Ꜥꜥֶָ֢⛓️ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 23

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JungKook ya estaba despierto, contemplando la adorable vista de TaeHyung aferrado a él como un koala. La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente el cabello rubio de TaeHyung y sus delicados rasgos. El mayor no pudo evitar sonreír ante la imagen, una mezcla de ternura y devoción inundando su corazón. Con cuidado, le besó suavemente la frente, lo que provocó que TaeHyung esbozara una dulce sonrisa en sueños. Ese pequeño gesto hizo que sintiera una oleada de calidez y, sin poder resistir la tentación, le dio otro beso antes de levantarse con cuidado de la cama.

Con movimientos suaves, se deslizó fuera de las sábanas y se dirigió al baño. El agua fría en su rostro lo despertó por completo, refrescándolo para el día que comenzaba. Observó su reflejo en el espejo, los tatuajes en su cuello y brazos le recordaban quién era y cuál era su propósito, pero en ese momento, su mente estaba ocupada solo con TaeHyung.

Después de asegurarse de que no hubiera nadie más en casa, se dirigió a la cocina. El silencio de la mañana era roto solo por el suave crujir de la madera bajo sus pies. Decidió preparar cereales para ambos, no queriendo ensuciar la cocina de SeokJin, quien siempre se quejaba si encontraba un desastre.

Vertió la leche en un tazón antes de añadir los cereales, siguiendo su peculiar costumbre. Justo en ese instante, una suave risa interrumpió el silencio. Se dio la vuelta y vio a TaeHyung acercándose, con su holgada camisa blanca que apenas le llegaba a los muslos y pantalones cortos. Su cabello estaba desordenado, pero sus ojos brillaban con una mezcla de sueño y alegría, y su sonrisa iluminaba la habitación.

— ¿Kookie, quién sirve la leche primero? Debería ser el cereal primero — Dijo, acercándose más. Sin pensarlo, se puso de puntillas y rozó los labios de JungKook con un beso fugaz.

— Yo lo hago así — Dijo JungKook, encogiéndose de hombros y sintiendo una oleada de confianza por el beso — Buenas días, bebé — Susurró mientras acariciaba con su nariz el cuello de TaeHyung, quien cerró los ojos, disfrutando del contacto.

— Hmm, b-buenas tardes... ahh — TaeHyung gimió cuando JungKook le mordió suavemente el cuello, dejándole una pequeña marca.

El azabache apartó todo lo que estaba en el mostrador con un movimiento decidido y levantó a TaeHyung, colocándolo sobre el. El más joven rápidamente cerró las piernas alrededor de las caderas de JungKook, acercándolo más. La intimidad entre ellos crecía, y el ambiente en la cocina se llenaba de una tensión electrizante.

— JungKook — Murmuró, mordiéndose los labios y cerrando los ojos, sintiendo cómo el deseo lo consumía.

— Ese no es mi nombre — Dijo el nombrado, apretando los muslos de TaeHyung, disfrutando de la respuesta que provocaba en él.

— Papi — Susurró, mientras JungKook comenzaba a dejar marcas en su cuello, bajando lentamente hacia su clavícula.

— No, bebé — JungKook sonrió y miró directamente a los ojos de TaeHyung, que estaban ahora más oscuros por la excitación — Maestro.

TaeHyung tragó saliva, sintiéndose de repente excitado. Su mente se llenó de imágenes donde era dominado y rogaba por más. JungKook sabía que el lado sumiso del adverso lo disfrutaría, y esa dinámica entre ellos solo fortalecía su vínculo.

— Maestro — Repitió TaeHyung, y JungKook gimió ante lo sexy que sonaba en su voz.

— ¿Qué te parece hacer el amor en la cocina, bebé? — Le susurró deliberadamente al oído, su voz baja y ronca, intensificando el deseo.

— S-sí, maestro — Respondió, su respiración acelerándose.

Con eso, JungKook estrelló sus labios contra los de TaeHyung, quien sintió el frío metal del piercing y lo amó. La mano de JungKook se deslizó bajo la camisa de TaeHyung, acariciando su duro pezón y haciendo que gimiera entre el beso.

— Ahh, maestro, por favor — Se quejó TaeHyung cuando JungKook se burló de su pezón, su cuerpo temblando de anticipación.

El mayor estaba a punto de quitarse la camisa cuando el sonido de una llamada entrante retumbó en la habitación.

Gimió y se apartó, dejando a TaeHyung hacer un puchero. Con pesar, contestó la llamada.

— ¿Sí? — Preguntó irritado, frunciendo el ceño — ¿Dónde?... Ya voy.

Guardó el teléfono en su bolsillo y miró a TaeHyung, con el corazón pesado por tener que dejarlo en ese momento.

— Lo siento, Tae, pero tengo que irme — Dijo con seriedad.

Rápidamente bajó a TaeHyung, quien parecía un poco enojado y decepcionado.

— ¿A dónde? — Preguntó el rubio, sintiendo una punzada de celos.

— Trabajo — Respondió JungKook con firmeza. La expresión de TaeHyung se tornó preocupada, sus ojos brillando con incertidumbre.

— ¿V-vas a matar a alguien? — Preguntó, sabiendo ya la respuesta pero esperando que esta vez fuera diferente.

— Eso es parte de mi trabajo, TaeHyung — Respondió JungKook seriamente, levantando la barbilla del menor y mirando sus ojos ahora llenos de inocencia y preocupación — Tengo que irme.

Le dio un beso en la frente y recibió un asentimiento de TaeHyung, quien parecía abatido.

— No digas eso... Di que irás y volverás pronto — Pidió TaeHyung, su voz suave y llena de preocupación.

— Iré y volveré pronto, Tae — Sonrió, le dio un beso rápido pero lleno de amor, y salió corriendo.

TaeHyung lo miró irse y se quedó allí, reflexionando sobre sus sentimientos encontrados.

— ¿Por qué no me molesta que vaya a matar a alguien? — Se preguntó en voz alta, sintiendo una extraña paz dentro de sí.

HoSeok les informó detalladamente desde su posición estratégica:

— Estamos cerca de la estación. JK, si tomas el camino angosto, llegarás en diez minutos más. RM, toma el otro camino. Suga, asegúrate de estar detrás de ellos.

SunMi observaba a HoSeok, notando lo serio y atractivo que lucía mientras coordinaba la operación desde su puesto. Estaban en una cita cuando NamJoon les notificó sobre la misión. Ahora estaban en la casa de SunMi, agradecidos de que siempre llevase consigo su computadora portátil y otro equipo en su automóvil.

— Es un camión jodidamente enorme. Dejé a mi novio por esto — Se quejó YoonGi con evidente mal humor.

— ¿¡Finalmente se lo pediste!?

— ¡Mis cojones! ¿Qué novio?

— No es obvio que es el cockblocker y attention seeker — JungKook giró a la izquierda en su auto, revisando el GPS con los puntos rojo, azul, verde y negro. El rojo significaba peligro, el azul era para YoonGi, el verde para NamJoon y el negro para él.

— Alguien está molesto aquí, ¿eh? ¿El chico irrumpió tu momento con TaeHyung? — Sonrió NamJoon, finalmente viendo el auto de YoonGi — Suga, estoy detrás de ti — Informó.

Disfrutaban de su tarde con SeokJin y Ara cuando su jefe los llamó. SeokJin no quería irse, así que prometió marcharse después de que la pequeña se durmiera.

— ¡JK, no lo llames cockblocker. Es simplemente lindo. Ademas, no necesita llamar la atención! — Gritó YoonGi, mirando al camión que giraba a la derecha — Algo está mal — Frunció el ceño — HoSeok, mira hacia dónde va ese camión — Dijo, sacando un arma diferente a la habitual.

— Deberíamos estar yendo hacia la estación, ¿verdad? Entonces, ¿por qué va en sentido contrario? — Preguntó NamJoon, confundido, antes de darse cuenta — Oh, mierda.

— Sí, no solo robaremos las drogas, sino que también tendremos acción — Respondió JungKook, apretando la mandíbula mientras observaba los autos de sus compañeros. Pero algo estaba mal; un automóvil los seguía de cerca, y vio a un hombre apuntándoles con un arma — ¡Hyungs, dividámonos!

NamJoon y YoonGi se separaron rápidamente en el momento justo, evitando así los disparos del hombre.

— ¿¡Quiénes diablos son!? — Preguntó YoonGi, mirando hacia atrás, casi desviándose hacia el borde de un río si no fuera por su increíble habilidad al volante.

— Son los hombres que aseguran que el camión llegue a su destino. Ya revisé; es solo un auto — HoSeok tecleó rápidamente en su computadora, revisando las imágenes de CCTV de la carretera.

— ¡Me están poniendo de los nervios! — Gimió NamJoon, frustrado por la eficacia de sus adversarios.

— ¡Está informando al conductor del camión, y él está aumentando la velocidad! — Maldijo YoonGi al ver cómo el camión se alejaba rápidamente después de que un idiota le disparara a su auto — ¡Jodido imbecil, arruinó mi puerta! ¡La renové ayer! — Gritó, furioso.

La situación no permitía el uso de armas debido al tráfico en la carretera, así que tuvieron que esperar y esquivar hasta quedar a solas.

— Ahora que ya está arruinado, que se jodan.

— No vayas a detenerte, Suga.

— ¿Lo harás? — JungKook tomó el camino angosto al lado de la carretera principal.

— ¿¡Quieres que lo mate!? ¡Suga, no lo vayas a hacer! — Ordenó HoSeok.

— Demasiado tarde, Hope — Dijo YoonGi, presionando el freno para detenerse — Te amo, JiMinie — Y así, el auto de atrás chocó directamente con el suyo, deteniendo los corazones de muchos.

— Imbeciles, yo aun estoy aquí — JungKook sonrió y, con habilidad, giró a la izquierda, golpeando el auto antes de que pudiera causar más daño. Vieron cómo el vehículo rodaba por las rocas.

— Bueno, no morí — Se rió YoonGi.

— ¡Los odio, cerebritos! ¿Tienen telepatía o qué? — Sonrió NamJoon, y pronto sus compañeros se reunieron a su lado, YoonGi con su auto ligeramente dañado.

— ¿Hope, por qué estás tan callado? Aún estoy vivo — YoonGi sonrió, sabiendo lo que HoSeok podría estar pensando.

— ¡Um, hola chicos! Soy SunMi, HoSeok es un desastre aquí. ¿Qué debo hacer? — Los tres se quedaron en silencio, y luego Min respondió:

— Dile que vuelva al trabajo y que Suga está bien — Recibió un "ok" y pronto una respuesta de HoSeok.

— ¡Suga! ¡Estás bien! — Casi arruina el oído de YoonGi, pero este último solo sonrió — ¡Pequeña perra! ¡No hagas eso otra vez!

— Estoy bien... Y no importa lo que pase, nunca vuelvas a dejar tu posición o no sabrás que estoy vivo.

— Bien, Hyungs tontos, ¿cómo encontraremos el camión de nuevo?

— Pequeño, deberías respetar a los mayores. Antes de que esos idiotas arruinaran mi auto, disparé un dispositivo GPS en ese camión. Rastrealos, Hope.

JungKook puso los ojos en blanco ante el comentario. HoSeok prontamente pudo ubicar el camión, los demás condujeron hasta el lugar y detuvieron sus coches.

— ¿No es el viejo edificio que se rumorea está embrujado? — Preguntó YoonGi, observando el destino con cierta intriga.

NamJoon miró a su alrededor mientras hablaba, su voz grave resonando:

— Sí, en el año 2000 se incendió y muchos murieron en él. Algunas personas que deambulaban por aquí antes oyeron voces llorando o gritando. Dijeron que eran los espíritus que todavía no estaban libres.

HoSeok, frunció el ceño, tratando de mantener la calma a pesar del escalofrío que recorrió su espalda.

— Gracias por asustarme, RM — Replicó con un tono sarcástico, intentando disipar la tensión.

NamJoon sonrió, disfrutando del efecto de sus palabras.

— Un placer, J-Hope.

JungKook cerró la puerta del auto y se quedó esperando a que sus compañeros lo siguieran.

— Cualquier fantasma, espíritu o lo que sea no existe. Ahora, salgan de los autos, gatos asustadizos — Ordenó, con una mezcla de impaciencia y desafío.

El edificio se erguía ante ellos, lúgubre y amenazante, una estructura abandonada que parecía haber salido de una película de terror. La pintura desconchada, las ventanas rotas y la oscuridad que emanaba de su interior contribuían a la atmósfera siniestra. A pesar de su aspecto, JungKook estaba convencido de que los fantasmas no existían. Sin embargo, su certeza tambaleó cuando un grito desgarrador resonó en el aire, acercándose cada vez más, rebotando contra las paredes del edificio.

NamJoon se detuvo en seco, sus ojos se abrieron de par en par.

— ¿Lo escuchaste, verdad?

YoonGi, siempre preparado, sacó su arma con movimientos precisos.

— Sí, vamos a ver qué es — Dijo, su tono era frío y decidido.

— Esperen, ¿dónde está el camión? — Preguntó JungKook, su voz apenas un susurro.

NamJoon se giró, buscando con la mirada.

— ¡Está detrás del edificio! Y tengan cuidado — Advirtió HoSeok, su tono ahora cargado de preocupación.

Inspeccionaron el lugar con cautela, avanzando hacia la parte trasera del edificio. El terreno estaba lleno de escombros y la hierba crecida añadía una sensación de abandono. Cuando llegaron, NamJoon exclamó con un tono triunfal:

— Bingo.

Se detuvieron de golpe, sus miradas clavadas en dos hombres que cargaban grandes cajas. Uno de ellos murmuraba algo detrás de su máscara, mientras el otro asentía. Ambos estaban completamente vestidos de negro, sus rostros cubiertos por máscaras que les daban un aire aún más siniestro.

— Son drogas — Murmuró YoonGi, la sorpresa tintineando en su voz.

NamJoon frunció el ceño, tratando de entender lo que veía.

— Voy a tomar al de la izquierda y… ¿qué mierda? — YoonGi miró hacia el camión cuando uno de los hombres abrió la puerta trasera.

JungKook sintió que la rabia se encendía dentro de él.

— Espíritus, dicen — Comentó con desdén, apretando la mandíbula. Cada fibra de su ser le decía que esas personas merecían ser eliminadas por lo que estaban haciendo.

— ¿Qué quieres decir? — Preguntó HoSeok, notando que no había cámaras alrededor debido al estado abandonado del lugar.

NamJoon miró dentro del camión, su expresión se volvió de piedra.

— Hay mujeres en la parte trasera del camión, atadas con una cuerda, y están llorando — Explicó, la indignación se reflejaba en cada palabra.

— Le-

JungKook interrumpió con un gesto brusco.

— Esperen — Dijo, empujándolos hacia atrás con urgencia.

NamJoon siguió su mirada y su rostro se ensombreció aún más.

— Es... es el señor Jhao — Murmuró, reconociendo al hombre del traje que se acercaba al camión con una sonrisa cruel — No solo suministra drogas, también secuestra y trafica con mujeres — JungKook apretó los dientes con furia contenida — Y pretende ayudar a la asociación de mujeres, este bastardo — Añadió, con una voz cargada de desprecio.

NamJoon asintió, con una determinación renovada.

— Me quedo con el calvo — Susurró mientras se abría paso hacia adelante. JungKook decidió encargarse del otro hombre.

YoonGi, con una calma inquietante, se encogió de hombros.

— Así que solo voy a... mirar.

Uno de los hombres estaba colocando la caja en el camión. NamJoon, aprovechando el momento, se llevó un dedo a los labios, indicando a las mujeres que guardaran silencio. Agradecidas, aunque traumatizadas, obedecieron, sus miradas llenas de terror y esperanza.

El objetivo de JungKook era fácil, ya que estaba de espaldas. Sacó su cuchillo, la hoja brillando a la luz tenue, y apuñaló al hombre por detrás, cubriendo su boca con una mano enguantada para ahogar cualquier grito. Con tres puñaladas profundas, el hombre cayó muerto, su cuerpo desplomándose con un ruido sordo.

— Se me pasó la mano — Dijo JungKook, sonriendo con una mezcla de satisfacción y sarcasmo.

El otro hombre se giró, alertado por el ruido, solo para encontrarse con NamJoon, que lo apuñaló sin vacilar. Los ojos del hombre se agrandaron de terror mientras el cuchillo penetraba profundamente en sus músculos, intentando agarrar el brazo de NamJoon en un último acto de desesperación.

JungKook, sin perder un momento, vio salir a otro hombre. Lo derribó con rapidez, presionando su cuchillo contra la garganta del hombre.

— Vamos al grano. ¿Cuántos hombres hay dentro? Responde o di adiós — Exigió, la hoja del cuchillo presionando hasta hacer brotar un hilo de sangre.

El hombre temblaba de miedo.

— ¡Hay dos y el jefe! — Gritó, su voz entrecortada por el pánico.

— ¿Por qué solo dos hombres? — Preguntó JungKook, su voz cargada de sospecha.

— Los o-otros ya están en otro lugar, íbamos a encontrarnos con ellos — Respondió el hombre, casi balbuceando.

JungKook sonrió de manera siniestra.

— Gracias, debilucho — Dijo, antes de cortar la garganta del hombre sin vacilar, ignorando la sangre que brotaba.

Luego se subió al camión, sus movimientos rápidos y decididos. Algunas mujeres se asustaron al verlo, estaba vestido de negro con el rostro cubierto por una máscara, dejando solo sus ojos y cabello visibles. JungKook suavizó su mirada, intentando tranquilizarlas.

— No hay necesidad de asustarse, ahora están a salvo. No las lastimaremos — Dijo con voz suave, desatando con cuidado a una chica de unos veinte años. Ella rápidamente se quitó la cinta adhesiva de la boca, sollozando de alivio.

— M-muchas gracias — Dijo la joven, su voz temblorosa pero agradecida.

— Está bien, relájate. ¿Puedes ayudar a las demás? Necesitamos acudir a las personas que están dentro — Ella asintió, sus ojos llenos de gratitud mientras se movía para ayudar a las demás mujeres.

Los tres entraron al edificio, listos para enfrentarse al peligro que les esperaba. Rápidamente pudieron distinguir a dos hombres.

— Usemos las armas, será más rápido — Dijo YoonGi, su tono ahora serio y enfocado.

NamJoon, asintiendo, levantó su arma, preparado para cualquier cosa.

— ¡Hola, soy el líder de BTS! — Exclamó con una sonrisa desafiante.

― Me importa un carajo ― Replicó el hombre, su tono cargado de desdén.

NamJoon puso los ojos en blanco, exasperado, se giró hacia JungKook, la determinación ardiendo en sus ojos.

― Nos encargaremos de los dos imbéciles y tú, JK, al jefe, sé que lo quieres.

JungKook asintió lentamente, sus pensamientos oscurecidos por un deseo ardiente de venganza. El hombre que tenía frente a él había causado un sufrimiento indescriptible a esas mujeres y adolescentes, y JungKook estaba decidido a hacerle pagar. En ese momento, una voz rompió el silencio tenso de la habitación.

― Oh, hola ― Saludó JungKook, su tono burlón y amenazante.

El hombre se dio la vuelta abruptamente, su rostro pálido de terror.

― ¿¡Quién eres!? ― Exclamó, dando un paso atrás con evidente miedo.

― Bunny ― Respondió JungKook, sacando su cuchillo lentamente, disfrutando del pánico que veía en los ojos del hombre ― Ahora debes estar preguntándote qué es lo que quiero ― Continuó, tarareando como si estuviera pensando.

― ¡S-sí! ― Tartamudeó el hombre, su voz temblorosa.

JungKook se acercó aún más, riéndose de forma siniestra.

― Bueno, yo quiero... tu vida ― Dijo con voz gélida, sus ojos negros llenos de una furia contenida. El hombre desvió la mirada, incapaz de sostenerla ― Pero antes de eso, respóndeme ― JungKook empujó al hombre hacia la silla y se apoyó en la mesa, su presencia imponente ― ¿Por qué trataste así a esas mujeres?

― No sé de qué estás hablando ― Intentó el hombre, su voz una mezcla de miedo y desesperación.

JungKook suspiró, fingiendo decepción.

― ¿De verdad? Déjame hacerte recordar ― Dijo con tono teatral, antes de apuñalar la mano del hombre que se aferraba al brazo de la silla.

El grito de dolor del hombre resonó en la habitación.

― Creo que recuerdas algo, ¿Verdad? ― JungKook apuntó su cuchillo hacia la otra mano, listo para infligir más dolor.

― ¡Sí! S-sí ― Respondió el hombre rápidamente, su voz quebrada por el terror.

― ¿Entonces? ― Insistió, su tono implacable.

― ¡Dinero! ¡Lo hice por dinero! ¡Las vendo! ― Confesó el hombre, su voz desesperada.

JungKook inclinó la cabeza ligeramente, su mirada penetrante.

― Una cosa más, si dices la verdad no te asesinare ― Prometió, su tono gélido. El hombre asintió frenéticamente ― ¿Por qué las golpeas?

― ¡Porque se lo merecen! Son putas y deberían escuchar lo que digo. Me suplicaron que las dejara, pero no lo hice. Así que las golpee para mostrarles su lugar, que está a mis pies. El lugar de la mujer está en mis zapatos, per... — La ira de JungKook explotó en ese momento ― D-dijiste que no me matarías ― Balbuceó el hombre, sus ojos llenos de terror.

― ¡Nunca usa el termino 'promesa'!― Rugió JungKook, girando el cuchillo con brutalidad. El hombre gritó aún más fuerte ― ¡No son el polvo de tus malditos zapatos, imbecil! ¡Son inocentes! ¡Mereces morir, hijo de puta! ― Continuó apuñalando al hombre, que ya estaba muerto.

Pero la furia de JungKook no se apaciguó. Ese hombre había despertado recuerdos que él había intentado enterrar.

― ¡Ella no merecía eso! ¡Ella siempre te amo! ¡Muere, pedazo de mierda! ― Gritó, sus palabras llenas de dolor y furia.

― ¡JK! ¡Detente! ― La voz de NamJoon se alzó por encima del caos. Con la ayuda de YoonGi, lograron sacar a un jadeante JungKook, quien parecía estar en trance de venganza.

― ¡Oye! Escucha, está bien... No es ese hombre. Cálmate, él ya está muerto y pudriéndose en el infierno ― Dijo YoonGi, acariciando suavemente el rostro de JungKook, tratando de calmarlo.

― Chicos... Salgan de ese lugar. Ya informé a la policía y las ambulancias — HoSeok habló por el auricular.

Sin perder tiempo, se dirigieron hacia la salida. JungKook, aún agitado, trató de recuperar el control. Al salir, vieron a todas las mujeres aún allí. Tan pronto como los vieron, sonrieron y caminaron hacia ellos, sus rostros llenos de gratitud.

― ¡Gracias por salvarnos la vida! ― Exclamaron algunas de ellas, lágrimas de alivio corriendo por sus mejillas.

NamJoon levantó una mano, pidiendo atención.

― ¡Escuchen! Tengan cuidado, la policía y la ambulancia están en camino ― Advirtió. Las mujeres se veían confundidas.

― ¿Ustedes no son policías? ― Preguntó una de ellas, con los ojos llenos de esperanza.

― No, no lo somos. Así que escuchen, no le digan a nadie sobre nosotros. Solo digan que fue un hombre quien les ayudó, por favor ― Insistió NamJoon. Las mujeres asintieron, comprendiendo la gravedad de la situación.

― Lo haremos. Nos salvaste la vida. Gracias de nuevo ― Dijeron.

Los tres hombres corrieron hacia sus autos y se alejaron rápidamente. Las drogas que necesitaban ya habían sido transferidas a otro lugar, asegurando su seguridad.

YoonGi se dirigió hacia JungKook.

― Kook, espérame. Dejaré el auto en casa de Jackson ― Dijo.

― Ok, Hyung ― Respondió JungKook, su voz aún tensa.

Después de dejar el auto en el garaje de Jackson, YoonGi se subió al auto de JungKook, quien estaba en silencio, pero su mirada reflejaba una inquietud profunda.

― Relájate ahora, Kook. Todo está bien ― Dijo, palmeando su hombro con afecto.

― Lo sé, Hyung, pero ese hombre me recuerda a él ― Sus nudillos se volvieron blancos mientras apretaba sus manos y fruncía el ceño.

YoonGi suspiró, comprendiendo el dolor de su amigo.

― Solo olvídate del imbécil de tu padre ― Dijo, tratando de calmarlo.


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