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Un hermoso chico de cabellos tan brillantes como el sol se encontraba sentado en una de las mesas de la ruidosa cafetería. Sus pequeñas manos sostenían su rostro haciendo un puchero inconsciente, y su mirada estaba puesta en la mesa del fondo.

—Míralo ahí, siendo tan lindo. —Susurró dulcemente.

Sus dos mejores amigos le voltearon a ver con una sonrisa burlesca en su rostro. No era para nada extraño el que el omega rubio tirara corazones cada vez que veía al alfa pálido.

—Sólo está durmiendo, Mochi. —El mayor hizo una mueca viendo como el alfa estaba babeando sobre la mesa.

—Pero es que se ve tan tierno. —Ronroneó.

Seokjin rodó los ojos bufando e ignorando a los suspiros llenos de amor que soltaba el menor.

Min Yoongi se encontraba en una de las mesas del fondo, mientras sus tres amigos hacían ruido carcajeando estrepitosamente, el tenía su rostro pegado a la mesa durmiendo; su pequeña boca entreabierta, sus ojos gatunos cerrados y la calma que se veía en él hacía que el corazón de Jimin palpitara frenéticamente.

Estaban en invierno, por lo que el clima no estaba en su mejor momento, pero Jimin amaba esa fecha, ¿por qué? Porque con ese clima Yoongi siempre usaba sus grandes suéteres negros de Kumamon, algo que le hacía ver aún más tierno a los ojos del omega.

—¿Por qué el lugar de acosarlo con la mirada no le hablas? —preguntó esta vez Jungkook.

Jimin le miró con una mueca. —Porque ese trío de gigantes siempre están pegados como chicles a él.

Seokjin carcajeó sonoramente. Era cierto, los Kim y Jung siempre andaban detrás de Yoongi.

—Todos esos tontos son alfas, Jimin. —Giró los ojos Jungkook.

—Sí sabes que existen los deltas, ¿verdad? —Gruñó el rubio.

—¿Es en serio? —interrogó Jungkook dejando su caja de leche de plátano sobre la mesa—. ¿Vas a ponerte celoso hasta de los alfas?

—Hay que ser equitativos, Kookie. —Dijo el mayor de los tres.

Jimin ignoró la ridícula discusión que iniciaron esos dos omegas. Generalmente era lo mismo, peleaban hasta por ver quién terminaba de comer primero.

El omega fijó de nuevo su vista en el pálido, chillando al ver que el chico ya había despertado y ahora se restregaba sus ojos con una de sus manos mientras bostezaba. Jimin aplaudió como foca entusiasmado por la escena que sus brillantes ojos veían, pero volteando su cabeza cohibido cuando uno de los amigos de Yoongi, Jung Hoseok, le miró con una sonrisa maliciosa mientras alzaba una de sus cejas para después codear al pálido y así volteara a ver en su dirección.

Estaba tan feliz de que aunque sea por tan sólo un segundo, el pálido le haya visto, por lo que queriendo sacar toda esa felicidad le pegó un palmada en el brazo al que estaba sentando a la par suya.

—¡¿Por qué me pegas?! —chilló indignado Seokjin—. Estaba a punto de ganar una discusión contra Kookie. —Dijo devolviéndole el golpe.

—No quiero arruinar nada, pero Yoongi hyung te está viendo Jimin. —Avisó Jungkook—. Y su cara parece que está a punto de estallar.

Jimin mordió su labio inferior queriendo guardar la compostura, y no chillar como colegial enamorado e ir corriendo hasta el pálido y arrodillarse frente a él para pedirle matrimonio.

—¡Suelta!, ¡Suelta! —Vociferó el de cabello rosa haciendo una mueca de dolor.

El rubio no sabe en qué momento había enterrado sus uñas en el brazo de Seokjin hasta que éste le comenzó a gritar, obteniendo la atención de muchos en estudiantes inclusive la de los cuatro alfas que se encontraban al fondo.

—Lo si-siento. —Murmuró avergonzado recibiendo como respuesta un gruñido por parte del afectado y una carcajada de parte del menor.

—¿Sabes, Jimin? Tengo una idea genial. —Sonrió ladinamente el omega de cabello negro.

—¿Cuál? —Preguntó interesado, viendo como Seokjin se sentaba a la par de Jungkook quedando los dos frente a él.

—¿Por qué no vas a dejarle esta carpeta a Taehyung? —Dijo hurgando en su mochila—. Tenía que entregársela ayer, pero no la había terminado. El profesor Bin dijo que se la entregáramos a él. —Explicó ante la confusión en el rostro del rubio.

Jungkook y Taehyung compartían clases, ya que iban a un grado menor que Seokjin y él.

Los ojitos del rubio se iluminaron, entendiendo lo que su mejor amigo le quería dar a conocer. Ahora tenía una oportunidad de oro para acercarse al pálido.

—¡Dámela! —chilló intentando agarrar la carpeta, mas esta fue alzada rápidamente por el peli-negro.

—Te la doy con una condición.

—¿Cuál? —Entrecerró sus ojos mirando desconfiado al menor.

—Que le hables bien de mí a Kim Taehyung. —Murmuró quedito.

Seokjin se atragantó con el pedazo de pan que masticaba mientras Jimin abría sus ojos de par en par y asentía boquiabierto.

—¿Te gusta Kim Taehyung? —Preguntó tomando la carpeta que el otro le entregaba.

—No… sólo me parece bonito.

—Entonces sí te gus-

—No, no, y no. —Gruñó Seokjin entrometiéndose en la conversación mientras negaba repetidamente con la cabeza—. Tú aún eres un bebé, Kookie. No puedes andar pensando en tener novio, además, eres mío. Sólo mío. —Aseguró con su usual dramatismo acercándose al menor para agarrar sus mejillas y besarle todo el rostro.

—Me estás babeando la cara, Seokjin hyung. —Alegó intentando salir de las garras del omega con instinto paternal.

Jimin comenzó a reír por la escena que esos dos estaban montando. Algunas risas cercanas se escuchaban y los silbidos hacia los dos omegas no faltaron. Jungkook tenía sus mejillas rojas ante la atención que estaba recibiendo mientras que a Seokjin no le importaba.

El rubio decidió que era hora de irse de allí e ir hacia la mesa en donde estaba su futuro alfa. La campana que anunciaba el regreso a sus salones de clases sonaría tal vez en unos pocos minutos, y él no podía estar perdiendo el tiempo.

—Yo me voy. —Anunció levantándose.

—¡Jimin! —Gritó Seokjin antes de que diera dos pasos.

—¿Qué?

—Si tu ternura no funciona, entonces asegúrate de usar la caballería pesada. —Le guiñó un ojo.

—¿Caballería pesada? —Interrogó con las cejas arrugadas.

Seokjin lamió su labio inferior mientras Jungkook empujaba su cachete con la lengua. Ambos le miraron unos segundos a los ojos para después bajar lentamente pasando por su pecho hasta llegar a su pronunciado trasero.

El rubio se ruborizó furiosamente. —¡Son unos omegas pervertidos! —Chilló indignado para luego comenzar a caminar, ignorando las risas de sus mejores amigos.

Inhaló y exhaló repetidamente queriendo calmar los nervios que sentía. Sólo esperaba no arruinar todo con un estúpido tartamudeo o alguna incoherencia que su boca soltara. Era la primera oportunidad que tenía para poder acercarse al pálido, y tenía que aprovecharla lo más que pudiera.

Su lobo aullaba felizmente en su interior, sacando la lengua y moviendo sus orejas y cola con tan sólo la imagen del alfa siendo su pareja.

Los cuatro alfas estaban hablando entre ellos por medio de susurros poco audibles, parecía que estaban en medio de una discusión por saber quién sería el causante de la tercera, cuarta y quinta guerra mundial, ya que sus rostros denotaban de todo menos algo bueno.

Jimin puso sus ojos sobre Yoongi cuando éste arrugó su pequeña nariz comenzando a oler al aire, para luego girar su cabeza hacia su dirección, esa simple acción hizo que los demás también hicieran lo mismo.

—Ho-hola. —Saludó con un pequeño tartamudeo ante los cuatro pares de ojos posados en su persona.

—Pero miren a quien tenemos aquí. —Murmuró Hoseok codeando nuevamente a Yoongi, aunque Jimin no se enteró.

—Hola, Park Jimin, ¿cierto? —Habló el más alto de todos.

Jimin asintió apenado.

—¿Qué te trae por aquí? —Interrogó esta vez Taehyung, pateando al pálido.

—Hey, ¿Qué te pasa? —Gruñó Yoongi, callando y sonrojándose ante la atenta mirada del omega.

—Yo sólo venía a dejar esto. —Musitó, extendiendo hacia Taehyung  la mano que sostenía la carpeta azul—. Jungkookie la manda.

El alfa menor asintió aceptándola. — Con que Jungkookie…

—Sí…

Jimin no se quería ir, pero tampoco quería preguntar si se podía sentar con ellos cuando era la primera vez que hablaban, las cosas debían de ir un poco despacio. Suspiró triste, el rico aroma de Yoongi inundaba sus fosas nasales ahora que estaba demasiado cerca de él. Su lobo pedía tirarse sobre el chico e impregnarse de su olor.

—¿Tú eres el encargado del comité de orden y aseo? —Habló por primera vez Yoongi en un hilo de voz.

—¡Sí! Digo… sí. —Asintió emocionado por la pregunta que el mayor le había hecho. Eso era un gran avance, aunque estaba un poco confundido a decir verdad. Absolutamente nadie preguntaba por ese comité, ya que obviamente a nadie le gustaba hacer limpieza en el aula, él estaba ahí sólo porque la profesora se lo había pedido con voz suplicante. De los diez integrantes que debían de haber, en la lista sólo estaba otro chico y él.

—Es que y-yo quería inscribirme para ayudar. —Dijo con sus mejillas ardiendo.

Jimin asintió enternecido ante la timidez del alfa.

Los demás alfas silbaron graciosamente haciendo que Yoongi bajara la cabeza y Jimin ladeara la suya. No entendía porqué los amigos del pálido se habían puesto así.

—Claro que puedes estar, aunque primero debo de avisar a la profesora. —Explicó.

Por fuera el omega  se veía neutro o eso fue lo que quería creer, porque por dentro ya había armado una fiesta que duraría mínimo dos semanas.

—Es-está bien. —Asintió el alfa alzando la vista y sonriéndole al rubio.

Jimin estuvo a punto de tirarse sobre él, pero el sonido del timbre le salvó de pasar por una situación vergonzosa, pero no era su culpa, era del alfa. ¿Por qué sonreía de forma tan hermosa?, ¿Acaso quería causarle un paro cardíaco?

Hoy había dado un paso gigante, un paso que le ayudaría a dar los siguiente y poder comenzar con el loco plan que tenía en su mente, aunque hubiera querido poder hablar más con él, mas quería conformarse con lo que había logrado pero las palabras de Seokjin aparecieron de repente en su cabeza.

Usar la caballería pesada…

—Nos vemos después. —Se despidió Jimin sonriendo inocentemente. Se dio la vuelta después de recibir un “adiós” por parte de los alfas y comenzó a caminar hacia sus amigos quienes lo esperaban en la entrada de la cafetería, pero no cualquier caminado. Park Jimin caminó a paso normal moviendo sus caderas no tan exageradamente, sintiéndose nervioso por su atrevimiento.

El cuarteto de alfas casi se atragantan con su propia saliva al ver el movimiento tan sexy del omega al caminar. Ninguno de los cuatro tuvo el suficiente valor para apartar la mirada.

—Hey, pervertidos. Sean respetuosos y no lo miren. —Gruñó Yoongi lamiendo su labio  inferior y con sus mejillas teñidas de un rosa pálido, pero sin quitar su mirada del rubio. 

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