05: La máscara que encubre a la sociedad

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11 de octubre de 2020 | 23:20 horas

A medida que el relato avanzaba, el detective veía imposible que uno de los sospechosos se viera por lo menos un poco más implicado en el asesinato, pues solo había escuchado hablar de un chico huérfano criado por la cocinera de aquella casa, una tierna anciana que solo velaba por el cuidado de Park Jimin y claro está, de su nieto Jeon Jungkook. Y Hoseok un joven del que al parecer Jimin no conocía, solo de vista, la esperanza de dar con el asesino se le estaba yendo de las manos. Jaehyun miró a Jimin y con un suave movimiento de cabeza, preguntó.

—Jimin, ¿estás diciéndome la verdad? Jeon Yuri nos contó una serie de situaciones que tú no has mencionado  — preguntó acercándose a él intentado así intimidarlo, pero Jimin solo asintió con despreocupación.

—Eso es lo único que sé, ¿en qué podría mentirle?, si no menciono lo mismo que mencionó mi abuela, ¿quiere decir que estoy mintiendo? — le contestó la interrogante con otra, estaba apoyándose en el escritorio imitando las acciones de Jaehyun.

El detective, al ver como aquel joven le estaba retando, soltó un suspiro y apoyándose en su intuición, jugó aquella carta que llevaba debajo de la manga, aquella que a todas luces apuntaba a la verdad detrás de todas las incógnitas del caso, la que llevaba por nombre, Min Yoongi.

—Entonces creo que es buena hora de que me cuentes la relación que tienes con Min Yoongi — Jaehyun tomó una postura cómoda ante las palabras que de su boca salieron, pues fue Jimin quien de inmediato se encontró nervioso.

—¿Min Yoongi? — Su mirar se vio brillante al recordar al chico de piel de porcelana, una sonrisilla apareció y después miró al detective — Él es un asesino, pero usted ya lo sabe, no sé que debería decirle entonces.

Miércoles 11 de mayo de 2016

Esa mañana como todas las anteriores Jimin se encontraba dentro del asiento de copiloto en el auto de Hoseok, sus manos acariciaban el cuerpo de su arma y sus ojos permanecían perdidos en el recorrido que sus dedos marcaban por el borde de dicha silueta, después un suspiro salió de sus labios atrayendo de inmediato la mirada curiosa de su acompañante.

—Y ahí está de nuevo el mismo suspiro de todos los días, Jimin por dios ¿quisieras dejarte de estupideces? Estamos yendo a saldar cuentas ¿y tú solo estas perdido en tus amoríos? — Hoseok negó una vez más y continuó concentrado en la carretera.

—¿Acaso tu no te has enamorado Hoseok? — Jimin soltó otro suspiro y se dejó caer sobre el asiento, cerró los ojos y una sonrisa apareció al instante.

—¿Qué pregunta es esa? En este tipo de negocios no se tiene permitido enamorarse, se pierde tiempo, dinero y lo más importante, se pierde la cabeza por el dichoso amor, ¿cómo te atreves a tan si quiera pensar que yo puedo perder el tiempo en enamorarme? — las manos de Hoseok apretaron un poco más fuerte el volante—. No sabes en lo que te estas metiendo Jimin, si tu padre se entera de que estas enamorado te marcará la piel de por vida con algún golpe y si se entera de que estas enamorado de un tipejo, créeme que me mandará a asesinarte y pequeño, no desobedeceré a tu padre.

—Hoseok, ¿cómo puedes ser tan insensible con eso? — Jimin mostraba aún aquella sonrisa tan esplendida — mejor date prisa que después de visitar al gran hijo de puta de Jooheon, tenemos que terminar los estúpidos detalles de esa maldita fiesta.

El alto contenido violento que había pasado frente a los ojos de Jimin había logrado un impactante cambio en su perspectiva de vida, en su personalidad y en su carácter, el pequeño ser inocente se había deshumanizado a tal grado que las piernas le habían dejado de temblar a la hora de empuñar un arma, la violencia cambia a las personas, la costumbre y la violencia son una pésima combinación para las almas de aquellos corderos inocentes.

El auto se había detenido en un callejón detrás del edificio de departamentos que se ubicaba a las afueras de la ciudad, Jimin bajó de inmediato, arrogante se acomodó los cabellos y sin querer esperar a Hoseok se encaminó a la entrada de aquel viejo establecimiento, subió al elevador y presionó el botón indicado, aquel le llevaría al pequeño departamento del joven esclavo de la mercancía que distribuía Kim, el elevador se detuvo exactamente en el piso número 4, una sonrisilla adornó el rostro del joven de cabellos negros, tranquilo tocó la puerta con el cañón del arma, aquel no abrió, a los minutos Hoseok había llegado por el mismo elevador.

—¿No va a abrir este imbécil? — Hoseok negó suavemente, era molesto para él entrar a la fuerza — Bien, apártate Jimin, debo tirar esto.

—¿Esta vez tiraras la puerta de una sola patada o disparas a la cerradura? — Jimin se alejó medianamente observando las acciones de Hoseok quien de inmediato había tomado impulso para dar una patada certera a la puerta, pero, antes de ejecutar la acción, Jimin optó por disparar, de ese modo se evitaría el cansancio — ¿lo ves? De ese modo es más fácil.

Después del disparo certero, Jimin empujó la puerta que ya se encontraba abierta, entró de inmediato a la habitación, pero justo cuando su pie derecho había pisado el suelo de aquel lugar pudo percibir un olor fétido, por eso elevó de inmediato su mano para cubrir su rostro, hasta que su caminata le llevó a la pequeña sala donde el olor se intensificó.

—¿Qué es esta mierda? — Hoseok preguntó cubriendo su nariz y boca con el ante brazo.

—El cadáver de Joo, el bastardo está muerto — el cadáver de aquel chico se encontraba tendido en el sofá, sus manos colgaban a ambos lados, justo donde en el suelo un montón de pastillas adornaban su lecho.

—¿Nos ahorró el trabajo? — Hoseok echó un vistazo comprobando las palabras de Jimin — será mejor que nos larguemos, no hay nada que hacer aquí, este imbécil ya se esperaba esto, quiso ahorrarnos el trabajo, al menos debío avisarnos para evitarnos el camino hasta aquí, vayámonos, tenemos que informarle al jefe.

Por donde habían entrado salieron solo para emprender una carrera hasta el elevador, Jimin por su parte se encontraba irritado, pero Hoseok desprendía un aura de cansancio.

—Será mejor que nos apresuremos con los últimos detalles de la fiesta, los clientes de tu padre están reduciendo en números incalculables, Kim Seokjin está expandiendo su negocio, tu padre debe de estar molesto por esta razón.

—Hoseok, ¿por qué idolatras de ese modo a mi padre? — Jimin preguntó una vez que Hoseok terminó de soltar ese amplio suspiro cansado, aquella pregunta le hizo mirar al más pequeño.

—No lo idolatro, solo me gano más su confianza Park — Jimin se quedó estupefacto, no había entendido aquella frase simplona, quiso preguntar más acerca de ello, pero el teléfono celular de Hoseok interrumpió sus acciones.

De regreso al auto Jimin esperó por Hoseok, aquel se había alejado de su compañía solo para contestar dicha llamada, una llamada sospechosa, puesto que Hoseok tenia la costumbre de responder a cada llamado frente a Jimin. Después de unos minutos Hoseok regresó al auto, introdujo las llaves y encendió aquel.

—Tu padre me pidió un ultimo detalle para la fiesta, quiere que contratemos a un florista.

—¿Un florista? ¿Para que un florista? — Jimin levantó una de sus cejas intentando comprender lo que sucedía.

—Ya que tu padre quiere que en la fiesta nuevos clientes vengan, planea regalar a sus invitados una caja de cristal con una flor de loto, en ella un gramo de cocaína será escondido, de ese modo mostrará la mercancía que maneja.

Jimin guardó silencio, después de todo era su padre quien había dado la orden y para ser sincero, la idea no sonaba para nada descabellada. Pronto el auto se introdujo en la carretera, cuando los minutos pasaron el auto se detuvo entonces en un establecimiento excéntrico, un lugar donde solo se vendían atuendos para carnaval, con una pesadez incalculable ambos bajaron del auto.

—¿Aún no entiendo por que mi padre ha planeado todo este circo, ¿máscaras? ¿Es en serio? — Hoseok cansado de la torpeza de Jimin, dejó un leve golpecito en la nuca de aquel.

—¡No puedo creer por qué tu padre quiere que seas tú el heredero habiendo mejores candidatos como yo! — Hoseok recorrió el lugar observando las máscaras valencianas y los antifaces con plumas que se encontraban en dicho lugar — los invitados quieren asistir de forma anónima, no quieren ser reconocidos Jimin, ¿qué pensaría la sociedad si se entera que los altos gobernantes asisten a una fiesta del señor Kim?

Jimin entendió entonces el poder de una mascará, era el escudo perfecto para cometer las fechorías que muchos deseaban hacer pero que por cuidar su estatus se obligaban a reprimir. Park se embelesó por un conjunto de máscaras valencianas, tomó ambas y fue al mostrador para pagar aquellas, cuando la compra estuvo hecha, salió de aquel lugar, entró al auto junto a Hoseok y con una sonrisa miró por la ventana.

—¿Por qué has comprado dos?

—Por que Yoongi asistirá a la fiesta.

—¿Estás loco Jimin? Llevas menos de un año conociéndolo. Si tu padre se entera, te matará.

—Tú mismo lo dijiste Hoseok, las personas quieren asistir en anonimato, si aquellos peces gordos se escudan detrás de una máscara para cumplir actos ilícitos, ¿por qué el amor no habría de esconderse debajo de una máscara?

༒𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛 𝑑𝑒 𝐴𝑠𝑒𝑠𝑖𝑛𝑎𝑡𝑜༒

¿Cómo los trata la vida hoy?
Aclaro que amo ver sus comentarios, siéntanse libres de comentar todo lo que deseen.
Nos leemos el próximo viernes.

-Jen

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