C-10 Alguien como tú

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Departamento de Valentina –Domingo bien temprano.

Lauren, Valentina, Camila y Kara estaban sentadas en el desayunador esperando a la morena. La bailarina y la pequeña no paraban de hablar de lo que querían hacer en el zoológico, de que animales iban a ver, etc etc. Mientras Lauren sostenía su cabeza entre sus manos y miraba como Valentina movía su pie de un lado al otro miraba el reloj de la pared a cada rato.

—Cualquiera diría que estas nerviosa Carvajal – comentaba la ojiverde que ya desde temprano comenzaba a provocar a su amiga. Le iba a hacer pagar la levantadita temprano un día domingo.

—Ay que pasa ¿la gobernada esta idiotita hoy? Agugutata –Valentina imitaba los sonidos de un bebe – la rubia estaba de muy buen humor ¿Por qué seria?

Lauren estaba por contestar cuando se escuchó la puerta...

—¡Yo voy! — gritaron las Carvajal al unísono y salieron las dos corriendo hacia la puerta para encontrar una Juliana que venía bastante cargada.

— ¡Hola! – saludo la morena a sus rubias preferidas. ¿Me ayudas con esto? – pidió a la mayor de ellas.

— Dios Mío Juliana ¿Cuántos cafés has traído? – cuestionaba Valentina. Debía de haber 8 vasos al menos.

— El vaso blanco es leche con chocolate para Kara y el resto es todos los otros tipos de cafés que vendían en la cafetería. Es que no se cual suelen tomar ustedes – explicaba Juliana sonrojada llegando a la sala.

— Valdés, por esto – le dijo Lauren agarrando el café negro — y solo por esto, te perdono la idea del zoológico.

Camila le dio un fuerte abrazo y agarro el capuchino. – Gracias July. Y a mí me encantó tu idea.

— Yo me quedo con el late – Valentina se acercó a Juliana tímidamente y le sacó la bebida de las manos. — Hola – le dijo al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla. Juliana se queda mirándola – y bien. ¿Nos vamos? – agregó la rubia mientras caminaba hacia la puerta moviendo exageradamente sus caderas, sentía la mirada de la morena clavada en ella.

— Lolo creo que le pasa algo – Camila le decía a su novia mientras pasaba su mano por los ojos de Juliana y esta no reaccionaba

— Dale un momento para recuperarse Camzi Camz cayó en la trampa del trasero Carvajal – este comentario hizo reaccionar a Juliana quien sacudió su cabeza fuertemente y salió por la puerta en busca de madre e hija.

En el zoológico

—¡Carajo! Mis pies están matándome – Lauren se quejaba mientras se sentaba en un banco enfrente de los monos

—¿A quién se le ocurre venir al zoológico, a un paseo de 3 horas, en unas putas botas Channel? –Cuestionaba la rubia al escuchar cómo se quejaba su amiga.

—¡Cuidado con lo que hablas de mis bebes Carvajal! ¡1500 dolrales! Por ese dinero me las pongo hasta para escalar el Everest, además no las insultes, te pueden escuchar y ofenderse –decía Lauren acariciando una de sus botas— Espera un momento ¿3 horas? Tenemos que caminar 3 putas horas mirando cochinos animales aparearse entre ellos... ¡Dios mío! ¡Señor ayúdame!

—Ya deja el escándalo amargada, ¿por qué no aprendes de tu prometida? –señaló a Camila que estaba con Kara y Juliana arrojándole maní a los monos –ella la está pasando bastante bien.

—Lolo, Valen...Vamos a darle de comer a los pajaritos ahora – anunciaba Camila.

—Ahora vamos cariño —le hizo señas a su prometida para luego dirigirse a Valentina – La próxima vez que a tu noviecita se le ocurra otra idea de estas, te voy a patear tanto el trasero que te va a quedar más colorado que a esos monos Carvajal – con eso dicho corrió hacia su novia.

—No es mi noviecita – la corrigió en vano Valentina porque la ojiverde no alcanzó a escucharla.

La jaula de los pájaros no era precisamente una jaula pequeña, más bien era como una gran carpa donde las aves podían volar libremente. Estaba llena de ramas y sogas que se entrelazaban entre sí.

Juliana se acercó a la rubia.

– Toma – le ofreció un pequeño potecito con néctar para alimentar a las aves. – espero que no te lo vayas a beber como hizo Lauren – Valentina levantaba la cabeza y veía como Kara y Camila regañaban a la ojiverde por haberlo hecho. – Ven acerquémonos – Juliana agarró la mano de la fotógrafa y la guió sin darse cuenta del color rojo que había agarrado la cara de la rubia.

—Bien— le dijo Juliana a las otras 4, incluida Lauren que ya tenía su néctar de nuevo – ahora sólo hay que estirar el brazo y esperar a que las aves se acerquen –explicó la morena que aún no soltaba a Valentina y esta otra no tenía apuro porque lo hiciera.

Las dos chicas mayores tenían aves comiendo cada una de sus néctares. Kara, que también sostenía el vasito de Juliana tenía más. Lauren en cambio no atraía a ninguno

– Pajarracos de porquería, ya quisieran tener la suerte de comer de mi – se quejaba Lauren –Si no vienen a comer este cochino néctar voy a ir a patear sus traseros ¿me oyeron? – La paciencia de la abogada no era su fuerte.

—Oye si los sigues tratando así no van a venir – Trataba de ayudar la morena – tienes que relajarte un poco –le aconsejaba Juliana al ver como la latina rechinaba sus dientes.

—Estoy relajada Valdés – movía sus hombros — ¿ves? Relajada – volvió a sacudirse, pero esta vez más fuerte, lo que provocó que el néctar se callera sobre sus botas –Mierda... No, no, mis bebés... –Lo que paso en el momento siguiente nadie lo vio venir. Los pájaros atacaron las botas de Lauren y las empezaron a picotear – Shuu, shuu – Lauren trataba de espantar a los pájaros, pero más se movía más néctar caia – ¡Socorro!, ¡Auxilio! ¡Me atacan los pájaros! – Lauren empezó a correr por toda la carpa

[...]

—¿Puedes apurarte? – le exigía la ojiverde a Juliana. Después de que el calzado de 1500 dólares de Lauren no pudo ser salvado del "ataque salvaje" según ella, Juliana se había ofrecido a cargarla hasta la tienda de regalos.

—Lolo no trates mal a Juliana. Ella no tiene la culpa de lo que les paso a tus botas – Camila defendía a la jugadora.

—No me las nombres Camz... las voy extrañar tanto... ¿ahora con que botas voy a ir los jueves a la corte? –lagrimeaba la latina – Este zoológico de mierda me las va a pagar. Los voy a demandar por criar animales salvajes... Mis botas. ¿Por qué? – se lamentaba.

—Mami ¿por qué Juliana tiene que cargar a la tía Lern y yo tengo que caminar? — preguntaba la niña que se había quedado totalmente ofendida por no ser ella la que estaba arriba de su persona favorita.

—Porque tu tía Lern es una llorona amor por eso – a la rubia mayor tampoco le gustaba mucho la idea de que Lauren estuviera arriba de Juliana.

—¡Cállense ustedes, envidiosas! ¡Ahí está! ¡La tienda de regalos! ¡Arre Juliana arre! – imitaba a un jinete.

—Por fin— fue lo único que pensó Juliana.

—Lolo, mira cómprate estos zapatos con un tigre adelante – Camila le mostraba a su novia unos horrorosos zapatos a los cuales les sobresalía una cabeza de un Tigre de bengala.

La latina veía que sus otras 2 amigas hacían fuerza para no reírse— Olvídalo Camz no pienso ponerme esas cosas. Y es mi última decisión.

[...]

—Pero que lindos zapatos Laur. ¿No sabes si vienen en 38? – la fotógrafa llevaba más de media hora burlándose de su mejor amiga.

—Camz mírala se está burlando de nuevo— la acusaba Lauren.

— Déjala Lolo esta noche vas a recibir tu recompensa. Lo prometo. –la latina le saco la lengua a Valentina y siguió caminando contando las horas para el final del día.

Ya al final del paseo. Camila y Kara, que iba de la mano de Juliana, se adelantaban rápidamente hacia el sector de los hipopótamos. Lauren y Valentina, que no le sacaba la mirada de encima a la deportista, iban más retrasadas.

— Si la sigues mirando así la vas a gastar – Lauren llamaba la atención de su amiga.

— Lern no empieces – Valentina advertía a la latina.

— En serio V. No puedes negarlo. Te trae loca la basquetbolista. Y no me mires así – la apuntó con el dedo al ver la mirada que recibía de su amiga

– Nunca nos hemos ocultado nada entre nosotras Valen ¿cierto? – La rubia asistía – Entonces, dime que está pasando por tu cabeza. Dime que no te mueres por comerte ese bomboncito musculoso. Y no me digas que es por Sara porque, la bruja y tú no tienen nada en común.

— Con Sara tengo alguien seguro Laur, ella me recuerda que no estoy sola. – Valentina trataba de explicar lo in explicable.

— Vale no te puede conformar con eso, tienes la posibilidad de amar y ser amada ¿Por qué la vas a dejar pasar? – Modo sensible activado.

— Es...es miedo L. Juliana no es mujer de una sola chica. Tu misma has visto como hoy la han mirado al menos 20 desconocidas– La rubia no podía evitar sentirse celosa al recordar como varias de esas mujeres le habían coqueteado a Juliana.

— Si lo vi V, pero ella no le prestó atención a ninguna. Toda la mañana lleva preocupada por lo que tú o tu hija querían. Carajo Valen le acaba de comprar otro peluche a la niña— señaló al hipopótamo esta vez rosado que sostenía Valentina — sólo porque el pequeño demonio le hizo caritas. ¿Y a ti? A ti no te saca los ojos de encima.

— No se Laur No sé. Yo...

—Mami, mami – Kara venía corriendo hacia su madre – dice Juliana que me agarres fuerte de la mano porque ella va a hablar con el señor de los hipopótamos.

Valentina agarró a su hija y levanto la mirada para encontrar a Juliana hablando con un señor de unos 40 y pico años según sus cálculos. Parecía que le estaba diciendo algo importante porque Juliana lo escuchaba atentamente con su cabeza abajo y asentía a todo lo que el hombre decía. La rubia pudo ver como Juliana se secaba una lagrima y el hombre la abrazaba durante unos segundos para luego dejarla ir. Cuando Valentina se dio cuenta que la morena se movía hacía ellas, se hizo la que no había visto la situación.

— ¿Estás lista para ver al bebé hipopótamo bicho bolita? — Le preguntaba Juliana a Kara mientras le agarraba una de sus manos. La niña sin dudarlo agarró con su mano disponible la mano de su madre y las tres se dirigieron al estanque donde Robert, el señor hipopótamo, las esperaba.

— ¿Laur estás pensando lo mismo que yo? –preguntó Camila a su prometida mientras veía la escena que tenía enfrente.

— Si amor, exactamente lo mismo – contesto la ojiverde dándole un corto beso a su futura esposa – pero me temo que va a pasar un tiempo para que estas dos se den cuenta – le dio la mano a Camila y caminaron hacia donde estaban los demás.

— Robert estas son mis amigas Valentina, Camila y Lauren. Y esta pequeña preciosura de aquí es Kara.

— Que gusto conocerlas. Juliana me habló mucho de ustedes. ¿Tengo entendido que alguien de aquí tiene ganas de ver a Junior? – Pregunto el veterinario haciendo referencia al nombre del animal recién nacido

— Yo, Yo, Yo — Kara levantaba la mano y saltaba entusiasmada. También se podían escuchar las palmas de Camila.

— Muy bien entonces me van a tener que acompañar por aquí – Robert las guió por una puerta en la que una vez adentro se veía un enorme estanque y dentro de él un Hipopótamo Grande y otro mucho más pequeño a su lado – Faltan unos días para que lo dejemos salir, pero les vamos a dar la primicia a ustedes sólo por ser amigas de Juliana.

Kara se acercó rápidamente al estanque mientras Valentina trato de ir tras ella para protegerla, pero Juliana llegó antes y se puso detrás de la niña para sostenerla. Mientras Lauren hacia lo mismo con Camila. Valentina se quedó unos pasos más atrás admirando como Juliana cuidaba de su hija.

— Sabes, es exactamente igual a sus padres – fue el veterinario quien saco a Valentina de sus pensamientos – tiene un corazón enorme. Son capaces de dar la vida por la gente que quieren.

— ¿Usted conoció a sus padres? — Valentina vio la oportunidad para indagar sobre la escena que había visto antes.

— ¿Conocerlos? Yo diría más bien que ellos salvaron mi vida. Gracias a Macario y Guadalupe hoy soy lo que soy. Ellos me ayudaron a salir adelante con mi adicción al juego y bueno aquí estoy – levantaba los hombros – Déjeme decirle una cosa señorita...

—Carvajal— agrego Valentina

– Señorita Carvajal. Esa mujer que está allí – señaló a Juliana que en este momento estaba muy ocupada tratando de evitar que Kara se tirará al estanque a nadar con Junior – esa mujer que está allí, podrá parecer muy fuerte, podrá parecer que nada ni nadie puede hacerle daño, pero cuando la miro, aún sigo viendo a aquella jovencita de 15 años que no se movió de al lado de la tumba de sus padres durante todo un día. Aquella jovencita destrozada que se fue a Londres en uno de los peores momentos de su vida.

— Disculpe ¿y usted por qué me está diciendo esto a mí? – preguntó Valentina que todavía seguía pensado en las palabras del hombre.

— Porque puedo ver como usted la mira. Puedo ver como ella la mira a usted y no quiero que Juliana sufra. Así que si me deja darle un consejo Valentina. Cuando llegue el momento, que yo sé que va a llegar, tome el corazón de esa muchacha y cuídelo, dedíquele tiempo, mímelo, disfrútelo, ámelo, por sobre todas las cosas, ámelo y le aseguro que esa señorita la va a hacer la persona más feliz de la tierra – y así se fue al estanque a contarles la alimentación de Junior entre otras curiosidades.

"Ámelo" "ámelo" esa palabra retumbaba por todo el galpón en los oídos de Valentina.

Después del zoológico –Departamento de Valentina

— ¿Porristas? ¿Las tres? — preguntaba Juliana curiosa ante las historias que estaba escuchando del trio. Después del zoológico había decidido volver a la casa de la fotógrafa a comer algo— Kara había caído rendida en los brazos de Juliana nuevamente y ahora quedaban sólo las cuatro mayores.

— Oye no sé porque suenas tan sorprendida Valdés – agregaba Lauren que estaba sentada enfrente de Juliana y al lado de Camila – podría patear tu trasero en cualquier momento. Además, en esa época no había nadie que no nos tuviera miedo. Aquí como la ves a esta rubia con su carita angelical – la ojiverde señalaba a Valentina que estaba sentada en una silla al lado de la deportista – levantaba un dedo y tenía a toda la preparatoria sus pies.

— No, no. Si eso no lo pongo en duda – miró a la rubia – Cuando quieren las dos Carvajal pueden conseguir lo que quieran.

—¿Y tú? — preguntaba Valentina a Juliana

— ¿Y yo qué? – repreguntaba la morena sin sacarle la vista de encima al rollo de sushi que estaba a punto de meterse a la boca

— ¿Digo...como eras tú en el colegio? — Valentina sabía que se estaba metiendo en terreno delicado, pero no podía evitar querer saber sobre la vida de Juliana.

Para sorpresa del resto Juliana no tardó en responder. Ni tampoco lo hizo dubitativamente.

— Mmm... muy normal de hecho. El primer año aquí en New York no fue nada especial, sólo me dedicaba a jugar al básquet, frecuentar fiestas de vez en cuando y lo que se suele hacer a esa edad. Sin embargo, luego del accidente de mis padres fue distinto. Después de un tiempo me fui a vivir a Londres y me gradué allí.

—¿Tienes novia? – De la nada Camila sorprendió con la pregunta

— Camila – la regañó Valentina – ni siquiera sabes si a Juliana le gustan las mujeres – mintió Valentina porque la verdad era que desde que supieron el nombre de la morena habían googleado todo lo que pudieran de ella.

— Soy gay desde que tengo razón de ser. De hecho, mi madre solía decir que desde el parto ya coqueteaba con las enfermeras – recordaba Juliana con una sonrisa. – Y no. No tengo novia – agrego la morena.

— ¿Tus padres sabían? – Esta vez era Lauren la que sentía curiosidad y preguntaban.

— ¿Mis padres? Si, por supuesto. Todavía me acuerdo el día que les dije "Mamá, papá creo que me gustan las mujeres" tenía 14 años – contaba con toda naturalidad

—¿y que dijeron? — a esta altura todas estaban metidas en el relato

Juliana reía. Nunca podía olvidar ese día.

– Se miraron como diciendo "chocolate por la noticia" y luego mi padre me preguntó ¿creo, dices? ¿Cómo que creo? Los miré y les dije que creía que me gustaban las mujeres porque despertaban cosas en mi pero que aún no había estado realmente con ninguna.

—¿Y? – pregunto Valentina para que la morena siguiera con el relato.

— Y esa noche me llevaron a un club de strippers –contó como si estuviera leyendo un puto cuento.

—¡¿QUE?! – esta vez fueron las 3. Valentina casi se atraganta.

— Eso. Me llevaron a un club de strippers – Juliana sonreía ante la reacción de las otras. Le encantaba contar esa historia porque siempre ocasionaba el mismo impacto. Lo cierto era que sus padres fueron geniales.

—¿Y? – ahora era Lauren

— Veredicto final de esa noche: 100% GAY – concluyo Juliana muy orgullosa.

— ¡Amén hermana! – agrego Lauren y le puso la mano a Juliana para chocar los 5. Obviamente fue correspondida.

— De hecho, luego de mi primera vez, ¿saben lo que hicieron mis padres? – les preguntaba la morena a las otras 3 que la miraron curiosas sin saber que esperar.

— Me organizaron una fiesta, había un cartel gigante que decía "FELICITACIONES". Mis padres eran todo un espectáculo. Jamás tuvieron problemas con esas cosas, para ellos hablar de sexo era como si estuvieran hablando de la cirugía del día anterior de mi padre o de la nueva obra de mamá. – Esta vez Juliana agacho la cabeza tristemente. Cuando le venían muchos recuerdos de golpes le era difícil manejarlos. — ¿puedo pasar al baño? – pregunto a la rubia dueña de casa

— Sí, claro ya sabes a donde es ¿cierto? – Valentina se dio cuenta que Juliana necesitaba unos minutos sola.

La basquetbolista asistió y se perdió en el pasillo

— Vaya – decía Lauren — ¿y yo que pensaba que mis padres eran geniales por haberme aceptado sin ningún berrinche? En ese momento el celular de Juliana empezó a sonar.

Valentina lo tomó y vio que en la pantalla decía "Rubia bar de los domingos" y sin pensarlo dos veces atendió.

— Hola – contestó Valentina sin hacer caso a las miradas de reproche de sus amigas

— Hola morena preciosa. ¿Sabes cuánto estoy extrañando tus manos? Ya va siendo hora de que me recuerdes como se siente un buen orgasmo ¿nos vemos esta noche cierto? – preguntaba de forma sensual la voz del otro lado del celular.

Valentina al escuchar sonidos del baño cortó la llamada. Pero ya era tarde, lo que había escuchado despertó el monstruo verde de los celos en Valentina.

—Bueno será mejor que me vaya, mañana empiezan los verdaderos entrenamientos. Estamos a un mes del inicio del torneo – Juliana les contaba a las chicas tratando de olvidar el tema de sus padres

— S, claro seguro te iras a descansar ¿cierto? – Valentina preguntaba sarcásticamente

— Mmhm – Juliana miraba a la pareja a ver si estaba todo bien para luego volver a dirigirse a Valentina –si a descansar ¿estás bien? – preguntaba la morena al ver la cara de pocos amigos que llevaba la fotógrafa.

— Yo estoy perfecta, de hecho, creo que voy a llamar a Sara para ver si quiere darme un buen orgasmo esta noche – Ni Valentina podía creer lo que estaba diciendo. Trataba de esquivar la mirada de Lauren.

Juliana al escuchar Sara y orgasmo en la misma oración no dudo en hablar – Bien por ti, solo trata de que no esté Kara cerca. No quiero que traumes a la niña.

— ¿Perdón?... ¿tú me vienes a dar consejos de madre a mí? No soy yo la que seguramente anda de cama en cama espantando a vaya saber cuántos hijos de madres solteras de esas con las que te acuestas a diario. "Chica domingo"

— Oye cuidado con lo que dices – la apuntó con el dedo.

— No voy a tener ningún cuidado. Te lo advierto Juliana no quiero que Kara conozca a ninguna de las zorras con que te acuestas. Porque si no olvídate de ella. No quiero que Kara se convierta en alguien como tú – Valentina se dio cuenta apenas las palabras salieron de su boca que se había pasado. Eran los celos los que estaban hablando por ella.

—Juliana... yo-yo lo siento no quería... — trató de disculparse rápidamente.

— Déjalo Valentina, déjalo, ya entendí – agarro su chaqueta – será mejor que me vaya – Hasta luego – se despidió a Lauren y Camila para luego dirigirse a la puerta.

La rubia se quedó esperando un saludo que nunca llegó.

— Paso por Kara a la salida del colegio. Si te arrepientes por favor mándame un mensaje – Fue lo último que dijo antes de abrir la puerta y salir.

— Juliana... —murmuró Valentina, pero ya era tarde.

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Esta historia no me pertenece, es una adaptación, todos los créditos pertenecen a su autora Alllove

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