Ahora que tus besos no nublan mi juicio, y que tú compañía no me hace dudar de tu amor, puedo ver el brillo siniestro que se abre paso en la grieta que hay entre nosotros.

Ahora que tú aroma quizás mantiene embriagado a otro, mientras tus palabras someten fríamente su corazón, puedo ver el brillo siniestro que se abre paso en la grieta que hay entre nosotros.

Y ahora que la ciénaga de tus recuerdos me ha tragado por completo, ahora que flores venenosas crecen con la forma de tus labios sobre mí gris cadáver, ahora que tus días planean sepultarme con tu pasado, puedo ver, mientras tu figura parte hacia el olvido, como un brillo siniestro se abre paso en la grieta que siempre hubo, y que siempre habrá, entre nosotros.