O2

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Pronto todo dejó de ser simple oscuridad, Yoongi abrió sus ojos parpadeando, tratando de enfocar su vista sobre aquellas figuras...¿cadavéricas?

— Llegó uno nuevo. — escucho que soltó una de esas personas, o bueno, solamente quedaba su estructura ósea.

— Perdió el conocimiento. — corrigió con voz dulce aquel vestido de novio, acercando su mano huesuda hacia el mentón del joven azabache. Min estaba totalmente desconcertado, miraba cráneos, rostros sin color y sin vida, simplemente un azul ligero decoraba en ellos.

Recibía miradas curiosas por parte de los presentes, tal vez porque todavía conservaba color en su rostro y tenía un brillo en sus ojos gatunos.

— ¡Brindemos! — escuchó el grito de uno de los muertos, de apariencia de un pirata y mantenía una espada atravesada en su torso — ¡Por los esposos!

— ¿E-Esposos? — murmuró Yoongi mientras se colocaba de pie para recargarse contra la barra de aquel especie de bar.

El de cabellos azules rió suavemente ante la confusión del azabache, manteniendo una pequeña sonrisa mientras se acercaba al joven — Sí, en el bosque dijiste tus votos a la perfección. — y le mostró el anillo en el dedo anular de su mano izquierda, que estaba cubierta de un guante azul rasgado.

Min puso los ojos en blanco y se dio la vuelta, golpeando su frente contra la barra de madera tres veces mientras susurraba: — Despierta, despierta, despierta. — cerró sus párpados un momento y al abrirlos lo hizo en grande al notar una cabeza decapitada que aún podía hablar perfectamente.

— Bienvenido, yo soy la cabeza del grupo. Yo me haré cargo de su banquete de bodas.

De pronto notó como un ojo del vestido de novio salió de su lugar, dando paso a un gusano que comenzó a hablar — ¿Banquete de boda? — fue lo único que pronunció antes de que el chico colocara una mano sobre el hoyo mientras recogía su ojo para colocárselo — Gusanos, jeje. — pronunció mientras reía nerviosamente.

Al notar la escena Yoongi retrocedió unos cuantos pasos, tropezándose con los objetos de las esquinas y apartaba a uno que otro difunto que lo observaba curioso ante su reacción. Finalmente llegó hasta el pirata donde sacó la espada de su cuerpo y amenazó con ella a los muertos — No dudaré en usarla, quiero respuestas.

— ¡Respuestas! ¡Quiere respuestas! — repitió aquel pirata de traje azul, observando al joven.

— Sí, sí, respuestas. ¿Qué sucede aquí? ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? — la última pregunta la hizo dirigiéndose al de hebras azules, quien se encogió en su lugar mientras acariciaba sus manos.

— Pues... es una larga historia.

— Y vaya que historia. — de pronto las luces se dirigieron hacia el hombre con un traje de sólo dos piezas y un sombrero encima que había hablado — Señor, es un trágico relato de amor, pasión y dramática muerte.

— Esto se pondrá bueno. — le susurro uno de los muertos y Yoongi inmediatamente se alejó.

— Música maestro. — ordenó el muerto mientras pasaba su ojo de un lado a otro, dejando un hueco en su lado izquierdo. De pronto las luces cambiaron a un tono neón, y el sonido del piano inundó el lugar — Hey, háganme caso, te quiero decir, al menos algunos que puedan oír, te tengo una historia que te hará llorar, de nuestro novio muerto algún tiempo atrás. — las luces se enfocaron ahora al mencionado, quien miró al cantante con una sonrisa triste.

Sí, sí, tendrás que morir. Pero no te aflijas, no vas a sufrir. Querer esconderte o tratar de rezar, y el final llegará nada puedes hacer.

Yoongi contemplaba el espectáculo con una ceja alzada y estuvo a punto de abandonar el lugar si no fuera por el jalón de uno de los fallecidos que le obligó a quedarse en su sitio.

Él era atractivo y reconocido, cuando un desconocido entró a su vida. Era bien parecido y diestro al hablar, y fue así que en sus brazos cayó sin pensar. — el peliazul ahora se encontraba sobre el escenario, con su rostro siendo acariciando y dándole algunas vueltas por parte del hombre con sombrero, mientras que en la pared reflejaba en las sombras aquella historia — Él no quiso hablar, pues papá dijo no, y fue así que planearon escaparse los dos.

Sí, sí, tendrás que morir. Pero no te aflijas, no vas a sufrir. Querer esconderte o tratar de rezar, y el final llegará nada puedes hacer. — pronto todos los presentes comenzaron a danzar al ritmo de la música menos el azabache que escuchaba atentamente la historia.

Incorporaron un plan para así escapar, nada se comentó del secreto o el plan, el vestido de novio perteneció a papá. Si hay amor en tu vida nada te faltará, excepto algunas cosas como dije recién, joyas de la familia y dinero también. — las sombras volvieron a aparecer nuevamente y la voz se había vuelto más grave — Y cerca del pateón donde está el viejo roble, una noche de niebla, quince para las tres, estaba listo pero ¿dónde estaba él?...

¡¿Y entonces?! — las voces de todos los muertos se oían con cierto entusiasmo y misterio.

Esperó.

¡¿Y entonces?!

Vio una sombra, ¡era su galán!

¡¿Y entonces?!

Su corazón latió muuuuy fuerte.

¡¿Y entonces?!

Entonces nene... todo se oscureció. — una risa malévola junto a un grito agudo se dejaron escuchar. El cantante abrió un ataúd en el que estaba recostado — Y él al despertar, muerto estaba ya, las joyas se habían ido al igual que su vida. — bajó hacia el escenario en dirección a Yoongi, donde posó su brazo sobre sus hombros mientras continuaba cantando — Realizó una promesa tirado bajo el árbol, esperando su amor que lo liberaría, aguardando por el que le pidiera su mano; cuando sin ¡pensar! apareció este muchacho, — sujetó por los hombros al azabache para lanzarlo hacia el novio, quien le veía con una sonrisa y pronto ambos comenzaron a dar vueltas tomados de la mano — juró para siempre, estar a su lado, y esa es la historia de nuestro, ¡novio~!

Sí, sí, tendrás que morir. Pero no te aflijas, no vas a sufrir. Querer esconderte o tratar de rezar, el final llegará nada puedes hacer.

Yoongi simplemente agitó sus manos mientras lentamente caminaba hacia atrás, notando que todos los fallecidos estaban emocionados por el espectáculo que estaba por terminar, así que salió del lugar a toda prisa. Pero recibió la mirada curiosa del novio muerto, quien se encaminó en su búsqueda.

Mucho más arriba, en el mundo de los vivos, el joven Kim miraba tristemente por la ventana, sin obtener noticias del que iba a ser su prometido.

— ¡Taehyung! ¡Aléjate de la ventana! — su madre alzó la voz e inmediatamente volteó su vista hacia ella. Hizo caso a la orden de su progenitora y caminó hasta la chimenea que chisporroteaba.

— Estoy segura que no tardará en volver, le aterra la oscuridad. — la señora Min trató de calmar la situación mientras bebían del té que recientemente había sido servido — De hecho, cuando era niño, eso le hacía mojar sus pantalones. ¿Verdad, Minho?

El toque a la puerta interrumpió la conversación, a lo que el padre de Taehyung habló — Pase.

Próximamente, el en campo de visión de todos apareció el señor Jeon — Oh, estimado Lord Jeon, espero la habitación le agrade. — pronunció la señora Kim.

— Oh, gracias, son excelentes anfitriones. Por eso me apena ser yo el portador de malas noticias. — dijo con una voz suave pero imponiendo presencia con su caminar. Tronó los dedos y el anunciante del pueblo apareció — ¿Podría repetir las últimas noticias de la noche?

— ¡Atención, atención! ¡Esta noche se vio a Min Yoongi en el puente en brazos de un misterioso hombre! ¡La enigmática de que él y el señor Min desparecieron esta noche!

— Es suficiente. — Jungkook le hizo una seña de que se retirara.

— ¡¿Misterioso hombre?! Yoongi no conoce a ningún hombre. — la señora Min exclamó alarmada.

— O eso les hizo creer... — Lord Jeon caminó frente a ellos y se colocó frente a la puerta, tomando los extremos de esta — Llámenme si puedo ayudarles...en alguna otra cosa. — mencionó por última vez, mirando fijamente a Taehyung antes de cerrar la puerta.

— ¡Santo cielo! Seung, ¿qué haremos? — se levantó asustada la madre de Tae.

— Baek, ¡mi mosquete! — alzó la voz el señor Kim, con su sirviente entregándole el arma.

— ¡Minho, haz algo! — el mencionado se levantó de su asiento para poder charlar con el contrario.

— Eh... tal vez fue una de esas noticias de la prensa escandalosa, ya sabe cómo les gusta distorsionar la información. — retiró el arma de las manos del hombre.

— Sea como sea, nos quedamos sin novio para la boda de mañana. — volvió a alzar la voz Seung mientras se levantaba también — No quiero pensar en las repercusiones económicas... — susurró.

— Está es una terrible ofensa para nosotros. — mencionó con disgusto la señora Kim.

— Permítanos buscarlo, por favor, denos hasta el amanecer. — suplicó la madre de Yoongi.

— Está bien, hasta entonces. — y esa, fue la última palabra.

— Yoongi, cariño, ¿dónde estás? — el fallecido buscaba por todos lados para ver si encontraba alguna pista de su esposo — ¡Yoongi! ¿Dónde estás?

El mencionado observó desde su escondite, detrás de una estatua, notando que estaba lejos de él, así que decidió abandonar el escondite para buscar otro.

Pero apenas salió, el chico giró la vista y notó al azabache — Ahí estás.

Yoongi se dio la vuelta para poder empezar a correr, pero el muerto le seguía muy rápido, así que intentó correr aún más rápido si era posible. Se adentró a un callejón sin salida, la voz del de hebras azules se encontraba cerca, a lo que no le quedó otro remedio más que escalar aquella pared.

Una vez llegó al final, se sostuvo del barandal pero su sangre se congeló cuando levantó la vista y se encontró frente al novio muerto — Ahí estás, tontito. — lo tomó de su brazo y sin mucho esfuerzo logró levantarlo para colocarlo frente al barandal — ¿No es una vista hermosa? — el de hebras azules dio una vuelta sobre su sitio, logrando que su velo se moviera al compás del viento, mientras mantenía una ligera sonrisa — Me mata tanta belleza...bueno, sólo fue un decir. — rió y se dio la vuelta para irse a sentar a la banca de madera frente a él, palmeando a su lado.

Yoongi no le quedó más que obedecer a la indicación, sentándose. Se quedaron en silencio unos segundos pero luego el azabache se animó a hablar, obteniendo la atención del contrario — Escucha, lamento mucho lo que te pasó y quisiera poder ayudarte, pero tengo que volver a casa.

— Ahora esta es tu casa.

— Pero ni siquiera sé tu nombre.

El de hebras azules parpadeó unos segundos, dándose cuenta que era cierto aquello — Soy Jimin. — sonrió — Oh, casi lo olvido, traje algo para ti. — tomó el regalo que estaba entre sus piernas, entregándoselo a Yoongi — Es un obsequio de bodas. — susurró.

El azabache lo tomó y lo sacudió, intentando descifrar que era por el sonido. Lo colocó nuevamente en sus piernas, y quitó la tapa. Se quedó desconcertado al notar que eran unos huesos, pero pronto empezaron a sacudir, saliendo del empaque, terminando en el suelo, convirtiéndose en la estructura ósea de un perro, que caminó hasta él con su collar en la boca, entregándoselo a Yoongi.

Este lo tomó y al leer el nombre, jadeó sorprendido — ¿Holly? — el perro ladró y el azabache sonrió — ¡Ven acá! — el animal no necesitó más para abalanzarse contra el chico, quien lo apretujó contra sus brazos. El perro saltó de sus brazos, colocándose nuevamente en el suelo — Da vueltas. — hizo caso a su indicación — Házte el muerto. — y esta vez el perrito giró su cabeza, desconcertado — Oh, lo siento. — pronunció mientras el animal subía a las piernas de Jimin — Mi madre nunca dejaba que se le subiera.

— ¿Crees que ella me aceptaría?

— Tienes suerte de no conocerla. — mientras acariciaba a Holly, una idea viniéndose a su mente — Pensándolo bien, ahora que lo mencionas, tienes que conocerla. De hecho, ahora que ya estamos...casados, es necesario que la conozcas, y también a mi padre. — dijo, levantándose de su asiento, con Jimin siguiéndole por detrás.

— Vayamos ahora mismo. ¿Dónde están sepultados?

— Bueno...

— ¿Qué?, ¿qué pasa? — el fallecido lo miró preocupado.

— Ellos no están aquí, si no... allá arriba.

— Esto es un problema. — Holly empezó a ladrar en dirección a Jimin — ¿Qué dices? — el perrito siguió ladrando — Pero, es imposible.

— ¿Qué sucede?

El de hebras azules lo volteó a ver — El anciano Kim.

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