Capítulo 16

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El viaje de vuelta a la ciudad contrastó con la tensión y la intimidad de la noche anterior en la cabaña aislada. El sol de la mañana se había abierto paso a través del denso bosque, proyectando una luz cálida y dorada sobre el serpenteante camino por el que tantas veces corrieron y ahora los llevaba de regreso a la carretera que los conduciría fuera de la espesura.

Sentados en el coche, Jungkook lo observaba siempre de soslayo, pretendiendo no hacerlo. Era gracioso. Porque había estado pendiente a él durante toda la noche y también la mañana, por lo que volver a sentir esa distancia entre ellos, logró que Taehyung riera bajo. Comprendía lo que estaba pasando, a pesar de todo, Jungkook continuaba tratando de marcar una línea entre ellos. Esos tediosos días de entrenamiento fueron lo mejores que experimentó por años, pero ahora habían desaparecido y pronto quedarían en el olvido.

El ambiente estaba cargado de emociones no expresadas. Los acontecimientos de la noche anterior, su vulnerabilidad compartida y la atracción que había surgido entre ellos habían dejado una huella indeleble, Taehyung de algún modo lo sabía, Jungkook también, pero ambos pretendieron no estar sintiendo nada. Fingieron no estar preocupados por lo que se avecinaba, fingían no haber deseado en silencio que ese día se entendiese o que la noche no hubiera acabado nunca. Los dos pretendieron haber olvidado algo imposible de olvidar de cierto modo.

El agente Jeon tuvo que compartimentar sus sentimientos y centrarse en la misión, manteniendo su actitud profesional. Sabía que los enemigos seguían ahí fuera y que su seguridad dependía de su vigilancia.

Taehyung, por su parte, sentía una mezcla de gratitud e incertidumbre. Había sido empujado a un mundo que nunca imaginó, y la noche en la cabaña había sido un breve respiro del caos. Sus pensamientos estaban llenos de preguntas sobre el futuro, sobre lo que le esperaba y sobre los complejos sentimientos que sentía por Jungkook. Le gustaba, algo más que un simple gusto, todavía guardaba cierto recelo porque quería confiar, mas le era imposible creerle todo. ¿Cómo se podía sentir algo por alguien sin ser capaz de confiar completamente en esa persona? Además, en su interior también continuaba esa pequeña duda que el doctor le había comentado, aporía tener cierto apego por él porque era el único hombre o persona con la cual había tenido intimidad por más de cinco años, el único que de cierta manera lo protegía.

El trayecto en coche fue un viaje de la serenidad del bosque a la bulliciosa ciudad, una transición de la tranquilidad de la naturaleza al ruido de la civilización. Pasaron por los mismos pequeños pueblos, y el pintoresco paisaje contrastaba fuertemente con el mundo que habían dejado atrás.

La carretera parecía extenderse interminablemente ante ellos, una metáfora del incierto camino que les esperaba. Era un momento de reflexión y preparación, un respiro antes de volver a entrar en el peligroso mundo del que habían intentado escapar. Hablaron en tono mesurado, discutiendo sus próximos movimientos y controlando sus emociones.

A pesar del peso de sus sentimientos no expresados, estaban decididos a enfrentarse a los retos que les aguardaban con determinación. Taehyung desconocía la duración de esa extraña valentía. Fue un cobarde durante más de cinco años, refugiándose en aquel lugar con la esperanza de seguir con una vida que en verdad no tenía.

El castaño observó con algo de confusión el complejo de edificios y apartamentos en el cual se adentraron. Era una zona residencial que no llegaba a la altura de donde él solía vivir antes de que todo se fuera a la mierda años atrás, pero seguía luciendo mejor que todo lo visto en el último tiempo. Llegaron al nuevo apartamento que habían conseguido para su seguridad en el séptimo y último piso del edificio, al entrar, sabiendo que a partir de ese día ese sería su hogar, Taehyung sintió una mezcla de alivio y aprensión. El lugar era modesto, pero confortable, parecía estar muy lejos del caos y el peligro que habían dejado atrás, pero bien sabía él que eso era un falso espejismo, porque toda esa pudrición se mantenía al asecho.

Sin embargo, al llegar al salón, luego de haberse quitado los zapatos, Taehyung se paralizó en su lugar. Fue una sorpresa el saber que ellos dos no eran los únicos en ese lugar. Allí, en el salón, estaba el sujeto que había conocido en el hospital, el mismo que se había presentado con el nombre de Hoseok, una cara a la que nunca le prestó la suficiente importancia en todas sus interacciones anteriores. Durante unos segundos, el actor se quedó visiblemente sorprendido al ver que Jungkook y Hoseok parecían conocerse más allá de la relación de médico y paciente que habían mantenido en el hospital.

Podía ver que el otro hombre de castaña cabellera estaba armado, su chaqueta de piel escondía dos de sus armas, pero las empuñaduras lograban filtrarse. Cuando lo vio dar un paso adelante, la reacción inicial de Taehyung fue de incertidumbre y desconfianza, preparándose para hacerle frente en caso de que Jungkook no pudiera detenerlo. Absurdo, porque si el pelinegro no lo lograba, ¿cuáles eran los chances para que lo hiciera él? Las posibilidades eran casi nulas, pero al menos en ese instante, no iba a morir sin dar lucha, recordando todo lo aprendido en el último tiempo. Sin embargo, todo lo que hizo Hoseok fue estirarle la mano.

Taehyung no correspondió su saludo inicial. Aceptó la presencia de Hoseok, pero se mantuvo a una distancia prudencial, con la mente llena de preguntas y sospechas. Jungkook, sintiendo la inquietud de Taehyung, decidió abordar la situación, mas sabía que era una situación incómoda para cualquier persona normal en el lugar del artista.

— Taehyung, — empezó, — Hoseok es un colega de confianza. Desempeñó un papel vital para que llegáramos sanos y salvos. — El aludido, vencido, recogió la mano que había quedado extendida. — Puedes confiar en él como confías en mí.

Sí, por supuesto. Taehyung quiso soltar varias carcajadas que apenas pudo contener. Hoseok, aún con una cálida sonrisa, volvió a extenderle la mano como gesto de buena voluntad. Sin poderlo evitar, el castaño pasó la vista del hombre cuya presencia lo sorprendió hacia el pelinegro. Pudo recordar y entender sus pláticas. Las demás personas no podían estar al tanto de todo lo que le comentó a Jungkook, el propio pelinegro le dijo que era difícil confiar en más personas que no fuesen él, por lo que podía llegar a la conclusión de que esa última frase dicha, fue para tranquilizar a Hoseok, no a él.

— Taehyung, entiendo tu preocupación. — Habló Hoseok con cautela. — No hemos tenido ocasión de conocernos realmente hasta ahora, pero nuestro objetivo común es mantenerte a salvo, lo hemos estado haciendo desde que estábamos recluidos en el hospital. Estamos juntos en esto.

Taehyung, aunque todavía cauteloso, comenzó a hacerse a la idea de la presencia del otro hombre. Se dio cuenta de que en ese mundo de incertidumbre, tenía que confiar en el juicio de los agentes, aunque solo fuese por un tiempo. De alguna manera, podía pensar en confiar un poco en Jungkook, sentía que su deseo de protegerlo era genuino, lo percibía sin necesidad de palabras cuando estaban juntos, pero no podía decir lo mismo de Jung Hoseok.

— Como ya te comenté con anterioridad, vas a regresar no tan lentamente a la vida que tenías antes de tu accidente. Eso significa que estarás expuesto en todo momento y necesitarás protección a cada momento. Hoseok desempeñará el papel de tu guardaespaldas, estará en todo momento con él.

— Todos saben que él y yo estábamos en el mismo hospital, sería raro que ambos salgamos al mismo tiempo y que encima de eso, trabajemos juntos.

— No tienes que preocuparte por eso. — Le respondió Hoseok con una sonrisa. — Nosotros ya nos hemos encargado de eso, nadie cuestionará nuestra cercanía.

Taehyung comprendía que por el perfil del doctor, fuese este quien lo acompañase en cada momento, pero debía admitir que prefería su compañía a la de Hoseok.

Poco a poco, el ambiente en el apartamento pasó de la tensión a uno más tranquilo. Taehyung empezó a instalarse en su nuevo hogar, mientras él observaba a Hoseok, listo para adaptarse a la dinámica de su nueva relación.

Jungkook comprobó meticulosamente que todas las cámaras y micrófonos del apartamento estuvieran en su sitio, asegurándose de que proporcionaban una cobertura de vigilancia completa. Mientras realizaba su tarea, no pudo evitar notar la creciente incomodidad de Taehyung. No podía evitarlo, sin importar la tarea que estuviera desempeñando, todos sus sentidos se dividían entre lo que estuviese haciendo y lo que hacía Taehyung. Su mirada lo buscaba, notando cada ceño fruncido, mueca, ojos revoleando, cada músculo de su cuerpo siendo pensionado, el cambio en su respiración o como jugueteaba con lo que estuviese a su alcance, ya fuesen sus propios dedos, muslos o los muebles de su alrededor.

Taehyung se reprendió mentalmente por no haber previsto el alcance de la vigilancia. Le hacía sentir como si siguiera atrapado en una jaula, sometido a un escrutinio constante. — Jungkook, te agradezco las medidas de seguridad, pero la falta de intimidad es asfixiante. — Finalmente, expresó su queja. — Me siento como si siguiera prisionero.

Jungkook, consciente de las preocupaciones de Taehyung, se volvió hacia él y le ofreció una explicación tranquilizadora, acompañada de un sutil roce de dedos al pasar por su lado.

— Entiendo cómo te sientes, Taehyung. No es lo ideal, pero es por tu seguridad. Sin embargo, puedo hacer algunos ajustes si lo prefieres. Puedo ser el único que vigile esas cámaras. De esa manera, tendrás algo de privacidad. — Agregó mirando a Hoseok. — Yo seré el único que escuchará y verá lo que estés haciendo dentro de esta casa.

Taehyung sintió un poco de sosiego ante la idea de que Jungkook fuera quien supervisara la vigilancia. Le daba una sensación de confianza y familiaridad en una situación que, de otro modo, le sería desconocida. Jungkook continuó explicando el sistema de alarma del apartamento.

— También hemos instalado un sistema de alarma especial para tu seguridad. Cada interruptor del apartamento tiene dos funciones. Si lo mantienes pulsado más de cinco segundos, se activa un tipo de alarma. Si lo mueves rápidamente cinco veces, se activa otro tipo de alarma. Están diseñadas para alertarnos en caso de peligro. De igual modo, si las puertas o ventanas son forzadas de algún modo, nosotros seremos alertados. — La confusión en el rostro del castaño fue clara, pero antes de que Hoseok pudiera explicarle, Jungkook continuó. — Para el primer tipo de alarma, si mantienes pulsado el interruptor de la luz durante más de cinco segundos, nos alertará a Hoseok y a mí. Nos daremos cuenta inmediatamente de que algo va mal. Para el segundo tipo de alarma, si mueves rápidamente el interruptor cinco veces, notificará a las autoridades locales. Es una señal más urgente destinada a traer mayor cantidad de activos y ayuda rápida si hay una brecha de seguridad.

Taehyung, aunque seguía inquieto por la vigilancia, comprendió que estas medidas eran necesarias para garantizar su seguridad. Empezó a sentirse un poco más en control de su entorno, sabiendo que tenía los medios para pedir ayuda si surgía la necesidad.

Cuando llegó el momento de la despedida, Hoseok no pudo evitar notar la tensión tácita entre Taehyung y Jungkook. Había un deseo anhelante en sus miradas, una conexión insatisfecha que parecía suspendida en el aire. Era como si quisieran decir algo más, compartir un momento que fuera más allá de la fachada profesional que mantenían. Lo notaba cada vez que inconscientemente Jungkook intentaba tranquilizarlo, cuando se miraban, haciéndole sentir un intruso.

Jungkook, sintiendo la vacilación de Hoseok, se giró hacia él. Lo conocía poco, Yoongi confiaba en él y de alguna forma, esto hizo que trabajar con él fuese más sencillo, pero a decir verdad, compartía la misma sensación de Taehyung. Supo que era un agente en el hospital y desde entonces habían estado trabajando juntos, pero eso no significaba que Jung Hoseok y él fuesen amigos y siquiera buenos colegas.

— ¿Te pasa algo, Jung? — Su mirada inquisidora lo instaba a hablar. — Pareces preocupado. — Hoseok dudó un momento, con la mirada entre Taehyung y Jungkook. Eligiendo cuidadosamente sus palabras en la mente.

— De pasar, no pasa nada, Jeon. Solamente quiero que tengas cuidado y estés seguro de cada paso que vas a dar a partir de ahora, por tu bien y por el de Taehyung.

El mensaje de Hoseok era claro para ambos, se había dado cuenta de que algo ocurría o había ocurrido entre ellos. Entendía la conexión tácita entre Taehyung y Jungkook, el deseo que no había sido atendido. Aunque no podía cambiar sus circunstancias, quería asegurarse de que siguieran adelante con su misión con precaución y cuidado.

— No olviden que todos estamos arriesgando nuestro cuello, así que me gustaría que todos nos centremos en lo que estamos haciendo.

— Me parece que tus palabras están de más, Jung. Yo sé perfectamente como hacer bien mi trabajo. — El reto en su voz fue obvio, mas el nombrado no le respondió inmediatamente. — En esta misión, ambos colaboramos juntos, pero tu superior directo soy yo, después el jefe. Así que te agradecería si te centraras en tu trabajo, yo me ocuparé del mío.

Con una última y significativa mirada a Taehyung y Jungkook, Hoseok se dio la vuelta y se marchó, dejándoles enfrentarse algo que sea que los dos estaban guardando.

— Estaré afuera. —- Fue todo lo que dijo antes de salir del apartamento.

Una vez solos, Jungkook suspiró molesto consigo mismo, porque las palabras de Hoseok significaron que él fue muy evidente con respecto a Taehyung. Nadie podía saber o notar que algo había pasado entre ellos por la seguridad de ambos. Podrían utilizar la cercanía de ambos en su contra, lo que haría peligrar la vida de los dos. No podía dejar que nadie más los supiera, aunque se imaginaba que al menos Yoongi, ya estaba enterado. Más allá de la privacidad dada, creía que la lejanía de Hoseok fue para reportarle todo a su jefe.

+++

Los días de soledad y autoexilio habían pesado mucho sobre Taehyung. El antaño querido artista se había convertido en el paria de la nación, a raíz de aquel maldito accidente que le había costado la vida a una niña y donde él también casi se despidió del mundo. Las acusaciones y las culpas habían sido implacables, causando una profunda brecha entre él y sus antiguos fans. Era por eso que regreso al foco público le había parecido inalcanzable.

Sin embargo, entre bastidores, tal cual se le informó, el Servicio Nacional de Inteligencia había trabajado duro, orquestando su regreso para que el público volviera a aceptarlo. Sabían que la redención no llegaría de la noche a la mañana, que el proceso tenía que ser lento y metódico para que fuese creíble.

Todo comenzó con la rehabilitación de Taehyung. El NIS había contratado los servicios de terapeutas y consejeros de renombre para ayudarle a afrontar la culpa y el trauma que le habían perseguido desde el accidente. Al menos eso fue lo que se filtró a la prensa luego de que comenzaran a circular imágenes de un Taehyung abatido saliendo de una consulta. Claramente, el nombre de la NIS no salió a relucir, pero fueron ellos quienes tomaron el papel de paparazzi y difundieron, por cada plataforma digital posible, pequeños retazos de información que el propio público y la prensa se encargó de agrandar.

La agencia trabajó estrechamente con los medios de comunicación para dar forma a una narrativa que presentara a Taehyung como un hombre cambiado, humillado por su pasado y comprometido con su crecimiento personal. Querían pasar de la condena a la redención, mostrarle al público que había aprendido de sus errores y estaba decidido a usar su nombre para el bien, dejando en claro que Taehyung no fue el verdadero culpable de ese accidente, pero cargaba la culpa de igual forma, lo estaban volviendo casi un héroe a ojos de todos.

Cuando Taehyung dio sus primeros pasos en la escena pública, fue recibido con escepticismo y curiosidad. Las entrevistas y las apariciones públicas fueron las plataformas a través de las cuales empezó a compartir su historia planeada, dejando de lado cualquier cosa que pudiese alertar al depredador que buscaba a su presa, a su blanca y escurridiza paloma. Habló con pseudo franqueza sobre su terapia, las lecciones que había aprendido y la importancia de responsabilizarse de sus actos.

El viaje del artista estuvo marcado por la vulnerabilidad y la sinceridad para los seguidores, aunque muchas cosas también fueron reales para él. Porque Taehyung sí sentía culpa por todas las personas que de una forma u otra se vieron envueltas y pagaron por el estúpido error de mezclarse con Park Bogum. Desnudó su alma ante el público, que pudo ver el auténtico remordimiento en sus ojos. Personas que antes le habían repudiado empezaron a empatizar con su lucha. Poco a poco, la opinión pública fue cambiando y la nación empezó a reconsiderar sus juicios.

Fue un proceso gradual, que permitió a Taehyung recuperar su posición en la industria que antes dominaba. Corea del Sur vio cómo emergía de la oscuridad, un hombre cambiado dispuesto a enmendar su pasado.

— En diez minutos debemos irnos. Hoy tienes una corta entrevista y una sesión de fotos. — Jung Hoseok era su guardaespaldas, pero también su asistente. De esta forma controlaba un poco el flujo de información compartida y podía asegurarse de cada actividad que realizaba. — Te esperaré en la entrada.

Taehyung, quien siguiendo la rutina adquirida con Jungkook continuaba despertándose temprano para ejercitarse, había acabado de salir del baño cuando escuchó a Hoseok hablar. No le respondió, se limitó a vestirse mientras se preguntaba qué había sido de la vida de Jungkook. Casi seis meses sin verlo. Había días en los que se perdía mirando al lente de las cámaras visibles, preguntándose si el pelinegro realmente estaba del otro lado, monitoreando cada movimiento suyo.

Cuando dormía, cuando se desnudaba o tomaba un baño, cada cosa que hacía lograba que su corazón se agitase un poco al imaginar que estaba siendo observado por Jungkook. Sin embargo, lentamente, también fue acostumbrándose a esa sensación, dejó de pensar en él monitoreándolo y cada acción rutinaria se volvió robótica hasta cierto punto.

Al salir del dormitorio pudo escuchar a Hoseok conversando, al parecer, Jimin había vuelto a ir a su edificio esa mañana y también lo aguardaba en el sitio de la reunión. No podía negar que era doloroso y frustrante saber del desespero, frustración, dolor y desesperación de su hermano por volverlo a ver. Probablemente, lo debía estar odiando, creyendo que se había olvidado de él o que lo estaba ignorando.

Nada más lejos de la realidad, él también moría por abrazarlo, dejarle saber que todo estaba bien, pero era imposible. Quería que Jimin se mantuviera alejado de él y del peligro. Eliminando a su persona, Jimin era la única persona y cosa que le interesaba proteger a como diese lugar. Estaba bien si él moría al día siguiente, pero no iba a poder continuar viviendo si por su causa, la vida de Jimin se apagaba. Podría estar pasándolo mal en ese momento, pero era mejor eso, que saberlo muerto.

Por eso pretendió no escuchar la conversación y continuó con su planificada agenda como si de verdad estuviera interesado en ese circo que le habían montado y donde él era la función principal.

Devolviéndole la sonrisa a Hoseok, Taehyung lo siguió hasta el estacionamiento. Durante toda esa etapa en la que buscaba reivindicarse y reavivar su conexión con el país, Hoseok fue una figura importante a su lado, su guardaespaldas y por momentos su única compañía, con el único que podía hablar y que estaba al tanto de todo lo que pasaba en su vida. Hoseok había estado allí desde aquel día en que vio a Jungkook por última vez, vigilándole con ojo atento. Esos no eran los ojos que él había deseado tener siempre sobre él, pero, ¿qué podía hacer?

Al parecer, la promesa de mantenerse a su lado, protegerlo y siempre cuidarlo, había sido una farsa por parte de Jungkook.

Sin embargo, poco sabía él que Jungkook no dejó de cumplir su promesa ni un solo día. Desde la casa, el trabajo o a metros de su casa sin atreverse a acercarse porque bien sabía que Taehyung estaba siendo vigilado por el propio presidente de la república, no importaba desde dónde, sus ojos siempre estaban en Taehyung.

Su compromiso iba más allá del deber profesional, por eso, mientras veía el regreso triunfal de Taehyung por televisión, — en compañía de un Seokjin que creía que todo había vuelto a la normalidad con su pareja, — una idea empezó a formarse en su mente. No podía soportar la idea de que alguien más salvaguardara a Taehyung cuando nadie mejor que él conocía al artista, nadie lo protegería mejor.

Jungkook, el polifacético agente y médico, no podía ignorar la creciente inquietud en su corazón. Mientras Hoseok, su compañero agente, se encargaba de la seguridad de Taehyung, él no podía evitar sentir un desgarrador deseo de ser él quien protegiera al artista.

Mientras observaba el regreso triunfal de Taehyung a la escena pública junto a Seokjin,  un plan empezó a formarse en la mente de Jungkook. Creía que él era quien mejor comprendía a Taehyung, como médico que lo había cuidado y como agente que había estado en las buenas y en las malas con él. No podía soportar la idea de que otra persona fuera el escudo que protegiera a Taehyung de los peligros que aún acechaban en las sombras.

Fue en ese momento de introspección cuando Jungkook decidió orquestar un escándalo que le permitiera ser despedido del hospital y asumir el papel para el que creía estar destinado, de cierto modo, él necesitaba convertirse en el guardaespaldas directo de Taehyung, mismo si ese no fue el plan inicial.

El director del hospital, una figura manipuladora con intenciones ocultas, era el principal objetivo de Jungkook. Un director que tuviese fama de jugar sucio para proteger la imagen de la institución y mantener su propio poder.

Ese era el concepto que tuvo en mente.

Jungkook empezó a planear meticulosamente una serie de acontecimientos que sacarían a la luz las prácticas cuestionables del director, pero quería quedar más como un inepto que como alguien despreciable, de este modo, no afectaría la imagen de Taehyung cuando estuviera a su lado si alguien daba con su identidad. Su estrategia incluía desde filtraciones anónimas de información confidencial sobre los pacientes hasta la difusión de no tan falsos rumores sobre los métodos poco éticos de tratamiento del hospital. El objetivo era provocar la indignación pública y empañar la reputación del hospital, presionando finalmente para que lo hicieran dimitir.

Uno de los escándalos consistió en sacar a la luz un experimento secreto realizado dentro del hospital que había puesto en peligro a los pacientes. Jungkook proporcionó discretamente pruebas de ello a un periodista de confianza, asegurándose de que la historia llegara al público.

Otro escándalo giraba en torno a un patrón de maltrato a los pacientes que se había ocultado durante años. Exponer las actividades de las enfermeras que se sobrepasaron con Taehyung. Con la ayuda de un "simpático denunciante" del hospital, Jungkook reunió las pruebas necesarias para sacar a la luz estas prácticas.

Cuando los escándalos empezaron a destaparse, la creciente presión del público, los medios de comunicación e incluso la junta directiva del hospital instigaron al ministro de salud que lo había ubicado ahí para que lo despidieran. La misma institución que supuestamente había intentado proteger se desmoronaba bajo el peso de las revelaciones.

Con cada nuevo acontecimiento, el plan de Jungkook se acercaba vez más a la realidad. Sabía que sus acciones tendrían consecuencias, pero estaba decidido a asumir el papel para el que creía estar hecho, él era la única persona que podía proteger a Taehyung con una dedicación inquebrantable y una profunda comprensión del viaje del artista. Jungkook estaba dispuesto a hacer sacrificios por su seguridad y su propia libertad.

— ¿Para dónde vas? — La voz de Seokjin logró que Jungkook se detuviera varios segundos para mirarlo.

— Necesito ir a buscar trabajo.

— Apenas y ha pasado una semana desde que te despidieron. Aunque tu rostro y datos no sean de conocimiento público, tienes que mantenerte con un perfil bajo. No puedes ir corriendo a buscar trabajo. Además, puedo cubrir tranquilamente nuestros gastos, no tienes que presionarte.

— No lo hago, pero siento que si me quedo aquí, voy a enloquecer. — Se acercó para dejar un suave beso en su rostro y abrazarlo. — No te preocupes tú, todo estará bien.

+++

Jung Hoseok no pudo evitar rodar sus ojos cuando vio a Jungkook estacionarse en el edificio a través de las cámaras de seguridad que no se inmutó en evitar. Estaba claro que lo hacía a propósito, siempre creyéndose intocable, invencible. A veces creía que Yoongi le permitía salirse demasiado con la suya, por eso Jungkook actuaba de esa manera. Sin que tuviera que tocar el timbre, se acercó para abrirle la puerta.

— ¿Qué haces aquí, Jeon? — Cuestionó en voz baja, haciéndose a un lado cuando el pelinegro de tranquilo semblante metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y lo miró. — ¿Yoongi sabe que estás aquí?

— Vine a relevarte en tu trabajo, a partir de ahora, seré el guardaespaldas directo de Kim. — Fue todo lo que dijo mientras sus ojos miraban a su alrededor.

— ¿Yoongi lo sabe? — Repitió su pregunta.

Acercándose a Hoseok lo suficiente como para invadir su espacio personal, Jungkook sacó una de las manos de sus bolsillos, únicamente para purgar en los bolsillos ajenos y sacar el teléfono de Hoseok. Bajo su atenta mirada, marcó el número de Yoongi y se lo entregó al otro agente.

—¿Por qué no vas y lo averiguas tú mismo? — Con un movimiento de cabeza le indicó que se fuera al otro extremo del salón, mientras él se encaminaba a la habitación de Taehyung.

Hacía poco menos de media hora había revisado por última vez las cámaras de vigilancia del apartamento, por lo que sabía que el artista se había ido temprano a la cama. Por esto procuró no hacer ruido al entrar, acercándose hasta que sus dedos pudieron acariciar su cabello, hasta que una ladeada sonrisa evidenciaba la calma y alegría que le daba volver a verlo tras seis meses. No obstante, ocultó su sonrisa cuando su muñeca fue agarrada con excesiva fuerza por parte de un Taehyung que empujó su brazo sin abrir sus ojos.

Gracias a tantos entrenamientos, su sueño se había vuelto más liviano y su cuerpo casi reaccionaba a la presencia de Jungkook, temiendo que lo despertase con algún raro entrenamiento.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó como si su presencia no le agradara, como si su corazón no hubiese estado latiendo desbocadamente desde que lo sintió entrar. Hoseok jamás hubiera entrado sin autorización a su habitación.

— Estoy aquí para protegerte, a partir de hoy, seré tu guardaespaldas.

— Hoseok ha estado haciendo un excelente trabajo, así que no creo que tu presencia sea relevante o necesaria.— Espetó con sorna, abriendo finalmente sus ojos. — Puedes irte, Jungkook.

— No pienso irme.

La frustración y la ira de Taehyung eran palpables, alimentadas por los seis meses de ausencia durante una época de incertidumbre y peligro constante, porque si bien no fue obvio, podía sentir el peligro respirándole en la nuca y no estaba equivocado. A pesar de volver a estar rodeado de persona, de Hoseok, se había sentido tan solo y perdido en ese estúpido regreso que aceptó creyendo que Jungkook estaría a su lado.

— ¿Dónde has estado, Jungkook? — Su voz se quebró cuando exigió una explicación. — Desapareciste durante medio año sin decir una palabra. — Jungkook respondió a la frustración con un escueto asentimiento.

— Te dije que me encargaría de tu revancha, que mientras estuvieses dentro de mi campo de visión te mantendría protegido y eso no ha cambiado. No he estado físicamente, pero te he observado, escuchado y protegido cada día sin falta.

— ¿De qué mierda me sirve que me mires únicamente a través de las cámaras? Si sucede algo, de igual forma no estás aquí para ayudarme.

— Kim. — Mencionó su nombre con firmeza, indicándole con su mano que bajase la voz que sin querer iba subiendo. — Te haré una promesa, Taehyung. — Mencionó sosteniendo sus mejillas para que lo observase. — Aunque tenga que enfrentarme a la mismísima muerte, te salvaré. Nunca te dejaré solo ante este peligro.

La tensión flotaba en el aire como una nube de tormenta y Taehyung, incapaz de contener su ira, se levantó de la cama y empujó a Jungkook. Pero el entrenamiento del agente surtió efecto, inmovilizando hábilmente a Taehyung, no con la fuerza, sino con un agarre suave pero firme.

— Tienes todo el derecho a estar enfadado, — admitió Jungkook, ahora con voz más suave. — Pero tienes que entender que he estado trabajando incansablemente entre bastidores para garantizar tu seguridad. El peligro no ha disminuido y no he abandonado mi promesa.

La ira y la resistencia de Taehyung empezaron a disminuir cuando miró a Jungkook a los ojos y vio en ellos una dedicación inquebrantable y una preocupación genuina. Cerrando sus ojos y respirando profundamente, Taehyung asintió, zafándose lentamente del agarre contrario.

— De acuerdo, entonces. Ahora voy a seguir durmiendo, tengo que despertarme temprano.

La mirada de Jungkook se quedó perdida y confundida. Si bien Taehyung parecía haberse relajado, su molestia seguía vigente.

— Taehyung, hablemos. Tenemos que-

— Buenas noches.

💜💜💜
Hola por aquí, ¿cómo están? Espero que se mantengan saludable y que hayan podido distraerse un poquito con este capítulo.

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro