Hasta siempre (Último capítulo)

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Amy Callum

(1 mes después)

Muevo los pies mientras me encuentro sentada en el filo de la cama. Muero de nervios pues en cualquier segundo entrarán las enfermeras a prepararme para llevarme al quirófano. Será una operación muy complicada pero confío en que harán lo mejor para mí. Justo a mi lado está mi novio tomándome de la mano, ambos estamos temblando pero sé que mientras lo tenga conmigo me sentiré muy segura. Entonces escucho como le castañean los dientes.

—Oye, no me pongas más nerviosa Adrian — digo mientras le doy un leve roce con mi brazo en el suyo. Así que me mira y veo la preocupación en sus ojos.

—Lo siento Amy es que siempre me ponen muy nerviosos los hospitales y las operaciones —explica tomándome de la mano y llevándosela a los labios para besarla.

—Muy bien, mejor ayúdame a ponerme esta cofia en la cabeza. —Le extiendo la bolsa donde se encuentra la misma y la saca para poner cuidadosamente mi cabello dentro de ella. El roce con tan generoso que genera en mi cabello provoca que se me erice la piel.

—Te ves súper adorable —comenta llenándome de besos la cara—. Recuerda que yo te estaré esperando justo aquí.

—Eso ya lo sé amor, por eso estaré ansiosa de regresar. —Adrian se pone de pie y comienza a abrazarme mientras llena de besos mis mejillas. Nunca pierde la oportunidad para darme besos, sé que muere de miedo tanto como yo. Pero saber que lo tengo aquí me reconforta de muchas maneras, Adrian ha sido un gran amigo y sobre todo un excelente novio.

Teniendo tantos sentimientos en el pecho me motivan a decir algo, aunque cuando estoy a punto de sacarlo su celular comienza a sonar. Ambos nos miramos fijamente y él lo toma para ponerse pálido. Quizás le esté hablando un asesino o la policía pero no me explico por qué ponerse tan nervioso.

—Es la universidad —dice sin dejar de mirarme. Yo abro los ojos y muevo las manos para decirle que conteste. A decir verdad yo también recibí una llamada de la universidad en la mañana y sé que tengo que decírselo.

Pasan cinco minutos y yo no suelto ni un segundo su mano. Adoro verlo nervioso, siempre hace muecas con la nariz y se rasca el cabello. Y como me doy cuenta que está muy nervioso deposito besos en su mano para tranquilizarlo. La operación y la llamada lo han puesto hasta su límite, pobrecito.

Entonces cuelga el teléfono.

—¿Qué pasó? —le digo con una sonrisa enorme en los labios. Claro que no me espero ni un segundo en preguntarlo.

—Me aceptaron... iré a la universidad y estudiaré derecho. —Su voz llega a mis oídos y me hace sentir muy feliz porque comience a cumplir sus sueños. Siempre deberíamos sentirnos felices por los sueños de nuestras parejas.

Así que no espero ni un segundo para enredarme en su cuello abrazándolo llena de emoción. Después de que pasamos por una mala racha ahora las cosas han salido muy positivas.

Pero cuando una vez más estoy a punto de decirle algo, las enfermeras entran a la habitación para prepararme.

—Buenos días señorita Callum, tenemos que llevárnosla. —Cuando escucho eso me doy cuenta como me tenso demasiado, así que Adrian tiene que reconfortarme tomándome de la mano, lo cual funciona.

—Recuerda que yo estaré aquí para siempre esperándote. Te amo Amy Callum —sale de sus labios mientras me besa con cariño.

—Hasta siempre —respondo con tristeza separándome de él y viéndolo salir de la habitación. De inmediato se me encoge el corazón.

Además, me siento mucho más nerviosa pues tengo una mala noticia que darle a Adrian pero supongo que lo haré después de la operación.

—¿Estas lista querida? —pregunta la enfermera antes de sacarme de la habitación y llevarme al quirófano. Aunque para darle una respuesta busco los ojos de Adrian afuera de la habitación y compruebo que esté bien.

—Estoy lista —digo sin saber qué esperar de ahora en adelante.

Tomo la gelatina que me han traído pero yo no tengo nada de ganas de probar un bocado. Ya tiene bastante desde que salí de la operación y estoy tratando de acoplarme a la incomodidad. Aunque me siento muy cansada por todo lo que ocurrió conmigo.

—Tienes que comer algo querida —dice Adrian mientras me mira a mí y a mi madre.

—No tengo ganas de comer nada —explico viéndolo con los ojos entrecerrados. Lo cierto es que aún me siento muy agotada.

Adrian se da cuenta de mi estado y decide no seguir insistiendo con la gelatina de fresa que nos han traído. Entonces suena el teléfono de mi mamá y sale de la habitación para atender. Supongo que como nos hemos quedado solos tengo que decirle la mala noticia a Adrian, por lo que comienzo.

—Adrian... tengo algo muy importante que decirte —comento tratando de buscar su mano entre la cama.

—Muy bien, te escucho querida —dice con una sonrisa en los labios. Noto que se siente muy tranquilo porque yo haya salido de la operación. Supongo que desde que cambiamos de cuerpo lo que nos han sucedido han sido muchos milagros.

—En la mañana también me hablaron de la universidad. —Noto que Adrian abre mucho los ojos y comienza a abrazarme.

—¿Qué te dijeron?

—Que me aceptaron. —Lo último hace que Adrian colapse de emoción. Claro que se siente orgulloso de que los dos hayamos sido aceptados en las universidades que tanto quisimos.

—¿Te irás el mismo día que yo? —pregunta separándose de mí y regalándome un tierno beso en la nariz.

—Eso es lo que quería decirte, creo que me tomaré un año sabático, aunque podría recuperarme rápido lo cierto es que prefiero quedarme en casa —digo mientras acaricio su rostro—. Supongo que no terminaremos juntos la universidad.

Noto como Adrian pone una cara triste pero no deja que eso lo detenga. Habíamos hecho muchos planes pero las circunstancias han cambiado.

—Entonces yo también me quedo contigo —explica triunfal con una sonrisa en los labios.

—No, eso no, tienes que seguir adelante. Además solo será un año. Yo estoy segura que podremos hablarnos y vernos siempre que podamos. —Yo trato de que Adrian no tome una decisión precipitada y así arrepentirse en el futuro.

—Bueno, supongo que por ahora no quisiera hablar de ello, acaban de operarte. Lo único que me alegra la vida en este momento es que pude volver a ver tus hermosos ojos verdes. —Su comentario provoca que los ojos se me llenen de lágrimas y él atrapa una con sus dedos.

—Gracias Adrian, gracias por quedarte conmigo en los peores momentos. Gracias por nunca darte por vencido y por haber cambiado de cuerpo conmigo. —Lo último nos hace reír a los dos. Pareciera que fue ayer cuando los dos estábamos viviendo la vida del otro, vaya locura que pasamos.

—Supongo que desde el momento en que chocamos yo me enamoré de ti. Por eso no olvides que te amo, jamás lo hagas.

Su voz entrando por mis oídos vuelve el mundo un dulce, todo se vuelve hermoso y especial. Sé que amo a Adrian Cassavets y sé que jamás dejaré de hacerlo. La vida nos unió de una manera que jamás imaginamos, me alegra que haya sido la misma vida quien no permitió que nos separáramos. No estoy segura si las cosas van a mejorar para mi cadera, pero de lo que sí estoy segura es que mire a donde mire ahí encontraré los hermosos ojos azules de Adrian. Fuimos dos bombas de tiempo que jamás colapsaron gracias a la fuerza más poderosa del mundo: el amor.

F I N

🌸______________________🌸
Nota de la autora:

Mis bellas constelaciones, hemos llegado al final de esta hermosa historia. ¿Cómo se sienten? Porque yo siento que mi corazón se rompió en dos. Ya no podré seguir escribiendo más a estas ternuras. Siempre me da mucha nostalgia cuando coloco el "fin" en una historia. Pero claro, eso también nos da la oportunidad de seguir con las demás obras que tenemos ahí guardadas.

Más adelante haré una mejor carta de agradecimiento a ustedes pero por ahora quiero comentarles que ustedes siempre han sido un gran apoyo para mí. Y bueno, esperen el epílogo, pronto terminaré de escribirlo. ¡Gracias! ¡Muchas gracias!

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