- Es un fracaso.

Ni siquiera era palabras directas a ella, pero podía ver cómo le afectaban.

- Es un maldito fracaso, tanto en la anterior investigación como esta -escuchando esa palabras y con el poco entendimiento que le era concedido no pudo unir los puntos o encontrarle un significado a la primera.

- Dos fallas.

No tenía idea en ese momento, y se decía mil veces que no le importaba o que desde ese momento le valió una mierda.

- Debió ser descartado a la primera.

La verdad, es que aún no encontraba el resultado de esa vivencia en sí mismo.

- Va a ser descartado, no se gastarán recursos en él.

Quizás simplemente había bloqueado lo que ocurrió ese día, al igual que el resto de aquel procedimiento.

- El proyecto Krizalid es perfecto.

Y tal como era perfecto, su mayor contribuyente para su creación fue él.

- Yo lo haré.

No tuvo idea, mientras la veía llenar la jeringa.

Tenia la misma expresión, esa de que todo iba a estar bien, era extraño hasta en cierto punto, al margen de que hasta le daba escalofríos.

Ella sonreía cuando todo estaba del asco.

Sonreía cuando la mierda estaba en frente de ella, incluso sobre ella, pero la seguía llevando en sus hombros para que él no lo hiciera, tratando de que no lo viera al ponerlo tras su espalda.

Pero era demasiada, al punto que caía de sus manos y podía llegar a verlo en el suelo.

En ese entonces, no tuvo la capacidad de entenderlo del todo.

Al menos no la emocional, e incluso ahora dudaba tenerla del todo, ni siquiera estaba seguro de poseer la capacidad de aceptarlo.

- Va a doler un poco -una sonrisa falsa, engañosa al punto en que no sabía si de verdad se lo decía a él- solo va a doler un poco.

Muy tarde se dio cuenta que esas palabras eran para sí misma.

Fueron segundos.

Antes de darse cuenta, la temperatura de su cuerpo no era la misma, la piel de la mano, se sentía como si la despegaron de manera rápida pero tortuosa, la carne debajo casi es quemada por la fuerza de la implosión, sus ojos casi dan la vuelta completa, ya sea por el profundo dolor o porque fue un reflejo para evitar la luz cegadora, un grito de profundo dolor sin comparación a ningún otro desgarró su garganta.

No supo si fue ella o si fue él.

Pero era él quien siguió gritando  de dolor cuando ella cayó a un lado del cuarto, inconsciente, ya sea por el susto, el golpe del impacto al suelo, o porque no soportó el dolor en su mano.

- ¡Es el fuego!

- ¡El fuego Kusanagi!

Apenas pudo oírlos mientras gritaba de dolor, sudando como nunca, tomando su antebrazo con su mano libre.

Aquella envuelta en fuego.

Podía sentir el sentimiento de quemarse sin piedad, pero sus ojos no le fallaban, sus manos se mantenían intactas a pesar del fuego, pero la sensación de morirse era verdadera al punto de que no podía dejar de gritar de dolor.

Gritaba de dolor y sufrimiento continuo por el ardor de ese fuego antinatural.

Pero todo el laboratorio gritaba de alegría al haber producido el fuego Kusanagi en alguien fuera del clan.

Ese era el primer gran éxito de NESTS.

Ese era el primer paso para crear a sus humanos mejorados.