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⟨⟨¿Está bien sentirse mal cuando finges estar bien?⟩⟩

Montserrat White 🥀

Él ya había detenido el coche justo antes de que pudiéramos experimentar la muerte en este mundo me eché para atrás del puesto coloque una mano en mi pecho, mi corazón latía con fuerza, segundos atrás creí haber muerto. Tenía la respiración agitada.

Gire a ver Max, él miraba encima del volante tenía el ceño fruncido, así como también tenía un puño en su mano, relamió sus labios lentamente luego se giró para encarar entonces ahí estaba otra vez. Incómoda, intimada, me sentí diminuta a pesar de estar sentada. Lo había puesto furioso, enojado y casi nos caemos por mi culpa.

—Montse—Pronunció mi nombre con lentitud tanto que sentí ya que me había matado solo con decirlo—Dime que la idea de buscar la historia de ella, no es cierta.

No sabía cómo mentirle a Max, no sabía con que cara verlo en estos momentos solo quiero que la tierra me trague y me escupa en un mes.

—Yo...—cerré mis ojos, baje la cabeza entonces él entendió perfectamente.

Le mire luego con disimulo, estaba balanceado a un lado del puesto, tenía el codo puesto por la ventana y su cabeza estaba apoyada a la palma de su mano. Estaba pensativo, quizá analizando como mandarme a la mierda después de todo.

Jugué con mis dedos un rato, inquieta puse la misma expresión de él, de reojo veía como tragaba, cómo miraba a los coches que pasaban a nuestro alrededor.

Pensé que se devolvería o que no me volvería a hablar pero no pudo contenerse más y lo dijo:

—Te llevaré a la biblioteca—dijo, su voz fue gruesa, volvió a encender el coche—Lees lo que tienes que leer, volveremos a la guarida y olvídate de ella. Es peligrosa.

Aquí otra vez, este parecía estar igual a delmon ¿Por que quieren que no sepa sobre dark magic?. Acaso dark magic... Sabe de mi existencia y no quiera pelear por eso ¿Pero por qué?.

—Por que le temes-atreví a decir, él se detuvo antes de manejar creo un puño y lo descargo en el cristal de la ventana que pensé que lo había hecho pedazos pero el cristal es más fuerte ahí me altere un poco más—¿¡Por que todos temen!? ¡Eso la hace más fuerte! Y no pienso quedarme sin...

—No pienso arriesgarte, ¿Entiendes?—vocifero Max, me regreso la mirada con furia—No le temo a ella, jamás le he tenido miedo, ella no es superior. A lo que tengo miedo es a que te lastime, eres importante.

¿Soy importante? ¿O mi poder es el importante? ¿Cual de los dos? Todos dicen lo mismo, me siento como un objeto... Me siento tan pero tan estúpida estando sentada en este coche. Iba a decírselo pero él me dejo claro esto:

—Hice la promesa al hechicero—argumentó recordando aquel día-No pienso que nadie ponga un dedo sobre ti ¿Entiendes? Ahora vamos, irás a la biblioteca y luego regresas. No pienso decirte más sobre dark magic.

Era cierto, aquel día el había dicho que me cuidaría bien, lo recuerdo perfectamente.

—Max Einstein, siempre se atento no te dejes llevar por la oscuridad de esta magia. Te lo digo en serio. Y prométeme que cuidarás de la chica.

Ese fue el día en que conocí más al Einstein, supe que no era un chico igual al resto. En él había algo diferente. Me causa temor pero Max... Hay algo en él que lo caracteriza un chico no humano.

Deje que él dijera algo y luego no hablamos durante el trayecto, estaba cabizbaja jugando con mis dedos hasta que me deje llevar del aburrimiento que me quedé dormida en el asiento del coche.

—Montse... Despierta.

Apenas oí la voz de Max, abrí con pereza mis ojos estire un poco mis brazos y frote mis ojos.

—¿Por cuanto tiempo estuve dormida?-Logre decir entre los bostezos, Max no respondió.

Cuando termine de frotar mis ojos gire para ver qué Max estaba mirándome, me sentí algo extraña seguro él lo noto.

Max no dijo más nada así que mire al frente y estábamos justo a la puerta de la entrada de la biblioteca. Abrí la puerta del coche pero antes de bajarme Max dijo:

—Te daré una hora—puntualizo apagando el coche—No quiero que te pases de mi confianza.

Asentí corriendo-entrando a la biblioteca, todo era medieval, una estantería gigante de libros que llegaban hacia el segundo piso. Una escalera con acceso a dos pasillos llenos de libros. Por suerte habían etiquetas de categorías.

Amor
•Arte
•Magia
•Isla oscura
•Primeros dioses
•Historia de Cristopholis.

Y a fin, tomé los libros y me senté a leer. Mi objetivo en buscar en el índice una pista sobre dark magic había sido una tontería por qué ningún libro hablaba sobre ella. Era tan extraño... Como si ocultaran la verdad de esa magia oscura, como si quisieran que nadie supiera la verdadera historia de ella.

Termine de leer los libros cuando mire la hora en mi celular me había pasado cuarenta minutos más después de la hora, me apresuré a guardar los libros corrí cuando vi que Max empezaba a encender el coche. Ingrese a el.

—Dije una hora—vocalizó con lentitud—No una hora y media.

No dije nada, Max me parecía bien como a veces un poco autoritario, como si él solo tuviera derecho de hacer lo que quisiera. Me sentí como un objeto, como una cruz que Max tenía que cargar hasta llegar a su muerte ¿Por qué habría tomado la responsabilidad de cuidarme solo por hacerle caso a un hechicero? Solo era eso o había algo más que obedecerle quizá una chispa de...

«No creas que él piensa lo mismo que tú nena».

Olvídalo Enshandres.

El trayecto fue más incómodo esta vez, las estrellas se veían muy lindas... Era la noche que las veía en coche, en Pensilvania me encantaba verlas todas las noches.

Max ya había quitado el oscuro del cristal así que ya podía ver desde mi altura a los coches hormigas. Esto es como estar en una montaña rusa da lo mejor de miedo.

Deje de ver los pequeños autos cuando cortinas de aguas me taparon la visión desde el cristal. Estábamos pasando por el medio de esas cortinas de agua pero no estábamos en la guarida, me pregunté a donde íbamos por qué antes no había pasado por aquí.
Max acelera un poco más el coche, ya nos habíamos metido en un túnel oscuro que solo nos dejaban ver unas linternas pegadas a ella de color rojas. La verdad lucían muy lindas y le daban un toque de perfección a la pared de piedra del túnel.

El gran pasillo fue reemplazado por unos árboles que desde la copa de ellas colgaban luces de navidad hasta su tronco, habían mesas con bebidas y gente por todas partes. las chicas llevaban vestidos de fiesta acorte al lugar; en cuanto a los chicos llevaban playeras con shorts playeros incluso pantalones.

En un extremo había un DJ con una excelente música que... Me comenzó a gustar su sonido.

La gente se tomaban fotos en...olvide mencionar que habían palmeras con cocos de luces (esto es genial) linternas colgaban por todo el lugar, había piscina... Todo parecía estar en una de esas películas cuando llegas llamas la atención y luego pasa algo que quedas como la pendeja en pleno espectáculo.

Habían varios coches estacionados, cerca de un modelo igual a de un Aveo había un pequeño espacio justo perfecto para el auto de Max. Lo llevo a ese lugar y se estacionó. Apagó el coche.

—Vamos.—dice, jala la manija del coche y sale de él, luego antes de que me abriera la puerta como hombre caballeroso yo la abrí y salí del auto.

Me sentía como una ridícula ante el resto de las chicas, esos vestidos elegantes mientras yo solo llevaba un pantalón ancho café, una camisa de rayas beige y unos zapatos blancos... Mi cabello un desastre, me sentí muy mal con ese horrible outfit mientras él resto estaba fabuloso.

Max se dio cuenta que no lo seguía entonces se devolvió con el ceño fruncido se detuvo a centímetros de mi. Lo mire con cuidado, él hizo lo mismo. Hasta que soltó aire por su nariz.

—¿Por qué no me sigues?—me pregunta, calmado, sereno con tierno—¿no te gustan las fiestas nocturnas?

No me gustaban.
¡ME ENCANTAN!

solo que el detalle era mi vestimenta, no me sentiría bien lucir como la tía más fea de la fiesta con el tío más delicioso de esta cuando hay mujeres mejor que yo. No me gustan las críticas... Y si, ellas tienen derecho a hablar sobre mi espantoso outfit de la noche por qué hasta yo estoy de acuerdo.

—No me siento bien-admití, él apretó sus labios un poco—Si me hubieras hablado de que vendrías a una fiesta nocturna por lo menos me abría vestido algo más... Del lugar ¿No crees? Pero no me dijiste.

—Yo te dije que te llevaría a un lugar—Contesto sin darle importancia a mis palabras—Y si hubieras sido más inteligente me hubieras preguntado.

Era obvio, él me había dicho que me llevaría a un lugar ¿Pero le costaba decirme que era para una fiesta? Baje la mirada y asentí de verdad ya me sentía super mal.

—No importa.—puso sus manos en mis hombros con un suave frotó sus manos en ellos, me relajo un poco—A nadie le debe importar tu vestuario, la gente no es nadie. Nadie es más que nadie. Todos somos iguales, yo soy rey ellos mis súbditos, y tú...

Se detuvo mirándome los ojos, casi analizando pensé que diría algo extraño pero cuando lo dijo me calme del todo.

—Alguien que me importa y merezco cuidar—finalizo—asi que no permitiré que te digan nada, ¿Vale? Pero no te alejes de mi. Mira que dark Magic ataca de cualquier forma.

Me sentí tan... Pero tan...

Tan...¿Cómo decirlo? Halagada, No. Me sentí en buenas manos, me sentí en las manos de un verdadero hombre un chico que aún no es capaz de pensar por sí pero que me encanta verlo frustrado o preocupado por los demás incluyéndome a mi. Sentí la necesidad de acercarme a él pero no fue necesario por qué él fue quien dio el primer paso.

Me abrazo.

¡Te engañe! ¿Pensaste que me había dado un beso verdad? Bueno solo fue un acojedor abrazo pero que me dio algo de...

«Bla bla, mira nieta de Drácula ve mejor a la fiesta».

Celosa ejem...

Cuando nos separamos por qué había que hacerlo él dio la vuelta para caminar, yo lo seguí. Había tanta gente que era fácil que me perdiera entre la multitud mientras pasaba la gente me pisaban pasaban con rapidez que pensé que me iban a tumbar pero Max entrelazó su mano con la mía, así no me perdería de él. Vaya chico tan astuto.

Al cruzar el flujo de personas llegamos a un par de mesas con copas llenas, había un jarrón lleno de coctel pero no sabía si las bebidas de este mundo eran iguales a las de mi mundo. Bueno la comida era bueno, extraña pero buena.

Cuando estuvimos más cerca de la mesa una chica se estaba besando con un hombre literalmente se estaban haciendo un lavado de gargantas entre ellos, me produjo un escalofrío ver cómo rozaba su lengua por la parte desnuda de su piel. Él chico era no tan alto, su piel morena, y cuerpo fornido. Parecía a el dios Poseidón.

Él chico luego de hacer el lavado de garganta con su novia o lo que fuera esa chica de él. Miro a Max con una maliciosa sonrisa, se acercó a darle una palmada acompañada de un saludo luego el chico junto con otros más se me quedan mirando como diciendo «Galan ¿Esta chica es tu novia wey?» pero no dijeron nada igual me saludaron como si hubiésemos sido amigos de toda la vida.

Horas después la fiesta comenzó a dar un cambio super interesante, la comida era super deliciosa, las bebidas eran algo extrañas por eso solo tome dos copas. Tuve que ir a orinar tres veces consecutivas.
(La la la atrás de una palmera la la la), olvidemos esa parte y regresemos a la fiesta, en cuanto la música aumento todo dio también un giro super potente.

Max me estuvo presentando a un montón de gente, diría que para ser un chico conoce a más de un millón de personas, bueno, él es un rey por obviedad debe conocer a todos los de la ciudad mágica.

Estuve viendo como una chica con excelente figura estética se acercaba a nosotros con pasos firmes con una mayor elegancia a la que un hombre se derrite. No me limité a mirar como los amigos de Max se la comían viva sin mermelada, pero me sorprende como Max no la está mirando; Max está completamente embelesado en su copa incluso por lo que estoy viendo en toda la fiesta solo ha estado bebiendo como también bromeando con los chicos.

La chica no tardó en llegar a donde nos encontrábamos. Tomó una copa que estaba disponible en la mesa con hielos y rebanada de naranja. Se situó a nuestro lado derecho donde no había nadie, la chica sonrió al resto.

—Vaya... Tiempo sin ver al Dios griego, Hades, en una de estas fiestas—posó su mano en el hombro de Max manoseando esa parte de él, algo por dentro me produjo algo así de rabia... Ganas de golpear o insultar a la chica acaso estaba ¿celosa?.

Esperen... ¿Dijo fue Dios griego Hades? ¿El dios del inframundo? Esto me trajo algo de curiosidad una nueva ventana por cerrar así que tenía que investigar el por qué ese apodo pero luego no me importó seguir con eso cuando justo uno de los chicos dijo:

—¿Enserio Dios Hades? Si Max es el dios Zeus ¿no crees Shikari?—le pregunta a una chica entonces la chica asintió algo borracha.

Ahora era Zeus no entendí a qué se estaban refiriendo con eso de los dioses griegos... Aunque pensándolo bien podía callar esas dudas con una pequeña niña que si se sabe la vida de su mayor hermano.

Max no se quedó callado al escuchar su nuevo apodo así que se levantó de la silla, aún no estaba del todo borracho aplaudió que eso me causo extraño de él pero se refería a la molestia de esas ridículas comparaciones.

—Zeus... Ay, Zeus, ¿Cuál debería escoger?—ironizó con una indirecta a la chica que estaba sentada—Un dios oscuro o un dios halagado aparte de mujeriego ¿Cuál fachada me queda mejor Grecia?

La chica que estaba sentada aquella rubia ojos marrones labios carnosos y un lunar pequeño cerca de su boca, se levanta al escuchar su nombre, se cruza de brazos observa a Max de pies a cabeza luego le sonríe apenada.

—Olvide quien eras...—se rasca la nuca, luego mira a Max—Pensé que eras Jhose, olvide que había el segundo gemelo de La realeza.

¿Segundo gemelo de la realeza? Acaso ellos dicen que son hermanos para ocultar su identidad o por algo dicen eso, no es casualidad que ellos tenga su gran parentesco ¿No? Pues al parecer la chica confundió a Max con jhose eso debido a que son casi idénticos parecen hermanos.

—Tranqui, sabía que te habías confundido, Grecia—Max termina de tomarse la copa, toma otra que estaba en la mesa—Igual, jhose no merece esos apodos.

Uno de los chicos que estaba con nosotros toma una copa da un largo sorbo mientras lo hacía su mirada se situó en mi, al terminarla me dedico una mirada de malicia o incluso hasta ganas, mire al frente para ignorarlo entonces por tontería volví a mirarlo y me guiño el ojo. Vale, ya sabía lo que quería.

Los chicos se levantaron del círculo que habíamos formado con las sillas, algunos toman parejas para bailar un reggaetón muy bien, quedé sola con ese chico por qué Max salió con la excusa de ir a saludar a unos viejos amigos, me quedé sentada mirando como todos se alejaban.

Solté aire por la nariz, no quise mirar al chico rubio de ojos verdes que estaba a mi lado con una nota de querer estar conmigo, así que no tuve la necesidad de hablar por qué él lo hizo:

—Hey, chica—Me llama, por alguna razón tuve que voltear, esa fue la peor decisión que hice, él chico sonrió se levantó de la silla—¿Como te llamas? No te he oído hablar durante la fiesta.

Me levanté también de la silla para decirle mi nombre e irme a alguna parte donde estuviera lejos de ese chico.

—Montserrat—pronunció, deje la copa en la silla, di unos pasos pero el chico me detuvo.

—¿Quieres bailar conmigo?—me sujeta por el brazo.

Sentí ese aire de hombre que obliga a las personas a hacer lo que quiere, pero conmigo no iba a hacer eso... No lo iba a permitir además no estaba sola en esta. No quería pasar por lo mismo del elfo.

—No...—me zafe de su agarre pero el insistió con más fuerza, en ese lugar ya casi no había gente mire a todas partes buscando a Max pero no lo encontré—Suéltame.

Mientras intentaba quitarme de su otro agarre algo pasó con el ambiente que la música se puso lenta, las luces se fueron apagando, la gente se fue. Y unas paredes verdes sucias aparecieron. Unas rejas y una persona a la que no quisiera recordar apareció en ese lugar. El elfo.

Muy tarde ya es hora de... ¿Eres virgen? ¡Ja es tarde, hora de quitar tu honra bella!

¡Linda piel!

¡Vamos come zorra!

Siempre tuve ganas de ti cucaracha.

Esas palabras pasaron por mi mente, trague saliva mirando si era real lo que estaba viendo o no era real pero si fue una ilusión juro que casi se me paralizó la sangre.

Cerré mis ojos con fuerza cuando los abrí me encontraba en la fiesta otra vez, él chico estaba aún insistiendo a que fuera a bailar. Me arme de valor y fuerza para huir de su agarre.

—Lo siento.—me zafe de él y salí de esa fiesta.

No comprendía por qué todavía seguía con esos nervios hacia los desconocidos. Todos me causaban el mismo temor de que se querían solo aprovechar de mi... Deseo olvidar ese recuerdo pero me es imposible hacerlo borrar de mi memoria, en mi mente solo pasa cuando sus uñas rozaban mi abdomen y como me besaba el cuello con su asquerosa boca... Todo de ese elfo de produce asco.

Desacelero el paso cuando estuve lo suficientemente lejos de la fiesta cerca de unas palmeras donde apenas se oía la música, no aguantaba más, solo quería salir de esa fiesta. Una mala vibra me causo ese chico.

—Maldito elfo—musite entre risas ácidas, había un coco en el piso, lo pateé lejos con toda la rabia que recargaba.

Un gran nudo se estaba formando en mi garganta, si debía llorar no quería hacerlo. Hice una promesa donde jure jamás llorar pero que hago si las ganas me están pidiendo que lo haga.

«nena, es necesario que llores... Así te sacas ese dolor».

Por mucho que quiera no puedo.

Cerré mis ojos con fuerza luego los relaje, cuando me gire para seguir en la fiesta detrás de mi estaba Max con dos copas, él se veía normal feliz por su parte. No debía tampoco decirle lo que me había pasado así que gustosa tome la copa y la bebí lo más rápido que pude casi me ahogue pero soporte las ganas esas.

Max se quedó en pleno desconcierto, nunca me había visto beber así.

—Max—le llame, él asintió bebiendo su copa aún algo sorprendido—¿Puedes llamarme a la guarida?

Max se terminó ahogando con su copa, escupió la bebida luego se limpio su boca.

—¿Tan temprano?—Se limitó a decir—¿Pero por qué? ¿Pasó algo?

Baje la mirada, eso fue más que decirle sobre lo mal que la estaba pasando. Él ojos azules tan caballeroso acepto llevarme hasta la puerta de la guarida luego él se regresaría a la fiesta para continuar con el bochinche.

Mientras íbamos en el auto me limité a mirarlo, solo me mantuve en un silencio sepulcral donde no dije palabra alguna y el no se preguntó nada así que ninguno pasamos palabra.

Al llegar a la guarida solo me dijo que le daba flojera regresar a la fiesta así que volvería otro día. Guardo su auto... Nos encaminamos por el pasillo hasta que llegó el momento de separarnos por qué cada uno debía de ir a sus habitaciones.

—Espero que pases una buena noche—comenta Max ya calmado con una sonrisa retorcida.

Esa expresión coqueta de él me llevo a no mirarlo así que debí despedirme también de él.

—Tambien descansa, Max—desvíe la mirada de él, entonces eso fue el acceso a todo literal.

Max llevo una de sus manos a mi mejilla, acarició con mucha delicadeza cada parte de ella, el corazón comenzó a latir de emoción otra vez.

—Lo siento—pronunció a medida que se acercó a mí, depósito un beso en mis mejillas luego acarició la zona besada-Me siento mal por haberte gritado... Estos días me he estado comportando como un imbecil contigo, pero a veces me sacas de mis casillas mi pequeña.

Tan lindo es, tan especial como malhumorado, este chico es único.

Sonreí entonces esa sonrisa se convirtió en la tristeza más grande de mi vida hasta el lo noto, algo que ese nudo me provoco que no aguante más entonces me cubrí el rostro con mis manos, me sentí tan débil que unas lágrimas se escaparon de mis ojos.

—hey, pequeña—intento reír Max por qué no sabía si me hacía la que estaba llorando pero luego comprendió que de verdad no fingía nada—Pequeña estás... ¿Pequeña que pasa?

Me intenta quitar las manos de mi cara pero no lo permito entonces me envuelve en sus manos, sentí latir su corazón como percibí su olor, un olor a perfume como a masculino un olor tan delicioso que no quería separarme de él. Max comenzó a enredar sus manos en mi cabello. Incluso creo que depósito un beso en el. Gracias que lave mi cabello hoy.

—Pequeña dime qué te pasa—Me decía, pero visto que no respondía—Lo que sea que te haya pasado ya no le des importancia, y si alguien te hizo algo recuerda que aquí estoy yo. Yo estoy para ti mi pequeña. ¿Te he dicho cuántas veces me importas cierto? Bueno no me importa repetirte la misma frase todos los días, chica me importas... Y si un patán te hizo algo, yo estoy aquí para defenderte. Por que yo...

Se detuvo cuando se separó de mi, lo mire a los ojos mientras me limpiaba las lágrimas con sus pulgares, apretó los labios como si algo le causara rabia... Me llegó el pensamiento de que estaba molesto con el que me hizo algo.

—Me molesta verte llorar, tú no te mereces esto mi pequeña... Nada malo debe pasarte—termino por limpiarme las lágrimas—siento que me estoy descuidando contigo, a partir de ahora te voy a proteger el doble. Todos no deben tocarte sin mi permiso o el tuyo... Nadie debe hacerte daño, estarás bien mi pequeña eso lo aseguro. Voy a cuidarte más y voy a enseñarte como defenderte en caso de que yo no esté.

—¿Por que haces esto más?—pude decir a pesar de tener la voz entre cortada—solo por la promesa o... ¿Por qué?

Ahí tenía que comprobar lo que él sentía o si solo lo hacía por la promesa.

—Vale, hablamos mañana—se separa de mi dispuesto a irse a su habitación.

—Max... No intentes huir dime—le grito, él se voltea con la intención de replicar.

—Me importas, solo por eso—descaradamente lo dijo—y también la promesa.

....

Holi, vaya que Max si es cruel con ella vale.

Les mando un abrazo virtual a esos fieles lectores que les han gustado mi historia 🥀♥️
Nos leemos.

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