La escenografía era la de un cuadro, todo el lino tanto cortinas como sábanas se posaban en el suelo teñidas de rojo. Sobre las sábanas lord Ignorosc con aire de culpabilidad y dolor en su rostro, abrazaba al chico que yacía sangriento e inmóvil. Shoan acariciaba su juvenil rostro intentando limpiarlo, mientras sus lágrimas no paraban de brotar de sus ojos.

La duquesa de palacio rompe la escena de inmediato preguntándole a lord Ignorosc que que le había echo, le arrebata furiosa a Leowen de sus brazos, la duquesa y la dama sacuden al señorito para que despierte. Viendo que resulta inútil, la duquesa se estaba temiendo lo peor, siguió sacudiendo el cuerpo de su hijo pues se negaba a aceptar la muerte de su primogénito, ese dolor de perder a un hijo jamás podría soportarlo.

La duquesa desesperada ordena a la dama Lhynna que haga llamar al mejor médico de inmediato. En ese instante Leowen se despierta, la duquesa y Shoan Ignorosc cruzan miradas y se alegran de que por fin muestre alguna reacción. Desde las puertas de los aposentos la Dama Lhynna ve que Leowen esta despierto y corre a abrazarlo sin importarle que la duquesa no lo suelte.

-¡Ay señorito! ¡que susto nos has dado!- dice la dama Lhynna alterada y dándole espacio a madre e hijo.

-¿Que te pasa hijo?- le pregunta la duquesa al ver que su hijo está mirando a su cuerpo aturdido.

-No puedo, no puedo mover las piernas mamá- responde el chico asustado.

Todo esta en su sitio, los aposentos del chico están en orden. Leowen esta tumbado en la cama y la dama tan servicial como siempre a su lado aguantando se las lágrimas. Entra la duquesa en la estancia un poco alterada y mirando a su hijo que espera una respuesta.

-¿Que te ha dicho mamá?

-Que nada, que mejorarás con el tiempo- rápidamente como si no quisiera que la escucharan.

-¿mamá que te ha dicho el médico?- subiendo el tono con desesperación -¡no voy a andar nunca!, ¡porque si es así no quiero vivir!- la dama Lhynna no pudo aguantar más y se puso a llorar desconsoladamente.

-Aún es demasiado pronto para saberlo- contesta la duquesa histérica -¡no digas nunca eso me oyes niño, no digas nunca eso!- molesta -¿y tu Lhynna se puede saber porque lloras?

-No señora- respondió la Dama de palacio entre sollozos.

-Llora por que sabe que no volveré a caminar, por que sabe que sino vuelvo a caminar no conseguiré esos títulos de honor que tu tanto quieres que tenga, llora por que un niño como yo con tan solo doce años, no podré conseguir mi verdadero sueño, porque hoy que se supone que tendría que ser el día más feliz de mi vida me he quedado así- entre sus gritos desesperantes y lágrimas para un momento para respirar -tenías razón mamá, no estoy preparado ni lo estaré.

La cara de la madre mostraba todo el sufrimiento y dolor que ella sentía es por eso que en todo momento cuándo no podía más miraba hacía la ventana para no mostrar su dolor a su hijo.

CRÓNICAS DE ZEEHÏRO