2° Crítica: Pensamientos apoptóticos (Plus)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La presente crítica va dirigida a una obra de poesía y también fue escrita hace mucho tiempo.

Lastimosamente, he tenido que criticar poesía contadísimas veces en la vida, es más, nunca he hecho algo escrito y detallado. Solo di opiniones y consejos a través de conversaciones con dos personas. Recuerdo que una de ellas me pidió criticar un poemario que contenía alabanzas a Dios y críticas hacia la vida.

Lo confieso para mantener la trasparencia, pues no quiero irme con rodeos extraños.

No escribo poseía, así que mis conocimientos pueden basarse mucho más en algo teórico. También, cabe decir, que los criterios para criticar el género y para conseguir que un libro llegue a las editoriales pueden ser ridículamente diferentes. La poseía dirige su enfoque hacia aspectos más sensoriales. Y es allí, cuando nos sumergirnos en ese campo tan profundo y diverso, que aumenta la subjetividad de las cosas.

Pero hay ciertas bases que se mantienen.

Lo único que estudié al respecto se debe a un objetivo que me impuse hace unos años: practicar algo que titulaba como: «narración poética». En pocas palabras, quería hermosear la manera de narrar una prosa sin dañar su categoría. También quería practicar descripciones visuales y no directas.

Listo, me dejo de tanta cháchara.

El libro pertenece a: Sabrina-Snape-Evans

Título: Pensamientos apoptóticos.

Género: Poesía.

Tipo de crítica: Plus

Título y portada:

El título atrae principalmente por su palabra extraña: apoptóticos; que viene de apoptosis —significa (a secas) muerte celular programada—.

La mezcla entre las palabras «pensamientos» «apoptóticos» me parece francamente genial, pues refleja una de esas mezclas inesperadas y raras que encajan de maneras muy diversas y enigmáticas. Es difícil no ponerse a pensar en los resultados que provocan estos ingredientes juntos. Lo mejor es que cada lector podrá sentir o definir su propio resultado y dependiendo de ello le dará forma a uno de los jalones que lo invitará a leer.

La portada la encuentro muy bonita y, por supuesto, totalmente acorde a su título. No hallo mucho en qué criticarla. Pero sé que en algo podría mejorar, porque cuando busqué el libro en tu perfil pasó algo desapercibo para mis ojos.

No quiero sonar como un profesional al respecto, pero lo oscuro es opaco y lo opaco es poco llamativo para los ojos. Las portadas con demasiado negro deben ser compensadas con una imagen impactante o letras que no se pierdan en el fondo, sino que destaquen por su nitidez o fuerte color.

Fíjate en un detallito, querida autora: muchas de tus portadas tienen un toque sombrío, y eso no tiene nada de malo, porque también saben compensar con letras fuertes o con alguna imagen colorida. Así logran atraer esa parte primitiva del cerebro. Si me hubiera pasado por tu perfil de manera casual, hubiese checado varias de tus historias antes de considerar tu poemario.

Tampoco busco complicarte y recuerda la subjetividad en esto. No quiero que le comuniques a la pobre persona que te hizo esa portada que debe cambiarla porque un bobo te dijo que el negro no atrae. ¡No he dicho tal cosa!

Te confesaré algo: mucho de lo que leerás durante el transcurso de esta crítica te podrá sonar un poco rebuscado o perfeccionista, pero tranquila, ya te contaré por qué.

Mantén un cafecito caliente y sin mucha azúcar.

Sinopsis:

"La motivación humana es la utópica liberación de la muerte"

Tiempo.

Amor.

Vida.

Muerte.

Los pensamientos dependen de estos entes, son indispensables y relevantes. La vida es una elegía ya que el hombre vive para huir de la inevitable muerte. ¿Por qué tratar de escapar de ella? No se pierde el tiempo, no se rechaza el amor, no se desperdicia la vida, ¿por qué no aceptar la muerte?

Una persona aceptó la muerte, una persona se cansó de correr de la verdad, esa persona se dio cuenta de que su mente se había llenado de pensamientos apoptóticos.

Leí varias veces tu sinopsis, ¡varias!, antes de concluir que sí cumple con su objetivo: darnos una idea de lo que nos vamos a encontrar al leer tu libro. No está mal. Trasporta sin previo aviso al ambiente que hay dentro de las páginas, explicándonos de manera breve y notoria cuáles son los focos a tratar: Tiempo, Amor, Vida y Muerte. La última frase fue la que se me hizo más atractiva.

Tal cual como está la sinopsis, podría funcionar en una publicación. Aun así, me atreveré a darte sugerencias para sacarle más brillo. En primer lugar —así tu libro sea de poesía—, no es necesario que la sinopsis vaya escrita bajo el mismo género. No es que esté cargada de rima y poesía pura, pero apela al pensamiento profundo y a sentimientos que abarcan algunas de las cuatro grandes áreas que pretendes plantearnos.

He leído una enorme cantidad de sinopsis en mi vida de lector y muchas de ellas están cargadas con cierta estructura poética muy rara. Algunos autores piensan que, si expresan poéticamente cada mínimo detalle de sus libros, mantendrán derretido al lector y este rogará por más.

No es que tú como autora estés en ese nivel. Lo que busco es refrescar la función principal de la sinopsis: decirnos de qué trata el libro y comunicarlo de una manera atrapante.

El problema está en el «atrapar». Ciertos autores no se conforman con mostrarnos de qué va su historia. O a veces se pierden totalmente. Ahí es cuando aparecen las raras estrategias: como contar anécdotas, tomar frases de otros libros o fragmentos de canciones; o se ponen a contar chistes; o ruegan al lector una oportunidad.

Algunos trabajan tanto en el atrapar que más bien expulsan.

Sinceramente he visto de todo.

La sinopsis tiene que decirnos de qué trata el libro de manera muy breve y ojalá generar interrogantes que inviten a leer. El lector necesita saber a través de ella qué tiene de especial la obra para decidir leerla dentro de la inmensa biblioteca que compite por su atención.

También te aconsejo, autora, que no te adelantes a escribir sobre asuntos que me encontraré dentro tu libro. No me expliques aún de qué trata la vida o cómo el hombre reacciona a ella. Es parte del contenido. La sinopsis solo debe dar una pincelada de lo más importante.

Autora, tienes una dinámica extraordinaria en tu libro. Si empiezas tu sinopsis así:

En este libro tienes cuatro caminos que escoger... Tú, como lector, debes decidir el camino que más se adapte a ti. El primero es...

Atrapas de inmediato (al menos a mí), porque esa es una de las cosas especiales que tienes para ofrecer: los caminos que el lector deberá tomar. Es muy interesante y en lo personal se me hace jugoso. Es probable que el lector escoja un camino y termine leyendo todos por curiosidad.

Pero claro, es algo que te formulo desde otro punto de vista. Tú puedes tomar, dejar y rearmar como gustes.

Prólogo:

Como dije anteriormente, nuestra escritora tiene una dinámica interesantísima en su libro: nos ofrece escoger uno de cuatro caminos disponibles —o todos—, para que comencemos a leer. ¿No quieren investigar por ustedes mismos de qué trata todo? Los caminos representan los cuatro tópicos que a la vez son como los personajes de este libro.

En el prólogo me pasó algo muy especial: sentí como si el libro mismo me hablara invitándome a seguir. Lo sentí así porque no hay cambios en la narrativa, no hay presentaciones sin sabor ni sentido o preludios difíciles de traspasar. El prólogo es como una persona agradable y educada pidiéndote tomar asiento mientras te explica lo que hallarás al entrar. Me generó mucha comodidad.

Nada malo tengo que decir del prólogo, es preciso y cumple.

Ortografía y narrativa:

No hallé palabras mal escritas, ni redundancias o errores de dedo. Hay demasiada limpieza, notándose así la experiencia y dedicación de la autora. Los únicos errores que encontré fueron algunas tildes en la palabra «esta» y algunas comas o puntos que deben ser remplazadas por punto y coma.

También me gustaría aconsejarte intercambiar algunas comas por puntos seguidos. De esa forma habrá más ritmo e impacto (algo muy vital en la poesía). A su vez deberías añadir el uso de los dos puntos.

«Esta» o «este» ya no llevan tilde en ninguna circunstancia. La RAE modificó la norma hace años y aconseja no usar tildes, incluso si las palabras están remplazando a un sujeto.

Hay algunos punto y coma que podrían ser instalados en tu escritura. Recordemos que sirven para indicar una pausa mayor a la coma pero menor al punto seguido.

No es sencillo saber cuándo aplicar el punto y coma. En muchos casos es relativo. Así que podría decirse que es asunto de práctica y mucha lectura.

Los dos puntos (:) son muy útiles cuando se quiere mantener mayor fluidez en una oración e incluso párrafo. Expresan la explicación de cualquier oración sin interrumpirla demasiado.

Hay cierto juego riesgoso que pueden aplicar los autores para darle mayor impacto a ciertas partes del párrafo: remplazar comas por puntos. No se considera un error ortográfico cuando se entiende que las comas y puntos representan pausas para la respiración y no solo un orden para la diferenciación de ideas.

Cuando una oración está estructurada en puntos seguidos, entrega mayor relevancia al momento, o a emociones, porque la escena se «ralentiza».

Veamos un pobre ejemplo que se me ocurrió:

El cuerpo de la mujer colgada. Atadas tenía sus manos delicadas en la altura del arco enmaderado que componía su cruel sentencia. Todo le dolía. La piel. Los huesos. Los ojos. El alma misma. Entonces vino aquel verdugo que el público amaba. Recibido fue en cánticos de alabanza. El sujeto caminó con el ego inflado hasta erguirse frente a todos, como para dar una obra de sublime arte. Y, sin mayor espera, enterró una fría cuchilla en el pecho de la mujer para provocar esos deliciosos alaridos de dolor que reventaban los oídos. Después lanzó otra cuchillada. Y otra. Y otra más.

El ejemplo mal ideado de arriba puede ser criticado por su incorrecto uso de puntos seguidos. Pero fíjense como estos prolongan aquellos fragmentos en donde se expresa mayor sensación: el dolor del personaje y el salvajismo de su sentencia.

¿Por qué te menciono esta estrategia?, porque te puede ayudar mucho, pero no solo por eso. Si escribes poesía es fundamental que sepas jugar con los signos de puntuación. Recuerda que tú debes crear «música» con las palabras.

Me pasó algo mientras te leía, autora, por un momento pensé que no estaba leyendo poesía o que esta se encontraba mezclada entre otros géneros, ya que la mayoría de tu libro está escrito en prosa. Y sí, sé que puede haber poesía en prosa, pero ahí es cuando todo entra en un ambiente hibrido que a veces no es fácil de discernir. En ocasiones me parecía estar ante un libro guía o de autoayuda por su intención de enseñarme acerca de los rostros de la vida o la muerte.

Por otro lado, el libro es aún muy corto como para analizar su abundancia de estructuras.

Pudiese ser parte de un «problema» de la literatura. Porque esta pareciera ser impenetrable en su categoría de géneros, pero a veces evoluciona abruptamente. Sin mencionar la influencia que ha tenido internet. Cada vez hay más personas que escriben y al no saber o al experimentar terminan produciendo obras muy mixtas.

Me dijiste que pensabas catalogar tu obra en el género espiritual. No obstante, tengo entendido que ese género hace referencia a lo religioso.

Pese a ello y acorde a lo que dije anteriormente, hay quienes desean escribir algo espiritual, pero con algo creado por ellos y descartando la religión conocida, sin darse cuenta de que caen en la ficción o fantasía. Pero ¿quién quita que no puedan producir algo... novedoso?

Por el momento (y según yo) tu libro pertenece a la poesía lírica. Después de todo busca la reflexión e inspira a los sentimientos profundos a través escenas con las que muchísimos pueden sentirse fácilmente identificados.

Contenido y personajes.

La poesía convencional debe estar escrita bajo una métrica distinta, ya que es uno de sus principales instrumentos para darle ritmo a las oraciones; para que se note la belleza en la organización de las palabras, la música y no solo el contenido. Se dice que debe rimar, pero no es obligación como pensarán algunos, o mejor dicho no es necesario que siempre halla rima, ya que se debe dar espacio a otras figuras retóricas.

Por ahora hay solo un poema escrito en verso en el libro de la autora. Encaja tan bien como si nos encontráramos con un primer ramo de flores en medio de un jardín que embelesó con sus otras obras artísticas. La autora ha sabido componer bastante bien mediante el uso hibrido del género, llevándonos de un ambiente a otro pero sin romper los hilos que mantienen el camino principal unido. El lector no experimentará cambios indebidos ni bruscos y en ningún momento se perderá en alguna densidad o en palabras que sobren y se desvíen.

El libro nos llevará a través de un personaje que no veremos. Este no se centra en la superficialidad de sí mismo o en el desarrollo de una trama novelística, sino en el sentimiento y en las reflexiones que provocan sus pensamientos y situaciones vividas. Notarán a alguien con cicatrices en el alma.

También palparán la nostalgia al revivir hechos que muchos hemos vivido en la infancia o en la vida.

De los cuatro caminos, hay solo uno disponible: el de la Vida. El libro aún está en fase de desarrollo. A pesar de eso, lo ofrecido hasta ahora demuestra que hay mucho que tratar por delante. Hay una expectativa latente.

A través de situaciones simples se logra evocar emociones, llevándonos a detenernos en sensaciones que vivimos diariamente, pero en la que no hacemos reparo. ¿Recuerdan lo que sentían cuando se agripaban de pequeños y les daban jarabes extrañamente sabrosos? Más que el sabor peculiar, las sensaciones que se producen en ese entorno.

Algunas personas piensan que escribir un poema trata solo de belleza en palabras, pero también trata de ofrecer un contenido. Me alegra ver que la autora incluyó esto.

Pero digamos que, como en toda novela, la calidad de la «trama» puede medirse según el impacto que nos provocó. He aquí otra crítica rebuscada o una sugerencia para potenciar aspectos que no esperabas de tu obra. Mi impacto al leer no ha sido demasiado. Fue cómodo, sí, agradable, relajante gracias a sus roces en lo profundo. Pero las reflexiones no dejan mucha marca en mí y es quizás porque falta invocar algo «menos simple» para congeniarlo con el resto. O bien unificar mejor las piezas hacia una meta que se haga sentir desde el principio y que se vaya expandiendo en el transcurso de la lectura. Porque estamos hablando de poesía, un género que incluso abarca lo filosófico. O sea, pensamientos que pueden marcar la vida misma.

Grandes poetas se destacan por lo mismo. Algunas de sus palabras fueron tan impactantes que se convirtieron en frases célebres. Como Edgar Allan Poe, que me deja con la cabeza dando vueltas al leerlo. Es un escritor y poeta del que averigüé cuando anduve de curioso hace unos años. Gracias a él encontré cierta pasión por este género.

Echemos un vistazo a alguna de sus frases.

«Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura».

La siguiente frase me marcó aún más por algo específico que me tocó vivir:

«Los monstruos más temibles son lo que se esconden en nuestras almas».

«Tan notable era la ternura de mi corazón, que había hecho de mí el juguete de mis amigos».

Allan fue un precursor de los relatos cortos. Narra tan magníficamente que sus letras atrapan tanto como el contenido, así me esté contando una historia. Al mismo tiempo me aterra su manera de pensar, porque hace de lo oscuro una potencia sentimental deslumbrante. Sabe encajar los hechos con las palabras. Es como si, en vez de contarme sus historias, me las cantara en una sinfonía cruda, arrasadora, doliente y/o amorosa.

Allan también trata asuntos simples en sus escritos, pero aterradoramente profundos. Uno de sus relatos habla de un gato negro que tuvo de mascota. ¿Suena impactante? Para mí no, pero apenas empiezas a leer te sumerge en un ambiente monstruoso de muchos rostros. Allan te lleva a las profundidades humanas. Y lo que hallas en esas cuevas te hace pensar en el soy, cómo nos formamos y de dónde vienen tantos ingredientes que nos conforman.

Pero ese es su estilo.

Autora, tú tratas sobre temas tan gigantescos que no se pueden medir con ninguna facilidad: Vida, Muerte, Amor y Tiempo. Los recursos que puedes sacar de ellos son casi inagotables.

Me gustaría que te respondas unas preguntas: ¿Qué buscas provocar con tu libro? ¿Reflexiones? Lo logras, créeme. Pero ¿qué tanto rastro quieres dejar con ellas?

No pretendo hacerte cambiar lo que has planificado, pero me ha parecido que quieres llegar más lejos con tu libro o generar algo más de movimiento en los lectores.

Para buscar la manera de mejorar tu obra he tenido que subir la vara más alto de todo lo común. Porque tus bases están muy bien, pero falta un resplandor. Porque tu objetivo se percibe, pero falta que se haga sentir con mayor fuerza. Criticar tu obra no ha sido del todo sencillo, pues tiene poco de dónde criticar y hasta pensé hacer solo una reseña. Pero analizándola mejor decidí proseguir con lo primero, ya que, así estés en ligas más altas, se pueden tratar algunos aspectos si es que apuntamos a un modo más perfeccionista.

Cuando hemos avanzado a cierto punto, tras aprender tanto y habernos dado tantos golpes en la cabeza, pareciera todo estar en su lugar: la ortografía, el diseño, el propósito, ¿entonces en qué rayos mejorar?

Probablemente en casi nada, porque ahí, más bien, empezamos a tratar con errores que no so errores.

Tienes las herramientas: un gran estilo, una escritura pulida, una dinámica genial. Tu obra es cual joya bonita que puede conformarse con su belleza actual o pulirse para abarcar más áreas.

Esto es solo una sugerencia. Pues hablarme de las sensaciones que provoca un jarabe de la tos, no por su sabor, sino por los recuerdos que evoca este desde mi infancia hacia mi vida adulta y carente, despierta un sentimentalismo que no esperé. Pero ¿qué tan hondo llega? Por otro lado, recuerda que ese es el primer capítulo y con él el lector se hace una idea de todo lo que hallará a continuación. Si no se conforma con el sabor, tal vez no le interese seguir.

Está en ti: puedes dejar todo tal cual y darle mayor énfasis a lo que consideras importante. Es tu obra, tu creación. Nadie te puede decir cómo escribir más que tú misma. Puedes apretar para sacar más jugo, pero acorde a lo que tú deseas y según tú propio estilo.

Figuras retóricas.

Las figuras retóricas son tanta que, si hablamos de cada una de ellas, enloquecería y la crítica se convertiría en un librito.

Este es un servicio extra, ya que la autora me compró un cafecito. Entonces me pidió averiguar si estaba ocupando las figuras como herramientas correctas y si funcionaban o no. La respuesta pudiese ser tan amplia como la pregunta misma.

En la prosa cotidiana de cualquier libro no es fundamental la lírica, pero si hablamos de poesía en prosa, entonces sí. Al leerte podía ir catalogando tu escritura en un nivel muy bueno, pero aun así era cercano al de una novela contándome una historia.

Las figuras retóricas que has utilizado no escapan de las conocidas, como las metáforas (no tanto así el símil, que es el comparar: como si, cual si...), la anáfora (repetición de sonidos al principio de las frases. Notorio en el primer capítulo), epíteto (una figura que casi todo el mundo utiliza sin darse cuenta. Consiste en atribuir cualidades a cualquier sustantivo, cualidades humanas a algo que no lo es).

Recomendaría el uso de polisíndeton (¿Quién habrá inventados estos nombres tan locos?), retruécano, antítesis y quiasmo. En general hacen falta para enriquecer aquellas partes que intentan sonar poéticas, pero que no sueltan su estructura de prosa y de explicación.

Polisíndeton: Consiste en la repetición de una o varias conjunciones dentro de una misma frase o texto con el fin de dar más fuerza a lo que se expresa.

Ejemplo de Pablo Neruda: Oh, grandiosa y fecunda y magnética esclava.

Retruécano: Consiste en la contraposición de dos frases formadas por las mismas palabras con el orden invertido en una de ellas, con el fin de que presenten un significado contradictorio o antitético.

Ejemplo: «Hay grandes libros en el mundo, y grandes mundos en los libros».

Antítesis: Oposición entre dos términos contrarios o complementarios.

Ejemplo: «Me esfuerzo por olvidarte y sin querer te recuerdo».

Por último, el quiasmo, para esos momentos en las que un narrador nos explica algo a través de situaciones. Consiste en la repetición e inversión del orden de las palabras. O sea, una repetición de una idea o ideas, pero intercambiando el orden sin hacer perder el sentido de la oración.

Ejemplo: «Cuando quiero llorar, no puedo, pero muchas veces lloro sin querer».

Tengo cierta seguridad: si añades más figuras crearás más magia y belleza, logrando que la sencilles se transforme en una complejidad extraordinaria. Y no dejará de ser digerible.

Otro consejo y quizás personal, es que reduzcas esas partes de narrador explicando algo (notorio en el capítulo Zozobra helada). Siempre es mejor demostrar que explicar. Tomar un personaje que nos haga empatizar con él y sentir. Cuando un narrador desconocido nos explica algo, es más difícil que llegue lo que nos dice, porque no hay empatía con él, con un ente desconocido. Un personaje, en cambio, y sin la necesidad de que se nos presente o muestre, nos puede llevar a encarnar lo que siente.

Espero que esta crítica te haya sido satisfaciente. Pero no es solo una crítica, también una reseña. ¿Recomiendo este libro? Sí, lo recomiendo. Aunque por el momento sea un viaje corto, es de aquellos libros que fácilmente me puedo leer en una tarde de relajo, en un domingo, en una plaza sentado en una banca, en la playa o en cualquier lugar en que me pueda sentar un momento y disfrutar del aire fresco.

Pues la escritura tiene un buen aroma y fácilmente se puede acomodar a ese día que lo necesite.

Cualquier duda, me avisas.

Gracias por leer, gente 😊 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro