Capítulo #9

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¿Bella o Bestia?
Su físico, alega que lo primero;
Pero todo lo demás, grita: ¡Bestia!.
Como una sombra que siempre está al acecho;
Pero tan dentro de mí, que hasta cuando no está, puedo verla;
Basta con cerrar los ojos
para encontrarme consumida por su ser.
Su beso, mi perdición;
una sentencia a muerte,
un pacto con el diablo,
un juego de presa y cazador...

El sonido de una notificación me hace levantar la vista de la hoja llena de borrones y tachaduras en la que me encuentro escribiendo, buscando una salida para mis sentimientos.

      <<  Mi nombre es Parsley Case  >>

Es ella.

El teléfono se me resbala de las manos por la emoción, hace un ruido seco en el suelo, con un poco de miedo giro la pantalla. Increíblemente no tiene ninguna abolladura, pero el choque hizo que el teléfono se reiniciara.

Lo dejo encima de la cama en lo que enciende para evitar volver a tirarlo y empiezo a caminar de un sitio a otro de la habitación como adolescente de 14 años cuando le responde su crush.

Soy patética, lo sé.

Por fin se enciende y puedo acceder a él, su número no es desconocido para mí, pues las semejanzas con el de Ellie me ayudan a recordarlo a la perfección.

—Parsley Case —pronuncio en un susurro y no sé por qué pero el primer pensamiento que me viene a la cabeza es en lo bien que sonaría cuando me esté follando.

Las mejillas se me calientan por el pensamiento, mi cuerpo se vuelve malditamente traidor cuando se trata de ella y aún no consigo entender el por qué.

Pasan algunos minutos y aún no sé que responder, llevo todo el día esperando su mensaje y ahora que escribió, no sé qué responder.

Trágame tierra y devuélveme en un ser menos pendejo.

          << ¿Te comió la lengua el ratón?
             La última vez que revisé
       estaba en perfecto estado >>

¿Está coqueteando? Evidentemente está coqueteando. ¿Verdad que sí?

                << Hola
         Se te da bien eso de dejar a la gente             caliente, eh >>

Las mejillas me arden otra vez, no creo que haya mandado ese mensaje. El escribiendo se mantiene por unos segundos pero en un rato decae, junto a mis ilusiones.

¿Por qué se me permite escribir esas mamadas?

Cuando me disponía a salir de la aplicación me llega otro mensaje, recarga de ilusiones.

     <<No sé de manera general, pero contigo se me da de maravilla.
       Apuesto a que tus bragas ya están húmedas>>

Mierda.

Cuánta razón lleva, pero no admitiré eso.

Una llamada irrumpe nuestra conversación, es Ellie y contesto.

—Estoy fuera de tu casa, te quiero en dos minutos aquí, llegamos la hostia de tarde —dice y cuelga antes de que yo pueda responder.

Miro la hora y joder, si que es tarde, como no lleguemos a tiempo Lourdes nos pondrá extensos trabajos extraescolares, es conocida/temida por sus castigos kilométricos.

Agarro mi mochila y salgo corriendo hasta el auto de mi amiga.

—¿Estás lista para conocer a Toreto 2.0? —me abrocho el cinturón de seguridad.

—Adelante, cariño.

En menos de diez minutos llegamos a la Universidad, estaciona el auto en el parqueo y emprendemos una pequeña carrera por los pasillos ya desiertos.

Observamos a la profesora que viene en nuestra dirección y unos segundos antes que ella, cruzamos el salón de conferencias. Eso no cuenta como llegada tarde, claro que no.

Tomamos nuestros asientos, ella extiende sus libros sobre su escritorio y en el salón reina el silencio.

Una hora y media después nos encontramos sentados en la cafetería; Ellie y yo concentradas en nuestros celulares y Ricky intentando llamar nuestra atención.

—Chicas hace mucho que no salimos a ver películas juntos, por favor, vamos al cine esta noche —dice el moreno.

Desde esa vez, mi relación con él no ha vuelto a la normalidad. Cuando estamos solos todo se torna incómodo además que no me apetece para nada el plan.

—Lo siento Ricky, tengo mucha tarea atrasada —respondo sin levantar la vista de mi celular, por ende de mi conversación con ella.

Esta mujer tiene un aura dominante, algo que indica peligro y misterio, algo que me atrae y me asusta a la vez.

—¿Y tú, Ellie? —se dirige a mi amiga con un deje de desilución en su voz que no pasa desapercibido para mí, pero prefiero ignorarlo.

—Eh, sí... —está en extremo distraída, ¿qué le ocurre a esta pendeja?—. Ahora vuelvo.

Se aleja apresurada y se pierde tras los pasillos. Todo muy extraño, anoche cuando llegué a casa, la llamé; pues no sabía si había alcanzado a huír del sitio.

Aunque de algún modo estaba segura que él la habría mantenido con vida y fuera de problemas.

Pero no contestó mis llamadas, como una hora después me envió un mensaje diciendo que estaba bien, pero no hemos tenido tiempo de conversar sobre cómo terminó la noche para ella.

Mis pensamientos estaban centrados en el beso que me robó el alma y ella no sé en qué estaría ocupada, nos debemos una charla.

Concluido el tiempo del receso, me tropiezo a mi amiga a la entrada del salón. Viene agitada, toma una larga bocanada de aire y me hace el gesto que me indica que pase primero.

—Ahora mismo me vas a contar que está ocurriendo Tinelli Russell —digo seria, después de sentarnos en nuestros asientos.

—Acabo de coger —dice con una sonrisa descarada en los labios.

—¿Cómo que coger? ¿Y con quién? —creo que ya se le safó un cable a esta señora.

—Con él mafioso, tuvimos sexo telefónico —otra sonrisa pícara se escapa de su boca.

—Espera ¿qué?¿Me estás tomando el pelo —cuestiono seriamente porque no me estoy enterando de nada.

—Que seas virgen no quiere decir que tengas que ser tonta Alexa, ¿te explico con un dibujo? —arquea una ceja.

—Okey, yo quiero hacer eso...

Mi voz es interrumpida por un alumno ayudante de último año que está frente al salón.

—El profesor Ruiz no va a llegar a la clase, tienen la hora libre. Buenas tardes.

Genial.

Esta era nuestra última clase, así que ya nos podemos ir a casa. Vamos de vuelta al auto y mi amiga toma rumbo a mi casa.

—Anoche me cogió sobre su auto —suelta.

—Joder, ¿pasaste la noche con él?  —algunos tienen mejor suerte que otros, definitivamente; a mí me usaron.

—Sí, hizo que me corriera tantas veces como mi cuerpo fue capaz de soportar.

—Información innecesaria, pero rico; estarás muerta.

—De hecho sí, llegaré a dormir.

—Normal, con semejante maratón.

Las dos nos reímos y me bajo cuando estoy en la casa. Paso directo a la ducha, el agua caliente me sienta de maravilla. Unos pequeños toquecitos a la puerta me hacen apresurarme; es papá.

—Hola mi vida, ¿qué tal las clases? —pregunta.

—Bien, como siempre, ¿querías algo? —no sé por qué le respondo tan a la defensiva.

—Recordarte que hoy tenemos la cena a las seis, es importante que todos estemos ahí. ¿Tienes tu vestuario?.

—Sí, estaré lista a tiempo —el tema me pone de mal humor.

Una pantomima de fingir que somos la familia perfecta, que hacemos de vez en cuando. No solo esta familia, sino muchas otras adineradas; en ese estúpido restaurante y por si ya no fuera lo suficientemente insoportable; tener que ir disfrazada de algo que no soy.

          <<El deber familiar llama, tenemos una estúpida cena, en un estúpido restaurante; así que no estaré por algunas horas>>

Tecleo para Parsley, no sé por qué estoy dando tanta información, pero ajá, hay muchas cosas que la involucran que no las entiendo; esta es solo una más.

Me enfundo en un vestido dorado que llega hasta mis tobillos, con unas sandalias de igual color, tanto brillo que parezco una discoteca andante; no entiendo cual es la necesidad.

De mala gana salgo.

                                   ...

La información del último mensaje de Alexa rueda por mi cerebro, haciendo que los engranajes giren rápidamente. Analizo el plano de la mansión Phelps, el cuál no había revisado a fondo pues no había sido necesario.

Hay dos entradas traseras y pienso entrar por la de la izquierda, no obstante si encontrara alguien del servicio podría tomar fácilmente la otra. Pero según el informe, solo vive en la casa su cocinero, así que probablemente sea la única persona que tenga que evadir.

Mantengo la información para mí, sé que lo que haré no está bien; sin embargo es necesario para avanzar y tomaré lo que necesite; pero algo me impide compartir la información con el grupo.

Memorizo cada puerta y cada pasillo, la habitación de sus padres es mi objetivo; si están vinculados a los negocios ilícitos, tiene que haber algo ahí.

Me enfundo en un abrigo negro y pantalón del mismo color y enciendo mi auto, dónde tengo todo lo que necesito. Me tomo mi tiempo para llegar, no quiero que ocurra ningún percance.

Con sigilo atravieso el pasillo del lado derecho del invernadero y me encuentro la puerta por la que disponía entrar. Está abierta, aunque es bueno porque no tengo que forzarla, se me hace un poco extraño así que camino extremadamente despacio, mirando hacia todos los sitios.

Cruzo el umbral y las 3 habitaciones del primer piso tienen sus puertas cerradas; no son mi objetivo, así que no me detengo en ver si están cerradas con llave.

Del cuarto del chef se escucha el ruido de una ducha, y de las otras dos silencio absoluto, una es la de Alexa y la otra una habitación de invitados. No entiendo el por qué la habitación de Alexa está dispuesta en el área de servicio, pero tampoco me detendré en eso ahora.

Subo la escalera hacia el cuarto de sus padres haciendo el menor ruido posible. Tampoco tiene seguro alguno ¿tan confiados son?. Me extraña muchísimo la situación pero avanzo, revisando primero sino hay más ninguna presencia en el lugar, vacío.

Comienzo a revisar los cajones de la cómoda, me encuentro con facturas de muchas tiendas de marcas, recibos de banco; pero nada interesante.

Reviso el closet, hay casi tanta ropa como en una boutique, mucha sin estrenar. En un compartimento secreto me encuentro con ropa de cuero y una peluca, cada quien con sus fetiches.

Me comienzo a desesperar porque no encuentro nada; en el estante hay algunas fotos y en ninguna aparece el susodicho, tampoco Alexa.

Encuentro otro botón que esconde una caja en su interior; retiro la tapa y solo hay un montón de cartas de al parecer varios años; no tienen destinatario alguno, ni fechas, a nombre de una tal Charlotte; me quedo con el nombre pero no lo reconozco de nada, abro una.

Leo por encima y tal parece solo son cartas de una infidelidad, es una emotiva y desgarradora felicitación por su cumpleaños; me siento una intrusa tomando los recuerdos de dos amantes así que coloco la caja en su sitio y presiono el botón nuevamente para que tranque.

Nada.

Salgo de la habitación con cuidado, la habitación del chef ahora está entreabierta y de ella salen una serie de jadeos y gruñidos; eso explica la puerta trasera abierta.

¿Cuántas amantes esconde esta casa?

Subo hacia el ático para revisar el despacho que se encuentra ahí. El olor a polvo se toma mis fosas nasales, no creo que sea un sitio muy visitado. Reviso en cada sitio posible y nuevamente no encuentro nada.

Las gabetas del escritorio están cerradas con llave, utilizo una navaja y consigo abrir una por una; en las tres primeras no hay más que objetos viejos cubiertos de polvo, pero en el último cajón encuentro un arma.

No es el arma lo importante, es el expediente que está debajo.

Abro la carpeta que se pega en los bordes debido al deterioro y leo la información. Las órbitas de mis ojos quieren abandonarlos a medida que voy leyendo.

Son dos registros de nacimiento de la misma fecha; uno es el de Alexa, quien no es hija de Bianca y la parte de la hoja donde debería figurar el nombre de su verdadera madre fue arrancado. La información me toma por sorpresa, pero recupero la compostura. Bianca perdió su hijo y supongo que haya comprado a Alexa, pero eso no lo puedo saber con exactitud, tal vez su verdadera mamá no tenía condiciones para criarla, y prefirió que lo hiciera ella; aunque en realidad pueden haber muchas otras opciones. El genio me toma y las palabras de J se repiten en mi cabeza.

«Es pésima idea mezclar lo laboral con lo personal.»

Dejo todo en su sitio nuevamente y bajo la primera escalera, el cuarto del chef está totalmente cerrado ahora pero aún los sonidos traspasan la puerta. Bajo la escalera que conecta el primero con el segundo piso y quedo parada frente a la puerta de Alexa.

Mi mano se dirige al pomo de la puerta por inercia, lo giro y este cede. No puedo controlar mis impulsos y sin quererlo ya estoy en su habitación.

No sé por qué pensé que la habitación de la pequeña princesa iba a ser color rosa pastel, error. Es de un azul eléctrico con diseños en dorado y negro.

Está todo en relativo orden, excepto por unos cuantos libros que se amontonan sobre la cama. Tiene una estantería en la pared con muchos libros más, un pequeño escritorio donde descansa un computador y poco más.

Las sábanas de su cama son negras y doradas y sobre ella descansan un millón de almohadas de diferentes tamaños; tiene buen gusto la chica.

Tiene algunas fotos con sus amigos colgando de las paredes y también con su padre; debimos saber que su mala relación con la madre se debía a algo, pero ¿ella lo sabe?.

Mi vista se detiene en una libreta abierta sobre la cama. La página está llena de tachaduras y borrones pero lo que alcanzo a leer hace que mi corazón palpite violentamente.

Escucho un ruido, arranco la página sin poder evitarlo; la guardo en mi ropa y me tiro al piso quedando debajo de la cama. La puerta se abre de un tirón y un sollozo irrumpe en la habitación.

El llanto de Alexa me llena de muchas sensaciones y ninguna de ellas es buena precisamente, por un lado las ganas de matar a cualquiera que pueda hacerla llorar así y por otro follarla tan fuerte hasta tener sus ojos llenos de lágrimas pero por mí.

Quiero poseerla y no entiendo el por qué. La sensación es abrumadora y burbujea bajo mi piel y me cuesta horrores mantenerme en mi sitio.

Luego de un tiempo el ruido cesa y unos pequeños sonidos de su sueño me hacen salir de debajo de la cama.

Acaricio su rostro suavemente, limpio el rastro de una lágrima que quedaba sobre su mejilla y salgo de la habitación sin hacer ruido.

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