25

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ursa.

Un nombre conocido, pero demasiado distante.

Palabras casi olvidadas en lo profundo de sus enmarañados recuerdos, en sus oscuras y podridas pesadillas.

Un nombre que se reflejaba en frente de su cápsula, en un letrero que brillaba, especialmente cuando alguno de los que estaba cerca a él, encerrado en esos recipientes enormes de vidrio, empezaba a moverse.

Ursa, las letras brillaban; Ursa, la voz mecánica llamaba; Ursa, una mujer aparecía con una bata blanca.

Ursa, y veía como se llevaban a quien fuera que hubiese salido antes que él, a veces escuchaba risas, de mujer, de aquella que venía cuando esas palabras brillaban, cuando sonaban, a veces venían con llanto, con movimientos rápidos y un grito desgarrador al final del pasillo.

En ese momento poco importaba, más importaba el hecho de que apenas podía respirar por su cuenta.

A veces la veía, la misma mujer, mirándole a través del vidrio, tan cerca pero alejada por la barrera fría, dura y limpia.

Habían muchas de esas mujeres, se dió cuenta de eso cuando finalmente fue su turno de salir, las palabras brillando, una sonrisa aliviada, no de él, de la mujer que tenía su rostro tomado delicadamente entre sus manos, una mirada que lo mareaba aún más por el poco oxígeno en sus pulmones.

- Ursa, prepárate para el inicio de educación del sujeto anómalo -una voz masculina, lo suficientemente monótona como para querer olvidarlo, está cerca, parece cansado- que no vuelva a pasar lo de los otros o en serio te descartaremos está vez.

La tal Ursa no habla, demasiado ensimismada con él, recuerdos lejanos de piel contra piel, una mirada que lo confunde, una mujer con un nombre raro que trato de tenerlo despierto durante demasiado tiempo, usando de todo, sueros, melodías, sustancia dulces para darle energías en sus propias palabras.

Ursa.

U.R.S.A.

Unidad de retención de sujetos anómalos.

Un ser que había sido creado para mantenerlo con vida, para hacerlo de uso para todos lo que se pidiera de él.

Una mujer que se aparecía con un dulce en la mano, sonrisa pequeña que estaba destinada a hacerla verse menos intimidante, aunque difería de ello cuando llegaba a encontrarse con una nueva que esperaba por su turno de "retener" a uno de los sujetos anómalos de nueva generación.

Ursa era su nombre, por puro ocio entendió que compartían nombre con una constelación, aunque eso era muy lejano de lo que eran, clones producidos en masa para ayudar a aplacar a los más jóvenes, todas bajo tierra, todas protegiendo por su lado a los que pensaban eran suyos para proteger cuando en realidad los mantenían en un lugar donde serían torturados de la peor forma.

A la suya nunca le dijo Ursa aún cuando todos los demás lo hacían, quizás porque nadie además de ese hombre le decía así.

- (...).

- ¿Sí, Kei?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro

#kdash#kof