Capítulo 45

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Bueno, para que mi chikitrikis no se ponga celosa, le voy a dedicar este capítulo.
Sabes que me encantan tus comentarios y te quiero mucho, aunque a veces quieras matarme por Whatsapp jajajaja. Dedicatoria para daimneris porque sé que este capítulo le gustará. 😏😏😏

Estoy acurrucado en el pecho de Jimin después de un segundo orgasmo en la que va siendo la mejor noche de mi vida. Mi dedo índice dibuja círculos en sus pectorales y mi vista está fija en la nada, llevamos ya un rato en silencio, disfrutando la compañía del otro. El sonido de nuestras respiraciones es todo lo que se escucha en la habitación, todo está a oscuras y el tenue reflejo de la luz de la luna es lo único que se escabulle por uno que otro rincón. Nunca imaginé que me sentiría tan protegido y confortable siendo abrazado por alguien que, a pesar de ser solo unos centímetros, tiene menor estatura que yo.

Estamos exhaustos, sobre todo yo. Apenas puedo moverme, mis piernas y mis caderas tiemblan aun estando acostado. Hace mucho que no tenía un encuentro sexual, pero, a pesar de ello, creo que nunca me había cansado tanto como ahora, la mezcla de agotamiento físico y mental es descomunal, fundamentalmente el segundo. Esta noche ha sido el inicio de una nueva etapa en mi vida en más de un sentido, mi relación con Jimin ha tenido un avance considerable, por primera vez he hecho el amor en lugar de solo tener sexo; han sido tantas nuevas y gratificantes experiencias juntas que la felicidad se desborda de mi pecho.

—Te ves hermoso. —Comenzó a acariciar mis cabellos.

—¿Cómo puedes decir eso en medio de esta oscuridad? —Solté una risilla divertida y cosquilleé con mi nariz en su pecho.

—Solo lo sé. Es más, estoy seguro de ello.

—No mientas, debo ser un desastre despeinado y sudado.

—¿Y qué te hace pensar que no luces hermoso así? No necesito verte para saber que tus cabellos despeinados, tus labios hinchados y tu sien sudorosa son la imagen más afrodisíaca que podría presenciar. Casi me dan ganas de encender la luz para tomarte una foto y colocarla de fondo de pantalla.

—¿Crees que te dejaré hacer eso?

—Intenta impedirlo, Kookie.

Hizo el ademán de moverse como si fuese a salir de la cama. Sé que bromea, pero decido seguirle el juego de una manera más entretenida. Coloqué parte de mi torso sobre él y le robé un beso apasionado, introduje mi lengua en su boca y jugueteé con la suya. Pero no duró mucho, me aparté lentamente dejándolo levantar su cabeza de la almohada tratando de conservar el contacto hasta que le fue imposible.

—Si quieres una segunda ronda, tendrás que rendirte. —Sonreí con suficiencia.

—Me rindo, me rindo. Ahora ven aquí. —Tiró de mí hasta quedar a pocos milímetros—. Bésame otra vez.

Concedí su deseo. Nuestros labios hicieron contacto de nuevo y la exploración de nuestras lenguas volvió a primar, tanto que acabamos comiéndonos intensamente como al inicio de la noche otra vez. Me dejé llevar tanto que realmente no me percaté de lo que sucedía con mi organismo hasta que me acerqué por más contacto y la parte más sensible de mi cuerpo rozó con el muslo de Jimin, ahí me di cuenta de que mi pequeño amigo estaba despertando de nuevo.

—Bueno, parece que alguien quiere atención ahí abajo. —Señaló provocativamente el bulto visible bajo la sábana a nivel de mi entrepierna.

«Esto no me puede estar pasando. ¿Cómo puedo tener una erección otra vez si mi cuerpo no puede siquiera moverse apropiadamente? Santo cielo, Jimin va a pensar que tengo satiriasis* o yo qué sé».

Suspiré frustrado, rompí nuestro abrazo y me acosté mirando el techo.

—No lo menciones por favor, ni siquiera me puedo reír por la ironía de este asunto.

—¿Ironía?

—Mis caderas no aguantarán otra ronda… —Escuché una “o” silenciosa ser susurrada.

No creo que la mano de ninguno de los dos me pueda llevar al orgasmo después de todo lo de hoy, no será suficiente.

—Tranquilo, yo te ayudo con eso. —Lo sentí incorporarse hasta quedar sentado. ¿Planeará hacerme una mamada? Si es así, muero de felicidad—. Aún no estoy duro de nuevo, pero siento que mi próxima erección está cerca. Adelantemos un poco el proceso.

Con mis ojos ya adaptados a la oscuridad, la escasa luz fue suficiente para verlo sentarse a horcajadas sobre mí, tomar la botella de lubricante otra vez en sus manos y verter una buena cantidad de su contenido en ellas, frotándolo para que el frío se disipara. Ver una de sus manos dirigirse a mi erección para comenzar a masturbarla y la otra a su propia entrada para comenzar a penetrarse con sus propios dedos, me dejó en claro que lo que estaba a punto de pasar superaba con creces cualquiera de las teorías que pudieron atravesar mi cabeza.

«¿Acaso Jimin va a…? ¡Oh…, Dios…, mío!».

Todas las lascivas expresiones que se agolpan en su rostro, unidas a esos en exceso provocativos movimientos de sus caderas con los que frota su sexo, ya semierecto, con el mío en un tortuoso pero placentero ritmo, mientras se masturba con sus dedos en su parte trasera son, definitivamente, el escenario de un momento que desearía inmortalizar con mi cámara.

—Kookie —jadeó—, mis dedos son muy cortos para… llegar más profundo en esta posición. Ayúdame.

Un golpe de sangre llegó a mi entrepierna con su provocación y, automáticamente, mis manos tomaron torpemente el lubricante y lo vertí en mis dedos. Él se volteó, dándome mejor acceso y visión a su prominente trasero. Por más que quería masajearlo, morderlo y muchas cosas más, me dediqué a prepararlo sin preámbulo, pues el nivel de placer que estaba recibiendo entre el roce de nuestras erecciones auxiliado por sus manos podría hacerme explotar antes de poder siquiera penetrarlo si no me apresuraba. Mientras más mis dedos se movían en su interior, más frenéticos eran sus movimientos.

«¡Mierda! Ya no aguanto».

—¡Jimin! —Saqué mis dedos y apreté sus nalgas con fuerza tal que se detuvo de inmediato y se volteó a verme—. Por favor…

Solo recibí una sonrisa ladina en respuesta. Giró ciento ochenta grados en un ágil movimiento y, sin siquiera darme tiempo de mentalizarme, se alineó sobre mí y se penetró despacio, sin romper el contacto visual y regalándome una imagen majestuosamente inolvidable. Si los siete pecados capitales tuvieran forma humana, estoy seguro de que la lujuria sería, sin lugar a dudas, Park Jimin.

Me sorprendió que no mencionara o buscara el preservativo, aun conociendo mi historial de una forma u otra. Estoy limpio, los exámenes de sangre que me hicieron cuando tuve mi accidente descartaron cualquier tipo de padecimiento, de igual forma, siempre me protejo. No sé si lo olvidó por la premura de unirnos nuevamente, pero siendo que antes no lo hizo, dudo que sea el caso. Me gusta la idea de pensar que confía en mí como para hacer esto, o quizá simplemente vio los resultados de mis pruebas de sangre; aunque eso podría parecer algo que no es importante ahora, para mí lo es…

El ritmo es lento y disfrutable a la vez que constituye una tortura. Es mi primera vez siendo “el que da”, quizá quiere que me acostumbre a la explosión de sensaciones, porque eso es lo que es. La presión constante de sus paredes envolviéndome en un calor que hasta ahora me era desconocido, el peso de su cuerpo que aumenta y disminuye en un compás constante complementado por el sonido de nuestros choques de piel, la fricción adictiva generada por el movimiento; todo es increíble. Demasiado increíble.

Incrementó la velocidad poco a poco, dándonos mucho más placer que antes, pero mis manos en sus muslos percibieron los evidentes temblores, seña de que el agotamiento lo estaba embargando. A pesar de ello, cuando pensé que disminuiría la aceleración, me sorprendió de sobremanera que la mantuviera constante, pero lo que de veras me hizo perder el control fue sentirlo contraerse alrededor, sacándome un gemido ahogado que logró que mis ganas se volvieran incontenibles.

Estampé mis manos es sus glúteos con fuerza suficiente para asemejar una nalgada, los amasé y creé un agarre fuerte que precedió a la participación de mis caderas en el mar de movimientos descontrolados. Me acoplé a su ritmo primero para después incrementarlo, sacando a relucir la poca energía recuperada en los minutos anteriores a que me montara. Se sacudió en placer, aumentó la curva de su espalda, extendió su cuello a más no poder, comenzó a tocarse sus propios pezones con locura desmedida.

—Oh, Jungkook… —gimió mi nombre—. Demasiado bueno… Ahhh —gritó—. Ahí, justo ahí, no pares.

Creo que encontré su próstata.

Llevó una de sus manos a su pene rebosante y con la otra siguió castigando su pezón, ambas acoplándose mi ritmo. Se ajustó más alrededor de mi miembro, dando rienda suelta a un nuevo nivel de desenfreno y desespero que se encargó de extraer hasta nuestra última gota de energía en una última oleada de erráticos movimientos que nos llevó a alcanzar el orgasmo al unísono.

Entre temblorosos movimientos compartimos un último beso, esta vez suave y cariñoso, con Jimin todavía sobre mí, cerrando el ciclo de una noche de ensueño.

—Te amo —hablamos a la vez y una risilla traviesa se nos escapó.

—Jimin —dije, antes de que él pudiera hablar algo más. Mis párpados se cerraban solos, mi lengua apenas se movía de lo pesada que la sentía en la boca—, ya no sé ni cómo era todo antes de conocerte, pero… me ha quedado claro que… no podría volver —bostecé—. No podría vivir sin ti.

Y caí en brazos de Morfeo sin saber nada más.

*Satiriasis: ninfomanía masculina.

Y después de estos cinco capítulos lemonudos en los que pensé que mi cerebro se volvería líquido y se me saldría por un oído XD, el lemon ha terminado.
Esta es la segunda escena larga de este tipo que narro explícitamente desde que comencé a escribir (la otra está en "All for you") y es la primera vez que escribo versatilidad. Espero les haya gustado, deseo poder mejorar más en esto en un futuro.

Ah, no se preocupen, que el maratón sigue jsjsjs, así que mañana estaré de vuelta por aquí. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro