Capítulo 50

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No sé cuánto tiempo ha pasado desde mi desafortunada y horrible despedida de Jimin, si es que se le puede llamar como tal. Me he visto presa de tantas emociones y embargado por tanta decepción, que no podría decir siquiera que he sido capaz de pronunciar palabras coherentes aún. Sigo arrodillado en el suelo, en el mismo sitio que cuando se fue, con la marca de las lágrimas secas tapizando mis mejillas.

«¡¿Cómo se atrevió?!».

Después de agotar una gran ración de lágrimas, sin siquiera poder levantarme del suelo de la habitación, lo único que he sido capaz de hacer es intercalar mi mirada entre la cama y la felpa de la alfombra, concentrando mi atención en esta última lo suficiente como para que cualquiera que me mirase pensara que los más recónditos secretos del universo yacen revelados en ese lugar. Pero mi consciencia está muy lejos, lejos pero en la nada, los intentos inútiles de encontrar una respuesta lógica a lo que acontece, me han conducido a un vacío sin fondo ni solución.

Ni siquiera he probado los analgésicos. No creo que el dolor me deje caminar propiamente, pero prefiero conservarlo como un distractor de mis acelerados pensamientos, como una manera de prolongar en el tiempo el recuerdo de lo sucedido; tal vez solo como un inútil intento de disuadir la opresión en mi pecho.

Ciertamente, inútil.

«¿Cómo pudo derrumbar meses de relación de esa manera y, lo peor, justo en este momento tan especial?».

Mi mandíbula se tensó, sentí mis dientes crujir en el interior de mi boca, apreté mis puños en el suelo, con la rabia haciendo efervescencia en mi interior, dispuesto a volcar mi ira contra lo primero que encontrase. Con muecas de dolor desfigurando levemente mi rostro, me puse en pie un poco tambaleante. Quería comportarme como la persona traicionada que me sentía y era, pretendía dejarle una muestra fehaciente de que me había lastimado, sin importar que cualquier desorden que causara, fuera de ínfima envergadura comparado con el desastre en mí.

Comencé a pasear mi vista por la habitación, dispuesto a voltear todo patas arriba, a volcar mi furia contra lo primero que mis manos alcanzasen. Arrugué las sábanas entre mis puños, sin siquiera tener claro qué deseaba hacer con ellas. Tras unos segundos de obnubilación, sentí un calambre en mis manos, que apretaban tanto la tela que estaban casi tan blancas como esta; fue entonces que escuché el sonido errático de mi propia respiración, noté la tensión que se transmitía de mis hombros al resto de mi cuerpo y el dolor en mis dientes por el incremento de la tensión en mi mandíbula. Mi mirada se enfocó en el panorama frente a mí una vez más, hasta ahora había estado reviviendo todos los placeres que saboreé nítidamente, llegando irremediablemente al punto donde todo se desmoronó.

—¡Maldito seas, Park Jimin! —Solté las sábanas con rabia.

Di tumbos hasta el baño, comencé a lavar mi rostro frenéticamente en el lavabo, tratando de enfriar mis emociones, tan contradictorias que me era imposible discernir cuál era la que predominaba. Mi mirada vagó nuevamente por el panorama a mi alrededor. Los recuerdos volvieron a embargarme, pero esta vez los de un momento diferente. Rememorar cómo su cuerpo débil y desmadejado había sido desvestido por mí aquí, cómo había admirado su desnudez, cómo nuestras miradas se habían conectado en una sincronía perfecta; hasta pasó a un plano secundario por un instante todo lo sucedido esa vez.

Aquella noche en que sus desgarradores gritos de dolor me habían robado la calma y mi impotencia e incompetencia me aterraron pensando lo peor, terminó por convertirse en un puente hacia la confianza, la superación, el entendimiento y la compenetración. Aquella noche en la que el dolor exteriorizado y las verdades reveladas me habían reafirmado mis sentimientos, se contraponía por completo con esta en que todo se había tambaleado como sacudido por un terremoto, hasta caer estrepitosamente.

—No puedo creerte, tiene que ser mentira… Todo lo que vivimos no pude ser una farsa.

Antes de siquiera reparar en cómo, me encontraba en la cocina, ese pequeño espacio donde compartimos un primer momento de intimidad y un primer momento de cotidianidad que me hicieron pensar en cuán maravilloso sería poder compartir una vida con él; dedicarle los buenos días cada mañana, desayunar juntos, aprender a cocinar, reírnos de nuestros experimentos fallidos de cocina y aprender a mejorar juntos, acurrucarnos en el sofá y ver películas, anime o jugar videojuegos, hasta reírnos o criticar los programas de variedades sería divertido. Todo sería divertido a su lado, eso pensaba.

Fugazmente reviví nuestro primer encuentro, nuestra primera cita, mi visita a la academia, mi confesión de amor y su correspondencia a esta, la manera en que me tomó de la mano con orgullo; nuestras presentaciones llenas de señales y mensajes, y el sinnúmero de emociones que emergieron, que hizo emerger sin esfuerzo; mi itinerario improvisado en que lo llevé al centro comercial. Bailar juntos, comprar nuestras argollas de pareja que no he vuelto a quitarme desde ese día; las uso como si fuesen una extensión más de mi cuerpo. Cada mirada, cada sonrisa, cada movimiento o gesto que me dedicó hizo latir desbocado a mi corazón.

Cada paso que mis pies descalzos daban en el frío piso, en lugar de cumplir mi plan original de descargar mi furia contra todo lo que pudiera evocar recuerdos de nosotros, acabó por convertirse en una película de la que soy el protagonista y que transcurre ante mis ojos a modo de recuerdos hermosos y preciados que, por más que quiera opacar con odio, no lo consigo. No logro hacerlo porque todo es demasiado importante como para borrarlo o tergiversarlo, porque todo fue tan real que sigue grabado en el fondo de mi corazón como lo más maravilloso que he experimentado jamás. Quiero aborrecerlo, de verdad quiero, pero…

—¿Cómo es posible que haya llegado a amarte tanto que… no puedo odiarte?

Con exagerada parsimonia recogí mis pertenencias, di una última mirada a lo que se convertiría en un baúl de recuerdos una vez la puerta fuera cerrada y me marché después de girar la cerradura. Cada paso a la entrada principal, donde se encontraba el buzón estipulado, me hacía más consciente de estarme alejando irremediablemente de todo, sin posible vuelta atrás. El eco de mis pisadas en el solitario pasillo es el único testigo de las lágrimas que han vuelto a comenzar a brotar, mezclándose con las llamas de mi ira, pero, desgraciadamente, incapaces de apagarla.

Mi mano se dirige a mi pecho y siente el incontenible dolor que provoca cada latido, en una aleación inseparable de enojo, nostalgia, amor, decepción. ¿Cómo hago para separarlas? ¿Cómo hago para conseguir más rencor, suficiente como para doblegar este amor negado a marcharse? ¿Cómo hago para poder odiarlo, si todo lo que vivimos fue maravilloso?

No. No todo fue maravilloso.

Lo que me hizo no es que no sea suficiente para hacerme dejar de amarlo; es lo suficientemente horrible para combatir mano a mano con ese estúpido amor que me haría creerle cualquier excusa y aceptar lo que sea con tal de regresar a su lado. Esta furia no me hace perder la calma, me mantiene cuerdo y no me deja cometer una locura por amor; este amor, también me mantiene cuerdo, e impide que el odio me haga cometer una locura por despecho.

Esta mezcla sin nombre en mi interior me permite ser racional y llegar a una repuesta, tal vez no sea la correcta, pero es a la única que me siento capaz de arribar en estos momentos.

—No puedo odiarte, pero no puedo… perdonarte.

¡Holiwis! Después de mi retraso, he regresado. Creí que sería bueno exponer un poco los sentimientos de JK y su forma de ver esta situación.

No puedo decirles con certeza qué día serán las actualizaciones, porque estoy atravesando por una serie de problemas personales sumados a mi carga de trabajo, pero me pondré a escribir para regresar lo antes posible con los capítulos.

Lo siento mucho por tantos inconvenientes con esta historia, a pesar de gustarme tanto, siempre acabo demorando en actualizar 😔. Adelantaré lo más posible para que volvamos a leernos pronto. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro