Capítulo 3

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La música que resonaba en sus oídos no era más que el sonido del viento meciendo las ramas de los árboles, las aves con su trino y el ruido de sus pies mientras ellos pisaban las húmedas hierbas llenas de rocío descendiendo por la elevada colina. No siempre sus horarios coincidían pero, cuando lo hacían, era casi un rito madrugar y salir a correr durante dos horas, regresando cuando el cielo comenzaba a esconder su lado oscuro para mostrar solamente el tenue azul que avisaba el amanecer.

Sus agitadas respiraciones apenas se notaron hasta el momento que finalmente se detuvieron a la entrada del edificio de Jungkook. En silencio ambos se adentraron en este subiendo al elevador. Ya en el apartamento, el pelinegro fue a la habitación por una ducha mientras que el mayor fue al baño de invitados para lo mismo. Ya bañados, finalmente el manto matutino en donde ni siquiera intercambiaban palabras se levantó.

— Buenos días, mi amor. — Saludó el mayor besando su cuello, recibiendo una sonrisa en respuesta.

— Buenos días, Jin. — Jungkook colocó una taza de café frente a ambos y se sentó en una de las banquetas de la isla de la cocina, quedando frente a frente, no sin antes controlar su reloj. — Te ves bien en ese traje, ¿listo para tu primer día de trabajo en la nueva compañía?

— Define listo. — Sonrió con nerviosismo. — No sé bien cómo estoy así que, mejor hablemos de ti. Llevas tres meses como psiquiatra en jefe en el psiquiátrico pero no me has dicho una palabra al respecto. ¿Cómo es? Hace mucho tiempo no trabajabas en Corea como lo estás haciendo ahora.

— Sinceramente no es nada nuevo, es más tranquilo de lo que imaginé aunque definitivamente hay muchas cosas que cambiar en Michin. Es bueno contar con carta blanca para actuar gracias al presidente del hospital y el secretario de salud nacional pero no deja de ser agotador todo lo que hay que hacer.

— Siempre tan preocupado y correcto. — El mayor se levantó tomando ambas tazas vacías para colocarlas en el friegaplatos y luego abrazarlo por detrás mientras Jungkook terminaba de arreglar su ropa. — Me has dicho que esta noche no regresas a casa, ¿cierto? — El rubio ya lo sabía pero le gustaba asegurarse para ir haciéndose a la idea de que esa noche una vez más dormiría solo. El menor asintió y no le quedó más remedio que exhalar bordeándolo para sostener su rostro y depositar un corto beso que el contrario profundizó. — Ten un buen día hoy.

— Lo mismo para ti. — Seokjin asintió tomando su portafolio mientras que Jungkook lo imitaba.

Ambos descendieron juntos hasta el estacionamiento y, una vez allí, cada uno se subió a su respectivo auto para marchar a su trabajo. Kim Seokjin y Jungkook se conocían desde hacían casi tres años cuando coincidieron en un evento benéfico en Atlanta, Georgia. Desde entonces, tuvieron uno que otro encuentro casual, terminando con intercambio de contacto para meses después, comenzar a frecuentarse con otros intereses.

A decir verdad, se puede decir que sus encuentros eran un noventa por ciento sexo, cinco por ciento de pláticas en algún café o restaurante cuando comenzaron y, tras comenzar a quedar en sus departamentos llegó el último cinco por ciento de sueño compartido en una misma cama. ¿Cómo terminaron en una relación seria compartiendo apartamento en Seúl?

Era difícil decirlo con certeza ya que la línea cruzada estuvo demasiado difuminada como para notarla. Simplemente los encuentros terminaron con ellos durmiendo por horas, desayunos incluidos, a veces almuerzo y ya sin notarlo, Jin estaba dejando alguna de sus pertenencias ahí hasta que seis meses atrás finalmente decidieron vivir juntos.

— ¡Hola! — Saludó efusivamente Hoseok.

Desde su cama, Taehyung desvió su mirada hacia el inesperado visitante que desde hacía tres meses insistía casi diariamente en entablar conversación con él. No importaba que él no hablase o que fuese casi siempre ignorado, este seguía visitándolo diariamente e incluso se le acercaba cuando debía salir junto al resto de los internos. Como si no hubiera notado su presencia, volvió a mirar por su ventana.

El chico pelirrojo miró a cada lado para asegurarse de que no hubiese ningún médico o seguridad cerca para entrar y sentarse junto al callado paciente. Tomó su mano cuidadosamente pero Taehyung la retiró sin siquiera mirarlo. Aguardó varios segundos antes de hacer un nuevo intento sosteniendo la mano retirada.

— Hay muchas cosas malas en el mundo, alrededor de ti, pero tú no eres una de ellas. No dejes que te consuman, se lleven tu ser y quedes como un alma vacía, en pena. Creo que tu silenciosa alma es más bonita que esa belleza exterior. — El entrecejo de Taehyung por un segundo se arrugó ante estas palabras, iba a voltearse para observarlo pero en ese momento escuchó pasos que iban dirigidos a su cuarto. — ¡Adiós!

Con la misma sonrisa con que lo saludó al llegar, se despidió antes de que una enfermera lo sacara apresuradamente del lugar para llevarlo hacia donde se encontraba el resto de los internos. Cerca de Taehyung permaneció otra enfermera y la doctora Lee que miró cuidadosamente a su acompañante, misma que se acercó para entrar la silla de ruedas que habían dejado en la puerta, cerrándola una vez que entró.

Aunque se mantuvo con sus labios sellados, él sabía perfectamente lo que estaba sucediendo. Era la segunda vez que ocurría, bien podría estar imaginándose cosas pero su locura era la más cuerda y sabía perfectamente que esa jeringuilla que estaban sacando para sedarlo no formaba parte de sus medicamentos regulares y hasta el momento, no tenía nuevo tratamiento.

— Te llevaremos a realizar unos estudios ordenados por le doctor Jeon. — Mencionó la doctora mientras acercaba la aguja a su brazo.

No debía sorprenderse por notar que el doctor seguramente estaba involucrado con todos ellos y que lo más probable es que solamente intentara sacarle plática para averiguar cuánto sabía. Sin embargo, por momento creyó que era un poco diferente al resto de los que allí se encontraban o que por lo menos, no formaba parte de esa asquerosa red.

No se podía decir que realmente habían hablado en los tres meses que habían estado teniendo consultas puesto que sólo el doctor hablaba y él escuchaba. Fue agradable escucharlo hablar de cualquier cosa sin intentar preguntarle como quien no quería las cosas cuánto recordaba de su pasado.

El doctor anterior aplicó varias técnicas de comunicación incitándolo a compartir sus pensamientos mediante el arte o gestos corporales pero él no tenía interés de comunicar nada. Mientras sus ojos se iban cerrando debido a la inyección, incluso se preguntaba cómo era el sonido de su voz. Quizás, esa era la única cosa que no recordaba de su pasado con total claridad, su propia voz.

No llevaba la cuenta de cuánto tiempo estuvo dormido, hacía mucho tiempo que dejó de contar el tiempo que transcurría por lo que aquello era el menor de sus preocupaciones. Ya había recuperado la consciencia pero se rehusaba a abrir los ojos, el sentido del oído era su mejor aliado por lo que se aferró a él con todas sus fuerzas.

— Afirmativo, ya está aquí, señor.

Esa era una voz que Taehyung seguía recordando como si el tiempo no transcurriera, además, era la que más seguido escuchaba aún mientras estaba recluido en ese hospital psiquiátrico. Ese tono obediente y firme podía pertenecerle a una única persona, Kim Namjoon.

Namjoon era la mano derecha del hombre por el cual su vida se había tornado el mayor de los infiernos. Instintivamente sintió ese pavor, ese terror que años atrás experimentó por primera vez volver a recorrerlo haciendo que su respiración se agitara sin quererlo. Evitó removerse, si lo hacía, podían notar que estaba despierto y el resultado de eso ni siquiera deseaba imaginarlo.

El olor, la brisa que a él llegaba e incluso la superficie del sitio en donde se encontraba acostado confirmaban que no estaba dentro del hospital. Era de esperarse, ese hombre no querría ser visto en el hospital y le asombraba una vez más experimentar en carne propia el poder que manejaba haciendo y deshaciendo a su antojo.

Hubo un pulcro silencio por varios minutos antes de que el resonar de unos pasos hicieran eco a la distancia. Ese pequeño ruido que emana de la puerta cuando el manubrio se gira para abrirla lo hizo tensarse en su lugar. Escuchó como la puerta volvió a cerrarse y ese perfume embriagador que una vez amó invadió sus fosas nasales. Era él... Era Park Bogum y podía asegurarlo sin siquiera verlo o sentirlo en contacto con su piel.

Todo sonido desapareció, únicamente quedaba la leve respiración del hombre que una vez fue su pareja y que ahora, dirigía el país. Park Bogum era, el presidente más joven alguna vez existido en la República de Corea del Sur. Recordaba esporádicamente esas veces en donde fue testigo de sus planes políticos, sonriendo orgulloso mientras sus cuerpos desnudos yacían entrelazados, escuchándolo hablar de política y su gran meta, convertirse en el presidente de Corea del Sur. Nunca dudó de su fuerza de voluntad o sus sueños pero sinceramente, no creyó que fuera llegar ahí a tan temprana edad. Treinta y nueve años... Para la política, él todavía debería estar en pañales y no dirigiendo un país.

La forma en la que su pelo abandonaba su frente, el roce de sus dedos al rededor de sus labios y la forma en que sutilmente su mano se aferró a su cuello, hicieron al menor abrir los ojos fingiendo estar despertándose en ese momento, encontrándose con una amplia y cínica sonrisa.

Bogum aferró un poco más su mano antes de liberarlo dando un paso atrás con una ceja enarcada y su perfecto aspecto solo alterado por la evidente confusión en su rostro. Aflojó su corbata tomando asiento a poco más de un metro de la cama en donde estaba acostado Taehyung.

— Nos volvemos a ver, Kim Taehyung. — Habló sin apartar su vista pero, a pesar de haber abierto ya sus ojos, el paciente no parecía estar allí. Su mirada realmente estaba perdida como si su cuerpo no fuera más que un maniquí sin vida acostado. — ¿Cómo estás? Me han dicho que sigues sin hablar o recordar nada de tu pasado... ¿Es eso correcto, bebé?¿No me recuerdas?

Taehyung no reaccionaba a ninguna palabra, sus ojos permanecían en el techo y, aún cuando el otro castaño lo obligó a mirarlo, su mirar no transmitía nada. Sus ojos se encontraban pero en ellos no habían nada, nadie podía adivinar qué se escondía tras esos ojos perdidos y vacíos de Taehyung.

— Eres el hombre más afortunado que existe, no solamente tuviste un accidente sino que, convenientemente, has perdido la memoria. Tu amnesia es tu mejor aliada y realmente espero que jamás la traiciones. — Comentó acercándose a la cama para sentarse a su lado. — Sin embargo, existen cosas que me gustaría volver a ver en ti, volver a sentir como reaccionas a mi cercanía, a mí.

Mordía su propio labio inferior, su pulgar jugando y acariciando los labios contrarios mientras sus ojos buscaban el mínimo indicio de que todo eso era una farsa. Si lo era, tenía que matarlo porque Kim Taehyung era una bomba atómica andante para su vida. Podía detonarse y arrasar con todo a su alrededor. Ya casi nadie lo nombraba o recordara, cuando este dejara de ser alguien que podía remover avisperos con su simple existencia y aquellos seguidores o aficionados con los que contaba, sería descartable en su totalidad.

No es que en ese momento no lo fuera o incluso años atrás pero, a pesar de lo sucedido, aún le costaba borrarlo de la fas de la tierra porque ese hermoso hombre que ahora acariciaba, fue el único que lo hizo sentir realmente bien en la intimidad y a decir verdad, a veces lo extrañaba. Como presidente de una nación jamás lo volvería a tener como su pareja pero, si él no hubiese estado en el momento y lugar equivocado, todavía podría ser su amante, el único.

Se inclinó cerrando sus ojos hasta que sus bocas se rozaron y su mano vagó por su cuerpo hasta llegar a su masculinidad. Taehyung cerró los ojos con fuerza buscando un poco de fuerza para superar aquello pero los volvió abrir rápidamente centrando su vista en un punto fijo a la distancia. Volvía a tener deseos de gritar o correr pero por mucho que lo hiciera, los tentáculos del presidente eran muy largos, abundantes y rápidos como para escapar de ellos.

Comenzaba a preocuparse si siquiera tenía sentido mantenerse con vida cuando realmente no vivía. Fingir hasta el final de sus días confinado en ese lugar ya había dejado de parecer divertido, la supervivencia en su interior era una llama casi extinta y, si le tocaba vivir momentos como ese una vez más, sinceramente preferiría acabar con todo y desaparecer como debió hacerlo en ese accidente.

El pijama del hospital abandonó su cuerpo a manos del hombre que ahora se desnudaba frente a él. Estaba realmente sorprendido consigo mismo porque a pesar de todo, su cuerpo no respondía, seguía flácido y sin sentir el menor de los deseos. Bogum se quitó su pantalón regresando a la cama mas los golpes de la puerta lo hicieron tomar unas sábanas y cubrirse ubicándose al lado de Taehyung.

— ¿No dije claramente que no podían interrumpirme? — Cuestionó molesto observando a su mano derecha.

— Lo siento, señor Presidente. — Se disculpó Namjoon pretendiendo estar ajeno a lo que sucedía allí. — Hay una persona que está haciendo demasiado ruido por la desaparición de quien lo acompaña. Hay un doctor que...

— ¿Acaso crees que me importe la opinión de un doctor de cuarta? — Interrumpió. — Puede hacer todo el ruido que desee, no me afecta. ¡Así que lárgate y déjame solo!

— Lo siento señor pero no es cualquier doctor. — Insistió Namjoon mientras mantenía su cabeza en bajo. — Se trata de Jeon JungKook, el doctor que el secretario de salud hizo regresar a Corea, el mismo que atendía a su predecesor y su voz es muy potente. No es conveniente que se arme un escándalo en este momento, creo prudente que regresar a su paciente es lo que deberíamos hacer.

— ¿Su paciente? ¿Por qué a mí nadie me informó de este nuevo doctor en el Hospital Psiquiátrico Michin? Es incluso quien está tratando a Taehyung y yo tengo que tener control total de la plantilla que está atendiendo su caso.

Bogum se levantó de su lugar evidenciando su desnudez pues, esta ya poco importaba. De forma imperceptible quien aún yacía en la cama dejó escapar un suspiro de un alivio que bien sabía no era duradero. Un alivio doble porque escuchar que Bogum ni siquiera tenía idea de quién era el doctor Jeon y que este estaba armando un revuelo para encontrarlo, salvándolo de ese martirio, por alguna razón lo hacía sentir bien. Que aún existiera alguien además de su hermano Jimin que se preocupara por él aunque fuera un doctor, lo regocijaba muy poco pero lo hacía. Alguien más notaría su ausencia si dejaba el mundo repentinamente.

— Quiero toda la información sobre ese doctor hoy. — Demandó terminando de colocarse su corbata. — Vístelo y regrésalo al hospital, encárgate de cerrar cualquier boca que quiera abrirse y mantén la situación en orden sin que tenga salir a relucir yo en todo esto. — Ordenó volteándose hacia Taehyung. — En otro momento recordaremos juntos esos bellos momentos compartidos, bebé.

A pasos rápidos, Bogum abandonó esa habitación y al salir, dos enfermeras del hospital entraron para ayudar a Taehyung a vestirse rápidamente aún cuando sabían que este podía valerse por sí mismo. Una vez finalizada esta tarea, una de ellas volvió a inyectarlo haciéndolo perder temporalmente la consciencia.

+++

— ¿Usted va a seguir insistiendo en que no tiene la más remota idea de cómo uno de nuestros pacientes abandonó el recinto completamente sedado, regresando horas más tardes de la misma forma? — Preguntaba con evidente molestia Jungkook a la doctora Lee Chaerin. — Ya han sido demasiadas sus negligencias y las irregularidades permitidas. Lo que ocurrió hoy, ha sido solamente la gota que ha derramado el vaso, a partir de este momento, usted no forma más parte de este hospital.

— Pero doctor Jeon, yo realmente no sé cómo...

— No me interesa si sabe o no, Lee, está despedida. — El pelinegro sentenció dándole la espalda para dirigirse hacia el interior de su consultorio. — Cierre la puerta al salir.

El estruendo de la puerta le avisó de su partida, él sabía muy bien que todo eso estuvo orquestado por alguien más, que su caso especial era más que un simple interno. Kim Taehyung no era un paciente cualquiera y eso lo supo desde la primera vez que lo vio.

Controló una vez más sus signos vitales y se sentó a su lado para revisar por quincuagésima vez su historial médico.

Esa imagen era mucho más tranquila y relajante. Recobrar la consciencia percibiendo el ya conocido aroma del consultorio y el doctor Jeon, abrir sus ojos y verlo con esa bata blanca que cubría su traje mientras estaba sentado revisando algo minuciosamente era sin lugar a dudas una de las mejores cosas para ver. Era extraño pero junto a él, sentía una calma, una imperturbabilidad que lo llenaba y hacía sentir bien, algo casi olvidado para él.

Como si sintiera la pesada vista sobre él, Jungkook elevó la mirada encontrándose con la del paciente que miraba en su dirección en silencio. No sabía desde hacía cuánto tiempo había despertado pero, debía haber sido menos de media hora que fue el tiempo que le llevó estudiar una vez más su expediente clínico.

Esta vez, a diferencia de otras veces, Taehyung no apartó su mirada, muy por el contrario, la mantuvo aún mientras su doctor cerraba el expediente físico y se levantaba de su lugar para ir hacia él.

— Finalmente has despertado. — Habló bajo caminando hacia él para controlar sus signos vitales. — Creo que se han pasado un poco con el sedante pero estás bien, no te preocupes. El único efecto secundario que tendrás será una leve deshidratación pero con el suero que estás recibiendo en estos momentos será suficiente. — Mencionó observándolo con detenimiento.

Lo notó desde la primera vez pero ahora, simplemente volvía a confirmar su pensamiento, Kim Taehyung era un hombre hermoso pero desafortunadamente, su belleza era lo único que vivía en él. Aunque no le hablara, aunque pretendiera que todo le daba igual y no estaba ahí, por mucho que fingiera no recordar nada o no hablar, él podía entenderlo a la perfección. Sus ojos eran un pergamino de adivinanzas que él lentamente descifraba. Él podía leer quizás mejor de lo que el propio paciente lo hacía. Kim Taehyung necesitaba ser salvado primero de él mismo y después, de muchas cosas más.

Sus pupilas recorrieron sin malicia o indecencia su cuerpo pero, al llegar a su rostro, Jungkook sintió una corriente extraña azotarlo al notar que por primera vez desde que lo conoció o según los testimonios de todos, desde que llegó, esa era la primera vez que las comisuras de los labios de Taehyung se elevaban.

💜💜💜
No lo puedo creer... ¿Cuántos meses sin vernos?
Recuerdo incluso haber dicho que intentaría actualizar cada quincena pero no fue posible. 🥺 Recordando una vez más el por qué uno no puede decir algo sobre lo que no tiene certeza.

Intenté publicar hace pocas semanas pero hubo problemas con Wattpad, nadie pudo leerlo y luego cuando intenté resubirlo vi que lo había perdido. Me tocó volver a escribirlo completamente 😩😩😩 En fin...🥺

Quizás muchos le hayan perdido el hilo y sean pocos los que continúen leyéndola pero, espero que les haya gustado este simple capítulo y que se encuentren saludables.

LORED

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