Capítulo 2

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Jimin no podía creer lo que había escuchado. Ahora se atrevía menos a entrar, si descubrían que los había escuchado, no reaccionarían bien, además de que los pondría en una situación difícil e incómoda, lo cual no era su intención.

No todo el mundo tiene dinero para pagar la atención médica... ¿Por qué la salud debe tener un precio? ¿Por qué este precio, a pesar de no ser siempre elevado, es imposible para muchos? ¿Quién tiene la culpa? ¿Buscar un culpable es la solución?

Esos breves instantes le permitieron a Jimin comprender que aunque se desvelara pensando, los engranajes de la sociedad no dejarían de moverse, los precios no cambiarían, la situación no mejoraría. Por más que lo desease, no podría solucionar los problemas de todo el mundo, sin importar cuánto doliera.

Al ser médico y haberse graduado para salvar vidas, se había sentido frustrado y derrotado más de una vez por esa realidad. Sin embargo, a pesar de no poder ayudar a todos los necesitados, había algo que sí podía hacer. Compuso su mejor sonrisa, tocó a la puerta y entró a la habitación.

—Buenos días, Seokjin —saludó al paciente, cuyo nombre conocía por la historia clínica—. Soy Park Jimin, el médico que te operará. ¿Cómo te encuentras? —Miró alrededor, pero el propietario de la otra voz que escuchó no se veía por ninguna parte.

—Me siento bastante bien, gracias —contestó algo inquieto—. ¿Qué le sucedió en el rostro? —preguntó preocupado.

—Nada grave, un pequeño percance.

Una tercera voz se escuchó exclamar desde la puerta del baño, acompañada del ruido de un plato rompiéndose en el suelo.

—¡Oh, Dios mío! —Jungkook dejó caer los trozos de la manzana que acababa de pelar.

—Eres tú. —Jimin se unió al club de los sorprendidos.

El castaño no podía creer lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible que la persona que estuvo a punto de asaltar la noche anterior, a quien incluso lastimó, resultara ser el médico de su hermano? ¿Una casualidad así era posible? Jimin estaba igual de anonadado, a pesar de que una de las voces le había sonado familiar desde fuera, no había logrado identificarla. Ahora todo cobraba sentido en su cabeza.

—¿Está todo bien? —preguntó Hoseok desde la entrada, tras regresar de enviar las fotos de la radiografía.

Jungkook negó con la cabeza de inmediato y se agachó a recoger los pedazos del plato, haciendo una pequeña cortadura en su dedo índice.

—Todo está bien, Hobi —le respondió Jimin—, solo fue un accidente. Lo llevaré a verificar si necesita sutura y a ponerle una curita. —Se acercó al muchacho y lo tomó del brazo—. Llama a una auxiliar para que recoja eso y orienta al paciente sobre lo que le haremos. Regresamos en un momento.

Jeon trató de soltarse del agarre del médico varias veces, pero le fue imposible. No sabía si realmente lo llevaba a vendar; o, si tras reconocerlo, lo arrastraba a las autoridades para denunciarlo.

—¡No me entregue a la policía, por favor! —rogó—. Juro que lo lamento, no lo volveré a hacer.

—No te llevaré con la policía, tranquilo —intentó calmarlo.

—¡No se lo diga a mi hermano! —Se arrodilló y lo agarró de la bata—. ¡Él no sabe nada, no tiene la culpa de nada, yo decidí todo por mi cuenta!

La mente del joven parecía haberse acelerado tanto que construyó una hipótesis descabellada en cuestión de segundos. Jimin se sentía incómodo, estaban en medio del pasillo, todos los que pasaban se les quedaban mirando. Sin poder soportarlo más, abrió la puerta que daba a una de las habitaciones para los pacientes que estaba sin usar, tomó al muchacho por el brazo y lo llevó dentro. Si quería conversar tranquilamente unos instantes, ese era el lugar ideal.

—¡Cálmate! —Lo sacudió por los hombros—. Solo quiero conversar un rato. No le diré nada a nadie, ni te haré nada. —Jungkook detuvo su crisis de inseguridad por un momento.

—Pero, yo... te asalté, te lastimé y... —Bajó la cabeza y un par de lágrimas se escaparon de sus ojos—. Merezco todo lo que quieras hacerme y —su voz comenzó a temblar—, aun así, tengo el descaro de pedirte que no me denuncies. ¡Soy una basura!

«No eres una basura. Eres demasiado amable», pensó Jimin corroborando su hipótesis sobre él.

—No hables así. Si fueras una basura, no te recriminarías de esa forma, ni te disculparías sin descanso cada vez que me ves a los ojos, y tampoco me hubieses ofrecido tu pañuelo para cubrir mi herida. —Lo ayudó a sentarse en la cama y comenzó a desinfectarle el pequeño corte en el dedo.

La mirada de Jungkook se alzó hasta encontrarse con los ojos de Jimin, quien lo apreciaba con expresión enternecida; se sonrojó de inmediato. Sin embargo, el rubor se disipó en cuanto se enfocó en el vendaje sobre la mejilla del médico, recordando que había sido el causante de dicha lesión.

—¿Te duele mucho? —Antes de poder pensar en lo que hacía, sus dedos delineaban el borde del pequeño parche en el rostro contrario con suma delicadeza.

—Estoy bien. —Jimin le acarició los dedos, sorprendiéndose con su propia acción.

«¿Qué estoy haciendo?», fue el pensamiento común.

Se separaron inmediatamente, con el carmín invadiéndolos. Jimin fue el primero en recuperar la compostura, retomando la conversación.

—Escucha..., ¿Jungkook, cierto? —verificó su nombre y el aludido asintió—. No te juzgo, no lo mereces. Estando yo en tu misma situación, puede que la desesperación me hubiese ganado también.

—¿Mi situación?

—En realidad, escuché la conversación que tuviste con tu hermano hace un rato. —Los ojos de Jeon se abrieron hasta el límite—. No fue mi intención, te lo prometo, solo no supe en qué momento anunciarme.

Jungkook comenzó a abrir y cerrar la boca, pero no logró articular palabra alguna. Que su plática con Jin hubiese sido husmeada daba paso a una hipótesis peor que las dos anteriores: si la información llegaba a la administración del hospital, se suspendería la cirugía. Hizo el amago de ponerse de pie para marcharse, pero el doctor le cortó el paso.

—Yo...

—No diré nada, lo juro.

—¿Qué? —No creía lo que acababa de escuchar.

—Sé que las tarifas médicas son exorbitantes a veces, pero, esta vez ese no es el caso. Tranquilo.

—¿Por qué me dices esto? ¿Crees que soy un muerto de hambre? —Se levantó indignado.

—¡No! ¡Claro que no! Te lo digo porque puedo ayudarte.

—No necesito tus limosnas, gracias.

El enojo, mezclado con decepción, apareció en el rostro de Jeon. Por un momento, creyó que Park Jimin era diferente, que lo veía por quien era y podría llegar a comprenderlo, pero, según parecía, se había confundido, todo ese comportamiento amable no era otra cosa que un producto de la lástima.

—¿Limosnas? —El médico, en primera instancia, no comprendió el significado de aquellas palabras.

—Sí, limosnas. No quiero tu lástima, no voy a ser el motivo para justificar tu buena acción del día, Dr. Park.

—¿Qué? —Se sorprendió, no esperaba eso. No quería ser malinterpretado, así que enserió su voz y procedió a explicar—. Escucha, no sé por dónde estás queriendo llevar esta conversación, pero te advierto que vas por el camino equivocado.

»No me estoy ofreciendo a pagar la operación de tu hermano, ni nada por el estilo. Si bien la solución de los problemas de los demás no está en buscar un culpable, tampoco está en resolvérselos, no soy una entidad omnisciente. Te iba a decir que hay un amigo mío, dueño de un pequeño negocio, que está buscando empleados y la paga es buena. Pensaba recomendarte porque pareces un chico responsable.

»El hospital ofrece una opción de pago a plazos, viene con intereses incluidos, pero no son un imposible. Disculpa si te hice creer que sentía lástima por ti, te garantizo que no es el caso, de hecho, admiro tu resiliencia. Simplemente pensé que esta era la mejor manera de pagar tu deuda sin hacer cosas de las que pudieras arrepentirte.

El silencio invadió la habitación, siendo interrumpido, pasados pocos segundos, por el sonido de Jungkook al levantarse bruscamente de la cama. Jimin creyó que sus intenciones no habían sido comprendidas y una ola de reproches mayor que la anterior se aproximaba. Sin embargo, lo que presenció fue al joven de castaña cabellera hacer una reverencia mayor de noventa grados, muestra tangible de un gran arrepentimiento.

—¡Lo lamento! No solo te lastimo y te suplico por clemencia, sino que también te juzgo erróneamente. Tienes todo el derecho de estar enojado. De verdad, lo siento mucho.

—Levanta tu cabeza, por favor. No estoy enojado. —Este era otro malentendido que parecía tener que aclarar—. Hablé con claridad y temple para que no atribuyeras mi explicación a la lástima. Quiero ayudarte porque siento que lo mereces, porque la amabilidad que me mostraste, sin necesidad, a pesar de significar perder la oportunidad de ayudar a tu hermano, quiero retribuirla.

El menor levantó la mirada, sus ojos estaban cristalizados. Se había puesto tan a la defensiva que había terminado creando más disyuntivas por sí solo. Ni todas las palabras del mundo le serían suficientes para expresar el agradecimiento que albergaba su corazón, así que, para no continuar complicando las cosas, dio a conocer sus sentimientos de manera simple y clara.

—Gracias... Dios, no merezco esto.

—Todos merecemos una oportunidad para remediar los errores y caminar hacia el futuro con la frente en alto. ¿Por qué tú no?

—No sé cómo pagarte todo lo que estás haciendo.

—Pues eso es un problema, siempre cobro por mis servicios... —Sonrió travieso y coqueto, dejando a Jeon desconcertado—. ¿Qué tal salir a tomar unos tragos? Me gustaría que nos conociéramos mejor. Sé que ahora está la situación con tu hermano. No te preocupes, puede ser después de que se recupere.

El brillo de la expectativa apareció en los ojos de Jungkook. ¿Qué era esa química inexplicable que había aparecido en el ambiente? Recordó entonces algo que lo hizo llenarse de inseguridad, en lugar de comenzar a imaginar escenarios color de rosa.

—Dijiste que escuchaste la conversación que tuve con mi hermano, ¿cierto? —La duda se anudaba en su garganta.

—Algo...

Jimin supo de inmediato a qué parte de la conversación se refería. Para cualquiera, salir por unas copas no sería la gran cosa, pero, si Jungkook era gay y sospechaba que él lo sabía, tenía motivos para ponerse a la defensiva, las acciones y expresiones discriminatorias no son fáciles de superar.

—¿Escuchaste sobre... mis gustos? —Lo mejor era ir directo al grano para ahorrarse tragos amargos. Jimin era buena persona, no lo denigraría ni maltrataría; a pesar de creerlo, el miedo de un rechazo por su parte solo por su orientación sexual dolería demasiado.

Jeon era transparente a los ojos del médico, todos sus sentimientos e inseguridades estaban escritos en su rostro. No se trataba de que Jimin fuese un experto en psicología o pudiese leer a la perfección el lenguaje corporal ajeno, era tan sencillo como que él había tenido esa clase de pensamientos también alguna vez.

Estaba al tanto de ese extraño algo que existía entre los dos, si se trataba de lo que creía, lo mejor era andarse sin rodeos y dar el primer paso.

—Sí, escuché cuando dijiste que eres gay, si es lo que te preocupa. —La mandíbula del menor se tensó—. Es justo por eso que creé un pretexto para que me invitaras a una cita. —Le guiñó el ojo

La rigidez en el rostro de Jungkook se transformó en una brillante y sincera sonrisa. ¿Era posible que Jimin...?

—¿Quieres tener una cita conmigo?

—Por supuesto... Nada elegante, mantenlo casual, ¿ok?

—Ok. —Sonrió—. Vaya... Han acabado siendo muchas casualidades entre nosotros, ¿no crees?

—¿Crees en las casualidades?

—Ahora, sí, porque me permitieron conocerte.

—Eres todo un romántico, Jeon. Me gustan los chicos románticos, vas ganando puntos. —Le sonrió y se dirigió hacia la puerta—. Regresemos, es hora de operar a tu hermano. No te preocupes, todo saldrá bien.

—No estoy preocupado, sé que está en las mejores manos. —Caminaron juntos con la promesa de un nuevo encuentro y las puertas abiertas a una nueva vida.

Las casualidades pueden ser una de las muchas formas que toma el destino para guiarnos a la felicidad, solo se necesita una pizca de valor para extender la mano y tomarlas. Es mejor dar un paso enfrentando el riesgo de la derrota, que pasar una vida arrepintiéndonos por lo que pudo ser y no fue, por culpa de nuestra cobardía. Hay que luchar para vencer y arriesgarse para ganar.

Y hasta aquí llega este pequeño proyecto que surgió a modo de regalo. Espero les haya gustado, en especial a la cumpleañera. 💜

Espero nos leamos pronto en actualizaciones de mis otras historias y me acompañen en próximos proyectos. ☺️

Chao chan 😘

Hasta el próximo fanfic.

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