El destino se ha burlado de mi al traerte a mis brazos,

Pues ahora que más deseo tenerte conmigo, tu figura oscura me sonríe perversamente antes de esfumarse y dejar consigo el fétido aroma del abandono, el amargo sabor de unos labios efímeros y el inaudito sonido de un corazón que huye despavorido de un amor que a penas alcance a demostrar.

¿Que he hecho? Llegó a preguntarme en mi soledad.

¿Que he dicho? Llegó a preguntarme en mi soledad.

¿Que puedo hacer? Llegó a preguntarme, una y otra vez, en esta soledad que se ha establecido desde que ya no estás,

Como una planta curativa, cuya tarea es sacarme tus mentiras en forma de espinas, clavadas en lo más profundo de mi corazón.