Capítulo 8

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Había un dolor lejano que persistía en la cabeza de Jimin en ese momento en que su conciencia regresaba. Estaba despertando de un profundo sueño, uno como el que no había tenido durante un buen tiempo, no recordaba la última vez que pude descansar tan plácidamente. Una punzada de su cuello le hizo levantarse precipitadamente, recordando que había estado subiéndose a su vehículo cuando sintió un pinchazo en su cuello, luego simplemente perdió la noción de todo

Sin embargo, estaba en su habitación, acostado en su propia cama como si todo no hubiese sido más que un mal sueño. Se incorporó mirando a todos lados, intentando recordar algo, mas su mente estaba un poco confusa. Llevó la mano a su cuello mientras fruncía el ceño extrañado.

— ¿Ya despertaste? — La voz de Namjoon lo sorprendió, no sabía qué hacía ahí, pero asintió débilmente. — Venía a ver cómo seguías, ayer te desmayaste en el estacionamiento de tu trabajo. Recobraste rápidamente la consciencia, pero luego te quedaste dormido. — Una vaga visión llegó a Jimin, el rostro de Namjoon algo borroso, y palabras para tranquilizarlo que todavía lograba recordar. — Fui a tu trabajo para sorprenderte, te llamé para asegurarme de que estuvieras ahí. Creí que sería bueno que pasáramos un poco de tiempo juntos, relajarte.

— ¿Me desmayé? No creo, sentí algo en mi cuello y...

— Exceso de trabajo y agotamiento, tu cuerpo colapsó. —Era cierto que las horas de sueño de Jimin estuvieron muy reducidas, casi nulas desde que Taehyung desapareció. Todo era creíble, pero Jimin seguía un poco incómodo. — Descansa un poco más, estaba adelantando la comida para cuando despertaras, te traeré algo antes de irme a trabajar.

— ¿Trabajas hoy? Creí que estarías libre.

— Con todo lo que está sucediendo redoblaron la seguridad, se necesita más personal, así que los horarios se reajustaron momentáneamente. Mañana cuando salga del trabajo, vendré a verte. No te preocupes. — Se acercó para dejar un beso en su cabeza, ayudando a Park a acostarse nuevamente. — Necesitas descansar, no podrás ayudar a tu hermano a ti mismo si no cuidas tu salud.

Namjoon permaneció junto a su pareja tal cual dijo hasta que esta comió, se dio un baño y volvió a dormirse. Solo entonces, salió de aquel apartamento, retomando un semblante que poco tenía que ver con el considerado y dulce que estuvo mostrando hasta momentos antes. Con sus mandíbulas tensadas, mordiendo por momento el interior de sus mejillas, condujo a gran velocidad hasta un edificio en donde un gran Jjimjilbang, — baño público — se encontraba.

Traqueó su cuello dos veces frente a la puerta, sus pasos no se escuchaban cuando decidió entrar. Caminó lentamente hasta llegar a una de las saunas preparadas con agua hirviendo, siete hombres aguardaban por él. Seis parados, otro, guindaba del techo envuelto en una soga, desnudo y con una cinta adhesiva de color gris sobres sus labios. Se escuchaban sus amortiguados quejidos, se veía como se removía inquieto en su lugar, como una lombriz a la que se le prendía fuego.

Yendo hacia el sujeto, Namjoon liberó su boca, escuchando esos gritos retenidos. No se inmutó, permaneció mirándolo con indiferencia, tranquilo, aguardando a que este se cansara o sus cuerdas vocales se quebraran.

— Señor Chung, me gustaría saber el motivo por el cual, se atrevió a ir por mi pareja. ¿Por qué atacaste a Park Jimin? — Preguntó seriamente.

Algunos lo llamaban Kim Jimin, otros Park, debido a que los hermanos compartían madre, pero eran de diferentes padres aunque muy pocos conocieran la realidad. Para no dañar la imagen de su hermano desde muy temprana edad cuando su madre decidió que lo volvería alguien famoso. Fue entonces que el padre biológico de Taehyung le dio su apellido. Sin embargo, de grande, Jimin decidió conservar ambos apellidos legalmente, aprovechando que su madre también tenía Park en su apellido de soltera. Quedaba como alguien que llevaba los apellidos de ambos progenitores.

La soga descendió varios centímetros, el cuerpo de aquel hombre estaba mucho más cerca del agua hirviendo, tanto que su barriga sudaba por el vapor que lo golpeaba. Lo suficiente como para que él volviera a lloriquear bajo la estoica mirada de Namjoon.

Fue cierto aquello dicho a Jimin, él había ido a su trabajo para sorprenderlo, lo aguardaba en el estacionamiento cuando notó como uno de los hombres bajo su mando, se acercaba para doparlo y raptarlo. Pudo reconocer que se trataba de alguien que trabajaba para él en cuanto corrió para defenderlo. Él no dio orden alguna, por lo que todo eso lo tomó desprevenido. Se encargó de neutralizar a Chung, llamando a sus hombres para que se encargaran de él, mientras cuidaba a Jimin. No quería que el menor se diera cuenta de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.

— Él j-jefe está buscando a la paloma, creí que su hermano podría darnos información. — Hablaba agotado, adolorido y con su piel hormigueando por la fuerza con que las cuerdas lo sostenían. — Kim Jimin podría entrar en contacto con su hermano en cualquier momento, son la única familia que tienen.

— Tú tienes que reportarme directamente a mí, soy el único que habla con el jefe. ¿Pensabas utilizar esto para ganar algún tipo de favoritismo? Porque si es así, fue la peor idea que se te pudo ocurrir. No podías acercarte a él.

— Jimin es tu jodido trabajo, no tu pareja real.

Las manos de Namjoon se tensaron dentro de los bolsillos de su chaqueta, de este modo, se controlaba para no perder los estribos frente a esos hombres. No dijo nada, tampoco hizo gesto alguno durante algunos segundos. Sacando una de sus manos, estiró esta hasta los otros seis hombres, recibiendo una jeringa llena de cloruro de potasio. Los ojos del hombre se ensancharon, volviendo a batallar con las cuerdas sin mucho éxito.

Namjoon tiró de sus cabellos negros para mirarlo a los ojos, luego lo soltó con fuerza. Los otros seis hombres avanzaron para sostenerlo mientras Kim lo inyectaba. No se movió hasta que no fue testigo de como este químico impidió la despolarización del músculo cardíaco provocando su detención. Solo entonces sus hombres se encargaron de bajar aquel cadáver para pasar a acomodarlo en otro jacuzzi con agua menos caliente.

Conduciendo nuevamente, Namjoon no podía sacar de su cabeza la imagen de Jimin inconsciente. Lo había visto dormir muchas veces, siempre era una imagen bonita, pero esa, parecía más una visión de cómo se vería su cuerpo sin vida. No fue lindo, en lo absoluto. Apretó su timón con gran fuerza, alejando todo pensamiento mientras se adentraba a su propio edificio. Fue algo de entrada por salida, estacionó su vehículo ordinario, subió para cambiar su atuendo informal por un traje negro y blanco tras un baño. Al descender, sacó otro vehículo, negro y formal en el que se dirigió a la Casa Azul.

— Señor presidente... — Le ofreció una amplia venia a Park Bogum.

— Ahorremos los protocolos, quiero saber qué sabemos de mi paloma, voló de su jaula y eso es algo que me tiene inquieto.

+++

No estaba de acuerdo, Jungkook no comprendía o respaldaba la idea de su jefe de hacer que Taehyung regresara al foco público. Hacer eso era fijar un objetivo en su frente, lo sacrificarían y al final, no revelarían todo lo hecho por el presidente. Exponerlo, no era una tarea sencilla. Esa era la razón por la que con sus ojos cerrados, se apoyó al respaldo de aquella silla durante algunos minutos, enfriando su mente, dejando que sus ideas cobraran vida.

Se inclinaba en la silla, usando la mesa como soporte para mantenerlo en equilibrio gracias a los pies que quedaban atrapados en un pequeño orificio. Cuando sus ojos se abrieron, volvió a estudiar todas las fotos e información sobre su mesa. Kim Taehyung con distintas tonalidades de cabello, en sus sets, en lugares públicos, fotos tomadas por los paparazzi y algunas personales.

Toda la información de su vida la manejaba desde mucho antes de regresar a Corea del Sur, desde el momento que se le asignó esa tarea, lo estudió a fondo. Sinceramente, había pocas cosas que no conociera del mayor, solo aquellas cosas personales a las que nadie más que él tenía acceso. Todo lo que fue de dominio público e incluso aquello que no, todo lo que la agencia cubrió por un buen tiempo, sabía todo a detalle.

Regresó al país por él cuando le fue ordenado, Seokjin más que ser su pareja, era una coartada sólida, pese a no ser algo planeado por la agencia. El hospital fue su mejor modo para acercarse sin levantar sospechas, dos años antes del accidente de la estrella de la nación, el plan inicial era volverse su guardaespaldas, luego tuvo que cambiar todo y poner en práctica aquello que en verdad estudió en su vida encubierta durante muchos años.

Llegó con reconocimientos, de la mano del Ministro Nacional de la Salud, ahora, planeaban volver al plan inicial, poniendo a Taehyung en el ojo público, él como su guardaespaldas cuando ya tantos conocían su cara. Era una jodida locura por parte de la agencia, ya estaba demasiado expuesto. Le dijeron que no se preocupara, que se encargarían de todo, pero para él, existían muchos hoyos blancos.

La puerta de aquella habitación se abrió dejándole ver la figura de un hombre de cabello rojo cubierto en parte por una gorra y vestido completamente de negro. Caminó hacia el sofá y se dejó caer quitándose la gorra, agitando su cabellera mientras cruzaba las piernas.

— ¿Pediste verme? Sabes que estos encuentros son para algo imprescindible, es arriesgado aunque tomemos muchas precauciones.

— Estoy consciente de ello, señor Min. — Mencionó dejando de mecer la silla para sentarse correctamente antes de levantarse. — Me gustaría hacerle una solicitud, especial. Me encargaré de preparar a Kim para que salga en escena, pero deme seis meses.

— A ver, Jeon. En seis meses se cumplen tres años desde que Park Bugum logró obtener el cargo como presidente de Corea del Sur, liderando el Partido Democrático. Ya ha cumplido más de la mitad de su período de presidencia que son cinco sin reelección. Esto quiere decir, que no tenemos tiempo que perder, cada minuto que nos atrasemos, es crucial para el país. — Min Yoongi habló con calma, serio. — Somos una entidad dependiente del gabinete de esta república. Nuestra única entidad superior es justamente la presidencia. Somos el Servicio de Inteligencia Nacional, nuestras extremidades están atadas y lo que estamos haciendo, no es un juego. SI nuestros superiores se enteran de la verdadera misión en la que te empleé, muchas cabezas rodarán, incluyendo las nuestras.

— Mentalmente, Kim no podrá servirnos de nada. — Jungkook había descubierto que Taehyung no estaba tan demente como aparentaba, mas no pasó toda la información, su estado real seguía siendo confidencial solo entre su paciente y él. — Necesito tratarlo, pero no puedo garantizar los resultados que queremos antes de esa fecha, por favor, estoy arriesgando como bien dices, mi cabeza. Una sola cosa sale mal, y será el final.

Yoongi lo miró dubitativo, dando pequeños golpecitos con su índice sobre el brazo del sofá. Jungkook era de sus mejores agentes, por lo que leer sus verdaderas intenciones era difícil. Un buen agente no era quien mejor peleaba, sino el que mejor mentía, esa era la base de todo, como se movían. Los mentirosos perfectos que podían ocultar cualquier cosa, salir de cualquier situación con facilidad.

La preparación física, era un gran extra que los ayudaba a completar sus tareas. Sin embargo, no todos iban al campo de manera activa, muchos eran solo para la inteligencia, logística u otra de las tantas actividades donde no se requería fuerza o destreza en otros campos. Los especiales como Jungkook, eran diferentes.

Estos eran entrenados con la mayor rigurosidad por distintos individuos, pasando por muchas situaciones en donde no valía siquiera la palabra me rindo o descanso porque no dependía de ellos, sino de quienes los entrenaban. Jungkook, quizás por su carácter competitivo, salió victorioso a pesar de ser quebrado infinidades de veces.

En el campo era genial, en inteligencia, no se quedaba atrás, podía desempeñarse en cualquier ámbito y esto quizás era el motivo por el cual podía ser tan letal como peligroso para todos, incluyéndolos. Por eso Min siempre tenía cuidado con él, no deseaba sorpresas de su parte.

— ¿Seis meses? — El pelinegro asintió. — Ya veo. — Calló algunos segundos antes de levantarse e ir a su encuentro, mirándolo directamente a los ojos. — Seis meses y en cualquier momento puedo acortar ese tiempo. Por ahora, lo tienes.

Sin decir algo más, el pelirrojo abandonó esa habitación subterránea bajo un restaurante de pollo cualquiera en una muy concurrida zona. Esconderse a simple vista casi siempre era la mejor opción. Pocos minutos después, Jungkook quemó todos los papeles y fotografías. Se fue, no sin comprar en la salida algunas frutas y pescado fresco.

Siguiendo su protocolo personal y tomando las medidas de seguridad necesarias, se dirigió hacia la propiedad en donde Kim Taehyung se encontraba. Estaba entrando la noche, pero al entrar, todo estaba apagado, el castaño dormía plácidamente en su cama. Sin hacer ruido, Jungkook caminó hasta la cocina para dejar todo lo que traía consigo, quitándose también su chaqueta, fue a la habitación de quien estaba bajo su cuidado.

Permaneció algunos segundo contemplándolo dormir con su cuerpo desparramado por toda la cama. La sábana siendo un remolino que solo cubría parte de su trasero y muslos. No llevaba camisa y su cabello lucía más rizado que de costumbre. Dando un paso hacia adelante, enredó sus dígitos en aquellas hebras castañas y tiró de estas con fuerza, sacando su cuerpo la cama.

Aquello fue una sorpresa para el mayor que no comprendía lo que estaba pasando más allá del gran dolor que sentía. Todavía adormilado, intentó defenderse, procuró golpear a Jungkook, pero este solo le inmovilizó los brazos mientras lo arrastraba por todo el suelo hacia el baño. Abrió la ducha en su lado más frío y lanzó contra la pared a Taehyung, viendo como el agua lo empapaba, tiritando por la baja temperatura.

— ¿Qué mierda estás haciendo, hijo de puta? — Preguntó Taehyung sin querer mostrar que se estaba muriendo del susto y frío en ese instante.

Tuvo que escupir toda el agua que le cayó la boca, la presión le imposibilitaba hablar correctamente, su piel ardía porque estaba tan fría que lo quemaba. Antes de poder incorporarse debidamente, Jungkook cerró la ducha y le lanzó una toalla mientras se recostaba a la pared.

— Me pediste que te entrenara, ¿cierto? — Con su cabello chorreando, temblando y confundido, Taehyung lo miró. — Pues tu entrenamiento acaba de comenzar.

— ¿No podías haberme avisado?

— La vida no avisa, golpea. Mis entrenamientos no son la mierda que seguramente te imaginas, no seré condescendiente contigo, me duele, me rindo, no puedo, nada de eso es aceptable. Si te duele, lo soportas, aprende a manejar el dolor, no dejes que este te gobierne a ti. Rendirse ni siquiera es una opción, ríndete solo cuando quieras morirte y siempre se puede, solo debes intentar hacerlo, buscando la mejor vía para lograrlo aunque tardes una jodida eternidad.

Taehyung solo parpadeaba, escuchándolo, cubriéndose con la toalla cuando vio a Jungkook caminar hasta él, por reflejo, dio dos pasos hacia atrás, quedando arrinconado en la pared. Quedaron terriblemente cercas, sus narices casi podían rozarse cuando las manos del pelinegro se apoyaron en los azulejos detrás de él. Sus miradas se encontraron y toda la respiración del castaño abandonó su interior, golpeando el aliento los labios de Jungkook.

— ¡Ay! — Gritó cuando sobre su cuerpo, agua hirviendo comenzó a caer. Estaban tan cerca, que aquella ducha los empapaba ahora a ambos.

Ardía, quemaba, por eso corrió para salir de ahí, empujando a Jungkook en el proceso, pero no logró moverlo ni un centímetro. Lo miraba extrañado y preocupado, el humo era visible, el agua hervía, mas el agente parecía no sentirlo.

— No te muevas en los próximos cinco minutos.

— ¿Estás loco?

— Tu última oportunidad para decidir lo que quieres hacer, ¿quieres ser entrenado por mí? ¿Sí o no? — Cuestionó con seriedad, el agua aún cayendo sobre ellos.

— Sí.

— Cinco minutos, al tercero, tu cuerpo estará tan acostumbrado a la temperatura, que no lo sentirás. Permanece quieto.

Taehyung se quejaba, sin querer, por momentos se movía, pero acató lo dicho por el contrario. En algún punto que no recordaba, tal cual le aseguró, dejó de sentir el agua quemando su piel. Cinco minutos completamente cerca, la distancia entre sus cuerpos era mínima, la de su rostro, era incluso menor. Sin necesidad de mirar el reloj, a los cinco minutos exactos, Jungkook detuvo el agua. Solo entonces pudieron volver a verse con claridad, al menos el mayor pudo ver al contrario, porque había cerrado sus ojos, el agua le incomodaba y no estaba acostumbrado a dejar que esta lo golpeara en ella tanto tiempo sin pasar sus manos para escurrirla.

Cuando elevó sus párpados, se sentía incómodo por no poderse secar la cara. La temperatura del agua había estado tan caliente, que la temperatura ambiental se sentía fría, como si pequeñas ráfagas de aire chocaran contra su cuerpo semi desnudo. Fue casi un minuto después que pudo volver a mirar esos ojos que casi no podía distinguir por la cercanía, sus miradas se engancharon por un segundo ínfimo, agua volvió a golpearlos, esta vez, en su estado más frío.

— Joder, saldré enfermo de aquí.

— Eso también deberás soportarlo. — Musitó Jungkook mirando como el mayor mantenía sus ojos cerrados, largas y hermosas pestañas resaltando. Sus labios enrojecidos temblaban tanto como su cuerpo, pero Taehyung, no se movió de ese lugar hasta que así se le permitió.

Sin embargo, cuando finalmente el pelinegro se separó, dejándolo ir, no pudo moverse. Sus pies se habían sellado en el suelo por varias razones, el frío, su cuerpo se sentía extraño, su piel ardía, estaba increíblemente enrojecida. A eso había que agregarle el hecho de que, frente a él, como si no existiera, Jungkook se quitó toda la ropa mojada que traía encima, quedándose completamente desnudo mientras buscaba nuevas toallas secas.

Eso fue inesperado, no recordaba la última vez que vio a un hombre desnudo frente a él. Quizás aquel anciano que se quitó su ropa de hospital en el medio del salón donde los reunían para ver el televisor, agachándose y defecando en el suelo frente a todos. Fuera de ese desagradable evento, la última vez que contempló un cuerpo desnudo que no fueran el de las enfermeras atrevidas y más locas que él, fue Park Bogum el último que vio en condiciones normales.

Primero fue una sorpresa, luego, sin recato, dejó que sus ojos barrieran cada detalle expuesto de la anatomía de quien fue su doctor. Entonces, la lujuria abandonó sus pupilas cuando comenzó a ver todas las cicatrices en su cuerpo. Fueron muy pocas, las cicatrices más grotesca que adornaron alguna vez el cuerpo de Jungkook, fueron removidas quirúrgicamente.

El castaño se encontró sorprendido cuando algo en sus pantalones pareció revivir. Aquello se le debió haber encogido por el frío, pero estaba sucediendo todo lo contrario. Aquello solo empeoró cuando al extenderle una toalla nueva y seca, el pelinegro fue testigo de esto. No le prestó mucha atención, una vez que el mayor agarró aquella tela, se envolvió en su toalla ignorando lo que había visto.

— Fue una ducha escocesa.

— ¿Qué? — Preguntó Taehyung confundido, regresando a la realidad.

— Ducha alternante de agua caliente y fría, lo que hice. Si bien lo que hice fue extremo, por la intensidad y el tiempo de duración, fue como recibir una ducha escocesa. En la hidroterapia, el agua a esas temperaturas actúa como el mejor agente terapéutico. — Mencionó con desinterés, saliendo a la cocina seguido por Taehyung cuando este se quitó el pantalón de su pijama una vez solo, envolviéndose también en la toalla. — Tu cuerpo debe entrenarse de muchas maneras, también fortalecerse interna y externamente. — Taehyung asintió tomando asiento en el comedor viendo como el contrario comenzaba a cocinar.

— ¿Podrías comprarme pomada para mi piel? — Jungkook no se volteó a mirarlo, continuó con lo que estaba haciendo. — Creo que me quemé.

— Está sensible y sí, podrías haberte quemado, pero nada serio. Sopórtalo.

— Vaya, eres realmente intransigente. — Musitó viendo las frutas sobre la mesa.

— Llevarás una dieta especial, no puedes quebrarla. Haz todo lo que te digo y no me desobedezcas, a la primera desobediencia, dejaré de entrenarte. No eres un niño al que debo estarle repitiendo las cosas muchas veces, tampoco tienes ese tipo de problemas mentales, así que ambos seamos consecuentes si quieres hacer esto.

— ¿Algún horario para los entrenamientos? — Cuestionó tranquilo.

— Por ahora ninguno, siempre te sorprenderé cuando menos lo esperes e incluso cuando lo hagas. — Se volteó para mirarlo. — Este es tu día uno, a partir de ahora, debes comenzar a olvidar la esencia del Kim Taehyung que una vez fuiste.

💜💜💜
¡Hola por aquí!

LORED

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