🍎CAPITULO CATORCE🍎

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Balios

Fui un jodido idiota todo el tiempo, las palabras de Gerión resonaban en mi cabeza una y otra vez:

«Bianka es la hija de Poll White»

«Bianka es la dueña de los diamantes Sharentz»

Todo se había ido por la puta borda y tenía que ayudar a mis hermanos a solucionar toda la mierda que hicieron. La fiesta se volvió un desastre de discusiones y golpes, pero no teníamos mente para atender esos asuntos. Felis les ordenó a los guardias encargarse de esos temas porque nosotros teníamos una chica que buscar.

­—Hubo un incidente hace un rato —dijo Frank, uno de nuestros hombres de confianza—. Nos lo acaba de comentar una de las chicas que estaba abajo bailando.

Gerión pasó la mano por su cabeza, claramente alterado porque todo se estaba volviendo una jodida montaña de nieve que pronto nos caería encima. Miré detrás de nuestros hombres donde dos de ellos sostenían por ambos brazos a Fernando Corsen, uno de nuestros invitados más importantes.

—El señor Corsen intentó propasarse con la señorita Bianka —añadió otro de nuestros hombres.

Me crucé de brazos y me lancé al sofá porque sabía que se venía un buen espectáculo.

—¿Qué él qué? —preguntó Deimos mirando hacia el hombre.

Fernando puso una expresión llena de pánico, el hombre sabía que se acaba de meter en problemas.

—¡Lo siento, Deimos! Yo no sabía que era exclusiva, ustedes siempre comparten a las mujeres y ella...

Gerión dio un golpetazo a la mesita de cristal de nuestro reservado y cayó hecha añicos al suelo.

—¡¿Acaso no viste su cabeza, hijo de puta?! —dio dos zancadas y alcanzó a Fernando, prácticamente se lo arrebató a nuestros hombres agarrándolo del cuello y lo atrajo hasta mis hermanos—. ¡Voy a matarte!

El primer golpe impactó el rostro de Fernando e hizo que todas las personas de la fiesta pusiesen su atención en nosotros. Como siempre nuestro hermano mayor soltó toda la furia que había estado conteniendo por los problemas de estos días y para mala suerte de Fernando se convirtió en su saco de boxeo.

—Él ni siquiera deja que nos divirtamos también —me dijo Felis parándose a mi lado mientras ambos observábamos.

Austros también estaba totalmente furioso, pero él sabía controlarse. Deimos les daba órdenes a los guardias para controlar la situación con los invitados. Caelus agarró un micrófono y acto seguido su voz retumbó por todos los altavoces del Edén.

—¡Espero que esto quede perfectamente claro para todos los que hoy se encuentran aquí! —gritó con furia—. El que se atreva a tocar un solo cabello de Bianka White, se va a enfrentar a los hermanos Snow y estoy seguro de que ninguno de ustedes quiere eso.

Lanzó el micrófono al suelo de un tirón, lo que provocó que hiciese un jodido sonido ensordecedor y caminó hasta Gerión, lo agarró por la cintura y lo levantó separándolo de Fernando. Deimos se acercó a ambos y Felis se apartó de mi lado para ayudar junto a Elais, mientras Caelus intentaba calmar a mi hermano mayor, los demás lo sostenían para que no abalanzara nuevamente sobre el hombre.

—¿Y tú por qué te quedas ahí parado y no ayudas en nada? —me preguntó Austros con molestia.

Me levanté del sillón y estiré mi cuerpo con pereza antes de responder.

—Ustedes tienen la culpa de todo, así que arreglen su problema.

Gerión despertó de su limbo de violencia y miró a Austros.

—Tenemos que buscarla.

—Ahí está el problema —dije acercándome a ellos—. Bianka no confía más en ustedes, la engañaron todo este jodido tiempo. ¿En serio creen que van a llegar y ella los va a recibir con flores?

Mis hermanos se miraron entre sí, sabiendo que yo tenía razón-

—Pero se fue con Malik —añadió Deimos—. No podemos dejarla con él.

Mi cabeza comenzó a maquinar, a diferencia de ellos, yo tenía la capacidad de pensar las cosas antes de hacerlas —algunas veces—. Si no estaba equivocado Bianka escuchó que Gerión me estaba contando la verdad, así que debe saber que no formé parte de la mentira de mis hermanos, y que tanto yo como ella estábamos ajenos a esta situación.

—Yo iré a buscarla —dije y todos me observaron como si tuviese trece cabezas.

—¿Tú? —Elais me señaló con el dedo—. Si la has tratado como una mierda todo el tiempo.

—Porque no tenía ni la más remota idea de quien era. Ella los debe odiar en este momento, imbéciles —Gerión intentó lanzarse a mí por lo de ''imbécil'' pero los demás lo continuaron sosteniendo—. Yo soy el único con el que quizás acepte a hablar.

Finalmente cedieron y me marché de la casa. Sabía dónde se estaba quedando Malik en la ciudad porque yo mismo le había enviado la invitación a la fiesta con un repartidor. Manejé lo más rápido que pude, mientras menos tiempo estuviese Bianka allí, era mucho mejor. Detuve el coche frente al inmenso portón de la mansión que el sultán había comprado en la ciudad y toque el timbre.

—Bunas noches —una voz femenina contestó—. ¿En qué podemos ayudarle?

—Soy Balios Snow —respondí—. Dígale a Malik que estoy aquí.

Luego de unos minutos el portón se abrió, regresé al coche y manejé por la pequeña carretera hasta estar frente a la casa donde ya Malik me esperaba. Bajé de inmediato y él me sonrió.

—Ya veo que ella en verdad es importante —dijo antes de ofrecerme su mano.

—Por favor, no te hagas el que no sabe todo, por algo la trajiste contigo _le conteste sin ganas de entrar en su maldito juego—. ¿Dónde está Bianka?

Malik caminó dentro de la casa y lo seguí detrás. Había varias empleadas caminando por los pasillos y por supuesto se detenían a mirarme.

—Llamas mucho la atención —me dijo Malik—. Estás entreteniendo a mi servidumbre.

Me rio y añado.

—Es el efecto Snow.

Malik se detuvo en frente de unas escaleras algo parecidas a la de nuestra casa y me señaló la primera habitación que se observaba al subir.

—Ella está ahí, descansando.

Asentí y subí rápidamente por las escaleras. Di dos toques en la puerta y la voz suave de Bianka se esuchó.

—¿Malik? —preguntó.

—Soy Balios —dije y ella se quedó en silencio en varios segundos.

—Puedes irte, no quiero hablar contigo —su voz sonó molesta.

No pensaba irme de esa casa sin ella.

—No voy a irme hasta que no hablemos, yo también me enteré de todo hoy, Bianka, vamos a conversar.

Escuché sus pasos acercarse a la puerta y luego su cuerpo envuelto en un camisa de tela fina que dejaba a la vista la lencería tan magistral que compraron mis hermanos para ella. Sus ojos esteban hinchados y enrojecidos, seguramente de tanto llorar.

—Adelante

Se hizo a un lado y me permitió entrar a la habitación, la cama era un desastre de sábanas estrujadas y no pude evitar que mis jodidos prejuicios aparecieran.

—¿Te acostaste con él? —me arrepentí de hablar en el mismo momento en que las palabras salieron de mi boca.

—No soy una prostituta, Balios —me dijo con furia—. Malik solo me ayudó a escapar de tus mentirosos hermanos.

Estaba diferente, más altanera y con una chispa de rabia iluminando sus ojos. Sus hombros estaban erguidos y me estaba observando a la cara sin apartar la mirada desafiante de la mía.

—Ahora lo sé —dije—. ¿Podemos sentarnos?

Ella negó.

—Dime lo que me tengas que decir y lárgate.

Bien, estaba enojada en serio.

—¿A qué conclusiones llegaste con lo que escuchaste, Bianka?

Ella tomó una profunda respiración y apretó lo puños.

—Mi padre me mintió toda la vida, Delle quiere matarme para ser la principal heredera de la supuesta riqueza que me dejó papá y tus hermanos son unos malditos estafadores que me han estado engañando para quedarse con todo.

De haber escuchado las palabras de Gerión siendo ella, yo también habría llegado a esas conclusiones, pero no podía estar más equivocadas. Los Snow podíamos ser de todo, pero nunca, unos estafadores. Estiré mi mano a modo de saludo hacia Bianka.

—Es un placer conocerte al fin, Bianka White Sharentz, soy Balios Snow, hijo adoptivo de Andrés Snow el mejor amigo de tu padre.

Ella me miró totalmente confundida y la entendía, después de todo sus padres le habían ocultado lo que hacían. Había vivido con una venda en sus ojos durante mucho tiempo y lo que más temían mis hermanos era que no soportase cuando descubriese la verdad.

—¿Andrés?

Su cabeza pareció hacer clic y sus ojos se tornaron llorosos, sus piernas flaquearon y cayó sentada en la cama. Llevó un mano a su boca temblando mientras las lágrimas salían por sus ojos.

—Gerión... Deimos... G y D

—Si —me senté a su lado con delicadeza—. Conociste a mis hermanos cuando eras pequeña.

El cuerpo de Bianka comenzó a temblar por el llanto. La situación iba a ser complicada, pero era el momento de que ella supiese todo.

—Son muchas cosas Bianka, tienes que ser fuerte.

Ella asintió, tomó una profunda respiración, secó sus lágrimas y luego sus ojos oscuros se encontraron con los míos.

—Mi padre como te dije, era el mejor amigo de Poll. Cuando tu padre salía a hacer negocios siempre se quedaba en nuestra casa, así que convivimos con él durante mucho tiempo.

—Mas del que conviví yo —añadió con tristeza—¿Andrés los adoptó?

—Su esposa no podía tener hijos, él quería una familia grande, así adoptó a siete niños de diferentes orfanatos.

Bianka asintió.

—Bianka, tu padre te escondió muchas cosas de su vida para protegerte porque Poll era demasiado inteligente y sabía que podía ponerte en riesgo, tú eras lo más preciado para él. Mi padre y Poll hacían muchos negocios y viajaban seguido, nosotros no entendíamos mucho de ello y estábamos tan ocupados disfrutando de la vida que no pusimos empeño en averiguarlo. Tiempo después nos enteramos de la muerte de tu padre.

—Asesinato —añade ella—. No voy a seguir diciendo que mi padre murió, después de lo que ustedes hablaron, estoy segura de que fue provocado.

—Mi padre nos reunió a mis hermanos antes de morir, yo era demasiado joven para esa responsabilidad. Les ordenó viajar aquí y protegerte.

—¿Por qué tienen que protegerme?

—Mi padre y Poll contrabandeaban diamantes Bianka, y no cualquier diamante. Tu padre tenía tres minas de los diamantes más valiosos que jamás se han visto. El mismo los descubrió y junto a mi padre hacían todo el trabajo sucio para venderlos por millones.

—Esto tiene que ser una broma.

Bianka se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro.

—No entiendo nada, Balios. Mi padre siempre hablaba de deudas, de préstamos. ¿Cómo es posible que tuviese unas minas de diamantes?

—Comenzó a hacerlo luego de la muerte de tu madre, por tu madrastra. No confiaba en ella.

Bianka rodó los ojos y soltó un bufido.

—Pero aun así se casó con ella, mi padre era un imbécil.

Ella volvió a sentarse a mi lado.

—¿Entonces ahora esas minas son mías?

Asentí.

—Pero eso no es todo, las personas que negociaban con tu padre están detrás de esos diamantes Bianka, nosotros tenemos algunos, y con esos hemos mantenido a flote los negocios de nuestros padres y tranquilos a las personas que te buscan.

—¿Me buscan? Pero si yo no tenía ni la más remota idea de esto.

—Ellos piensan que si.

Ella se encogió de hombros.

—Ustedes tienen los diamantes, sigan con el negocio a mi déjenme en paz.

Respiré profundo.

—No sabemos donde están las minas,

El rostro de Bianka palideció.

—¿Cómo que no saben?

—Solo lo sabía tu padre y según él, tu también.

Ella soltó una carcajada llena de sarcasmo.

—Esto tiene que ser una jodida broma —sus ojos se tornaron llorosos nuevamente—. Yo no sé nada de minas, Balios.

—Lo sabemos —añado—. Buenos mis hermanos lo saben, pero necesitamos encontrarlas.

Teniendo las minas en nuestro poder, los demás dejarían de buscar a Bianka, podrían toda su atención en nosotros. Ella no puede protegerse, mis hermanos y yo si, nos hemos encargado de crear un respeto en todo el ámbito del mercado negro. Bianka solo sería una pequeña oveja perdida en una manada de leones.

—Esto es una mierda, así que por eso estoy en peligro, porque todas esas personas quieren mi cabeza y la ubicación de las malditas minas de mi padre.

—Nosotros estamos de tu lado.

Ella rueda los ojos.

—Claro, por eso me han mentido todo este tiempo.

Tenía toda la razón en desconfiar, mis hermanos debieron contarle todo en cuanto puso un pie en nuestra casa, pero con su tonto intento de protegerla solo lograron complicar más todo esto.

—Ellos no supieron cómo actuar ante todo esto —le dije—. Aparte, son hombres.

Bianka soltó una pequeña risita y la noté más relajada que cuando llegué a esta casa.

—Necesito que vengas conmigo a casa, Bianka, es donde único podemos protegerte.

Ella frunció el ceño como si estuviese analizando la situación.

—No quiero ver a tus hermanos —me dijo con el rostro triste—. Yo confié en ellos, yo...

—¿En serio tienes sentimientos por todos? —cuestioné y ella asintió de inmediato.

—No sé cómo explicarlo, pero es lo que siento. ¿Crees que ellos se acercaron a mí de esa forma por mi padre?

Negué, por supuesto que no. Nunca vi a mis hermanos hacer tantas cosas por una mujer, cuidarla, defenderla o tratarla de la manera en la que hacían con ella. Bianka era especial para cada uno, y aunque me costase admitirlo también lo era para mí.

Mi situación respecto a ella era tan complicada, porque me atraía demasiado y a la vez me reprochaba por ello. Al no saber toda la verdad, para mí no era más que una prostituta barata que estaba aprovechando la situación para engatusar a mis hermanos y meterse en nuestra familia. Ahora que sabía que ella era la mujer a la que le debíamos absolutamente todo lo que teníamos, podía mirarla con otros ojos, sin sentirme estúpido por caer ante los engaños de una mujerzuela.

Pero no iba a acercarme a ella por ahora, su cabeza era toda una mezcla de emociones y pensamientos, si la dejaba ver todo lo que me había hecho sentir la noche en la que nos besamos, ella iba a pensar que lo hacía por interés, cuando verdaderamente las minas no me interesan en absoluto. Mis hermanos me mantuvieron alejado de esos negocios y de todo lo que concierne a los secretos sobre Bianka y pienso mantenerme fuera de ello aún.

—¿No puedo quedarme aquí? —me preguntó.

—No sabemos cuáles son las intenciones de Malik, él es peligroso Bianka, aunque contigo se comporte de otra forma.

Ella se quedó callada varios segundos mientras jugueteaba nerviosamente con sus manos. No pude evitar llevar mi mirada a su cuerpo. Su piel blanca hacia un contraste tan perfecto con la poca tela negra de aquella lencería. Sentí mi polla palpitar y me levanté de su lado en la cama.

—¿Vas a venir conmigo?

—Iré, pero ya dije...

—Ellos respetarán tu decisión, tranquila.

Asintió y ambos salimos de la habitacón. Abajo Malik nos esperaba de pie con una sonrisa en su rostro. Observó a Bianka que quitó la camisa en su cuerpo dispuesta a entregársela pero él negó.

—Puedes quedártela —dijo y ella asintió volviendo a cubrir su cuerpo. Malik sacó una tarjeta de la chaqueta de su traje y se la entregó—. Aquí tienes mi número, puedes contar conmigo para lo que necesites, Bianka, recuerda lo que hablamos.

Ella se acercó y dejó un beso en su mejilla que me hizo apretar los puños. No me gustaba que Malik se ganase la confianza de Bianka justo en el momento que mis hermanos la estaban perdiendo. Él era una persona inteligente y detrás de cada movimiento suyo siempre había un plan elaborado, todas estas molestias que se estaba tomando con ella, seguramente eran por algo. Agarré a Biaka por la mano y la saqué de la casa rápidamente. Montamos en el coche y ni siquiera miré hacia atrás cuando lo encendí a toda velocidad y me alejé de esa casa con Bianka en el asiento del copiloto.

El camino de regreso a casa fue silencioso, por el rabillo del ojos podía observarla nerviosa mientras jugueteaba con sus manos o miraba a través del cristal. Cuando finalmente me adentré en la calle que nos llevaba a casa, ella habló:

—¿Van a estar esperándonos, cierto?

—Si.

Ella respiró con dificultad y finalmente detuve el auto frente a la mansión. Bianka fue la primera en bajar, ni siquiera esperó por mí y caminó hacia la puerta. Bajé deprisa y seguí sus pasos. En efecto cuando abrió la puerta, mis hermanos estaban reunidos en el salón esperando por ella.

—Bian....—Deimos fue el primero en intentar hablarle.

Ella levantó el dedo índice negando con la cabeza.

—Ninguno de ustedes se atreva siquiera a hablarme —dijo con molestia—. He vuelto porque tengo tanta mala suerte, que solo puedo quedarme aquí encerrada con un par de mentirosos.

—White...

—He dicho que se callen, Austros —miró a mi hermano con cara de asesina y este dio un paso atrás levantando las manos—. Van a respetar mi espacio, no quiero verlos, hablarles, no quiero nada de ustedes. Les di mi confianza, cerré mis ojos porque pensé que en verdad tenían palabra, pero me estuvieron mintiendo en la cara todo este tiempo.

Nadie se atrevió a hablar, mis hermanos solo podían observarla en silencio, porque todos sabían que ella tenía razón.

—Se acabó la Bianka estúpida que le cree a todos, se acabó la Bianka tímida que los respetaba y ni siquiera podía mirarlos a la cara —llevó su mirada a Gerión—. La niña inocente está muerta, señores Snow.

Subió por las escaleras hacia su habitación dejándonos a todos boquiabiertos. Felis rompió el silencio sepulcral que había quedado en el salón.

—Creo que hemos despertado a un monstruo.










Hola, hola!!!
Aquí actualizando un día que no toca porque mi ordenador ha revivido y ahora sí puedo regresar a escribir como antes.

Espero les haya gustado el capítulo.
Bianka ha decidido cambiar
¿Creen que lo logré?

¿Qué les pareció el comportamiento de Balios en este capítulo?

Nos leemos prontito
Las amo.






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