Capítulo 32

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Duvan

Suspiro por cuarta vez, ¿por que pedirán  esta reunión? ¡Yo no me puedo presentar! ¡Pidieron que yo no estuviera presente! ¡Soy el dueño!, ¡¿qué carajos pasa con las empresas de Smith?!  Son mis empresas las que están enlazadas con las suyas, ¿será que los Davies  evitan que se sepa algo?.

Pero ya no estoy con...

—Antony, ¿quién viene a la reunión?

—¡Todavía no lo sé! —se rasca la cabeza —¡¡Pero no se por que carajos preguntas, sos el maldito dueño!!, solo metete en la sala de reunión y listo, ¡carajo!

—¿Por qué estás tan enojado?

—No, por nada... —se tira hacia atrás mirando de cabeza por la ventana.

—Menos mal esta cerrada por que o sino, presenciamos un suicidio —me burló. Tomó asiento frente suyo.

—Amaneciste cómo muy chistoso, no estoy  de ánimo.

—Permiso — la secretaría de Antony y la mía ingresan —Señor Ferrer, llegaron los socios Smith, lo esperan en la sala de reunión.

—¿Cuántos son?.

—Por ahora vimos que son dos, pero uno salió por un momento. —nos hace una reverencia y sale de la oficina.

—¡Bueno, vamos! —Antony  se para de la silla y se soba las manos —Ésto estará bueno — mumurra, pero yo lo escuche, levanto una ceja, ¡que carajos planea este tonto!.

Nos encaminamos a la sala de reunión hasta que —Duvan, ingresa, se me quedaron los papeles de anulación.

—¿Papeles de anulación? — frunzo mi ceño — ¿Cómo así? ¿Qué anulación? ¿Qué me escondes Ferrer? —él se encoge de hombros.

—Lo sabrás en poco tiempo.

Veo que Antony  corre hasta su oficina, suspiro pesadamente, abro las puertas de la sala de reuniones  e ingreso.

—Buenos días, disculpe nuestra demo...

Al voltear y dar la cara, quedé de piedra, petrificado, una momia quedó pendeja a mi lado, me coloco frío, mi corazón se acelera. Ella se va volteando en cámara lenta. Me miró con el ceño fruncido, miró sus manos, las tenía empuñadas.

—Rodríguez

Ese fue su saludo, despierto de este largo sueño y comenzó a caminar hasta llegar donde está ella.

—Ahora soy Rodriguez, bueno, después de que tú...

—Vengó por otra cosa —me interrumpe— Vengo por la anulación de socios de esta alianza, mi empresa deja la tuya. Pagaré la demanda.

Mi cara es de poker, no me la quita nadie, frunzo mi ceño.

—¿QUÉ PASA CONTIGO?, por que me haces esto, porque llegas y dejas la asociación, ¡así que tu eres la que dejaste en casi en la  quiebra a la mayoría de socios y ahora lo haces conmigo!.

—Te dije que te alejaras de él, no tengo la culpa, ahora soy la dueña y yo veré que hago con mi dinero, y ahora no deseo una unión contigo ni con los tuyos —ambos nos retamos con la mirada.

—Pero entiende, muchas familias salen fracturadas gracias a esto.

—¿Ahora te importan las familias?

—¡Roxxan!.

—No, Davies  para ti —ambos le subimos la voz, me acerco a ella pero Roxxan  retrocede —Aléjate, ¿qué haces? —choca contra la pared seguido, infla sus mejillas como niña pequeña.

—Por qué te pones nerviosa, Davies — ella pone sus ojos en blanco.

—Ya exageras, además, quien se pone nerviosa, ¡deja de invadir mi espacio personal!, aléjate. —su pecho sube y baja, su aliento se cruza con el mio.

—¿Por qué? —estoy a milímetros de sus labios, un leve sonrojo apareció en sus mejillas.

—Por qué…—susurra, una fina línea toma sus labios, no sabe qué responder.

—No me dejes más.. —coloco mi frente de la suya, con una de mis manos acarició su cabello —No sabes como me ha dolido tu partida, Roxxan

—No sigas, no lo digas, no me hagas esto, nosotros jamás debimos... —con la misma mano que acariciaba su cabello, la corro con fuerza hacia a mi  y la beso, me apoderó de sus labios, no dejo de mirarla pero ella, tenía sus ojos cerrados, estaba quieta más no forzaba el beso, simplemente nuestros labios quedaron unidos. — No sigas —susurra contra mis labios —Ya nada es igual. — se aleja de mí, no me mira, solo me da la espalda —Dejó aquí los documentos. Por favor, firmarlos y envíalos a mi oficina, nuestro trato está deshecho, entre tus empresas y las mías, no habrá más unión. —toma el pomo de la puerta —Cerremos ya este capítulo, Rodriguez, nos hace daño.

Sale de la sala, cierra la puerta, pegó un grito desgarrador, le doy con fuerza a la pared, ¿por que carajos mi vida tiene que ser complicada? Pero... Ella tiene razón, si volviéramos las cosas otra vez se pondrían mal, además están nuestros  hijos en medio, no quiero que Emma y Emilia... Aaaggg

Maldita sea... ¿Por que volviste Roxxan?

.........

Reyk

Llevamos una semana en Brooklyn, no veo ninguna novedad y mi madre ha cumplido su palabra, aunque...

La escuché llorar nuevamente, ya lo vio.

Las huellas del dolor siguen presentes en su vida, y en la  nuestra, y una que se va notar para siempre es Queen, no lo digo por dolor, sino por qué es su hija, es hija de ese hombre. Es su viva imagen, no lo recordará siempre.

—Hermanito. ¿En qué piensas?, estás como mamá, te elevas y uno está hablando desde hace rato, me ignoran mucho —se cruza de brazos.

—Disculpame Queen, dime, ¿necesitas algo? —ella niega.

—Solo quería decirte que hoy es mi primer día en el jardín, pero Clara prometió recogerme al medio día, y de ahí, iremos a la academia de mi madre.

—Ah verdad, nos vemos ahí, portate bien, vas con Clara, no le des dolores de cabeza.

—¡Por quién me tomas! —infla sus mejillas, si es tan parecida a mi madre.

Ya pronto será  su apertura, pero esta vez es diferente.

—Hermanito, esta tarde, vámonos. —asiento, que fiebre, ojalá así sea siempre.

Salimos de mi habitación, tomó mis cosas de la mesa, mi madre nos pasa nuestros desayunos

—Buenos días, Roxxan.

—Y dale con lo mismo, ya que, ya estás más grande y no lo comprendiste. —infla sus mejillas, idéntica a Queen

—No comprendes que ese es mi amor.

—¿Gracias?.

Rei suavemente —Nos vemos en la tarde en la academia —ella asienta —Me voy con Queen, pero recuerda que no siempre la podré llevar.

—Dicelo a ella, no a mí. — pongo mis ojos en blanco, mi hermana toma su lonchera y sus cosas, y sale del apartamento, me voy detrás de ella

Cuánta energía.

—Nos vemos, mamá —gritamos los dos al mismo tiempo.

—¡Qué les vaya bien a los dos! —y si, mi madre no está bien, sus ojos me dicen que está muy triste, como haré para que mamá vuelva a ser ella.

Pará qué mamá, vuelva a sonreír.

.......

En el camino a la escuela de mi hermana, se la paso cantando... Ni se lo que cantaba, pero cantaba

—Mamá, papá, hermano y yo. Una familia feliz, durururu... — abro mis ojos,  eso sí lo entendí muy bien, niego varias veces.

Estacionó el auto y me bajo de este, le abrí la puerta a mi hermanita y le ayudó a bajarse, caminamos los dos de las manos, las madres nos miran, en Londres  solía pasar esto cuando Queen comenzó a ir a la escuela.

Un leve sonrojo se apodera de mis mejillas; al llegar a la entrada y entregar a mi hermana me lleve una gran sorpresa

—Buenos días.

—Buenos días —ella sonríe, pero se le ve que sus intenciones es gritarme, golpearme, insultarme... Le sonrió de medio lado para sacarle más la piedra.

—Te la dejo en tus manos, me la entregas entera — ella sale de su burbuja y mira hacia abajo, no había caído en cuenta, Queen estaba escondida en mis piernas

—Hola pequeña, ¿cómo estás? —como cambia ella, se agacha a la medida de Queen y me comienza a hablar. —¿Cómo te llamas?

—Queen Davies ¿Y tú?

—Soy la profesora Emilia Rodriguez. Ven vamos con tus amiguitos, la pasaremos estupendo, despíde te de...

—Chao, hermanito, nos vemos en la tarde, no faltes —me da un fuerte abrazo, le doy un beso en la frente

—Pórtate bien, haz caso a tu profesora.

Mi hermana ingresa a su colegio corriendo, creo que ella le dio confianza

—No está demás recomendarte a mi hermana —ella bufa

—Es mi trabajo, despreocupate.

—Ajam.. Nos vemos... —me despido pero..

—Ya veo por qué ella se puso así... —abro mis ojos, y continuó caminando directo a mi auto.

Se de quien habla perfectamente, pero nada debe influir, ya han pasado tres años y medio, además, ella está con su novio el pendejeo ese, que no me joda mi vida.

.......

Por fin llego a mi universidad, ingresó al área de estacionamiento, estacionó mi auto cerca de la torre administrativa, la sombra, por lo visto cae muy seguido, así el auto no se me calienta.

Me bajó de este y me tope con unos ojos avellanas bastante dorados, su cabello es rubio, casi blanco y su cuerpo...

—Otra vez —camina ignorando mi presencia, reí  por lo bajo, levantó mis hombros restando importancia.

Me coloco los audífonos en mis oídos y comenzó a escuchar mi música.

Toco mi oreja, abrí mis ojos, el arete, se me había olvidado por completo, desde que ella me lo dio no me lo quite y tampoco lo cambie.

Levantó los hombros restando importancia, no creo que lo recuerde.

Introduzco mis manos a mis bolsillos, al pasar por la entrada principal, las miradas se apoderan de nosotros, es inevitable pero, Emma sigue igual de hermosa, bueno ahora es una mujer demasiado atractiva, pero...

En fin, veo que las niñas que me miran y me comienzan a saludar, las ignoro, pero cada vez que Emma espiaba sonreía a ellas para ver sus reacciones.

Reí  internamente, se veía furiosa, vamos a jugar un rato, al fin y al cabo no tenemos nada que perder y pues, estoy aburrido.

—Entonces, joven Davies  —freno mi andar, y miro al frente, ¿estos profesores no dejan que uno llegue o que? —¿Que decidió?

—Primero quiero conocer el equipo, quiero ver su estrategia, quiero saber cuanto han ganado, quiero saber todo antes de decirle que si, pero si su equipo es mediocre me toca empezar de cero con todos.

Paso por su lado, ese profesor tenía los ojos afuera de sus cuencas, creo que lo tomó por sorpresa con mi respuesta.

A mi me gusta ganar, si él accede a lo que le pido. Ingreso. Pero el problema es... ¿Que tan malos son?, por que se veía que casi no invierten en ese equipo.

Suspiro pesadamente, por fin llegó a mi torre; al llegar a la puerta alguien choca contra mi hombro.

—Lo sien..¡Mierda! —parpadeo varias veces. Me hago el dolido.

—Señorita, usted pega muy fuerte, parece niño, ¡que miedo! — ella frunce su ceño —Además de ese vocabulario, no es muy bien de una dama, ¡que pena! —paso de largo se veía que todos estaban en sus puestos, miró de reojo la entrada. Emma seguía con la boca abierta y sin respiración, creo que no esperaba  una respuesta de alguien como yo hacía  de drástica.

Está muy acostumbrada a que la halaguen todos. Esto se va a poner mejor.

—Oye... ¿A quién miras?, no le vuelvas a hablar.

—La verdad, me importa poco, no le hable, simplemente chocó contra mi hombro, dile más bien a tu novia, que mire por donde camina. —paso por su lado, hasta llegar al final de la fila. Me siento en la silla y miró a través de la ventana, suspiro con pesadez, hasta cuando toca esperar que el decano ingrese.

Me cruzó de brazos, el grupo de Emma no paraba de mirar para donde estoy yo, y bueno no solo ella... No quería llamar la atención pero es algo inevitable conmigo y cuando mamá le da por recogerme es  peor. Me toca fulminar a todo el mundo, ya se la quieren devorar con la mirada.

No respetan..

—Buenos días estudiantes... — todos se levantan y le hacemos una reverencia —Oh, Reyk Davies, ya tomaste tu  lugar —fruncí mi ceño, ¡como sabe quien soy yo!  —Soy la hermana mayor de Clara —cierro mis ojos con fuerza... Clara... Me las pagas.

—Mucho gusto —vuelvo hacerle una reverencia, pero esta vez pequeña

—Esperó que te animes a darnos muchos trofeos.

—No soy máquina. —me cruzó de brazos

—Lo sabemos, y se como eres así que ya vengo preparada —ella me sonríe y deja de sonreír cuando mira a los demás —Les presento a su nuevo compañero, espero que se lleven bien, es un prodigio. Ahora es el que ocupa el primer puesto tras hacer el examen de ingreso — me doy un golpe en la cara, ¿cómo es posible que diga eso en voz alta?.

Bufo, miró otra vez por la ventana abro mis ojos a más no poder, me acerco a toda velocidad a la ventana. Ella mira hacia arriba, me sonríe y me saluda para después correr escaleras arriba.

No lo pensé dos veces y corrí hacia la entrada de mi salón y al verla correr con sus cabellos dorados y muy feliz la detengo con la mano

—Stop — ella frena como si fuera un carro y vuelve a sonreír.

—Hi Reyk, I missed you dear (Hola Reyk, te extrañe cariño) —si cumplió con su palabra, se me tira encima haciéndome caer para atrás dentro del salón, la muy descarada no le importa tener ese falda tan corta y treparse encima mio para besarme, la alejo un poco para verla a sus ojos. Esos ojos azules profundos, son como un océano, hago que ella mire hacia el alumnado, se pone roja y se comienza a incorporar, me levanto de mala gana del suelo y la miro mal.

—Are you crazy, Beca (Estás loca, Beca) — camino directo a mi mesa, que pésimo día estoy viviendo en mi primer día, hasta mi ex novia, bueno, mis dos ex novias están aquí, ¡en mi salón! ¡En mi carrera! ¡En mi vida! ¡En mi universidad!

¿Qué puede pasar, no?

........

Roxxan

Había terminado de organizar mis cosas, la oficina estaba mucho mejor y la de mi querida Cloe también, quedando al lado mío; solo quedamos las dos arriba, mi padre y el tío quedaron en el segundo piso. Así los acondicione, y como subdirectores de nuestros puestos, también son parte de esta organización.

Mi madre y la tía  están de viaje, cuánta hipocresía de esas dos.

—Jefe .. — ingresa mi secretario, asiento, estaba leyendo unos documentos muy sumergida en números, socios y demás — El señor Rodríguez, necesita hablar con usted, ¿que le digo?.

—Qué tengo mi agenda  llena, que no hay espacio para él, es más, que me fui de viaje y que no vuelvo  nunca, que me deje los documentos firmados con…

—Ajam, ¿algo más que deba saber? — mi corazón late a mil, ¡mierda!. Menos mal tengo los documentos contra mi cara, cierro mis ojos con fuerza.

—Harbie, puedes retirarte — él me hace una reverencia, no quiero regañarlo, pero debo llamarle la atención, o puede que esté acostumbrado a dejarlo pasar por el abuelo. En fin.

Dejo mis documentos en el mueble, suspiro con pesadez  y miró a Duvan a los ojos — ¡Ya firmó los documentos! Necesitó mandar eso con...

—Basta Roxxan, ¡para ya! —veo que cierra la puerta con llave, se acerca a mi como si fuera una fiera, me mira mal, su ceño estaba muy fruncido, la verdad tengo miedo, pero no se  lo demuestro, sigo de pie esperando que me haga algo.

—¡No tengo por qué parar!, simplemente estoy cortando lazos que no debemos tener, ¡no más!. —le hablo fuerte, mis lágrimas están apuntó de salir, no soporto esta situación, me duele demasiado, pero están ellos…

—¡Basta! ¡Te dije que ya basta!... —¡Pero Qué carajos!....

..............
Continuará
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