Deconstrucción de El Huésped, de Amparo Dávila

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El relato El Huésped, de la escritora mexicana Amparo Dávila, da mucho de qué hablar en diversos sentidos. No solo por la forma en la que está escrito, que parece ser una confesión o una especie de carta, sino por el contenido perturbador y algo mórbido que posee de principio a fin, junto a la narración en suspenso en todo momento.

La protagonista, y a la vez narradora, es una ama de casa que un día recibe la noticia por parte de su esposo que un inusual huésped se quedara con ellos, convirtiendo su vida en un infierno a pesar de las quejas hacia su marido, que la ignora y no presta atención, estando más tiempo fuera de casa que en ella, hasta que asesina al intruso encerrándolo en su cuarto con ayuda de Guadalupe, su criada, engañando al esposo al final del relato diciendo que su muerte fue repentina y desconcertante.

Muchos académicos como literatos por mucho tiempo se han preguntado qué cosa es el misterioso huésped que tanto problemas le causo a la protagonista. Hiendo hasta de un animal como un simio, hasta una persona con diversos problemas mentales, como a una metáfora del machismo como un monstruo, es claro que el invitado no deseado posee rasgos no comunes en una persona, e incluso en un animal.

¿Qué es el huésped en cuestión? Tal ser posee características muy inusuales, además ser lúgubre y siniestro, como grandes ojos amarillentos casi redondos y sin parpadeo, como si penetraran a través de las cosas y las personas.

"Era lúgubre, siniestro. Con grandes ojos amarillentos, casi redondos y sin parpadeo, que parecían penetrar a través de las cosas y de las personas".

Ninguna persona en el mundo actual tiene tal color de ojos, además de que ningún ser humano puede vivir sin parpadear, siendo muy común estas características en ciertos tipos de simios, principalmente el orangután, aunque estos si tienden a parpadear.

Algunas características que señalan que podría tratarse de un orangután es cuando golpea salvajemente al hijo de Guadalupe, la criada, dejándolo con araños que sangraban.

"(...) Cuando llegue al cuarto lo encontré golpeando cruelmente al niño. (...) Cuando Guadalupe volvió del mandado, me encontró desmayada y a su pequeño lleno de golpes y de araños que sangraban".

Los orangutanes generalmente cuando se molestan tienden a arañar a su atacante o el ser que invada su considerado territorio. También está el hecho de gritar tras ser encerrado, otra característica común de casi todos los primates, y que toda su alimentación se reducía a carne, y que no probaba nada más.

"(...) Ni Guadalupe ni yo podíamos comer ni dormir, ¡eran terribles los gritos...!"

Como todos los simios, los orangutanes son omnívoros y suelen comer generalmente entre frutas y carne. Otro dato que delata que podría tratarse de este animal, es el hecho que el marido luce muy despreocupado al respecto de traerlo, como indirectamente diciendo que la mujer por ser eso se encargue del como lo hace con los niños.

Sin embargo, lo que desbarata que fuera un orangután es el hecho que pudiera vivir tanto tiempo sin aire, sin luz y sin alimento, estando así casi dos semanas, no pudiendo los simios y casi ningún animal aguantar mucho sin sus alimentos esenciales.

"Los días que siguieron fueron espantosos. Vivió muchos días sin aire, sin luz, sin alimento".

Otra cosa que indica que no es un simio es que estos necesitan una alimentación balanceada entre frutas para vivir, no conformándose solo con carne como el relato indica, como que los orangutanes no duermen de día y actúan de noche, siendo animales diurnos que duermen en las horas indicadas como los humanos.

También existe la gran posibilidad que pudiera tratarse de una persona con graves problemas mentales. Una persona enferma mentalmente no está consciente de sus facultades físicas y menos mentales, pudiendo hacer todo tipo de cosas, calmada o abruptamente. Los ojos amarillos y casi sin parpadear ya mencionados podrían ser señal de un continuo estado de locura latente, como falta de higiene personal, además de pasar todo el día durmiendo:

"Aunque pasaba todo el día durmiendo no podía confiarme".

Mira fijamente a la protagonista, araña al hijo de la criada Guadalupe, y sus gritos al ser encerrado son bastante fuertes como ya se nombró, siendo todas estas características rasgos comunes en pacientes con esquizofrenia, como el hecho de comer solamente carne, adecuándose muchos de este tipo de personas a comer solo una cosa, como a nada.

"Toda su alimentación se reducía a carne, no probaba nada más".

Ahora expondré la última teoría venida a la mente. El huésped en cuestión puede ser una perfecta metáfora del machismo del marido como un monstruo aterrador, principalmente por sus rasgos físicos ya descritos, como por su actitud agresiva y hostil hacia la esposa. Repasemos, primeramente, el marido no es nada cariñoso con su esposa, tratando y viéndola más como un objeto que como una persona, además ella misma menciona que ya no tienen cariño desde hace tiempo:

"Entre nosotros, desde hacía tiempo el afecto y las palabras se habían agotado".

Segundo, el huésped solo es hostil con la mujer, a los hijos ni los toca, solo ataca al hijo de Guadalupe, Martin, como ya se mencionó anteriormente, pudiendo quizá ser metáfora que alguna vez el marido lo golpeo o trato mal. Finalmente, el huésped solo es hostil cuando el marido está lejos de casa, no causando ningún problema cuando este está en el hogar, incluso el marido en dos ocasiones dice que es completamente inofensivo:

"Es completamente inofensivo".

"Cuando conté lo que había pasado a mi marido, le exigí que se lo llevara, alegando que podía matar a nuestros niños como trato de hacerlo con el pequeño Martin. "Cada día estas más histérica, es realmente doloroso y deprimente contemplarte así...te he explicado mil veces que es inofensivo"".

Estas dos frases, sobretodo la segunda al mencionar que es histérica, son actitudes típicas de muchos hombres machistas que creen que está bien tratar así a sus esposas. Otro curioso dialogo que parece confirmar esto es el siguiente entre la protagonista y Guadalupe:

"Guadalupe y yo nunca lo nombrábamos, nos parecía que al hacerlo cobraba realidad aquel ser tenebroso".

Aquí es claro que quizá el maltrato no solo lo padece la protagonista, sino también Guadalupe, representado en la forma del huésped monstruoso que tienen en casa con la del marido.

Existen muchas más posibilidades que el polémico y extraño huésped fuera varias cosas más, pero en conclusión, el huésped puede perfectamente representar al machismo como un monstruo que siempre acecha a la pobre esposa, actuando solamente cuando el marido está ausente, como para recordarle quien manda en la casa, pudiendo representar a las mujeres maltratadas por sus maridos que deberían dejarlos, pero deciden quedarse al no tener otro lugar a donde ir como ella menciona, acechándolas como si fueran monstruos.

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