Capítulo 3

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Sin saber cómo habían llegado a eso, Jimin y Jungkook se encontraban sentados en almohadones en el piso, con tazas de té caliente traídas por la nana.

—¿Me presentas a tu amigo, Jungkook? —dijo la mujer, ignorando deliberadamente el ceño fruncido de Jeon.

—No somos amigos. —Al notar que su tono fue demasiado áspero, lo suavizó antes de continuar—. Esta persona es solo... un compañero de universidad.

Jimin, viendo que Jungkook se refería a él como si no estuviese ahí, se presentó él mismo:

—Buenas noches. —Sacó la sonrisa más angelical de su repertorio—. El nombre de esta persona es Park Jimin. Mucho gusto.

Con las presentaciones concluidas y tras una charla trivial, se quedaron solos. El ambiente estaba envuelto en un silencio incómodo, Jungkook no parecía tener ni la más mínima intención de romper el hielo, y las cosas no hacían más que tensarse.

—Nunca pensé que este sería el secreto que se escondía detrás de todos esos supuestos misterios y asesinatos.

—¿Asesinatos? —El propio Jungkook se sorprendió de hasta donde había llegado el asunto—. Esas señoras necesitan unas vacaciones.

—O un marido que las entretenga.

Jungkook resopló, con una disimulada sonrisa ladeada.

—Dime, Jungkook... —Tanteó el terreno—. Estos son los mismos niños de las fotos que se expusieron en Time's, ¿verdad? —Silencio—. Es increíble el cambio genuino en sus expresiones. Se ven felices. ¿Les traes dulces cada semana?

—Sobran en mi trabajo.

Jimin se sintió triunfador con el solo hecho de haber obtenido una respuesta. Pensó en ir un poco más allá. Su motivo inicial de acercarse a Jungkook, era conocer y entrevistar al talento oculto detrás del lente que había captado aquellas imágenes cargadas de un realismo y estética tan grandes, que parecían dignos de un profesional. Había acompañado a su jefe del periódico, Min Yoongi, a la exposición de Kim Namjoon, así supo que era Jeon Jungkook esa persona. Su sorpresa no pudo ser más grande. La reputación de Jungkook le precedía. Si la sinceridad plasmada en esas fotos pertenecía verdaderamente al camarógrafo, valía la pena ver qué había bajo la coraza de indiferencia.

El descubrimiento del aroma a caramelo, unido al desmedido interés y atracción, fueron llegando poco a poco y cautivándolo inconscientemente. La curiosidad y las ganas de obtener la mejor primicia de la escuela se habían convertido en algo más. Y ahora que había descubierto la verdad oculta más allá, una nueva idea se le había ocurrido.

—Jeon, ¿qué te parece si hago un artículo sobre esto? —Esta vez no obtuvo respuesta. Optó por explicar un poco más—. Si la situación de estos niños llega a los oídos correctos, podrían poner más presupuesto a su disposición.

Jungkook se levantó bruscamente, recordando una escena similar que años atrás llevó a un terrible desenlace.

—¿Y cuáles, según tú, serían los oídos correctos? —alzó la voz—. ¿Quién les hará llegar la información? ¿Tú? ¿Es porque quieres hacer tu papel de buen samaritano, o porque van a pagarte por escribir un montón de palabras vacías para cumplir los deseos de tu jefe?

—¡No insultes mi trabajo como periodista! —Jimin también se puso de pie, enfrentándolo—. Tengo claro que no todos hacen las cosas con buenas intenciones, pero me estás juzgando sin conocerme. Te ofrezco mi ayuda sincera y respondes con antipatía. ¿Eres así con todos, o solo conmigo?

—Soy así con todos los que invaden mi espacio, me siguen y me acosan. ¿Hablas de sinceridad? Ustedes solo se dedican a adornar las palabras y engañar para conseguir lo que quieren, para sentirse los héroes de la nueva era.

—¿Héroe? ¿Dices que me quiero creer uno? ¿Qué hay de ti, entonces? ¿No te sientes como si lo fueras? ¿Qué nos hace distintos? —El contraataque dejó a Jungkook sin argumentos—. Quieres hacer todo a tu manera. Desconfías de todo intento de ayuda porque crees que lo único correcto es lo que haces tú. ¿Crees que así los ayudas, echando a tu espalda sus problemas? No vas a estar para ellos por siempre. ¿Qué pasará cuando ya no puedas seguirte haciendo cargo? ¡¿A quién culparás?!

Era la primera vez que Jimin expresaba sus puntos de vista con tanta claridad ante alguien más. Solía dejar pasar todo con sonrisas y comentarios inocentes, eludiendo las discusiones. Sin embargo, quería que Jungkook entendiera su punto y lo dejara apoyarlo.

—¿Qué te hace pensar que puedes desacreditar el esfuerzo de los demás? ¿Qué te hace pensar que eres el que tiene la razón?

Jungkook devolvió nuevas preguntas, todavía consternado y, a la vez, sin querer admitir el punto acertado en las palabras de Jimin. Sabía que no era omnisciente, que no era capaz de hacer mucho más de lo que ya hacía. No podía, ni deseándolo con todas sus fuerzas. Pero fueron los dulces la única forma que encontró para generar algún pequeño cambio. Fue la lente de su cámara el único medio por el que pudo intentar mostrar lo que sus ojos veían, y el cambio que estaba logrando. Eran necesarios cambios más grandes, él más que nadie estaba claro de ello. De un momento a otro, comenzaba a sentirse asfixiado por sus propios pensamientos, hundido por sus errores, encadenado por su impotencia.

—No es eso lo que quise decir —contestó Jimin, ya con un tono de voz más ecuánime.

Se había centrado más en vencer que en convencer, y sus palabras podía usarlas perfectamente consigo mismo. Ante sus ojos, la máscara impenetrable de Jungkook comenzaba a quebrarse, y algo húmedo comenzaba a alojarse en las esquinas de sus enrojecidos ojos. No era solo rabia lo que había ahí.

—Pero fue lo que dijiste. —La voz de Jungkook casi se quiebra—. No sabes nada de mí, ni el porqué de lo que hago o cómo lo hago. Te metes en mi vida sin previo aviso ni autorización y te crees capaz de voltear todo de cabeza y cuestionar mis decisiones. —No se reconocía, tan vulnerable, tan golpeado por una realidad negada—. ¿Los grandes cambios son necesarios? Sí. ¿Son fáciles de conseguir? ¡Ojalá lo fueran! Si ayudar a niños así fuese tan fácil, si generar esas transformaciones fuera tan fácil, sitios en estas condiciones no existirían. Si todas las personas fueran tan honestas como dices ser tú, en lugar de ser unos carroñeros doble cara, yo no hubiera tenido que sufr...

Silencio otra vez. Las lágrimas mal contenidas habían logrado escapar victoriosas de los ojos de Jungkook y se deslizaban por sus mejillas, mientras el chico contenía los sollozos y mantenía su cuerpo tenso, a la defensiva, como engullido por dolorosos recuerdos que Jimin no podía descifrar, al menos no hasta que su mente hizo “click” y ató cabos, llegando a una teoría.

—Jeon. ¿Acaso tú...? —Estiró su mano, pero el chico heterocromático rehuyó de su contacto.

—No vuelvas a acercarte a mí.

Cuando Jungkook se dio la vuelta, dispuesto a irse, notó la presencia de los pequeños, precariamente ocultos detrás de una pared. Lo observaban asustados. Él los había asustado.

Salió a pasos veloces, sin mirar atrás, sin regresar a pesar de los llamados de Hwasa. Se sentía sobrecargado y expuesto. No le gustaba Jimin. Parecía ver más allá de su coraza de acero, que había resultado ser más frágil de lo que él mismo creía. No volvería a verlo. Ese chico entrometido lo sacaba de sus cabales.

Otro capítulo más, recién salido del horno jjjj. El próximo debe ser el último. Esto iba a ser un oneshot y miren cómo acabó. 🤣🤣🤣

En un rato subo el otro. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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