Capítulo 15

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Taehyung había olvidado lo que eran unas manos deseadas y autorizadas recorriendo su cuerpo. Unas que le hicieran vibrar por la anticipación y el anhelo, que lo hicieran retorcerse de excitación y no del miedo o la repulsión. En los años en los cuales estuvo encerrado en aquel lugar, ni siquiera sus propias manos pudieron complacerlo. Fue como olvidarse por completo de su persona, sus necesidades, el placer y todas aquellas cosas que pudieran derivarse de un agradable contacto físico, del deseo sexual.

Las únicas manos que se posaron en él fueron las del personal médico y las de Bogum por cuestiones de minutos. Profesionalmente, hubo muchos toques, sexuales también, pero esos no fueron deseados y mucho menos autorizado. Una acción que en el pasado pudo causar tantas sensaciones positivas dieron paso a recuerdos tortuosos y momentos desagradables. Llegó a dudar de la posibilidad de un día volver a desear a alguien.

Sin embargo, de alguna forma, Jungkook llegó a su vida y le había despertado muchas cosas. No fue magia, no llegó de un día a otro esa atracción o gusto por él. A decir verdad, no miró su físico hasta aquella vez en la ducha cuando lo arrastró para su primer entrenamiento sorpresa. Fue ahí que volvió a sentir que algo en su interior respondía a la espléndida vista frente a él. Hasta ese instante, lo que le atrajo de Jungkook fue su persona, el modo en el cual lo trataba; su paciencia siempre le pareció entrañable. Le daba su tiempo y espacio, sabía escucharlo incluso cuando no hablaba. Lo acompañaba y de cierta forma cuidaba, más de lo que esperó de cualquiera en ese infierno.

La única muestra de afecto que percibió que la de un acongojado Jimin cuando intentó verlo aquella navidad. El problema era que verlo cerca más que alegrarlo, le preocupaba. Sabía que eso sería poner a su hermano en la mira de todos, que lo siguieran, que interfirieran en su vida e incluso lo utilizaran para amenazarlo. Era mejor que el mundo y ellos mismo olvidasen su parentesco. Entonces, no se permitió disfrutar de esa brisa de familiaridad y libertad que venía junto a su hermano cuando el encierro en el que estaba mataba todas las esperanzas de algún día, volver a tener una vida normal, ser libre o al menos salir de esas cuatro paredes.

Poco se imaginó él que volvería a respirar aire puro en un lugar como ese que tan mágico y único le parecía. Donde los únicos testigos eran los diminutos animalillos del bosque, el viento, el río... Eran la naturaleza y ellos dos en un trío sin precedentes. Cada vez que sus lenguas se encontraban, que sus labios chocaban o eran mordidos, agradecía en silencio por estar teniendo una oportunidad como esa antes de ser mandado al cielo o al infierno, ya ni sabía cuál sería su destino final.

¿Cuánto tiempo podrían durar dos personas en una acción tan simple, íntima y profunda como lo era un beso?

Taehyung no estuvo del todo seguro, la noción del tiempo era algo perdido desde hacía mucho, pero le pareció eterno. La forma en la cual unían sus frentes y exhalaban cuando la falta de aire les obligaba a separarse. No supo cuándo fue que sus manos comenzaron a asumir el liderazgo sin estar conectadas a su mente, obtuvieron vida propia, decidiéndose por despojar de su ropa.

— Espera... — La voz de Jungkook le hizo abrir los ojos, el perlinegro sostenía sus manos mientras lo observaba. — Respira.

Justo ahí, Taehyung se percató de la ausencia de oxígeno en sus pulmones. Entre los besos, el desespero y la ansiedad provocada por el miedo de estar viviendo un sueño, de pronto abrir sus ojos y verse encerrado en aquel lugar sin vida, le hicieron abalanzarse para acaparar todo lo que ponía. No obstante, notando la situación, el doctor y agente lo estaba obligando a calmarse, a recomponer.

— No hagas absolutamente nada, al menos al comienzo. Creo que necesitas ir asimilándolo todo y adaptándote. — Por un segundo, Taehyung creyó que Jungkook daría un paso atrás y lo dejaría así, que se arrepentiría y volvería actuar como siempre, pero se limitó a elevar su comisura izquierda, acercándose lentamente. — Dime si hago algo que no te guste o desees.

Recuerdos de algunos de sus encuentros con Park Bogum invadieron su mente, cuando en ocasiones se debía adaptar únicamente a lo que el actual presidente quisiera. No deseaba experimentar lo mismo con Jungkook en ese momento.

— ¿Piensas dejarme como una muñeca sin convicción?

— ¿En qué momento mis palabras transmitieron ese significado? — Arrugando su frente, Jungkook dio otro paso atrás para mirarlo. — Quieres estar conmigo, pero pareces no poder controlarte en estos momentos, incluso empezaste casi a hiperventilar cuando te percataste de que estabas sin respirar. Comer cuando estás hambriento o tomar excesiva agua sin un ritmo adecuado cuando estás sediento y agitado puede tener repercusiones severas. Estoy evitando que ocurra una catástrofe.

— Ya, claro, no es conveniente que la paloma fallezca antes de que la usen de cebo, ¿verdad? — Jungkook frunció su entrecejo y Taehyung resopló sin saber el motivo para estar tan a la defensiva en ese momento. — Lo siento, lo siento, no sé por qué dije eso.

Lo sabía, Jeon estaba seguro de que el contrario sabía por qué dijo esas palabras, pero no habló. De alguna forma, era justamente eso, un cebo. Pese a sus esfuerzos por cuidarlo y evitar que algo verdaderamente siniestro ocurriera son su persona, Jungkook podía atestiguar que, en la actualidad, Taehyung continuaba siendo una carnada que podía ser utilizada de muchas maneras, por muchas personas diferentes. Había ideado un plan para protegerlo, pero las variables a través del camino podrían ser infinitas y no tenía una solución para cada una de ellas.

— Al menos, fuera de aquel lugar, me estás ofreciendo una oportunidad de vivir. Por muy pequeña que parezca, estoy agradecido por ello. — Sintiendo el rastro fantasma que los labios de Jungkook había dejado sobre los suyos, su mente maldecía por haber cambiado el ánimo del encuentro.

Jungkook lentamente se alejó, sentándose a su lado en lo que se podría considerar como cama, el rústico mueble en donde podían dormir. Sin embargo, antes de poder procesar las palabras de Taehyung, este volvió a entrelazar los dedos en su cabello para unirlos en un beso tórrido y profundo.

En la penumbra del camarote, la tenue luz de la luna continuaba proyectando sombras danzantes sobre las paredes, como si reflejara la incertidumbre que titilaba entre los dos hombres. Sus cuerpos se estrechan, sus labios se entrelazan en un beso apasionado que dice mucho de su deseo y anhelo. En ese momento, el tiempo pareció detenerse, sus preocupaciones y temores quedando suspendidos en el aire.

A medida que sus caricias se intensificaban una vez más, con manos tocando las pieles de sus bazos, espalda, cuello y cualquier lugar fácilmente accesible, sus mentes se mantenían en una red de emociones contradictorias. Eran plenamente conscientes de los peligros que les rodeaban, de los enemigos que acechaban en las sombras, esperando el momento oportuno para atacar. Sin embargo, en medio del caos a kilómetros de distancia y la incertidumbre, parecían estar encontrando consuelo en los brazos del otro.

No existía Park Bogum o la presidencia del país, tampoco un pueblo que señalaba con el dedo u obligaciones que cumplir. No había trabajo o agencia, sin el recuerdo de Kim Seokjin, de los hospitales o persecuciones.

Ahí, con Jungkook eliminando todo de su mente en cada encuentro de lenguas, en cada vez que mordía los labios contrarios mientras los iba acostando a ambos en la cama, no había constancia de nada, únicamente el deseo profundo, una necesidad inaudita e inesperada. La intensidad de su beso era un recordatorio agridulce de la frágil línea que pisaban. Es un momento de respiro, un soplo de libertad robado en medio de la sofocante opresión de sus circunstancias. Pero incluso cuando sus cuerpos responden al contacto, sus mentes no podían evitar cuestionarse la realidad de todo ello.

¿Se trataba simplemente de una huida desesperada de la dura realidad a la que se enfrentaban? ¿Están sucumbiendo al embriagador encanto de lo prohibido? ¿O era esa conexión algo más profundo, algo que trasciende el peligro que se cierne sobre ellos?

La tensión en el aire era palpable, un delicado equilibrio entre el anhelo y la inquietud. Cada roce, cada caricia está impregnada de una comprensión tácita de los riesgos que corren. Son conscientes de que este paso, esta entrega a sus deseos, podría llevarles por un camino sin retorno.

Pero en ese momento, mientras sus labios permanecen entrelazados en un abrazo, deciden aceptar la inquietud. Eligen deleitarse con la pasión que se enciende en su interior, desafiando al mundo que intentaba separarlos aun sin haber estado juntos. Porque en medio del peligro y el miedo, parecían haber encontrado un raro consuelo en los brazos del otro, y ese era un riesgo que merecía la pena correr.

Un quejido y una risa corta fue lo que le siguió a la torpe caída sobre esa cama nada cómoda. Jungkook los había estado acostando, pero sus besos desesperados los volvieron a incorporar y, en ese instante, Taehyung había perdido el equilibrio, cayendo sobre el brazo que lo sostenía. Intentó girarse, pero una vez más, Jungkook se había posesionado sobre él.

El aroma natural de Taehyung era agradable al olfato del agente que entretenido lo olisqueaba. Permitía que sus dientes arañaran y se ciñeran por momentos a su nuca hasta al punto de escucharlo quejarse bajito. Justo ahí, es que volvía a besarlo o lamerlo, depende de lo que su cerebro exigiera.

— ¿Tan bien huelo? — Indagó Taehyung con un tono burlesco y provocador en su voz. —- Mmm.

No había recibido una respuesta verbal, simplemente los dientes de Jungkook clavándose en su piel y su cadera moviéndose contra su trasero. Se frotó descaradamente porque su voz lo había provocado, su olor también. Maldición, incluso el tacto bajo su piel, cada centímetro del artista que él tocaba se sentía perfecto entre sus manos.

— Sí. — Respondió esta vez alejándose un poco de él para poder admirar su cuerpo. Sentado a horcajadas sobre los muslos del castaño, contempló su trasero, su espalda. Taehyung le parecía increíble y cuando más lo contemplaba, más lo confirmaba, encontrando cosas nuevas que señalas y celebrar. Los dedos en las hebras castañas se enredaron con más firmeza antes de que él se inclinara hasta su oreja. — Sí, hueles de maravilla.

La exhalación en sus palabras escalaban una montaña de pensamientos lascivos en el interior de quien una vez fue considerado la estrella de la nación. El tono de esa voz, su cálida respiración sobre su oreja mientras tiraba de su cabello y presionaba sus caderas con el simple movimiento de su pelvis, le hizo pensar en todas las cosas pecaminosas y sucias que Jeon le había estado provocando en todo ese tiempo. Ahora parecía multiplicarse con cada acto.

Ni siquiera se habían deshecho de las ropas, Jungkook se estaba frotando contra su trasero y, estúpidamente, en ese preciso instante, se estaba sintiendo tan bien que no podía ocultarlo. Quedaba en evidencia cada vez que movía su propio cuerpo en busca de esa deliciosa fricción, del calor de sus cuerpos, cuando exhalaba bruscamente o cuando su piel se erizaba, cuando gemía de manera casi imperceptible, pero todavía obvia.

Se había masturbado en el campo cuando vio a Jungkook desnudo en aquel río, se podría decir que fue su primera masturbación en siglos, pero fue tan desesperado, rápido y preocupado que no pudo realmente precisar que lo había hecho hasta que terminó. No fue tan intenso como eso que se estaba formando ahora en su vientre, lentamente rugiendo hacia la vida.

Jungkook apretaba e intentaba separar sus nalgas con una mano, porque la otra, ah, esa otra mano que vagaba entre sus cabellos y su cuello lo mantenían presionado en ese lugar, moviéndolo escasos centímetros a su antojo. No había resistencia porque cada cosa era intensamente deseada, recibida y agradecida por parte del castaño. Los movimientos de ambos fueron incrementando la velocidad. La fricción de su pene humedecido contra la tela de su ropa interior, la presión en su cuerpo que también presionaba su miembro en una cavidad muy diferente al interior de alguien más o de sus propias manos, pero igual de exquisita.

¿Se iba a correr así? No era suficiente, en el pasado eso no hubiese bastado para llevarlo al borde tan rápidamente, pero ahí estaba, acercándose precipitadamente a una liberación sofocante y cruda.

Algo en su actuar lo delató, Jungkook podía verlo buscando contenerse, callar sus gemidos y huir de lo que avecinaba. Sin embargo, algo en él no quería que el artista huyera, llevaba años escapando de muchas cosas, no tenía un porqué escapar de sí mismo, de él, de ese momento juntos y del placer, así que, sin permitirle lograr su cometido, tiró fuerte de su cabello para hacerlo salir del trance.

— ¿Qué estás haciendo? — El castaño no comprendía su pregunta, no estaba haciendo nada desde su punto de vista, nada más allá de evitar correrse demasiado rápido y de una manera tan poco atractiva. — Te estás conteniendo. — Aclaró Jungkook liberando su agarre del pelo para descender una vez más a su cuello y sostenerlo con firmeza. Fue incómodo, mas logró desde atrás girar su rostro lo suficiente para que lo pudiese ver y, por cortos segundos, unir sus bocas en un fugaz beso. — No lo hagas.

Taehyung dejó escapar una bocanada de aire, cerrando sus ojos con fuerza porque el remolino en la zona baja de su vientre estaba tensando sus testículos.

— Si tienes deseo de correrte, hazlo. — Demandó Jungkook apretando más el agarre en el cuello del mayor, notando como este parecía reaccionar favorablemente cada vez que lo hacía.

Mismo si no fue en sus labios, no prescindió de los besos, dejaba varios por aquí y por allá, en cada zona desprotegida e incluso en las más resguardadas también. Agitó contundentemente sus caderas en pseudo embestidas que simulaban una fuerte y constante penetración. A decir verdad, quería ir un poco más suave, estaba al tanto de que esa era la primera vez en mucho tiempo de Taehyung, así que no deseaba abrumarlo.

Sin embargo, tras estudiar su comportamiento, la forma en la que había estado actuando y esa tendencia a huir que estaba demostrando en ese instante, supo que, al menos en ese único momento, el castaño necesitaba dejarse ir y no lo haría mientras tuviese la capacidad de pensar coherentemente. Por lo que pudo comprobar, solo la mano dura y el sexo rudo podía desconectarlo en primera instancia. Cuando se viniera por primera vez y quedara más relajado, entonces podría cambiar de táctica.

El ambiente se cargaba de una electricidad intensa dentro de aquella cabaña rústica en medio del bosque. Aun sin que las miradas del artista y el doctor se entrelazaran constantemente, podían evidenciar que estaban llenas de deseo reprimido y anhelos prohibidos. Las palabras perdían fuerza ante la tensión que los envolvía, pero sus labios encontraron siempre el camino a una comunicación pasional que tanto habían pospuesto desde que llegaron a ese lugar.
Los susurros y gemidos se entrelazaban en una melodía lúbrica, despertando cada rincón del lugar. El doctor, con sus manos expertas, exploraba cada centímetro de piel del contrario, — ya fuese que estuviese cubierta por ropa o no — mientras este último respondía con suspiros ahogados y temblores de placer. El tiempo desapareció, dejando solo espacio para el calor ardiente que envolvía sus cuerpos entrelazados.

— Eso es, siénteme, siéntete a ti mismo, Taehyung.

Los gemidos se hacían cada vez más audibles, una sinfonía voluptuosa que inundaba el aire. El castaño, incapaz de contener su éxtasis, dejó escapar un grito lleno de abandono cuando esa liberación que había estado conteniendo por fin se escapó, inundando toda su ropa interior de un semen casi añejado. El pelinegro, con una sonrisa lasciva en sus labios, siguió el compás del placer, llevándolos a ambos a alturas inexploradas, a pesar de él no permitir correrse.

— Voltéate. — Ordenó en un tono bajo, alejándose lo suficiente para que Taehyung pudiese acatar ese pedido.

La vista del mayor una vez más fue bendecida, al girarse y ver como Jungkook comenzaba a desvestirse delante de él con total intención. No había nada forzado, se quitaba la ropa como siempre, sin más, pero cada gesto le resultaba erótico. Su corazón todavía se encontraba agitado, mas por lo visto, todavía con energía suficiente.

— Ven aquí. — Pidió esta vez ayudándolo a incorporarse para ayudarle a desvestirse.

En silencio, esperó paciente varios segundos hasta que el castaño se volteó. Esta acción le permitía tener una vista muy diferente del hombre que una vez le salvó la vida. Lo había observado durante mucho tiempo, incluso lo vio en situaciones que no le hubiese gustado, pero por su trabajo y la seguridad de Taehyung, de igual forma presenció. No obstante, esa era la primera vez que atestiguaba semejante lujuria por parte del mayor. ¿Existía alguna lujuria pura o inocente? No estaba seguro, mas casi podía asegurar, que la lujuria de la cual Taehyung era preso llevaba ambos calificativos.

Lo deseaba, no solamente lo dijo por decirlo cuando en el refugio le planteó su gusto, tampoco mintió en el río. Una parte de él estuvo en conflicto moral, profesional y ético cuando escuchó esas palabras la primera vez. Consideraba que el artista, pese a su mayoría de edad y un estado mental que le permitía tomar decisiones por su cuenta en pleno uso de sus facultades, no estaba en condiciones de discernir lo que verdaderamente quería y lo que no. Podría tratarse de un vínculo afectivo propiciado por las circunstancias.

Durante años vivió alejado del mundo, escondiendo su propio ser, sin confiar o tener a nadie con quien siquiera tener una conversación ecuánime. Al ser su doctor, alguien con quien lentamente se fue abriendo, le agradaba y confiaba, pudo haber desarrollado un apego seguro por la incondicionalidad. Lo sacó del encierro, lo defendió y cuido, fácilmente podría haber asociado todas esas acciones y creer que no iba a fallarle.

Sabía incluso la ciencia que él no tenía intenciones de fallarle nunca, pero él sabía sus razones, mientras que Taehyung simplemente iba cegado por el instinto. Entonces, en momentos como los de esa noche en los cuales el artista no parecía confiar en él como su cuidador, manifestando esa sensación constante de inseguridad debido a todo lo experimentado, le decía que él, tal vez, lo que tenía era un apego ansioso-ambivalente.

Por eso tenía cuidado de que el mayor no se apegara a él demasiado, para que no desarrollara una angustia exacerbada ante posibles separaciones. Ya fuera cuando debía regresar a su rutina diaria o en un futuro en donde sus caminos se separaran al cumplir con la misión o que, por desgracia, Jungkook terminase sin vida, eran muchas las opciones.

Jungkook odiaba eso, que aun cuando no era necesario, su cerebro estuviera estudiando los comportamientos de cada persona. Gajes de sus oficios, como agente o como psiquiatra, en cualquiera de los casos, una de sus tareas principales era observar y analizar.

Sin embargo, por momentos, Taehyung tenía la capacidad de hacerle perder el juicio, nublarle el camino y cambiar sus propios planes. Lo hizo cuando estaba internado, cuando lo llevó al refugio y lo convenció de pasar la noche con él, de entrenarlo, de olvidar a Seokjin, su trabajo y todo lo demás. El castaño se lo pedía y, aunque no debía, obedecía, al menos una parte de su persona, la no racional, quería obedecerle.

Era conflictivo estar junto a un hombre que lo desestabilizaba de esa manera. Por eso cada paso que daba era con sumo cuidado. El paso dado esa noche, lo tomó luego de volver a analizar todo y asegurarse de que no solo Taehyung, sino que también él mismo, estuviese en condiciones de ir más allá.

¿Lo gracioso?

Que quizás aunque hubiese encontrado razones profundas para no avanzar, posiblemente lo hubiese hecho igual. Es que ese hombre que se quitaba su camiseta y se acercaba a él para despojarlo de la suya, tenía un efecto mentalmente corrosivo para él. ¿Cómo pensar cuando existía un ser con ojos como esos que lo miraban con tanto deseo y anhelo? Por eso sabía que su moral, ética y profesionalismo se podían ir por un caño cuando de Taehyung se trataba.

Como si estuviese embrujado, sus manos se dirigieron a la cintura del mayor cuando este terminó de desvestirlo, él mismo se quitó con prontitud sus pantalones para que nada más estorbase. Ahí, accedió a ser un objeto de admiración, siguió con su mirada cada trazo que los largos y elegantes dedos de Taehyung iban dejando en su piel. La manera en que trazaba sus tatuajes y músculos en total seriedad, dejando por momentos entrever una sonrisa de triunfo y otra de confirmación.

Desconocía cada mínimo detalle en su cerebro, pero podía adivinar muchísimo de ellos.

Con parsimonia electrizante, las yemas de los dedos contrarios fueron recorriéndolo hasta llegar a su entrepierna. Se detuvo para buscar sus ojos, asegurándose de poder continuar. Era claro que Jungkook no iba a negarle nada porque no le apetecía hacerlo, es más, podría entregarle el control absoluto en esa situación. Fueron sus manos posándose en los hombros contrarios y continuando hasta su cuello para atraerlo a un beso, el permiso final.

Son lenguas una vez más danzaron el mismo vals bajo la luz de la luna, pero esta vez, cuando se separaron aclamando por aire, hubo una calma tal que apenas se escuchaban los sonidos de sus galopantes corazones. Ahí, cuando cada uno estaba perdido en la mirada del otro, Taehyung lo hizo sisear al apretar con fuerza su miembro.

— Lo quiero. — Jungkook asintió ante esto, regalando una sonrisa que le fue devuelta. — Lo quiero en mí.

— Lo tendrás. — Con esa afirmación, Taehyung se sintió satisfecho, comenzando a desplazar su mano suavemente por esa polla que se mantenía dura. — Sola hay un detalle.

— ¿Cuál?

Indagó sin dejar de acariciar su erección con ahínco, llevando su mano desde la punta hasta los testículos que suavemente estiró, disfrutando del modo en el cual Jungkook cerró los ojos antes de volverlo a mirar con un hambre que pensó no tendría. Ascendió hasta su base para apretarla con fuerza y luego continuar su camino hasta la cima con mucha suavidad.

— Aquí no hay condones. — Dejó escapar con una fuerte exhalación. — Así que podremos hacer otras cosas y en otra ocasión, continuar más allá.

Así que el doctor ya había sopesado otras ocasiones juntos. Tendrían que irse de allí cuando llegara la mañana, lo iban a sacar de una pequeña jaula para colocarlo en otra más grande. Seguiría siendo una paloma prisionera. Una paloma en cautiverio era como un ave al que le arrancaron sus alas. Un pájaro con las alas cortadas era como un sueño aplazado. Al igual que un sueño pospuesto o negado, podría llegar a ser frustrante e insatisfactorio, se vería impedido de alcanzar su potencial natural y su libertad. Sin embargo, no estaría en total soledad.

Las palabras de Jungkook una vez más le confirmaban que no estaría en completa soledad porque lo tendría a él. Continuarían viéndose, estando juntos y eso, era más de lo que pudieron haber tenido en ese hospital.

— Tampoco tenemos lubricante. — Taehyung volvió a seguir el hilo de la conversación y lo que estaba pasando. Debía concentrarse en el presente y dejar de estar pensando en un futuro tan incierto.

— No me importa, podemos hacerlo sin. — Los ojos de Jungkook se ensancharon y el castaño casi quiso reír ante esto. — Bueno, yo llevo años sin tener relaciones sexuales, al menos consensual. — Jungkook una vez más negó, queriendo borrar esos recuerdos de la mente de Taehyung para siempre. — De todas formas, las mismas enfermeras procuraron que yo estuviera limpio, tú mismo revisaste mis exámenes.

— No se trata de ti únicamente. Tae...

— Ya sé que tienes a alguien que te espera en casa. — Lo interrumpió. — Pero también sé que estás limpio, puedo ver que tan minucioso eres con respecto a eso y todo lo que tenga que ver con seguridad. — Agregó volviendo a poner en movimiento su mano, liberándola, para llevarla a su boca y lamerla, dejando suficiente saliva en la palma. — Entonces, vuelvo y repito, no me importa no utilizar condones contigo, lo del lubricante se puede arreglar. Así que, si tú también estás de acuerdo... — Mencionaba dejando su mano ensalivada a la altura del rostro de Jungkook, la mano del contrario lo había detenido por completo agarrando su muñeca. — Me gustaría continuar.

Jungkook lo observó por varios segundos, una vez más, analizando todo. Contempló la brillante mano de Taehyung y, antes de pensar en nada más, la acercó a su boca para lamerla también, agregando un poco más de saliva. La sonrisa del castaño se ampliaba a cada segundo, ah, ese era un hombre muy lascivo y atrevido, pero mentiría si decía que no le gustaba.

— Gracias. — Mencionó Taehyung con su sonrisa perenne, volviendo a envolver el pene de Jungkook para masturbarlo.

Ahora los movimientos se volvieron más fluidos gracias a la saliva. Su mano pronto encontró un ritmo guiándose por las leves reacciones de Jungkook. Veía que cuando estiraba o apretaba sus testículos fruncía el rostro como si tuviera dolor, pero la estela con que después era premiado le decía que así le gustaba. Lo mismo pasaba con el agarre fuerte de su base. Se percató de que si bien a Jungkook le gustaba el cambio de ritmos y la suavidad con la que ascendía, no reaccionaba hasta que no frotara firmemente su punta.

Algo que costaba varios encuentros e incluso meses aprender, Taehyung pudo descubrirlo desde ese primer intercambio gracias a la transparencia de sus reacciones. Eso le encantaba, Jungkook hacía difícil adivinar sus pensamientos, pero ahí, en la cama con él, dejaba ver fácilmente qué le gustaba y qué no.

Por la atención antes ofrecida, el castaño también pudo llegar a la conclusión de que Jungkook amaba centrarse en las caricias del cuello. Por lo tanto, no tardó en devolvérselas, disfrutando del modo en el cual se relajaba y movía su cabeza para darle mayor acceso a sus labios. Sus dedos se enredaron en su cabello cuando lo mordió y estuvo a punto de succionar con fuerza. No hubo palabras, pero supo que le estaba advirtiendo que no le dejara marcas.

Taehyung no podía mentir, nunca fue un amante de los nombrados chupetones, pero deseaba dejar uno en el pelinegro. No conocía a su acompañante, ni siquiera sabía si quien lo esperaba en casa era un hombre o una mujer, pero la idea de que llegase después de varios días con esas marcas era tentador. Esa persona también se preguntaría quién era él, qué sucedía entre ellos...

No obstante, Taehyung sabía que eso era inmaduro, que podría tratarse de una buena persona enamorada ciegamente de Jungkook. Entonces, sería doloroso saber que el hombre que amaba había estado con alguien más. De estar en su posición, Taehyung lo habría odiado. La primera vez que supo que Bogum no era exclusivamente suyo en cuando a la relación se trataba, sintió que le habían pateado ella estómago. Recordaba lo molesto que estuvo, como lo enfrentó, como lloró de rabia y dolor cuando confirmó que no era el único en su vida a pesar de lo preferencial.

Quien fuera que estuviese con Jungkook, no merecía saber eso, aunque tampoco era lo suficientemente importante para él en ese momento porque no iba a dar un paso atrás, solo porque Jungkook estaba con alguien del cual no tenía la más remota idea.

Sus besos se tornaron más profundos y dominantes, Jungkook pudo sentir el cambio en el ritmo, pero le concedió total libertad. No le cedió el control, pero ese acopló a su ritmo. Le devolvió cada mordida, cada succión. Cada apretón que le daban a su polla, él lo retribuía, masturbaba a Taehyung del mismo modo en que este lo masturbaba a él. De esta manera, una vez más, cayeron en la cama con un creciente desespero.

No hablaron de cómo sería, quién era o haría qué, pero al parecer no fue necesario porque todo fluía con naturalidad. Ambos le daban rienda suelta a lo que sentían sin pensar en algo más. Sin mucho trabajo, Jungkook se ubicó entre las piernas de Taehyung, permitiendo que su lengua recorriera toda la piel expuesta. Le gustaba sentir la presión de los dedos del contrario en su cabeza, escuchar sus ruidos, sentir la temperatura de su cuerpo, el tacto de su desnudez.

— Es bonita. — Jadeó cuando se separó del voraz beso que le era dado.

Taehyung siguió con cuidado su mirada hasta notar que el menor se encontraba contemplando su polla.

— ¿Es en serio? Lo último que quiero escuchar es que mi polla se ve bonita. Lo es, pero no es el cumplido que crees que es.

— ¿Por qué te complicas tanto? — Jungkook rio divertido por la mirada de fastidio en Taehyung. — Tú también eres bonito, pero jodidamente atractivo. ¿Te incomodan los halagos?

— No me incomodan los halagos, pero tampoco es que me guste mucho que me digan que mi polla es linda, menos en un tono cargado de ternura.

Una carcajada resonó en la habitación, porque aunque Jungkook comprendía ahora de dónde provenía la incomodidad de Taehyung, le parecía extremadamente tierno que reaccionara así. No se lo diría, no estaba lo suficientemente loco como para decirle algo así en esas circunstancias, pero, en cambio, lo besó.

— Es tan linda como atractiva al igual que tú. — Musitó Jungkook junto a su oído. — Es grande, gruesa y lo mejor es la forma tan apetitosa en la que deja salir todo ese pre-semen. — El tono de su voz había bajado, las reacciones de Taehyung habían cambiado e incluso gruñó cuando su oreja fue mordida. — Mierda...

El movimiento del cuerpo de Taehyung, en respuesta a sus palabras, hizo que sus erecciones se rozaran. La humedad de ambas ayudaba a que la frotación se sintiera más placentera. Así que mientras Jungkook buscaba los labios ajenos para besarlos con fervor, sus cuerpos anhelaban más fricción. Por eso, la mano del pelinegro, seguida por la de Taehyung, encerró sus dos miembros, apretándolos más para que en cada movimiento sus cabezas friccionaran.

Los gemidos fueron en aumento, mas parecía que algo no era suficiente. Las oscilaciones de las caderas de Jungkook estaban incrementándose y la estabilidad de sus manos dejó de ser lo mejor. Se alejó para agarrar ambas piernas de Taehyung y cerrarlas, apretándolas contra su pecho y hombro izquierdo mientras llevaba su miembro al interior de sus muslos. Simulaba una penetración, pero con cada embestida, frotaba la polla del contrario.

— Joder, estás empapado. — Taehyung no estaba sorprendido, su cuerpo siempre reaccionaba favorablemente a los estímulos, pero la verdad era que había olvidado cuánto en todos esos años. — Me encanta. — Las palabras de Jungkook ya no eran medidas, todo se sentía bien y él estaba perdiendo el control con toda la situación y encima los gemidos del castaño tampoco ayudaban. — Creo que me voy a venir. — Avisaba apretando más las piernas de Taehyung.

El desespero de una alimentaba al otro, cada acción traía consigo una reacción, por lo que en ese vaivén uno arrastraba al otro en igual medida. Las reacciones de Jungkook excitaban al castaño y viceversa. Antes de darse cuenta, Jungkook apenas se sostenía en sus rodillas, se había aferrado con fuerza a las piernas contrarias, levantándolas tanto sin querer, que solo la espalda de Taehyung continuaba apoyada en la cama. Ahogaba sus gemidos contra las piernas del mayor, las utilizaba también como un silenciador.

Las embestidas continuaron cogiendo velocidad y fuerza, el calor en la cabaña aumentaba aún sin fogata. Ambos hervían en la caldera del deseo que poco a poco se desbordaba y así, entre gemidos y jadeos, ambos se liberaron. Jungkook fue el primero en llegar, pero continuó moviéndose con desespero, todavía calmando el calor de su entrepierna cuando logró que Taehyung volviera a venirse por segunda vez esa noche.

— Mierda, sigues duro. — Fue todo lo que dijo el artista cuando sus piernas volvieron a tocar la cama, con Jungkook entre ellas mientras lo besaba. — Puedo seguir.

— Ya te corriste dos veces. — Jungkook negó, pero cuando sus ojos se encontraron con los contrarios supo que este todavía aguantaba más.

Su mano derecha fue descendiendo entre sus cuerpos, recogiendo todo el semen que encontraba a su paso para llevarlo a la entrada de Taehyung. Fue incómodo, ese primer dedo en el interior del mayor fue extremadamente incómodo a pesar de pasar sin mucha dificultad. Esa sensación de tener algo estirando sus paredes internas desde su ano era algo que vivía en lo profundo de su memoria, tanto, que casi no lo recordaba.

Al levantarse ese primer velo, todos los demás fueron cayendo, Taehyung iba recordando qué tan gratificante y placentero el sexo podía llegar a ser. Entonces, cuando su mirada volvió a posarse en la erecta polla de Jungkook, dejó escapar una bocanada de aire.

— Oh, eso se sentirá bien. — Apenas podía soportar dos dedos, Jungkook estaba batallando para poder prepararlo, pero Taehyung simplemente sabía que lo que vendría sería mejor. — Santo cielo, eso se sentirá increíble en mi interior.

Jungkook no pudo evitar sonreír, dejando pequeñas mordidas a los costados de su cuerpo mientras abría los dos dedos que tenía en su interior, forzando su esfínter a ceder un poco más.

— Sé que sí... — Agregó Jungkook tratando de encontrar algo más en su interior. — Porque tú estás tan suave, caliente y estrecho que sé que se sentirá genial.

— Cállate. — Se carcajeó Taehyung.

Con la mano desocupada, Jungkook acomodó su miembro de forma tal que volviera a rozar el de Taehyung a pesar de su mano estar estorbando un poco. Aunque todavía sensible, cuando sus pollas se volvieron a tocar directamente, eso se sintió como la mejor sensación del mundo. Porque fue proximidad e intimidad que no se centraba en el placer, sino en esa necesidad de tacto, de conexión.

Ambos gimen. Taehyung agarra la cabeza de Jungkook nuevamente y lo besa, retorciéndose debajo de él, tratando de acercarse más, de moverse contra los dedos que lo preparaban, ahora con un tercero en su interior.

— Joder, Taehyung, — Dijo sintiendo su propio miembro contraerse.

El nombrado rompió el beso, echó la cabeza hacia atrás y el menor se lanzó hacia su cuello; besando, lamiendo, mordiendo suavemente su piel.

— Oh, Dios, — Taehyung exhaló cuando su próstata fue alcanzada. — Oh Dios. — Murmuró dejando su brazo derecho caer a su lado, golpeando la superficie con fuerza mientras sus dientes mordían su otro brazo en una búsqueda por acallar sus gemidos. — Entra, entra ya.

— Pareces estar muy desesperado por eso. — Bromeó el pelinegro alejando sus dedos de la próstata antes de volverla a rozar con las yemas.

— Si crees que me avergüenzo de eso, estás muy, muy equivocado, — arqueó una ceja después de liberar su brazo mordido. — Ya no me siento avergonzado por nada en este momento.

— Bien, me gustan desesperados y más cuando se vuelven descarados. — Taehyung rio ante esto, dejándose caer hacia atrás una vez más.

Cuando Jungkook considera que Taehyung está lo suficientemente estirado, retira su mano. Fue ese el momento aprovechado por el castaño para darse la vuelta sobre sus manos y rodillas. Culo arriba, espalda arqueada y piernas bien abiertas. Jungkook observaba acariciándose perezosamente su pene mientras el mayor se apoyaba sobre los codos, moviéndose y poniéndose cómodo pese al pequeño lugar considerado cama.

A Jungkook le hubiese gustado estar en un lugar en el cual pudiese encender una luz para ver todo con mayor detenimiento, mas la luz natural proveniente de la luna y las estrellas también hicieron un buen trabajo proyectando las sombras más impresionantes que había visto en su vida sobre el cuerpo del artista. Simplemente enfatizando todo, llenándolo de una magia diferente, cada curva y línea perfectamente acentuada. El bonito arco de su columna, la redondez de su trasero, la forma en que su polla cuelga allí, pesada y para su sorpresa, otra vez dura, esperando él. Jungkook realmente podía ver el líquido preseminal goteando. Un hilo fino desde la erección ajena hasta la cama.

— Joder, — repite varias veces en un tono bajo, haciendo que el mayor lo mire.

Por un segundo, Jungkook esperaba que Taehyung le atacara y dijera que se diese prisa, pero no lo hizo. Con cierto orgullo, Taehyung sonreía y miraba hacia otro lado. No dijo nada, solo permitió que Jungkook lo contemplara y que, con suerte, se grabara profundamente en su memoria.

Jungkook estaba hipnotizado, era como si lo hubieran estado atrayendo en silencio, no podía parar. No sabía por qué le sorprendía que Taehyung fuera una de las cosas más atractivas que jamás haya visto. Kim Taehyung fue seleccionado pro millones durante años como el hombre más apuesto no solamente en Corea del Sur, sino en toda Asia y el mundo. Él mismo lo vio muchas veces como alguien increíblemente atractivo, pero su cerebro siempre estaba ocupado pensando en alguien más, sin darle la oportunidad de verdaderamente mirarlo como un hombre. Pero ahí estaba ahora, sorprendido por su belleza duro y prácticamente salivando.

— Joder, Kim — exhaló, arrodillándose detrás de él. — Tú eres...

Colocó sus manos en la espalda ajena y las volvió a elevar. Subiendo a ambos lados de la columna, sobre sus hombros, bajando por sus brazos, acercándose mientras lo hace, presionando su dura polla contra el trasero de Taehyung.

— ¿Soy? — Taehyung preguntó entrecortadamente, sonaba tan engreído que Jungkook se mordió su labio inferior para no reír, de alguna forma conocía ese tono. En ese instante el mayor estaba tan jodidamente satisfecho consigo mismo y tenía razón para estarlo.

— Eres. — Afirmó, extendiendo sus manos sobre ese redondo trasero, apretando y separando sus mejillas sin poder dejar de tocar o mirar.

— Es difícil apartar la mirada, lo sé, pero se va a secar el semen y también tenemos que levantarnos temprano según lo que me has dicho. — Espetó Taehyung, no sonaba enojado o frustrado en absoluto, más bien presumido. Además, ¿no crees que se vería aún mejor si tuvieras los dedos ahí u otra cosa?

¿Cómo podía ser tan atrevido y descarado?

Taehyung le mostraba continuamente tantas facetas que le era imposible aburrirse a su lado en algún momento. Sus palabras lo reactivaron, porque era cierto, ese anillo de carne se vería muchísimo mejor si tuviera los dedos suyos ahí. Ajustando su agarre sobre el trasero del castaño, dejó que la yema de su pulgar circulara suavemente a través de la mancha de semen alrededor del agujero. Amó el bajo suspiro proveniente del contrario.

— Vamos, de verdad, no necesito más juegos previos en este momento. Solo mételo, me preparaste bastante. Si crees que se volvió a cerrar por toda la demora, solamente estírame un poco más, lo suficiente para que no me destroces con tu polla. Por favor, Jung- — Jadeó mientras Jungkook deslizaba la punta de su pulgar dentro de él. — Sí.

Más y más profundamente, Jungkook volvía a deslizar su pulgar. Luego, lo tiró hacia un lado, abriendo, aplicando presión hasta que el esfínter una vez más cedió y se abrió. Taehyung gemía entrecortadamente, pensando en tomar medidas drásticas. Su agujero seguía abierto, pero luego apretaba, una y otra vez, incapaz de cerrarse del todo debido al dedo de Jungkook que lo separa.

— Jungkook, más.

Gruñendo, el pelinegro sacó su dedo, recostándose sobre Taehyung, presionándose contra su espalda, colocando su miembro contra la entrada mientras le mordía la nuca.

— Dije más, no menos, — se quejó Taehyung.

— Exigente. — Jungkook susurró oscuramente, pasando sus dedos por el muslo ajeno, haciendo camino hasta la entrada.

— No sería tan exigente si- — Taehyung se interrumpe cuando Jungkook introdujo tres dedos de golpe, girándolos en su interior.

— ¿Mejor? — Jungkook sonrió.

— Un poco. — Gimió. Una vez más Jungkook sonrió, abriendo al mayor con esos dedos, girándolos y separándolos. Hizo que gimiera de nuevo. — Joder, eso es bueno.

— Los estás tomando tan fácilmente, — susurraba el pelinegro ensimismado con lo que podía lograr ver.

— Eso es porque realmente los quiero, — inclinó la cabeza hacia un lado, dándole a Jungkook más espacio para besar su cuello. — Dios, ha pasado tanto tiempo. Demasiado tiempo. Se siente tan bien.

No era muy agradable saber que hubo alguien más antes de él, haciéndolo sentir tan bien, que ese alguien fuese Bogum, un hijo de puta que quería ver no preso, sino bajo tierra. Que personas sin escrúpulos se hubiesen aprovechado de él, haciéndole casi odiar un acto tan íntimo. Del mismo modo, Taehyung también detestaba la idea de Jungkook proporcionándole tanto placer a alguien más, justamente a la persona que vivía con él.

— Quiero advertirte algo, no hay ninguna posibilidad de que no me corra dentro de ti, no creo que podré salir una vez que haya entrado. —Jungkook habló rompiendo parte del silencio, pues los gemidos y ruidos obscenos de sus dedos, entrando y saliendo de ese cálido interior, habían roto la otra parte del silencio. Le metió los dedos con mayor fuerza y cualquier otro pensamiento desaparece enseguida. Solamente quedaban los gemidos ahora. — Gira la cabeza, — le ordena — bésame.

Y Taehyung lo hace. No lo dudó ni por un segundo, giró la cabeza lo mejor que pudo para encontrarse con Jungkook a mitad de camino. Fue un beso imperfecto. La posición incómoda les impidió besarse con tanta dureza y pasión como el pelinegro quería que lo hicieran, mas le encantó tanto como los anteriores.

Fue húmedo, fácil y casi dulce, porque era involuntariamente suave. Taehyung gemía en sus labios, cuando sus dedos rozaron su próstata una vez más. Eso hizo que el beso supiera mejor.

— Ponlo en mí, — murmuraba el castaño, las palabras amortiguadas contra los labios contrarios. — Por favor, estoy muy, muy cerca y no quiero volver a correrme así.

— ¿Seguro que estás listo? — Preguntó Jungkook, presionando sus labios contra los de Taehyung nuevamente, viéndolo asentir.

— Sí, joder, sí.

Jungkook profundizó el beso mientras sacaba sus dedos, tratando de distraerlo. No ayudó. Realmente no, no lo suficiente. Taehyung todavía gemía angustiado por la necesidad, a pesar de que el menor estaba ahí con él.

Entonces Jungkook lo mira esta vez, observa como se cierra sobre la nada y esto hace que volviese a llevar su mano a su erección, justamente a la base, para apretarla con fuerza.

— Creo que también podría estar más cerca de lo que pensaba, — Musitó tratando de pensar en algo más para no correrse.

— A mi ego le gusta esa afirmación, — admitió Taehyung distraídamente. — Mi cerebro, en cambio, necesita que dures al menos el tiempo suficiente para poder recordar lo que es venirme en una gran polla como la tuya.

— No sabía que podías llegar a tener la boca tan sucia. — Se burló inclinándose para morder suavemente su piel.

Jungkook simplemente no pudo evitar sonreír porque todo con Taehyung parecía darse muy fácil y de manera natural. Jugueteó con su polla entre las mejillas del artista, únicamente porque sí, porque normalmente le gusta hacerlo. Luego, inmediatamente, cambió de opinión y se detuvo. Se sentía demasiado bien y necesitaba durar.

— ¿Listo? — Preguntó, envolviendo sus dedos con fuerza alrededor de la base de su eje y apuntándolo al agujero de Taehyung.

— He estado listo desde hace rato, ya te lo dije, — rebatió el castaño.

— Eres bastante mandón y a mí no me gusta que me manden. Deberías ser más amable. — Bromeaba, metiendo la punta de su pene hacia adentro. — Pídemelo de favor.

¿Por qué todo con Taehyung parecía volverse divertido? Era como un juego que no le incomodaba jugar, todo lo contrario.

— Cállate, — el menor podía escuchar la sonrisa en su voz. — Solo cállate y-

La cabeza del pene de Jungkook se desliza hacia el interior. Ambos se quedaron tensos, intentando respirar con naturalidad.

— Joder, — susurró Jungkook, con los ojos pegados a la forma en que el contrario estaba estirado a su alrededor.

— Joder. — Repetía ahora Taehyung asintiendo con dificultad.

Otro centímetro más adentro y ambos se congelaron de nuevo. Taehyung cambió todo su peso a los antebrazos, Jungkook pudo ver los dedos largos de Taehyung donde agarraban sus bolas con fuerza. Apretando e incluso tirando un poco de ellas. Empujó un centímetro más o menos y se detuvo de nuevo.

— Oh, Dios mío, — gemía el mayor en voz baja. Inhalaba y exhalaba, lenta y profundamente, un par de veces. — ¡Dame, dame más!

— Sigues siendo muy exigente y mandón, — sonría Jungkook y empujando y abriéndose camino hasta lo más profundo.
Esta vez, no se detiene, continúa hasta que está completamente apresado por todas sus paredes. Sin prestar atención a los gemidos de Taehyung, a la forma en que sus dedos estaban apretados con fuerza en las sábanas, a la forma en que su cuerpo tenso apenas se lo permitía. Porque él seguía murmurando la palabra "sí" una y otra vez, rápidamente, luego "por favor", y luego simplemente se quejaba, gemía.

— Eres grande, — Jadeó el castaño dejando salir todo el aire de su interior. Liberó sus testículos y su brazo cayó sobre la cama.

Jungkook quería responderle, pero no pudo, también estaba jadeando, concentrándose para no desbordarse.

— Simplemente... — Taehyung agitaba su mano sin rumbo, sonando absolutamente aturdido. — Machácame. — A pesar del placer alucinante que rodea su polla, Jungkook se rio entrecortadamente. No pudo evitarlo, por un momento todo lo vivido había quedado en el olvido porque justo ahí, Taehyung era demasiado divertido y lo arrastraba con sus ocurrencias. — En serio, — continúa con el mismo tono. — Tan fuerte como puedas, simplemente hazlo.

— ¿Estás seguro de eso?

Quería, pero no estaba seguro de si eso era lo realmente correcto después de que el mayor estuvo tanto tiempo sin hacer algo así. No piensa machacarlo, pero espera darle algo más, así que sacó su pene casi por completo y luego volvió a presionarlo. El contrario gemía y murmuraba maldiciones, provocando que Jungkook se alejara de nuevo, esta vez más rápido mientras cerraba los ojos.

Maldición.

Demasiado bueno.

Todo era demasiado bueno y se sentía exquisitamente bien.

Ya estaba muy cerca, pero aceleró de todos modos. Porque Taehyung lo estaba presionando, su cuerpo y gemidos dejaban en claro que quería más. Por eso Jungkook se lo daría lo mejor que podía durante el mayor tiempo posible esa noche.

— ¡Más difícil! — Taehyung prácticamente gritó, haciendo reír a Jungkook.

— Di por favor. — Sin embargo, Jungkook no espera a que el castaño lo diga, se limita a follarlo más fuerte de inmediato.

— Vete a la mierda, — se rio también el mayor. — Deja eso ir. Deja de hacerme reír.

— Di por favor, Jungkook, — insistía, porque le gustaba esa nueva faceta de ellos dos haciéndose reír mutuamente.

— Jungkook.

Esta vez su nombre sonó casi como una advertencia. Así, que para molestarlo por creer que con rudeza podía doblegarlo, Jungkook ralentizó sus embestidas. Este acto automáticamente tuvo efecto en el castaño que gemía angustiado, moviendo sus caderas hacia atrás en busca de ese algo que le faltaba, que necesitaba.

— ¿Lo quieres más fuerte? — Preguntó Jungkook.

— ¡Sí, lo quiero jodidamente más fuerte! — Exclamó el mayor.

— Solo si dices, por favor, Jungkook. — Jungkook empujó su polla fuerte hasta lo más profundo y luego, sin separarse un centímetro, giró sus caderas, rozando la próstata de Taehyung con toda la intención de verlo desmoronarse. Lo había mortificado tanto durante todo ese tiempo, haciéndolo incluso cargarlo, fingiendo estar desmayado o dormido, que eso se sintió como una pequeña y deliciosa venganza. — Puedes decir por favor, señor o doctor también, no exijo mucho — Dios, ese hombre era un idiota en la mente de Taehyung en esos momentos —¡Dilo! — Exclamó golpeando fuertemente la nalga derecha del mayor.

— ¡Por favor! — Gritó Taehyung casi temblando, jadeando por la fricción a la que era sometida su próstata, por lo fuerte que esa nalgada explotó cada sensación en su interior. — Por favor, Jungkook

Jungkook fue quien gimió y gruñó esta vez, apretando con su mano derecha la nalga que quedaba frente a él en ese mismo lado. Con su mano izquierda, tiraba del cabello de Taehyung con fuerza tal que lo obligaba a echar la cabeza hacia atrás.

El artista no podía espantar esa sensación de no querer respirar sin él golpeando las profundidades de su interior. Quizás por todo el tiempo en el cual no había tenido un encuentro íntimo o simplemente follado con alguien al azar, pero cuando Jungkook lo apretaba contra su cuerpo y lo penetraba hasta chocar con su próstata, fuerte y profundo, sus ojos inmediatamente se cerraban o iban a algún lugar en donde todo lo que parecía ver eran luces negras y rojas parpadeando continuamente.

Le estaba haciendo sentir su deseo con cada embestida, cada vez que sus dedos se ceñían a su piel. No había una respuesta certera o un nombre que le pudiese dar a su pérdida de control cuando las manos del pelinegro abandonaron su trasero y cabello simultáneamente para afianzarse en su cuello, apretándole hasta que todo lo que podía pensar era en lo delicioso que se sentía su polla estirándolo. La falta de oxígeno que se acumulaba le agregaba un ingrediente inesperado, pero imprescindible para volver ese el sexo más rudo, delicioso y satisfactorio que había tenido

La respiración y los gemidos de Jungkook chocaban constantemente contra su cuello. Podía sentir todo su cuerpo presionando el suyo, los dientes que amenazaban con perforar su piel le permitían ser testigo de mordidas que erizaban cada vello, agregándole placer y arrancándole jadeos nada silenciosos.

Envuelto en ese frenesí enloquecedor, Taehyung buscó alcanzar su pene, pero una de las manos de Jungkook liberó su cuello exclusivamente para detenerla. La inmovilizó a un lado de su cabeza, obligándolo a correrse únicamente con su polla golpeando en lo más profundo de su interior.

— Te vienes así o no te vienes. — Fue todo lo que dijo Jungkook.

Una parte de su mente quería que Taehyung se tocara para que se corriera pronto, de este modo, él podría seguirlo rápidamente. Sin embargo, la otra parte de su mente, esa guiada por su ego y orgullo, quería que el primer orgasmo mediante el sexo y la penetración que el castaño tuviese después de tantos años, fuera con su polla. Con él y nada más.

Lo cierto es que no tuvo que esperar mucho, un fuerte apretón en el cuello de Taehyung y dos nalgadas después, el cuerpo debajo del suyo comenzó a temblar, a apretarlo con fuerza mientras se corría entre gritos.

— ¡Mierda!

Jungkook no pudo contenerse, liberó todo agarre sobre el cuerpo contrario para incorporarse sobre sus rodillas y comenzar a penetrar con mayor fuerza al castaño. No sabía si era posible, ya sus movimientos eran desorganizados, pero aferrándose a sus caderas, cumplió el pedido que el artista le había hecho rato atrás, lo machucó profundo y duro hasta que ráfagas de semen comenzaron a abandonar su interior para asentarse en el de Taehyung.

Luego del clímax, yacieron exhaustos, sus cuerpos empapados en sudor. Las miradas se entrelazaron una vez más, esta vez repletas de complicidad y satisfacción. Habían descubierto en ese encuentro pasional una liberación más allá de lo físico, una conexión que superaba las barreras de sus mentes atormentadas.

El tiempo se desvanecía en medio de los suspiros y risas postcoitales. No importaba qué les deparaba el futuro, en ese instante, todo se resumía a sus compañías, a la compenetración lograda y al cansancio de sus cuerpos. Aunque ninguno lo dijo en voz alta y sabían que a la mañana siguiente algunas cosas volverían a ser las mismas, se prometieron a sí mismos buscar una razón para seguir luchando juntos, desentrañando los secretos ocultos en el enmarañado mundo de la corrupción política.

💜💜💜

Lo prometido es deuda, no me demoré mucho en actualizar, solo una semanita. Después de borrar y reescribir el capítulo aquí les dejo 8k+ de palabras casi e puro Lemon. 😶 ¿Cómo fue? No sé decirles que pasó, pero del Lemon me enamoreeeeeee.... 😂😂😂😂 Lo siento, de verdad, siempre me extiendo donde no debo, pero igual espero que haya sido de su agrado.
LORED

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