I love you, unnie

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—¿Estoy linda?

—Por doceava vez, sí —dice Seulgi con cansancio en su voz.

—Perdón por ser tan exigente —con un suspiro, revuelvo mi cabello.

—A Jennie le gustas igual aunque te vistas con trapos —habla Irene.

—Le vas a gustar más si estás desnuda —dice la pelinaranja, y Bae la golpeó para que se callara, Seulgi estaba por seguir la pelea.

—¡Me habló! —grité con emoción, y mis amigas se acercaron a ver sobre mí hombro el chat donde el mensaje de "Termino en diez minutos, te espero en la entrada", chillé con emoción y Seulgi se alejó con una mueca molesta—. Pero no estoy lista, no, no, no, no... ¿Estoy linda? ¿Este suéter no me hace ver gorda?

Kang comenzó a arrastrarme fuera de la habitación, cruzando la sala rumbo a la puerta, ignorando todas mis preguntas inseguras, mientras, a su paso, Irene juntaba mi abrigo, mi cargador de celular y me lo entregó en cuanto estuve fuera de la casa.

—Estás linda, Lisa, ya ve —dijo la mayor.

—Usen protección —molesta la otra, saludando con su mano antes de cerrarme la puerta en la cara.

Caminé con nervios hasta la escuela por segunda vez en el día, rogando que mis pulsaciones bajaran.

—No te mueras ahora, Lisa... —me digo a mi misma por lo bajo—. Esperaste esto por años, tranquila... —respiré profundamente un par de veces, cerrando mis ojos.

—Hola, Lisa.

—Puta madre.

Jennie está sorprendida por el insulto que salió de mi boca, pero ríe al ver mi expresión, y su sonrisa me derrite por dentro.

—L-Lo siento... —sonrío con vergüenza—. Gracias por ayudarme, Jennie. No es necesario, ¿sabes? Y si no quieres hacer algo de lo que aparece en la lista, no te sientas obligada ni nada.

—¿Aparezco en la lista más veces? —pregunta, con una sonrisa nerviosa.

—Pues... Sí. ¿Tú qué crees? Eres mi crush, claro que apareces varias veces...

Jennie se ruboriza.

—¿N-No estás muy honesta? Digo, no tiene nada de malo ser honesta, directa, pe-pero-

—No lo tomes personal, Jennie unnie, el primer punto de la lista es "Ser directa", no me queda tiempo para perder... Dejé de dar vueltas.

Sus labios se aprietan juntos en una mueca, y asiente.

—Lo siento —dice—. ¿Qué tal si... Vamos para allá? —señaló hacia la cafetería que está a una cuadra de la universidad.

—Claro —extiendo una mano hacia ella y parece tomarla instintivamente, mientras comienza a caminar hacia allá, sonrió ampliamente y no puedo evitar reír con alegría a los pocos metros de caminar.

Jennie me mira confundida, baja la vista hacia nuestras manos unidas, se pone roja instantáneamente y me suelta.

—No, no, por favor... —susurro.

—Lo siento, lo siento, es un mal hábito.

—Fumar es un mal hábito, unnie —digo, tomando su mano de nuevo y acariciándola con mi dedo pulgar—. Si te digo que está en la lista, ¿te sentirás mejor?

—¿E-En serio está en la lista? —asiento—. Te estás aprovechando de esto, Manoban.

—Quizás. ¿Seguimos? —hablé, viendo que ya está demasiado nerviosa, caminando con una sonrisa hacia la cafetería.

Noto sus ojos puestos en mí, parecen brillar, sus mejillas siguen rosas, su boca está entreabierta como si estuviera algo sorprendida y se ve muy bien, y me siento halagada del sólo hecho de que me esté mirando de esa forma.

Es raro que mi corazón ya esté tranquilo y a gusto a su lado, como si estuviera en el lugar correcto y que con ella a mi lado ya no puede pasar nada.

En la cafetería, Jennie se pide un café amargo y yo un jugo de naranja, porque no puedo tomar otra cosa de allí.

—¿Tienes la lista? —pregunta, y yo asiento—. ¿Puedo verla? Sé que debe ser personal y eso, pero... Para ver en qué puedo ayudarte.

—Claro, unnie, no hay problema —buscó el papel en mi bolsillo y se lo entrego en sus manos.

Lo abre y lo lee un momento, vé los puntos que están marcados por una palomita para demostrar que están completados, los que tienen una cruz de los que es casi segura que no lograré cumplir y unos que están tachados que directamente no puedo hacer.

—¿"Tener una cita con Jennie Kim"? —sus mejillas están rojas.

—Oh, sí, puedes tacharla si quieres —digo, y ella niega.

—No tengo una lapicera ahora, ni nada para escribir... Puedes hacerlo después... ¿"Besar a Jennie Kim"? —me mira confundida, sus mejillas se ponen rojas.

—Para qué te voy a decir que no si sí —me encojo de hombros—. Ya sabes, eres mi crush, me gustas... Claro que quiero besarte. ¿Por qué te sorprende?

Jennie niega, noto sus manos temblar y me parece adorable lo nerviosa que se pone, y no puedo evitar sonreír, cosa que no parece ayudar porque se frota el rostro y cierra los ojos con fuerza.

—Más que gustarme, podrías llegar a merecer un "Te amo", unnie.

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