Cuando la lluvia se detiene repentinamente, y todo pasa a través de mi mente.

Cuando mis cortinas se alzan con la llegada de una ligera brisa, e invade mi cuerpo como una escalofriante y sobrenatural caricia.

Cuando los ojos de una estatua se humedecen con el clima, y se reflejan en ellos la humanidad misma: el miedo, el amor; y de lo que carecemos la mayoría.

Me convierto en testigo de todo aquello que narró ahora, y que veo cada día, como un soldado que cuenta las balas que no llegaron a tocarlo y que se burla sin cesar de sus casquillos agotados.

Como un hombre fantasioso que imagina historias que jamás han pasado:

Buscando amor dónde reina la soledad, viendo en las personas la continuación de un final que marcó la realidad, y, sin embargo, que está sediento y hambriento de aventura,

Como todo aquel que prueba la vida desde los ojos de otro, que siente la emoción de un recuerdo ajeno, que vive del corazón de otro, que habla a través de los labios de otro y que jamás ha usado correctamente su vida... Con el fin de vivir.