aliento».

—¿Hoy? ¿Me estoy perdiendo de algo?

—De nada, hyung. De nada. —Optó por alisarlo un par de veces con sus manos, y dejarlo como siempre—. Hoy llegaré tarde.

—¿Acaso alguien tiene una cita? —inquirió con voz juguetona, moviendo sus cejas con picardía.

—No olvides tomar tus analgésicos y demás medicamentos, todavía estás en recuperación —cambió de tema con brusquedad y salió del departamento a gran velocidad.

Habían pasado poco más de dos semanas desde el alta médica de Seokjin. Se estaba recuperando de maravilla. Le habían quitado los puntos hace un par de días y lo habían citado a consulta de seguimiento dentro de un mes. Con todo bajo control, Jungkook se había armado de valor y le había pedido salir a Jimin, quien no había tardado en aceptar para hoy mismo, alegando que era su única noche libre en los próximos días. Si bien Jeon hubiese querido tener más tiempo y preparar algo especial para su salida, no es como que pudiera hacer mucho con su situación económica actual. Le había ido bien hasta ahora, trabajando como cajero en el restaurante familiar del amigo que Jimin le había hablado, pero ni siquiera había recibido su primera paga. Por no hablar de que las cuotas del hospital le tomarían varios meses de salario.

Seguía compartiendo el mismo pequeño apartamento con Jin, solo teniendo una pequeña cocina, un salón con un sofá de dos plazas y una habitación con dos futones que recogían al levantarse, para acomodar una mesa plegable y servir las comidas. Tener un baño interior era un lujo que no podían permitirse, pero los baños públicos estaban cerca, así que no tenían quejas. Nunca habían tenido una vida cargada de lujos, pero con poder estar juntos y protegerse el uno al otro, era suficiente.

Observó su atuendo, que consistía en unos jeans color celeste, un suéter de rayas azul oscuro y blancas, sus botas negras y un gorro, también negro. Era una salida casual, nada ostentosa, tal y como habían prometido. Y en parte agradecía, no podía costearse un costoso atuendo. Nunca se había avergonzado de ser pobre. Para él, la valía de una persona iba más allá de su estatus económico. Sin embargo, a veces, la forma en que había sido visto como alguien inferior por los demás durante toda su vida, lo volvía desconfiado y lo ponía a la defensiva ante la acciones de los demás.

«Tal y como me pasó con Jimin. ¡Qué vergüenza!».

Todavía seguía sin ser capaz de creer la manera en que había tratado al médico cuando este intentó ayudarlo, pensando que se trataba de lástima. Pero no podían culparlo. ¿Cómo iba a ser capaz de imaginar que un hombre como Park Jimin estaría coqueteándole? ¡¿Quién le coquetea a la persona que intentó asaltarle?! Aunque, ciertamente, con lo que pudo ver de Jimin durante la hospitalización de su hermano, así como en sus escasas conversaciones y chats telefónicos, no podía negar que lo veía como un hombre poco convencional e interesante. Con un gran corazón lleno de amabilidad, pero también de rectitud. Un hombre al que vale la pena conocer.

—Hola, Jungkook. Llegas temprano —habló Jimin, recibiéndolo con una sonrisa en su punto de encuentro.

Jeon parpadeó un par de veces, notando por primera vez que sus pensamientos desordenados lo habían traído al lugar acordado. Todavía faltaban diez minutos para la hora que habían quedado.

—Buenas noches. También tú. —Sonrió.

Jimin lucía hermoso, si es que una palabra como esa bastaba para describirlo. Llevaba una camisa color burdeos, un pantalón negro y unos zapatos de igual color; su cabello negro estaba desordenado, pero con un toque tan sensual que parecía como si cada hebra hubiese sido cuidadosas posicionada.

—Te ves increíble, Jungkook. Ese atuendo te hace ver más joven. Creo que me acomplejaré caminando a tu lado esta noche.

—Treinta años no es ser viejo. Me atrevería a decir —lo miró de arriba abajo— que estás en tu mejor momento.

—¿Me estás coqueteando? —preguntó retóricamente Jimin, ante la obvia mirada evaluadora que acababa de recibir.

Jungkook se sonrojó, no pensó que se hubiese dado cuenta. ¿Tan obvio había sido? Pero es que Jimin se veía demasiado bien. No sabía cómo se debió haber visto en su etapa universitaria, pero por cómo se veía ahora, de seguro este hombre era como el vino.

—¿Ya cenaste? —preguntó el médico, cambiando de tema al ver el sonrojo en las mejillas de Jungkook.

—Sí, comí algo antes de salir. —No admitiría que solo había comido un pequeño paquete de fideos instantáneos.

—¿Tienes espacio para algo más? Al final se me hizo tarde para salir del hospital y no me dio tiempo a cenar nada, o llegaría tarde. ¿Me acompañas? Yo invito. Hay un restaurante de barbacoa por aquí cerca que suelo frecuentar.

El estómago de Jungkook hizo un gruñido al escuchar la palabra barbacoa.

—Perdón...

—Tomaré eso como un sí. —Le sonrió sin ápice de falsedad y lo tomó de la mano—. Vamos.

Jeon observó sus manos juntas, sintiendo el cálido tacto. Parecía como si hubieran sido hechas para sostenerse. Sin embargo, notar un par de miradas indiscretas a su alrededor, lo hizo intentar zafarse; pero los dedos de Jimin no dejaron de entrelazarse con los suyos. Al ver esta acción, preguntó:

—¿No te incomoda?

—¿Te incómoda a ti? —preguntó de vuelta, obteniendo una negación inmediata—. ¿Por qué debería preocuparme, entonces? No estamos haciendo nada malo. Tampoco eres mi paciente, así que no incumplo las reglas del hospital.

—Es que... las personas.

—¿Te refieres a todos esos chismosos a nuestro alrededor que parecen envidiar nuestra felicidad? —El volumen de su voz hizo a los curiosos apartar la mirada y seguir su camino con velocidad—. No. No me importan. Me preocupaba que pensaras que iba demasiado rápido al intentar tomarte de la mano, pero si no es ese el caso, no veo por qué no.

»Eres un gran chico, Jungkook. Quiero conocerte. En estas semanas he notado la increíble persona que eres. Mi impresión inicial de tu amabilidad no hace más que reforzarse. Eres el asaltante más lindo que pude desear. Aunque no es como si anduviera por las calles queriendo que me roben o me secuestren.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Jungkook.

—Quizás me tomes como un atrevido, pero solo no quiero que te cohíbas conmigo. No quiero que me veas como el hombre al que intentaste asaltar, ni como alguien que pueda juzgar tus acciones pasadas, porque sabes que no lo haré; tampoco quiero que me mires como el Dr. Park. Deseo ser solo Jimin, el hombre afortunado al que le pediste una cita. Olvida el estatus, los tropiezos, la diferencia de edad y la timidez. Sé tú mismo.

Jungkook simplemente pudo asentir, sin poder encontrar las palabras correctas para decir ante esa declaración.

En el restaurante, ambos pidieron una cerveza y conversaron mientras llegaban su carne y vegetales para asar.

—¿Cómo está tu hermano? Algún problema después de retirarle los puntos? —Jimin inició la conversación.

—Está muy bien, gracias. Dice que le da algo de comezón en la cicatriz a veces, pero fuera de eso, todo normal.

—Eso es normal en el proceso de cicatrización, significa que avanza sin problemas. Me alegra escucharlo. Ahora solo queda ir revisando periódicamente el material de osteosíntesis para verificar que su cuerpo no lo rechace, ni se afloje. Verás que en pocos meses estará caminando. —Le ofreció una sonrisa conciliadora—. ¿Qué pasa? —cuestionó, al ver la mirada algo perpleja de Jungkook.

—Nada. Es que siempre me resulta increíble escucharte hablar de tu trabajo. Tan seguro y paciente, explicando todo tan detallado y fluido. Cada día confirmo más que debes ser increíble cuando estás operando.

Un tenue sonrojo apareció en las mejillas de Jimin. No era la primera vez que recibía un elogio por su trabajo, pero obtenerlo de Jungkook se sentía mil veces más halagador.

—Gracias —contestó con timidez.

—No agradezcas, no es necesario. ¿Cómo fue tu día en el hospital? ¿Muy ocupado?

El mesero llegó con la carne y la colocó en la mesa. Agradecieron y la pusieron a cocer de inmediato, condimentándola a gusto y salivando por el delicioso aroma.

—Bastante tranquilo, en realidad. Tuve pocos pacientes en consulta y pude acabar pronto —mintió Jimin, retomando la plática.

Había salido de guardia y tuvo una cirugía en la mañana y otra en la tarde. Llevaba casi cuarenta horas sin dormir, solo camufladas por cafés bien cargados y una generosa capa de corrector de ojeras. No quería preocupar a Jungkook. Había aceptado porque su corazón revoloteó demasiado ante la petición de la cita y no quería posponerla más, a pesar de que eso implicara perder algunas horas de descanso. Valdría la pena.

—¿A ti cómo te va en el restaurante?

—De maravilla —sonrió sincero—. Taemin-hyung es increíble y me apoya mucho.

—Me alegra. Él puede ser muy alegre e intenso a veces, pero su gran alegría es proporcional al tamaño de su gran corazón.

—No lo dudo, tengo mucho para agradecerle y apenas van pocas semanas. También me presentó a un conocido que buscaba ayuda en su bar. Empecé allá también, hace algunos días, voy un par de noches a la semana.

—No te sobreesfuerces, Jungkook.

—No lo hago, hyung, no te preocupes. Dejo el resto de las noches libres y el horario en el restaurante no es demasiado apretado. Tengo tiempo de estar en casa, cuidar a Jin y descansar.

—Si es así, me quedo más tranquilo. —Desvió su mirada a la carne frente a ellos—. Ya parecen estar listas. Comamos.

Cada delicioso bocado entró a sus bocas y fue devorado a gran velocidad, entre conversaciones triviales y bromas, pasando un divertido rato juntos. Era increíble y maravillosa la manera en que se compenetraban y se entendían, como si los seis años de diferencia fueran nada, y el poco tiempo de conocerse no fuese impedimento para sentirse libre al lado del otro.

—¿Qué te gustaría hacer ahora, hyung? —preguntó Jungkook, al salir del restaurante.

—Ya que fuiste tú quien me invitó a salir, dejaré el itinerario a tu disposición. Nos desvié de tus posibles planes para calmar mi estómago hambriento, no puedo seguir interponiéndome en los planes que tu mente joven tiene para esta noche.

—¿Mente joven? —Se rio—. Te advierto que esta mente joven pensó ir al cine y poco más. Pero las proyecciones nocturnas del cine más cercano son todas de terror, y yo... Digamos que no es mi género favorito. —Se rascó la nuca, apenado—. ¿Qué tal un paseo nocturno? Aunque si quieres ir a un bar, también está bien.

—El paseo suena genial. Mañana tengo una operación importante en el salón pediátrico y no quiero demasiado alcohol en mi sistema.

—Pues un paseo será, entonces. —Jungkook lo sostuvo de la mano, entrelazando sus dedos sin ápice de vergüenza o timidez en esta ocasión.

Llevaban un rato caminando y se habían alejado de la calles principales. Los transeúntes habían disminuido gradualmente, así como los automóviles. Solo eran ellos, la fresca brisa nocturna, los árboles y el sonido de los grillos.

Los hombros de Jimin se estremecieron y su agarre en la mano de Jungkook se hizo más fuerte.

—La temperatura está bajando más rápido de lo que pensé este año. Puede que tengamos nieve antes de diciembre. —Un pequeño vaho se escapó en su aliento.

—No me extrañaría. —Jeon detuvo sus pasos, se volteó hasta quedar frente a Jimin, se quitó su gorro y se lo colocó en la cabeza al médico—. Listo, así tus neuronas se mantendrán calientes —bromeó—. No me gustaría que te resfriaras.

—Gracias, Kook. Eres muy amable. Demasiado amable para ser un ladrón.

—No sigas recordándome mi oscuro pasado. —Le dio un golpecito en el hombro.

«Tierno», pensó Jimin.

—Es que es demasiado divertido —rio.

—Si no paras, te quitaré el gorro para que tus neuronas se congelen. No solo hoy, me aseguraré de hacerlo también cuando comience a nevar. Será parte de mi cruel venganza. —Hizo un puchero.

«Demsiado tierno». La mente de Park volvió a aseverar.

—Me encantaría, Jungkook.

—¿Qué cosa? —preguntó, obviamente confundido.

—Me encantaría que mis neuronas se congelaran, si con eso puedo ver la primera nevada contigo. —Las mejillas de Jimin se colorearon de un carmín intenso.

—¿Estás queriendo decir lo que creo? —El rubor de Jungkook se expandía hasta su orejas.

—Diría que sí, pero, para estar seguros, lo repetiré de manera más clara: Jeon Jungkook, ¿te gustaría ser mi novio? —Sonrió, sosteniéndole ambas manos entre ellos—. Si crees que es muy pronto y debemos esperar a tener otra cita, está bien; si debemos esperar a que la nieve caiga del cielo, también está bien. Esperaré lo que haga falta, te conquistaré de todas las maneras posibles, haré que...

Sus palabras fueron interrumpidas por los labios de Jungkook, que se posaron sobre los suyos sin previo aviso. Cuando se separaron, un brillo de felicidad inconfundible adornada los labios del menor.

—Sí, Jimin. Sí quiero ser tu novio. Estaré esperando con ansias esa segunda cita, y que podamos ver la nieve juntos. No es necesario que intentes conquistarme, porque ya lo has hecho. Pero si hacer que cada minuto que pase me enamore más de ti, es sinónimo de conquistarme, no dudo que lo harás.

—Creo que el que está siendo conquistado, soy yo. ¿También estás tratando de conquistarme? Jamás lo hubiera imaginado. ¡Qué coincidencia!

—¿Crees en las casualidades? Porque si fue la casualidad lo que me llevó a conocerte, entonces yo sí creo.

—Me encanta creer —afirmó Jimin, acercando sus labios a los de su ahora novio, para regalarle otro beso.

¿Quién soy y qué he hecho con mi cerebro? ¿Dónde está la Saky que todo lo que escribe le sale angst? ¿Qué es todo este soft? 🤣🤣🤣

Holiwis. Aquí está el extra prometido para esta historia. Espero les haya gustado leerlo, tanto como a mí escribirlo. Me da algo de pena por quienes la leyeron hace tiempo y no puedan acceder a este capítulo, ojalá puedan leerlo alguna vez.
Me gustaría leer sus impresiones. 💜

Chao chan 😘

Nos leemos en próximos proyectos.

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