Capítulo 14

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— No huyas... — Susurró Taehyung cerca de la oreja ajena.

— No lo haré. — Contestó Jungkook abrazando más su cintura.

— No huirás en este instante o después de que dejemos de besarnos, cambiarás de opinión.

Sin responderle sus palabras, Jungkook lo acalló con un beso profundo y duradero que se llevó todas las preguntas instaladas en la mente de Taehyung.

En el pasado, Kim Taehyung había experimentado muchas cosas en diferentes ámbitos de su vida, ya fuese profesional o personal, hubo momentos dignos de atesoramientos y otros, simplemente, no tanto. Conoció la satisfacción laboral, íntima y sexual, mas no podía decir que realmente se sumergió en alguna relación. Bueno, a excepción de su relación familiar con su hermano y esa que en su momento tuvo con Bogum.

Es que de cierta forma, quien ahora era el presidente de ese país, pudo brindarle algo que en aquel entonces le faltaba, sin percatarse que le quitaría más de lo que en algún momento le ofrecería. Quizá, por estas razones, es que estar alejado del mundo en general, en compañía exclusiva de la naturaleza y Jungkook, le hacía perderse en su consciencia y recordar todos los motivos por los cuales, esos besos, podrían considerarse único.

No fue el primer beso compartido entre ellos, pero se sintió como tal. Cuando los labios de Jeon se posaron en los suyos, sintió toda voluntad abandonar su cuerpo, recibiendo, en cambio, el deseo egoísta de perpetuar ese instante en el cual sus lenguas entraron en contacto. La suavidad de sus belfos embaucando a los suyos, el desespero con el cual sus dientes se afianzaban en su piel o como su lengua batallaba entre la dominancia y la entrega total a su persona. Quería llevar el control y a la vez entregárselo, profundizaba y regresaba a roces superficiales que les ayudaba a recobrar el aliento cuando ya era escaso.

Allí, en medio de esa cristalina agua que los envolvía, el reconocimiento de sus bocas, respiraciones y cuerpos se había vuelto la tarea principal. Porque había información y conocimiento que no eran adquiridos a través de palabras u observaciones planas. Se adquirían con todos los sentidos trabajando a la vez en un momento íntimo e intenso como eso. Porque dejaban de conocer a la persona e iba escarbando por debajo de su piel, por los intrincados caminos del cerebro, los recovecos del corazón y los escondites del alma, que únicamente quedaban vulnerables frente a una entrega real y no premeditada como esa que estaba ocurriendo.

Ninguno planificó ese momento, no lo esperaban y a decir verdad, quizás hubiesen deseado evitarlo pese a sus verdaderos deseos. Porque ambos sabían cuán peligrosa esa entrega podría ser, cuán difícil esa mezcla de obligaciones, tareas y sentimientos podría volverse. Porque eran opuestos, casi obligándose a estar junto pese a las claras consecuencias.

Sin embargo, Jungkook no pudo negarse al hombre que, en su momento más bajo, lo levantó con un abrazo. Sabía, él estaba consciente de que el artista apenas lo recordaba. Por aquel entonces, ellos no eran más que dos adolescentes, Taehyung ya había alcanzado reconocimiento nacional gracias a la interpretación de varios papeles juveniles. Jungkook, en cambio, estaba metido en malos pasos tras el fallecimiento de su padre.

Para juntar dinero y así pagar a un investigador privado que le ayudase a encontrar a la madre que lo abandonó, así como cubrir sus gastos y mantener el apartamento, estuvo haciéndole trabajos sucios a unos matones del barrio. Debido a su inexperiencia, guió sin darse cuenta a la policía hacia ese grupo de jóvenes que no eran mucho mayores que él. Como escarmiento, una noche en la que se dirigía a su casa, ellos lo esperaron en uno de los callejones por los que siempre transitaba y ahí le cayeron a golpe para obligarlo a responder por aquel error.

Justo en ese momento, Kim Taehyung salía de un café cibernético acompañado por su representante y el hombre encargado de su seguridad. Al ver aquello, sin pensarlo dos veces, el artista corrió a ayudarlo mientras su representante llamaba a la policía. Entre ellos cuatro pudieron inmovilizar a los matones y, minutos más tarde, la policía llegó para terminar lo que ellos habían empezado.

Todos terminaron en la estación policial dando sus declaraciones y aquello quedó como una agresión por parte de una pandilla que lo tenía amenazado. Su miedo no le permitió decir que él se había buscado aquello, simplemente, estuvo agradecido por haber podido salir con vida de ese momento. Cuando salieron de la estación, insistieron acompañarlo a su casa, por temor de que todavía quedaran algunos esperándolo. Una vez en su edificio, mientras Taehyung permanecía en su vehículo y él intentaba colocar la llave para abrir la puerta principal, todas las emociones estallaron a la vez, haciéndole caer al suelo envuelto en llanto y temblores corporales.

Una vez más, el artista corrió a él, esta vez, lo hizo solo. Se agachó a su lado y le permitió llorar mientras lo envolvía en sus brazos. Lo abrazó fuerte sin decirle nada y, cuando ya estuvo más calmado, sin liberarlo de aquel abrazo, lo ayudó a ponerse de pie. Esa fue la primera y última vez que interactuó con él, pero no la última que lo vio. Días después, mientras comía un poco de fideos instantáneos frente al televisor, lo vio en una situación muy similar, solo que esta vez, como parte de su actuación en un drama diurno.

De alguna forma, ese episodio le hizo recordar todo lo ocurrido y también lo convirtió en un fan de Kim Taehyung. No del actor o la estrella juvenil, sino, de la persona. Porque jamás creyó que ese joven que lo había ayudado fuese alguien de un mundo totalmente diferente al suyo. Que se hubiese involucrado en algo tan peligroso que le hubiese podido poner fin a su vida y carrera, le hizo admirarlo y agradecerle más.

Con el paso del tiempo siguió de cerca su trabajo hasta que un día, mientras intentaba poder regresar a la escuela, un automóvil se estacionó junto a él. Del vehículo, descendió un sujeto que se presentó como Min Yoongi, avisándole que pronto, los sujetos que había puesto tras la reja serían puestos en libertad por el pago de los jefes de esa pandilla. Le pidió colaboración a cambio de ayuda y protección, fue así que comenzó a trabajar para ellos. Yoongi lo ayudó a salir del radar, lo enviaron a estudiar afuera, a prepararse y así, poder convertirse en un agente clave para la organización.

Fue una gran sorpresa para él que, años más tarde, mientras intentaban cerrar un caso, el nombre y la foto de Kim Taehyung volviese a salir a relucir. El encarcelamiento de los jefes de una gran pandilla los llevó a un hombre que dirigía a muchos jefes como un titiritero a sus muñecos. Así, mientras intentaban llegar a él, Park Bogum, vio que una de las maneras más sencilla en la que su organización podría llegar a él, era a través de su amante, la estrella de la nación, Kim Taehyung.

A él le debía mucho. Más que el pago por una deuda, se sintió en la obligación de protegerlo, por eso le intentó avisar que lo usarían de carnada, por eso lo puso sobre aviso cuando descubrió que Bogum lo quería sacar de la jugada. Sin embargo, esa situación terminó con el hombre que le salvó la vida, acusado de asesinato, y como la persona que todo el país quería ver tras las rejas.

Lo obligaron a volver abandonar el país, tenía trabajo que hacer en el exterior, pero en cuanto le avisaron que había vuelto a abrir los ojos, se dispuso a volver. Tenía que ayudarlo, por eso, cuando leyó el informe de su pérdida de memoria, movió los hilos para que fuese confirmado. Aunque Yoongi no se creyó ese acto de inmediato y él también tuvo sus dudas, en aquel momento, esa era la mejor salida, la única que le brindaba un poco de tiempo para prepararse, regresar a Corea del Sur y poder ayudarlo correctamente.

Cuando comenzó a trabajar en ese hospital y lo vio nuevamente en persona, pudo ver su mirada perdida y vencida. Taehyung no lo reconoció, así que en un comienzo casi creyó que su pérdida de memoria era real, pero al tomar su caso y atenderlo, pudo notar que su demencia no era más que un acto. Lamentaba que no lo recordara, pero no podía culparlo después de tantos años. Se habían visto una única vez y en todo ese tiempo había pasado por tanto, que era casi un alivio saber que tendría algo menos en su cabeza.

Su interés por ayudarlo era genuino, pero no contó con que toda esa admiración y agradecimiento mutara hasta convertirse en algo más. Gustar de él era algo que no podía permitirse por infinitas razones, pero ahí estaba ese gusto latente que le hizo besarle con una vehemencia tal, que parecía avisar que el artista pronto desaparecería. Lo besó como si en cualquier instante él pudiese convertirse en burbujas y desaparecerse entre sus brazos para siempre.

¿Cómo podía alejarse de ese momento?

No era sencillo, no lo sería jamás.

No obstante, logró recobrar sus sentidos porque todo eso estaba mal. Para poder protegerlo correctamente, no podía tener su juicio cegado por sentimientos inapropiados. Porque si bien Taehyung no estaba tan loco como pretendía, emocionalmente, no estaba tampoco en condiciones para enredarse con nadie. Además, podría convertirse en su punto débil, algo que quienes querían acabar con ambos utilizarían a su favor. Si la agencia se enterara, su caso pasaría a otro agente que bien podría estar comprometido.

Cuando se trataba de Taehyung y su seguridad, Jungkook no confiaba en nadie más que en sí mismo para protegerlo. A eso debía agregarle algo más, Kim Seokjin, el hombre que decidió dejar entrar en su vida. Si bien en un comienzo no fue más que la herramienta perfecta que le ayudaría con su tapadera, de alguna forma, también le tomó cariño. Si seguía buscando, las razones por las cuales no era correcto que Taehyung y él se envolvieran más, las encontraría perennemente.

Eso fue lo que le obligó a poner distancia. Costó todo de él alejarse de esos labios, obligar a sus manos a separarse de ese cuerpo, a calmar los latidos desorbitados de su corazón. Nunca había sentido nada igual por alguien, pero no podía empezar a sentirlo ahora.

— Jungkook... — Musitó Taehyung sobre sus labios, afirmando el agarre de sus manos en las hebras de su cabello para volverlo acercar a él. — No te alejes. — Rio uniendo sus labios en un último beso sutil. — ¿Qué ocurre?

— Es hora de regresar a la cabaña.

— ¿Estás hablando en serio? — Taehyung quedó completamente confundido.

Lo observó zambullirse y luego nadar hacia la orilla sin decir otra palabra. Quería llenarlo de preguntas, reclamarle, pero todo lo que hizo fue rodar sus ojos y seguirlo. El agente se inclinó para recoger sus ropas, siguiendo su camino a un ritmo constante, no corría, no parecía ir demasiado apurado, pero tampoco se estaba tomando su tiempo.

En una buena coordinación, pero en total silencio, los dos prepararon la comida y se sentaron a comer tranquilos. Una vez fregados los platos utilizados, los dos se encerraron en la cabaña y eliminaron todo rastro de luz. La oscuridad bañaba en lugar, pero el resplandor de la luna y las estrellas todavía les permitía verse. Uno al lado del otro, se acostaron en el suelo, sintiendo la presencia y respiración del otro por encima del sonido de la naturaleza.

Las hojas de los árboles se mecían con el viento, algunos grillos y el croar de algunas ranas también se escuchaban a lo lejos. Había cierta paz que los dos sabían, no sería duradera. Porque lejos de ese lugar, había una cacería por la paloma que se escapó de su jaula. Había agentes que estaban trabajando horas extras y también presionaban para terminar sus trabajos pendientes.

Cuando los dos decidieron dormir finalmente, no pudieron hacerlo. Jungkook podía sentir todas las vueltas que el contrario daba, cada bufido, cada suspiro y casi cada pensamiento que corría por su mente. Sin embargo, permaneció callado.

— ¿Estás dormido? — Fue Taehyung quien finalmente rompió el silencio.

Dudó en responderle, pero después de todo, esa sería la última noche en la que ambos estarían alejados de todo, también quería hablar con él un poco más.

— No. — Su respuesta fue escueta, pero no lo suficiente para lograr que el otro desistiera.

— ¿Cuál será el siguiente paso una vez que regresemos a la realidad?

— Tendrás que retomar tu vida.

— ¿Qué? Yo no pienso regresar a ese lugar.

— Hablo de tu vida antes de aquel accidente. — Hubo silencio, Jungkook podía escuchar su mente procesando cada palabra. — Te comenté algo anteriormente, pero no entré en detalles. Regresarás a ser la estrella de la nación.

Una carcajada resonó en aquella cabaña, era absurdo que Jungkook pensase siquiera en regresarlo a ese mundo. ¿Se había olvidado de que Bogum había pintado una maldita diana en su cabeza? ¿Había olvidado que todo el país lo odiaba y acusaba de asesinato? Se suponía que él fingiría demencia, no que cometiera de verdad la locura de pararse frente a las cámaras sin más.

— Tenemos un plan bien trazado. — Continuó una vez que la risa de Taehyung se calmó.

— Ahora me doy cuenta de que el loco aquí es o son otros.

— Podemos limpiar tu nombre frente a la opinión pública, se te presentará casi como un mártir que tuvo que pasar muchos años luchando y sufriendo por todas las injusticias.

— ¿Quieren ofrecer pena con mi imagen?

— Queremos blindarte con tu propia imagen, será una manera de ganar tiempo y hacer que Bogum vuelva a confiar en ti. Al ver que has regresado y todo sigue igual, que no van por él y que, al parecer, sigues sin recordar nada que le pueda afectar, se medirá dos veces antes de atentar contra la persona que tendrá toda la atención del país. Cada foco estará sobre ti y, aunque no regreses a la actuación automáticamente porque eso echaría por tierra todo el montaje de tu mal estado mental y emocional, si volverás a ser una figura pública. Estarás protegido en todo momento, así podremos sacarte de tu encierro y protegerte del presidente. Sabemos que si te volvemos internar, podrá deshacerte de ti en silencio. Seguramente, está esperando a que regreses allí en cualquier momento o atraparte cuando menos te lo esperes, pero no podrá atentar contra a ti abiertamente si toda la nación tiene su vista sobre ti.

— Jungkook, él es el puto presidente de Corea del Sur. Es muy sencillo lograr que me accidente de verdad esta vez, un accidente mortal del cual no se levantaría sospecha. Esa depresión que tendré para al público, puedo utilizarla incluso para matarme y disfrazar todo como un suicidio. Con la alta taza de suicidios del país, después de todo esto, ¿crees que a alguien le parecería raro que yo aparezca muerto en mi residencia? Mierda, pensé que eran más inteligentes.

— Contamos con todas esas opciones y por eso no te digo que es un plan infalible, pero sí obtendremos algo de tiempo mientras logramos derribarlo.

— Mientras dure su mandato no podrán acusarlo de nada, aunque se prueba, lo máximo que podrían hacer por instancia es destituirlo, pero ni siquiera cárcel inmediata pueden darle.

— No podemos darte un detalle de todo lo que pasará, pero tendrás que confiar en nosotros.

— ¿Sí? Pues eso está un poco difícil. — Rebatió escuchándolo hablar.

Podía comprender el plan, pero por donde quiera que lo mirase, eso era un suicidio. ¿Cuántas opciones tenía? Estar vivo ya era un suicidio, así huyera del país y cambiara de identidad, como presidente de un país, Bogum tenía todas las armas a su alcance para buscarlo por cada rincón del planeta. Mantenerse escondido en el país tampoco ayudaría de mucho. Continuar fingiendo en el hospital tampoco era ya una opción viable. Todas las ideas que se le recurrían, la lógica las refutaba. Aunque no estuviese muy convencido, seguir el plan de Jungkook y la agencia era su mejor opción.

Se volvieron a quedar en silencio.

Pasados unos minutos, se volvió a escuchar un ligero ruido en la cabaña, Jungkook pudo notar la cercanía del castaño. Este se había estado acercando lentamente hasta dejar su cuerpo bien cerca del suyo, podía sentir incluso el calor que de él emanaba.

— Si me voy a morir... — Musitó Taehyung buscando quedar cara a cara con el pelinegro. — No quiero llevarme arrepentimientos a la tumba. No sé lo que ocurrirá una vez abandonemos este lugar, así que...

Sus palabras quedaron suspendidas en el aire. Aun con la escasez de los ambos podías ver con detalle sus ojos y cada una de sus facciones. Jungkook pudo descifrar el código escondido en su mirada, pero no hizo nada para evitarlo, no pudo. Permitió que el castaño borrase toda distancia entre ellos hasta que sus labios volvieron a colisionar.

Esta vez, la contención fue menor, todas esas advertencias que como campanas resonaban en la mente de Jungkook parecía estar siendo silenciadas por su propio anhelo. Es que él también estaba deseando a ese hombre que con tanto ímpetu lo besaba. Esos eran besos apasionados, líderes de un movimiento que Jungkook siguió con sus ojos cerrados.

Su separación simplemente fue un acto cordial. Con su mirada, le preguntaba a Taehyung si realmente estaba bien cruzar esa línea. Sabía que le estaba dando autorización, ¿pero era real?

— Taehyung...

— Quiero esto. Si estás sacando tu lado profesional a flote en estos momentos, no lo hagas, quiero estar con Jeon Jungkook, el hombre, no el doctor o el agente. Sé que esto puede traer consecuencias, que en tu casa alguien te espera, que tenemos un pie aquí y el otro en la tumba. Lo que estamos a punto de hacer una vez salgamos de aquí será nuestra tumba, un suicidio, ya sea a corto, medio o largo plazo. Desde el momento en que acepté mis recuerdos para ti y salí de aquel lugar, sé que dejaré de respirar en cualquier momento.

— No será así. — Jungkook negó llevando su mano al rostro del hombro con ojos cristalizados, acomodándose para unir sus frentes en un instante de confort que ambos necesitaban. Aunque muera, te salvaré, mientras yo pueda verte, te protegeré.

— Puedes prometerme muchas cosas, incluso que me protegerás con tu vida, si así lo deseas, pero no puedes prometerme que no moriré. — Agregó con una sonrisa débil, desplazando su mano por el brazo ajeno mientras se ubicaba a horcajadas sobre Jungkook. — Quiero acostarme contigo esta noche, Jungkook, si tú también lo deseas.

En silencio le mostró el camino a sus manos hasta ubicarlas en su cintura y así, darle rienda suelta al momento. Lo besó una vez más y lo atrajo a él para no dar margen al arrepentimiento una vez que vio la entrega del agente. Así, dieron por iniciado ese encuentro íntimo.

Taehyung había olvidado lo que eran unas manos deseadas y autorizadas recorriendo su cuerpo. Unas que le hicieran vibrar por la anticipación y el anhelo, que lo hicieran retorcerse de excitación y no del miedo o la repulsión.

💜💜💜
Hola por aquí, pasando a entregarles un nuevo capítulo. Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo.
LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro