4.2) Recuerdos de nostalgia agria

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Desde los cielos podemos ver a un potro negro azabache recorrer la estepa dorada junto a un infante risueño. Era la primera vez desde hacia mucho tiempo que ambos disfrutaban de la felicidad de vivir, tanto Kerathon como Alhara desde que vivían con Lord Ignorosc estaban muy agradecidos, pero cuando vieron por primera vez a ese niño de ojos purpura y este fue corriendo a abrazarlos como primer instinto el corazón de ambos se enterneció. Toda la tarde corretearon la estepa jugando sin parar, podían notar la brisa en sus caras y oír como ese niño reía sin parar.

*

Día 2

Uno pasos hicieron que Heart despertara de su sueño, un sueño de un momento vivido hace mucho tiempo. Shoan entendió aquel día que los tres deberían estar juntos desde entonces, solo tenía esperar el momento oportuno y ese momento llego hace un par de días, los mismos días que el Sargento Lockheart no veía a Leowen. Debian de sanarse antes de ver a Leowen y por supuesto a Shoan para agradecerle que le ayudara aquel día en el acantilado.

Heart se dispuso a cubrirse con el heno, seria cuestión de tiempo que el señor de las caballerizas, o como ella lo llamaba el sabio de las sombras, abriera la portezuela de la cuadra. Se alertó cuando escucho una voz que nada tenía que ver con el sabio de las sombras, era una voz masculina y el sujeto en sí estaba levantando el pestillo de la portezuela.

Cuando el señor de las caballerizas entro a las cuadras principales vio a Roldar abriendo la cuadra donde el Sargento Lockheart estaba, la situación heló su sangre no podía permitir que fueran descubiertos.

-¿Roldar que estás haciendo?

-Hay que limpiar esta cuadra y si el purasangre no ha vuelto seguramente habrá muerto, esto solo es un recuerdo de un mal día, y esta familia ya tiene bastantes malos recuerdos, hay que limpiarlo todo- dicho esto Roldar miro dentro de la cuadra y lo que vio lo dejo sorprendido

-Aún no sabes que hoy lo dos se marchan a la ciudad, pensé que te ofrecerías voluntario para acompañarles y hacerles más llevadera la estancia, mejor que tú nadie puede comprenderlos.

-Pero señor Benjamín aquí hay mucho trabajo-dijo Roldar señalando al interior de la cuadra

-Yo me encargaré, siempre han sido mi responsabilidad esta tres cuadras no veo porque debería de ser diferente hoy, anda márchate y ve con la familia- dicho esto Roldar salio en búsqueda de la duquesa

Benjamín, el señor de las caballerizas, fue a la cuadra donde se suponía que debería de estar el Sargento Lockheart pero lo que allí encontró solo fue un gran montón de heno de un tamaño muy considerable y supo al instante lo que había ocurrido.

-Heart ya puedes salir, ya nadie más volverá a entrar, te lo prometo.

Heart asomo su cabeza entre el heno, el sabio de las sombras le tendió la mano para ayudarla a ponerse en pie y supo al instante que sus palabras eran ciertas.

-Tranquila ya había pensado en darte algo para cubrirte más que esa manta para caballos-el sabio desapareció en la cuadra contigua -dime Heart ¿Lock sigue inconsciente?- Heart respondió afirmativamente moviendo la cabeza sin ser consciente que en ese momento él no podía verla a través de las paredes de madera. El sabio de las sombras volvió con un vestido de color verde y liso -Espero que algún día vuelva, este vestido era de la mujer de mi vida, la conocí gracias al señor Lockheart, puedes usarlo y así te sentirás más cómoda- dicho esto le entrego el vestido y cerro la portezuela de la cuadra.

Cuando Heart salio con el vestido de color esmeralda con sus cabellos azabache, él supo que había elegido bien. Sonrió de una manera tan agradable que hizo que Heart se sintiera a gusto y en paz pese a sus heridas. Con suerte en un par de días estaría lista para ver Leowen y espera que para entonces Lock pueda acompañarla.

En el pasillo del torreón donde estaban los aposentos de Leowen, la Dama Lhynna y la Duquesa mantenían una conversación, los ánimos después de la carta en la noche anterior estaban muy bajos.

-Pero mi señora está segura de contárselo tan pronto- dijo Lhynna con un halo de preocupación en su voz.

-Tengo que hacerlo, él debe venir hasta la colmena, no puedo incumplir una orden real, de lo contrario no lo haría- dijo la duquesa apenada, sus ojos transmitían el vacío y la culpa que habían en su interior. Lhynna abrazo con fuerza y firmeza a su señora.

De un abrazo de una amistad indebida, como algunos de la nobleza dirían, pasamos a un abrazo de madre e hijo. Sin buenas formas, sin mantener la compostura, sin títulos nobiliarios, solo el abrazo de una familia que ha perdido a un gran amigo y a un gran pilar familiar por segunda vez.

-Mamá, vete por favor, déjame sólo- dijo Leowen cuando ese abrazo finalizo.

-Hijo mío, yo no puedo-dijo la duquesa no queriendo dejar solo a su hijo en un momento tan delicado.

-Mamá por favor- suplico Leowen con los ojos más tristes que la duquesa había visto en toda su vida.

-Volveré más tarde, le diré a Velkan que espere fuera- seguidamente de estas palabras la duquesa cerro la puerta de los aposentos.

Leowen no podía creerse las palabras de su madre, mentía, estaba seguro de ello, no podía ser real, Shoan no podía estar muerto. Un Lord como él no podía morir de la noche a la mañana, un amigo no podía estar muerto, mama le mentía, porque quería alejarlos, si eso era lo que pasaba y la ira se adentraba poco a poco en su cuerpo.

Sus puños se a ferraban con fuerza a esa mínima posibilidad, aunque sabía que no le había mentido en el mismo instante que le abrazo con fuerza, pues noto la humedad de las lágrimas de su madre en su mejilla. Aun así los dientes rechinaban en gritos ahogados, deseo usar la ira contra su entorno, pero fue incapaz. La tristeza invadió su cuerpo y por primera vez en su vida lloro de corazón.

Trance de lágrimas que inactivo su cuerpo, sin importar la cuantía y el tiempo, trance que lo arrastro a aferrarse a sus recuerdos con el mayor de sus pesares. Trance de desgarre interno, de cuerpo pausado y aliento sosegado. Desgarro de un niño a quien le extirpan un mar de lágrimas vírgenes, niño desdichado que prefiere ser olvidado antes que abandonado.

Detrás de unas cestas de frutas un ser peludo, pequeño y de nariz rosada llamado Uga observaba al chico con el rostro cubierto de lágrimas. Había sido el único de su equipo de exploradores incapaz de dejar a Leowen solo, sería el mayor de sus secretos.

El sol comenzaba sus primeras horas de descenso iluminando el noble carruaje que seria guiado por Roldar, el mismo sirviente de las caballerizas que había ofrecido esta misma mañana para llevar a la familia ante la colmena.

El silencio que reinaba en el carruaje incomodaba mucho a Lhynna, tanto madre como hijo no eran los mismos de hacia solo una semana, como podía cambiar tanto una familia en tan pocos días, como podía ella aliviar el dolor que esta familia sentía. Esos y otros pensamientos hicieron que Lhynna pasara el tiempo en el viaje hacia el interior de las murallas el mismísimo epicentro de la comarca de balzeria. Allí se encontraba un edificio peculiar hecho de cristal y mineral, llamado por su forma de dodecaedro como la colmena, lugar donde toda las vistas reales se realizaban, pues allí era donde se reunía el consejo real.

La Duquesa y la Dama Lhynna estaban ante la imponente obra de unos magos del gremio hace miles de años, un edificio como la colmena solo podía ser obra de la unión de varios homínidos entre ellos magos y elfos. El monarca Arthur Brailow encargo su construcción a su mago real, la creación de un edificio para el consejo real formado siempre por nueve miembros. En la entrada de la colmena había un guardia real quien pregunto quien se presentaba ante el Consejo Real.

-La duquesa de Zealun- dijo Lhynna presentando a su señora.

-Adelante duquesa- dijo el guardia real inclinándose ante ella.

Lhynna se despidió de la duquesa sabia que sólo podían entrar los que eran llamados en presencia del consejo real. La duquesa una vez dentro espero como de costumbre que fuera llamada, un guardia real de aspecto bastante afeminado y de caderas anchas y barriga descomunal, aspecto que provoco en la duquesa como un hombre así podía ser un guardia, dicho guardia se dispuso a presentar a cada miembro del conejo Real.

-El hada azul Hermione, la Reina de las hadas.

Hizo acto de presencia una hada de cabello rizado y negro con brillo rojizo, alas de color carmesí y piel bronceada y dorada.

-Lord Randalf Jalil, líder del clan Rocasangre.

Ante todos apareció un imponente nahuales de piel extrañamente pálida y cabello azabache, siempre con una mirada desafiante acompañada por esos ojos de color granate.

-Lord Eyolf Dayaram, lidel del clan Agualuna.

Como siempre que era llamado, Eyolf apareció con una sonrisa en su rostro. Eyolf tenía cabellos castaños, ojos ámbar y piel morena. Sus ropajes y sus rasgos físicos eran típicos de los nahuales del clan Agualuna, clan vecino de las tierras de Zealun, y por consecuencia de la familia Lockheart.

-Sir Nicolas de Shallow, Monarca de Balzeria.

El monarca entró con sus ropajes reales, su semblante serio y sereno, que hacia que todos le respetasen. Como todos los de Shallow que han sido monarcas, Nicolas poseía una cabellera castaña acompañada de una barba, que en su caso era bastante poblada y las canas ya asomaban de manera considerable. La duquesa le debía su vida a este honorable señor y esperaba que su opinión hacia ella o su hijo no cambiara bajo ningún concepto.

-Lady Isolda Lamorak, duquesa de Avzofm.

Una humana de alta cuna entro en la estancia con sus ojos esmeralda, unas amplias caderas y como siempre con uno de sus grandiosos pechos al descubierto mientras daba el pecho a un lobezno. Las historias sobre esta costumbre de Lady Lamorak eran múltiples pero su aspecto imponente y el poder de su apellido la hacían en cierta manera inmune, todos sabían de los amoríos que tenía con un nahuales, concretamente con el hijo de Randalf Jalil.

-Sir Aldous Percival, duque de Beliandy.

Los lentos pero firmes pasos de un caballero de alta edad sonaron por toda la estancia, Aldous era un anciano curtido en la batalla y lleno de sabiduría, como no podía ser de otra manera pertenecía al consejo desde hacia mucho tiempo y era respetado por todos, dentro y fuera de Balzeria.

-Lord Malcom Xaramandher, académico real.

El doctor Xaramendher hizo acto de presencia cuando fue llamado, la duquesa esperaba que cumpliera su promesa aunque hoy ella no había sido llamada por el asunto que le preocupaba, era muy probable que los miembros del consejo ya supieran del incidente de Leowen.

-Lady Trea Pendragon, caballero real y duquesa de Arturiander.

Una mujer de armas tomar y belleza sin igual dejo con su entrada a los guardias con un nudo en la garganta, mujer de cabellos dorados y ojos ámbar. Trea era una humana que siempre se hacía notar, no solo por sus dos facetas que englovaban a una guerrera noble sino también por su astucia que usaba p para lograr sus objetivos.

-Sir Fergus Gareth, jinete real y duque de Orkney.

Un humano de espalda y músculos descomunales apareció en la estancia, su presencia serena y silenciosa demostraba que era una persona que prefería guardar las palabras para cuando sean necesarias. La primera vez que la duquesa lo vio hace más de una década en la colmena se preguntó que como podía ser jinete o de que proporciones tendría que ser su caballo para poderlo llevar a sus espaldas, desde entonces cada vez que lo veía se lamentaba por su montura.

-El consejo real se ha reunido hoy en la colmena para tratar un asunto de alta importancia, el fallecimiento de un miembro de la nobleza él ultimo de los Ignorosc. Se ha solicitado la presencia en el día de hoy a cinco personas en la presente tenemos a cuatro de ellas, por ello llamo a lady Clariis Eidelaya, duquesa de Zealun.

La duquesa odiaba que la llamaran así, pero ya se había acostumbrado después de tanto tiempo. No conseguía acostumbrarse a subirse en ese altar donde era el centro de atención para ser juzgada por el consejo real que en ella observaban cada detalle en busca de una negativa que reprocharle y con más énfasis desde que el Lord Lockheart ya no estaba en este mundo.

Continuará...

CRÓNICAS DE ZEEHÏRO

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