Día dos

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Chaewon empezó a abrir sus ojos con algo de pereza, movió su cabeza observando la hora en el reloj en la mesa de noche de la mayor, eran las once de la mañana. Suspiró con pereza y refregó su mejilla contra el fuerte pecho de la alfa antes de levantarse, o intentarlo.

Al intentar sentarse en la cama volvió a caer sobre el pecho de Yunjin, frunció el ceño y ahí se percató del fuerte agarre en su cintura. La pelinaranja la tenía atrapada y se veía que no tenía intenciones de soltarla. Con cuidado tomó su brazo y despacio la empezó a despegar de su cuerpo, teniendo un pequeño espasmo debido al susto por escuchar un pequeño gruñido de la dormida muchacha.

Finalmente logró escapar de sus brazos, la verdad no quería separarse porque se sentía muy cómoda.

Luego de lavar su rostro y dientes fue hasta la cocina a preparar el desayuno para ambas.

Mientras Chaewon se movía por la cocina, la alfa empezó a despertar. Palpó la cama y se alarmó al no sentir a su omega con ella, eso la puso en alerta. Todo rastro de sueño desapareció y salió volando de la cama con una cosa en mente.

Proteger a omega.

Chaewon se dio media vuelta mientras revolvía el jugo con el supresor triturado, el darse la vuelta dio un salto al ver a la más alta parada en el umbral de la puerta completamente seria mirándola fijamente, con una pequeña sonrisa dejó el vaso sobre la mesa.

—Ya despertaste, el desayuno esta listo —su sonrisa se empezó a borrar a medida que alfa se acercaba—. ¿Pasa algo...?

No pudo terminar de hablar porque Yunjin la tomó de las mejillas, apretándolas, haciendo que sus labios formen un piquito inconsciente. Huh movía su cabeza para todos lados verificando si estaba herida, para arriba, abajo y a los lados. También olfateó su cuello verificando que no tenga el aroma de otro alfa, frunció el ceño y abrazó a la castaña aplastando su mejilla contra su pecho.

Chaewon no entendía nada, no se esperaba esa reacción de la alfa y menos que soltara feromonas para impregnarle su aroma.

—Mía. Omega mía.

—Sí, amor, soy tuya —habló con algo de dificultad.

Yunjin no la soltó por diez minutos, diez minutos apresada por sus brazos. Al desayunar también tuvo que sentarse en su regazo y aceptar los mimos que esta le hacía en su cabello o cintura. Y estaría mintiendo si dijera que no le gustaba.

A eso de las cinco de la tarde, Chaewon se encontraba acostada en la cama de la alfa leyendo un libro mientras Yunjin daba vueltas por el departamento haciendo quién sabe qué, intentó comunicarse con Eunchae, pero era imposible, se ve que no tenía señal así que iba a tener que descubrir las cosas sola. Alzó la vista del libro al ver a la alfa parada en la puerta observándola con un pequeño puchero en sus carnosos labios.

—¿Qué sucede, Jin? —pregunta dejando el libro de lado.

La alfa caminó hasta la cama, gateó hasta la omega y apoyó su cabeza en su pecho refregando su mejilla mientras pasaba una de sus piernas sobre las suyas soltando un suspiro de satisfacción.

—Omega...

Chaewon sonrió con ternura.

—Ah, ya veo... Quieres mimos.

Subió una de sus manos hasta el cabello anaranjado de la mayor, enredado sus dedos y dando pequeñas caricias, mientras que con su otra mano acariciaba su muslo que estaba arriba de sus piernas. Juraba que podía escucharla ronronear levemente y como su respiración se volvía más pesada y tranquila, se había dormido en su pecho.

Apretó sus labios y cerró sus ojos tratando de no gritar y patalear por lo tierno que le resultaba eso. Como la mejilla ajena se abultaba y se refregaba acercándose más a su cuerpo buscando calor.

A eso de los 20 o 25 minutos la alfa comenzó a despertar observándola con sus ojos perezosos y brillantes, ahí Chaewon no se contuvo y la tomó de las mejillas.

—¿Por qué eres tan linda? ¡Joder! —exclamó repartiendo besos por todo su rostro y terminando en sus labios dejando picos y por último la abrazó por el cuello—. ¡Le haces mal a mi corazón!

La alfa no entendía la reacción de su novia, pero con tal de que la mime así no se quejaría por nada del mundo.

El celo de los alfas varía mucho, pueden ser muy mimosos, enojones, muy violentos y posesivos con su omega o que su lado sexual esté más presente. Yunjin siempre fue una chica cariñosa, pero en celo lo era más y eso le encantaba a Chaewon, no era la típica alfa fría y seria que demostraba poco cariño por su omega, era todo lo contrario y su enamoramiento crecía.

***

La alfa se encontraba sentada en el sillón mirando televisión mientras la omega estaba en la cocina pensado en qué hacer de cenar, llevaba pensando en eso hace diez minutos y no se le ocurría nada hasta que se acordó de la tienda de pollo frito a tres calles del departamento de la pelinaranja. Así que tomó su celular dispuesta a llamar, pero su ilusión decayó al recordar que en esa tienda no tenían delivery. Yunjin no la iba a dejar salir.

Cuando los alfas entraban en celo y lo pasaban con su omega oficial, no dejaban que salieran de la casa durante todo el celo debido a su lado posesivo y territorial.

Asomó su cabeza y observó a Yunjin concentrada en la televisión, se acercó y se sentó a su lado. Yunjin rápidamente la rodeó con su brazo, pegándola a su cuerpo.

—Mmmh, Jinnie —la llamó y rápidamente tenía la atención de la nombrada—. No sabía qué hacer de cenar y se me ocurrió comprar pollo frito en la tienda que está a tres calles, pero... no tienen delivery y tengo que ir yo

—No —gruñó con recelo.

Yunjin no permitiría que otros alfas se atrevieran a acercarse o si quiera mirar a su omega, su omega era suya, de su propiedad. No de alguien más y nadie tenía permitido verla o tocarla más que ella.

—Juro que no voy a tardar y que no voy a hablar con ningún alfa —prometió la castaña—. Además... omega se enojará si alfa no la deja salir, y alfa no quiere que omega se enoje, ¿o si? —rápidamente la extrajera empezó a negar algo asustada.

Chaewon sonrió triunfal y salió corriendo a la habitación para abrigarse no sin antes dejar un beso en los pomposos labios de la coreana. Antes de abrir la puerta y salir, Yunjin se le acercó y la abrazó de forma protectora dejando salir sus feromonas para impregnarla con su olor.

—Cuidado. Mucho.

—Voy a tener cuidado, amor. En menos de 30 minutos ya estoy de regreso, ¿si?

Chaewon tardó unos 10 minutos en llegar a la tienda, no había nadie por lo tanto el chico, que era un alfa, la atendió apenas entró. Se sentía algo incómoda, lo admitía, pues ese alfa no dejaba de verla, discretamente acomodó su abrigo dejando a la vista su marca.

—Tengo alfa, imbécil —maldijo cuando de alguna u otra forma ese alfa logró acorralarla en una de las paredes del local.

—Pero yo no soy celoso, cariño —Chaewon sintió asco.

—Pero mi alfa sí, así que déjame si no quieres terminar con la nariz rota.

Empujó al alfa y salió rápidamente del local, al llegar al departamento Yunjin detectó el aroma de otro alfa en su omega, soltó un gruñido que le dio escalofríos a Chaewon, esta sabía que Yunjin no le haría nada, pero los gruñidos de los alfas en celo eran más potentes que la voz de mando. Se acercó a la coreana y enterró su perfecta nariz en su cuello justo donde estaba la marca, soltó feromonas para que ese horrendo olor desaparezca de su preciosa chica.

Cenaron en un silencio cómodo, Chaewon en el regazo contrario como siempre. La castaña secaba sus manos una vez terminó de lavar los platos sucios, dio un pequeño salto cuando las manos de la mayor la tomaron de la cintura, luego chilló al ser levantada estilo princesa.

—¿Qué haces, Yunjin? —pregunta mientras la alfa la llevaba a la habitación.

La dejó sobre la cama y bajo la atenta mirada de Chaewon se quitó la camisa dejando a la vista su perfecto abdomen.

"Se está poniendo bueno", pensó con picardía.

La alfa abrió sus piernas y se metió entre ellas, Chaewon mordió su labio inferior algo ansiosa, pero Yunjin no hizo lo que ella esperaba, que era quitarle ropa, sino se acostó en su pecho soltando pequeños ronroneos refregando su mejilla contra esta.

A ver, Chaewon amaba mimar a la alfa, pero admitía que se había decepcionado un poco.

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