Capítulo 41

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¡Holiwis! Por favor lean esta pequeña nota antes de leer el capítulo.

Quizás quienes me siguen y leen mis anuncios saben lo que me ha estado sucediendo, pero de seguro quienes no lo hacen pueden haber pensado que dejé de lado la historia, porque cuando suelo prometer un día de actualización lo cumplo.

Había anunciado que este lunes actualizaría, pero todo se complicó desde el domingo. Soy de Cuba. Creo que con decir esto es suficiente para que todos o la mayoría tengan una idea de lo que podría haberme estado pasando. Mi familia y yo estamos bien, donde vivo no ha habido ninguna manifestación y todos permanece tranquilo. Dicen que el internet volverá pronto (hemos estado sin conexión desde el domingo), no lo sé; todas las app de noticias y comunicación están bloqueadas, solo he podido usar Wattpad hoy, porque tampoco estaba funcionando.

Bueno, dicho esto, los dejo con el capítulo. Disculpen la demora, espero que les guste.

Nunca pensé que volvería a sentirme tan nervioso de estar en este lugar, me atrevería a decir que estoy más inseguro que la primera vez que vine. Jimin me invitó a pasar y sentarme cómodo en el sofá mientras él dejaba su equipaje dentro y organizaba un par de cosas. Me ofreció prepararme algo simple para entretener mi paladar mientras lo espero, pero lo rechacé. Ahora solo doy vueltas al par de tragos de agua que quedan en el vaso en mis manos.

¿Cuántos meses llevo ya en abstinencia? Liberarme por mí mismo ha dejado de ser suficiente desde hace un buen tiempo. Son ya varios meses de relación, puede que en otras circunstancias y tratándose de otra persona, me hubiese lanzado a sus brazos hace mucho, pero creo que comprendo lo que ha tratado de hacer Jimin. No olvido su renuencia a aceptar darme una oportunidad cuando nos conocimos, y creo que a pesar de haber cedido mucho más fácil de lo que esperé, hay muchos detalles que sé aún ignoro y que si me pusiese a rememorar ahora, me llevarían a conclusiones que no debo sacar por mí mismo.

Tiempo.

Es justamente tiempo lo que Jimin ha tratado de darme, estoy prácticamente seguro de ello. Mi mayoría de edad, que justamente ha llegado hoy, es lo que siento había él estado esperando. En el fondo le agradezco darme mi espacio. A pesar de lo incorrecta que pudiese parecer nuestra relación a los ojos de los demás, él se ha encargado de hacerme sentir tan especial y único como seguramente ninguno de esos que solo cotillean en las esquinas, envidiando la felicidad ajena, podrían. Me gané la lotería con él, así me siento, justo ese es uno de los motivos de este pequeño miedo que nace en mi interior. No quiero verme tan desesperado, tampoco quiero que piense que vi su visita como una materialización de deseo sexual reprimido.

Pero, ¿a quién engaño? Si ni a mí mismo mis deseos soy capaz de disuadir, cómo me propongo disimular ante Jimin las incontenibles ganas que tengo de estar entre sus brazos.

—Perdón por la tardanza, recibí una llamada de Francia; no los puedo dejar solos ni un segundo o arman un desastre. —Se sentó a mi lado, pasó su brazo por detrás de mis hombros y me dio un beso en la mejilla—. ¿Qué quieres hacer? ¿Anime, videojuegos, naipes? Hoy estoy a tus órdenes.

—Realmente no lo sé —me sinceré—. No pensé en nada específico cuando dije de venir aquí, solo quería pasar tiempo a solas contigo. Te extrañaba. —Mis mejillas se tiñeron de carmín, humedecí mis labios con mi lengua y mordí el inferior.

—Oh, Kookie, eres tan lindo; aunque también te has vuelto muy sensual. ¿Desde cuándo haces esta clase de expresiones? —Deslizó su pulgar por mi comisura labial hasta llegar a mis belfos y liberarlos de la prisión creada mis dientes.

«¿Para qué disuadir mis deseos? ¿Qué gano con ello? ¡Solo voy a hacer lo que quiero!».

Antes de darle tiempo de siquiera reaccionar, me deslicé encima de su regazo y coloqué mis manos en sus mejillas, dejando nuestros rostros separados por escasos centímetros.

—Hago estas expresiones desde que no puedo contener las ganas de pertenecerte en cuerpo y alma y que seas mío también. —Uní nuestros labios en un toque tembloroso, todavía procesando lo que acabo de hacer.

Jimin, que había quedado paralizado por mi acción repentina, comenzó a responder al beso. El compás de sus labios sobre los míos es mágico, la manera algo tímida en que sus manos recorren mi espalda sin descender más allá de mi cintura y me acercan a él, cual si pidiera permiso para acariciarme, se me hace tan tierno y considerado que no puedo evitar que un par de suspiros se escapen en los instantes que nuestros labios se separan.

El paso de los segundos incrementa la fogosidad de nuestro beso, los toques se vuelven desesperados y necesitados, nuestras respiraciones erráticas y nuestros ojos oscuros en muestra fehaciente de la lujuria que comienza a crecer. Sin embargo, las manos de Jimin no se han deslizado más abajo de mis caderas, solo se desplazan sensual y lentamente a lo largo de mi torso por encima de mi ropa o depositan tiernas y suaves caricias.

¿Cuándo fue la última vez que sentí a otra persona tocarme con tanta devoción y delicadeza, pensando en mí y en mi placer? ¿Siquiera pasó alguna vez? Esta clase de ideas crean un nudo en mi garganta y me hacen preguntarme si alguna vez hice el amor en lugar de tener solo sexo, porque nunca antes me había sentido como ahora, tan querido y valorado… Es hora de apartar estos pensamientos de mi cabeza, no deberían tener cabida cuando estoy viviendo el momento en que lo que nunca tuve se encuentra entre mis brazos amándome y creando pequeñas mariposas inquietas en mi interior ante la expectativa de lo que podría suceder hoy.

Mis manos sostuvieron sus mejillas y acercaron nuestros labios mucho más, hasta casi el punto de estarnos devorando mutuamente. Jadeos, mordidas, relamidas, gemidos, suspiros; nos estamos robando tantas cosas el uno al otro a través de estos besos que creo que el autocontrol también se irá pronto. Jimin me envuelve haciendo más presión en mi cintura y siento como la sangre amenaza con comenzar a llenar mi entrepierna, haciéndome estremecer. Mis dedos se dirigen nerviosamente a los botones de su camisa para comenzar a sacarlos rápidamente de su ojal, pero los nervios me hacen torpe y me enredo en el proceso. No quería romper nuestro beso para nada más que no fuese recuperar el oxígeno, pero sentir las manos de Jimin sostener las mías para detener lo que estaba haciendo me hizo separarme e intercalar mi mirada entre su expresión y sus manos deteniendo las mías. ¿Qué pasa? ¿Ya eché a perder todo?

—Calma, bebé —susurró en mi oído—, aquí no. ¿Qué tal si vamos a la cama? —Besó mis labios fugazmente y luego acercó mis manos sostenidas por las suyas y deslizó sus labios por mis nudillos y mis dedos, dejando un camino de besos también.

«¡Eres increíble, Jeon Jungkook! ¿Es tu primera vez con él y tu gran idea es hacerlo en el sofá de su casa? Muero de ganas por maldecir mi estupidez». Lo único que pueden hacer mis propios pensamientos es abofetearme con la realidad.

Hundí mi rostro en el hueco de su cuello para ocultar mi sonrojo y asentí a su propuesta en un pequeño ronroneo, no me siento preparado para mirarlo a los ojos sin morir de vergüenza. Él solo me abrazó, trazó caricias y dibujó círculos en mi espalda con sus dedos, dándome todo el tiempo del mundo para organizar mis sentimientos.

Sin saber de qué manera mi subconsciente me lo permitió, salí de su regazo y fui caminando de su mano hacia la habitación, creo que ayudado grandemente por la inercia. La visión de su espalda me deja notar cierta tensión, ¿estará nervioso? Imposible, ¿o no?

—Espera aquí un segundo. —Me dirigió a la cama y dejó un beso en mi frente—. El viaje fue largo y desde muy lejos, lo mejor es que me dé al menos una ducha. Regreso enseguida. —Acarició mis cabellos y los despeinó un poco.

Amo que haga eso.

Esperarlo sentado mirando a la nada y con la mente en blanco se convirtió en solo minutos a estar cuestionando mi existencia sin saber qué hacer. ¿Debería quitarme la ropa, traer el lubricante y los preservativos? Y lo que es más, ¿debo prepararme yo mismo y esperarlo ya lubricado? Hasta ahora nadie ha querido hacerlo por mí; si bien en cierto modo lo comprendo, no puedo negar que siempre me han dolido las miradas de repulsión ante la idea de hacerlo ellos, me hace sentir como si sintieran asco de mí. Y si Jimin…

«¡No pienses en eso! ¡Jimin no es así! Es diferente». Pongo ese pensamiento en mi mente para tranquilizar mis nervios, pero no puedo evitar que mi piel se erice y un escalofrío recorra mi cuerpo cuando escucho la puerta del baño abrirse y veo a Jimin salir.

Esto es todo por ahora. No puedo prometer fecha de actualización hasta que no sepa bien cómo se va a comportar el internet, pero planeo hacerlo dos veces por semana.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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