35. ¿Amor u obsesión?

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El multimedia es cortesía de nicole20b yo tenía un conflicto interno con Agniet porque me la imaginaba de pelo negro pero al ver esta imagen de a chica encajó perfectamente. ¿Ustedes cómo se la imaginaban?

La belleza tan subjetiva como le parecía a algunos o tan importante como era para otros me parecía irrelevante. Ante cualquier rostro o cualquier obra de arte, porque no había nada más hermoso a mis ojos que ella misma.

Y ahí estaba, tan maravillosa y salvaje como la primera vez que la vi, hace tanto tiempo que recordarlo dolía. Agradecía mi edad congelada pues casi estábamos a la par, en otro momento eso me había preocupado.

Pero algo manchaba su belleza y no era el miedo que mostraba, no, era algo más que eso. Su vivacidad que me había cautivado en su momento ya no estaba, en su lugar, la marca de la desesperanza ensombrecía su semblante.

¿Era yo quien causaba eso? ¿Cómo podría? ¿Acaso no entendía que yo era incapaz de hacerle daño adrede? ¿No se daba cuenta de mi amor?

Cada una de sus palabras me dolían infinitamente y me enfurecía que no viese mis ganas de darle el mundo solo a ella.

No soporté por mucho sus palabras y que no me dejase explicarme. Ahí, agazapada en el baño, con el pelo pegado a cara por las lágrimas le dejé y tomé asiento al otro lado de la puerta después de cerrarla tras de mí.

—Me voy a quedar aquí, hablaré y me vas a escuchar —mi voz me sonaba ajena.

Tenía un matiz distinto; no burlón o enojado. Con ella casi volvía a ser yo mismo, el antiguo Ashton.

—Tenía dieciséis cuando lo supe, mis padres no entendían porque estaba enfermo todo el tiempo y cuando por fin me diagnosticaron pasaron de congregar sus vidas a mí para hacerlo con el cáncer. Mi vida solo era esa maldita cosa que me estaba matando desde dentro.

>> El día que me enteré digamos fue el día que todo esto fue escrito aunque yo mismo no lo sabía. —sonreí para mí, todo era tan fácil con ella—. Huí de ellos, por primera vez en años me sentí bien a pesar del dolor en mis huesos y el ardor de mis pulmones, estaba solo y era libre. Caminé mucho, hasta llegar a un viejo parque.

Los recuerdos llegaban en oleadas y volvía a sentir las intensas emociones que sentí en cada uno.

Me eché la capucha sobre la cabeza para cubrirme, observaba el lugar desierto. Solo había tres niñas, una de ellas corría por todas partes mientras las otras más grandes charlaban tranquilamente.

Una de las más grandes comenzó a molestar a la más pequeña hasta hacerla llorar y la otra enfureció metiéndose entre ambas y propinándole un empujón a la agresora que la hizo caer de culo. Lo admito, la escena me causo gracia, solo esas niñas peleando habían tenido más acción que yo en toda mi vida. La defensora tomó a la pequeña, que era claramente familiar suyo y se fue con la cara tan enrojecida como su cabello.

No volví a verles, al menos hasta el año siguiente.

Salí furioso de mi terapia, la psicóloga se empeñaba en aquello de "vive como si fuera el último día" ¿Pues qué crees? estaba viviendo literalmente mis últimos días, meses a lo mucho. Entonces la vi; con un perfil mucho más marcado que hace un año pero conservando aún rasgos infantiles, era ella, iba en bicicleta riendo mientras el viento golpeaba su rostro, su inconfundible cabello le delataba, en el pueblo nadie era así y tampoco se reían con aquella fuerza y vivacidad.

Me descubrí a mi mismo yendo cada día a la plaza para verle ir en la bici, desistí dos semanas antes de terminar el verano, debía parecer un enfermo mirando a esa niña cuando yo tenía diecisiete años. Además, ella era vitalidad en su máxima expresión, inocencia y pureza...mientras que yo era un simple despojo humano.

El año siguiente me pareció una broma del destino, era oficial, el cáncer estaba en todo el cuerpo y no había mucho por hacer. Dejé crecer mi pelo y al menos podía fingir en el instituto que ya no estaba enfermo, eso no hacía mucho, seguía siendo "el chico con cáncer" sin embargo, creí conseguir algo bueno (amigos de verdad). Amigos que no se alegraron por mi cuando mi cambio llegó ¿querían verme enfermo por siempre? No me entendieron... y yo que casi les cuento mi secreto. Solo uno de ellos se quedó.

Nunca creí que una transformación tan brutal tendría lugar en mí, nunca pensé que aquél mundo del que me volví parte existía siquiera. Mi cuerpo apenas se acostumbraba a no estar enfermo, sin cansancios o hemorragias esporádicas, mis rasgos se afilaron y mis ojos lucieron de un oscuro color. Tuve apoyo y me controlé luego de un tiempo, a pesar de lo que era nunca me sentí más normal. Estaba curado.

—Te vi llegar ese verano —ya había perdido la noción de cuánto tiempo llevaba hablando—. Supe dónde vivías, y fui cada maldita noche a velar tu sueño. Tenías catorce y eras absolutamente hermosa, pero seguía siendo imposible conmigo acostumbrándome a mi nuevo ser. Si no podía estar contigo, yo iba a ser tu guardián. Te cuidaría hasta que algún día pudiera intervenir en tu vida como alguien importante, porque lo haría, sabía que estaríamos juntos.

>>No obstante, ese verano te fuiste antes y eso me enfureció ¿A dónde ibas? ¿Alguien te esperaba en aquél lugar? No me había sentido tan fuera de mí, comencé a viajar esperando encontrarte en cada lugar pero no fue así, conocí a muchas personas como yo y supe que no era normal incluso en esta especie —solté una carcajada seca—. No era normal siendo humano y no era jodidamente normal siendo vampiro; era un "inestable" un vampiro con altas posibilidades de quedar cegado antes que cualquiera y eso se debía a que en vida había sufrido de una enfermedad incurable. El puto cáncer de nuevo incluso en la inmortalidad.

>>No creí volver a verte cuando regresé al pueblo, pero ahí estabas en aquella fiesta luciendo tan mayor y tan hermosa que deseaba drenar la vida de todo aquél que te miraba.

>>Se supone que tenía diecinueve aunque me había congelado en los dieciocho, entonces lo entendí, la brecha de edad se hacía menor —me levanté para pegar la frente a la puerta. Nunca me sentí tan humano—. Pero yo te quería en ese momento, me hizo feliz esa primera sonrisa, ese primer saludo y mi nombre saliendo de tus labios y siendo acariciado por tu dulce voz. Me arrepiento cada día de lo que pasó en el hotel, nunca me lo perdoné y no creo que lo haga jamás.

No podía perdonarme el hecho de fallar en su transformación, de no darle una vida inmortal junto a mí.

La puerta se abrió y ella estaba frente a mí, como una diosa, el blanco era su color. Le daba esa imagen de pureza que tanto me llenaba.

—También me arrepiento —su voz estaba ronca y áspera—. De haber siquiera volteado ese día, de haber sonreído y de haber hablado.

Cerré los ojos canalizando mi ira.

—No...lo...entiendes. Anabelle eres mí jodida vida entera, te amo, eres mí pasado mi presente y toda mi eternidad. Déjame demostrarte que tienes un lugar a mi lado, haré lo que me pidas —le estaba rogando con toda sinceridad—. Si no...si no quieres ser inmortal lo entenderé y serás feliz a mi lado como humana.

Hizo su cara a un lado sin poder sostenerme la mirada.

—Gracias a ti ya no soy humana.

Fruncí el ceño.

—¿De qué estás hablando?

—Soy un híbrido.

Aunque lo dijo en un murmullo lo entendí a la perfección, recordé mis conversaciones con Eithan y sus intentos por explicarme el Libro de la Vida.

Mi preciosa diosa era algo mas allá de mi entendimiento, un nuevo objeto de estudio, un nuevo poder que nos llevaría quizá a ser los amos de nuestra especie.

¿Podía ser más perfecta?

Cuándo planeé todo esto de fingir mi muerte lo hice pensando en todo lo que Ashton me daría, por fin íbamos a estar juntos sin tapujos, sin Arion tras de mí para apartarme. Desde el momento en que conocí a Ashton supe que había algo diferente en él, lo percibía y no se trataba de su inestabilidad, no. Me llegaba una visión futurista de la grandeza que su esencia traería y me vi a mi misma siendo su reina, con sus ojos solo para mí.

Pero ¡No! Desde que ella había llegado era solo ella y nadie más.

Necesitará ropa.

Arregla una habitación.

Vigila cuando despierte y llámame.

Ni se te ocurra acercarte a ella.

Soñaba con ser una reina y me había convertido en su puta sirvienta.

Tiré a un lado la botella sobre la mesa junto a la cama, esta se abrió expandiendo el espeso líquido rojo por la alfombra, el olor inundó mis fosas nasales enviando una punzada de hambre directo a mi estómago. Cojo con rapidez la botella e ingerí lo que restaba.

El motivo de mi arrebato se debía a que en lugar de tener un lindo despertar junto al dueño de mi eternidad, había despertado en una cama vacía. Solo dormíamos tras drenar grandes cantidades de energía y eso era algo que Ashton sabía muy bien cómo hacer...deliciosamente bien.

Y aunque solo habían pasado pocas horas de eso, él ya no estaba. Observé la pequeña pantalla sobre su mesilla de noche y vi lo que me temía.

Ahí estaba, en una habitación blanca, sentado con la espalda pegada a la puerta de lo que sabía era un baño, iba con el pijama aún puesto. La imagen no tenía sonido, pero su mirada abatida me decía todo lo que necesitaba, seguramente ella estaba dentro y aunque él fácilmente era capaz de tirar la puerta abajo, decidía hablar de aquella forma para no espantarla.

Patético.

Él me había explicado que requería a la pelirroja para sus propósitos, sin decirme muy bien qué papel jugaba ella.

No me preocupaba la chica, Ashton me amaba a mí y yo partiría su cuello si era necesario para quitarle de en medio.

Hace mucho que lo deseaba.

Me levanté frustrada y vistiendo solo una camisa de él abierta. La puerta se abrió revelando una alta y bien trabajada figura de rizos rubios; no podía evitar dejar salir mi lado lujurioso ante semejante vista.

Mordí mi labio.

—Como lamento que seas gay.

—Pansexual —recalcó serio.

—Eso mismo.

—¿Puedo verla? —su exquisito acento me hizo apretar los muslos.

Elevó una ceja.

—¿Me das un beso? —recorrió mi cuerpo con desinterés deteniéndose en mis pechos.

Ashton no era celoso, podía divertirme un poco.

Sonreí.

—No me van las rubias.

Hice un puchero, no tenía mucho que hacer

Así que de una forma u otra iba a cabrear a mi novio, él lo había hecho bastante el día de hoy conmigo.

Le tendí la pantalla y tras teclear un código otra escena comenzó a reproducirse. Este no era un cuarto adosado y pintoresco, más bien una diminuta habitación oscura y sin decoración que contenía nada más que una cama en un rincón y un diminuto baño; había una figura enroscada en posición fetal en la cama, tenía el pelo tan largo que parecía cubrir todo su pequeño cuerpo, era más o menos de mi tamaño.

Y si, aunque me molestaba admitirlo, yo era pequeña.

Mi sonrisa se ensanchaba conforme la expresión de Eithan se alteraba, respirando erráticamente y aferrando el aparato con mucha fuerza, suavizó un poco el gesto cuando el rostro de ella fue visible y deslizó un dedo por la pantalla con añoranza.

Vaya con el marica...uish perdón, pansexual.

Me iba a divertir un poco, después de todo él no podría hacerme nada o nunca sabría donde se encuentra la mocosa.

—¿No está bueno canal calabozo? —pregunté con inocencia.

Cada vampiro desarrollaba una característica especial que evolucionaba con los años, leer el aura era lo mío aunque no podía hacerlo sin sentirme cansada luego por mi propia inestabilidad.

Chispas de rabia y dolor sobresalían en Eithan y algo más que intenté descifrar cuando sus movimientos en la pantalla me interrumpieron.

Con una triunfal sonrisa la volvió hacía mi.

—Pelirroja tv no está mal —dijo burlón.

En él se veía a Ashton de pie junto a Anabelle, se veía devastado mientras hablaba y ella estaba roja e hinchada. Quise ahorcarla incluso a través de la pantalla por lucir tan ridículamente desolada. Tirar de su brillante cabello lleno de color y tan diferente mi pálido tono.

La odié cuando la vi, su humanidad y la marca de Ashton en ella; la locura de Ashton la desató una chica y en aquél avión supe que la tenía a mi lado. Planeaba sacar toda la iformación posible de ella y entregarla yo misma cuando me ganara su confianza pero ni siquiera soportaba tenerla cerca, fingir amabilidad era un infierno,

Verlos frente a frente me repugnaba, no debería estar tan tranquila frente al que fue su agresor y él...él no debería lucir tan...enamorado.

Lo peor de todo fue cuando él se acercó y envolvió sus brazos a su alrededor, ella no lo rechazó. Fue mi punto cumbre, tomé el aparato y lo estrelle contra la pared.

—Eso debió doler —dijo Eithan con un falso puchero.

Se agacho a mi altura tocando mi hombro y lo aparté con tan fuerza que sentí mis ojos arder.

—Él me ama a mí ¡¿Lo entiendes?! A mí —grité.

Se marchó con las manos en alto y una arrogante sonrisa.

Me las iba a pagar, él y esa estúpida pelirroja y todo el que se atreviera a retarme.

Limpié una roja y furiosa lágrima.

Él me amaba a mí.

Solo a mí.

El título es una pregunta para ustedes, contesten según lo que crean sobre la imagen del amor que tienen los dos narradores de este capítulo.

Gracias una vez mas por su apoyo, no he tenido mis mejores días, pero aún así no he dejado de escribir por ustedes y todo el amor que le dan a la historia. l.

Los quiero muchísimo y nos leemos pronto.

Besos💖

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