|Incapaz de sentir|

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Título: Incapaz de sentir.

Advertencias: Apto para todo público. Futuro imaginario.

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Black Hat, había llegado a aprecia Flug. Estaba mal y el eldritch era consciente de ello, así que para evitar que ese inmundo afecto le agraviara le hizo una propuesta al chico.

«Si consigues derrotar a Goldheart, por tu cuenta, te permitiré dejar Black Hat Organization, con vida».

Y lo consiguió. Él sabía que lo haría, para alejarlo sin levantar demasiadas sospechas.

Después de años de servicio, Kenning Flugslys, se había ganado su libertad y decidió pasar el resto de sus días junto a Cecilia Amanda Kelly y 5.0.5.

Flug, sabía que Black Hat, vendría eventualmente por él así que procuraba disfrutar hasta el último momento con su familia.

Reclamar una vida, se suponía que sería un trabajo sencillo para Lord Black Hat, pero no. Nada era sencillo para él cuando se trataba de Flug.

El destino de ese hombre ya había sido sellado y aunque en el fondo lo deseara, no podía cambiarlo, nunca.

Puede recordar con claridad el día en que Flug, estrelló su avión en la mansión y lo obligó a firmar un contrato para entregarle su alma.

Le permitió vivir y trabajar para él. Le permitió equivocarse y lo castigó horriblemente por ello. Lo vio romperse y levantarse para luchar. Los humanos era frágiles y predecibles, los había observado durante tanto tiempo que ya sabía de memoria en que consistía su significado de vida.

Lo único diferente es que él se vio envuelto en la vida de Flug.

Lo vio convertirse en un hombre, un villano y finalmente en un padre y un esposo. Lo apartó, aunque quisiera mantenerlo a su lado.

Entonces lo supo, sabía que había llegado la hora e ignoró el torbellino de extraños pensamientos que se formaban en su cabeza, no quería lidiar con ellos y quebrarse.

Con un solo chasquido se teletrasportó al lado de Flug y por primera vez en mucho tiempo pudo observarlo de cerca.

El hombre estaba sentado en un sillón individual, dormido, extremadamente delgado y ya no utilizaba aquella bolsa de papel en la cabeza que tanto lo caracterizaba, ahora, tenía el cabello largo y gris que le llegaba a los hombros, una barba de candado y el peso de los años se marcaba en su rostro.

«Ha envejecido».

Flug, se despertó sintiendo frío, pestañeó y acomodó sus lentes, percatándose de la oscura y tenebrosa presencia que tenía delante, lo miró, con esos ojos cansados que no habían perdido ese brillo de entusiasmo y habló.

—¿Lord Black Hat, es usted?— Preguntó, su voz también había cambiado, era más ronca y lánguida.

—Sí, Flug, soy yo— Se mantuvo a una distancia prudente, con el rostro inexpresivo.

—¿Ha venido a cobrar mi alma?— Inquirió, sin miedo o remordimiento.

—En efecto— Black Hat, lo vio reírse para después toser.

—Ya se había tardado, señor.

Black Hat, apretó los puños, ya había hecho esto innumerables veces, pero en esta ocasión titubeó e hizo todo uso de todo su autocontrol para poder inclinarse frente a Flug y tomarlo delicadamente del rostro. Imaginándolo como en el pasado, aquel chico temeroso que usaba una bolsa de papel en la cabeza, que era en algunas ocasiones aterrador, sonriendo para él. Algo se estrujó en su pecho y apretó sus afilados dientes antes de hablar.

—Fue un gusto, Flug.

—El gusto fue mío, jefecito— Le sonrió y sus ojos se cerraron, entregándose a la muerte.

Black Hat, sintió el alma de aquel hombre formar parte de su colección ahora. Observó por unos instantes el cuerpo, ahora pálido y gélido antes de retroceder.

Y se alejó usando su cuerpo astral, cuando algo humedeció su mejilla de repente.

¡Maldita sea, no!. ¿Estaba llorando?. Él era Black Hat, no podía permitirse aquello, él era... Se suponía que debía ser... Incapaz de sentir.

Pero lloró, lloró como nunca lo había hecho.

«Siempre supe que sucedería pero nunca creí que me afectaría tanto.

Debería disfrutarlo, yo...».

Gruñó y recobró la compostura, se detuvo frente a la casa de su próxima víctima, un hombre llamado Víctor, que había contratado su servicio hace muchísimos años en Monte Macabre, moriría esa misma noche y debía presentarse allí.

Más fuerte que antes, avanzó, listo para terminar su trabajo.










Gracias por leer.

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