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Capítulo 25
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¿Hoy fue normal?

⟨⟨El amor es como el vicio, una vez lo pruebas ya quieres más y más⟩⟩

—Angeles Carrasquero.

Montserrat White 🥀...

Al abrir mis ojos sonrío a medida que me doy cuenta. La tenue luz que se  cuela por la ventana y se posa sobre el rostro delicado de Max quien está dormido sobre mi pecho, un pequeño dolor en mis senos es lo que recibo, está encima de ellos es obvio. Su peso no me molesta lo que me deja desconcertada es... ¿Por qué encima de ellos? Eso es definitivamente varonil de su parte.

«¿Y como tiene que ser pues? Es hombre obviamente va a querer dormir en ellos, seguramente se confundió con la almohada aunque... Retiro lo dicho porque tus senos son del tamaño de un...

Cállate, ya lo sé.

La pierna de Max está sobre las mías ¿Eso fue para que yo no me alejara? Al parecer si, mientras que su cabeza está en mi pecho sus pies casi se salen de la cama y su cabello está por toda mi camisa, no puedo creerlo. Jamás me imaginé estar dormida a su lado, él relajado en sus sueños y yo mirándolo. Sin duda es lo más hermoso de la mañana. 

Busque la manera de bajar su pierna para ir al baño, no lo quería hacer pero no me iba a quedar en esa posición hasta que él se despierte.
Alejé su pierna de la mía y para mí sorpresa sus manos fueron a mi cintura y me llevaron hacia él. Ahora su rostro esta más pegado a mi pecho mientras descansa sobre ellos. Es tierno durmiendo.

La única forma de que me logre escuchar para que me suelte es hablarle al oído, alcance su oreja con éxito para susurrarle. Al no quedar en la misma posición Max baja sus manos hacia mis nalgas y las aprieta como si fuera mi cintura. Me mordí el labio inferior resistiendo, esto sería incómodo pero efectivamente no lo es.

Me detuve a centímetros de su oreja mientras mi mejilla rozaba con la de él, si bien, esta durmiendo de lado con la cara encima de mis pechos así que me acerqué Max y logré llegar a su oreja. Su cuerpo reprende un olor fuerte, masculino, un olor que era digno de oler, olía a incienso, a hombre distinto. Sin duda mi nuevo olor predilecto de él.

—Max, debo ir al baño—le susurré—¿puedes quitar tu pierna de la mía?

No quería pedirle eso, su pierna me encanta, como estamos en la posición que estamos me gusta, empero, tengo que hacerlo sino pasaré toda la mañana con él así. Sin embargo, Max no movió ni un dedo; su pecho sube y baja a medida que respira, está en un profundo sueño.

Tomo su pierna con cuidado para no despertarlo y la voy apartando a mi manera, está muy difícil sabiendo lo pesado que está Max, intento tirar de su pierna y consigo rozar mis uñas contra su piel, me mordí más el labio por lo tonta que soy. Lo estoy lastimando.

Por otro intento las manos de Max me llevaron más a su cuerpo y mi respiración comenzó a fallar, me estaba asfixiando con su propio cuerpo ¿Me piensa dejar presa a su lado? trato de separarme para tomar aire y alejarme. Su rostro se perdió en mi pecho mientras ahora estoy sonrojada, ¿Por qué me pasa a mí esto? ¡Ahora sí me siento incómoda! Max está ahora más encima de mi. Me  asfixia.

—Max me estás asfixiando—le susurro mientras él no hace nada para apartarse—¡Tengo que ir al baño!

—Seamos felices—me susurra de repente—No... No me arruines el sueño, amor.

—¡Me asfixias!—exclamo exasperada—¡Estás asfixiando a tu amor!

No se movió ni un centímetro, se quedó así por un rato mientras yo lograba tranquilizarme, al hacerlo me rendí por seguir luchando contra su cuerpo, era más pesado que yo.

Minutos y minutos han pasado y el sol ya está fuerte, la habitación se ve más iluminada mientras observo el espejo que está cerca del armario; las manos de Max me sacan de mis pensamientos y al alzar la vista lo encuentro mirándome con esos ojos chispeantes.

—Buenos días, linda.

—Buenos di...—no termine la frase al cortarse la respiración—¡Aléjate ahora mismo!

—¿Eh? ¿Por qué?—pregunta Max sosteniendo mi cuerpo con una sonrisa y las cejas fruncidas, se ve más hermoso pero lo que dice me deja desconcertada—No quiero, dame una razón para hacerlo.

—me estás asfixiando.

Max me observó y cedió, suspiro fuerte al alejarse unos centímetros mi respiración regreso al igual que ya estaba libre para irme al baño, sin embargo no pude. Max tenía su manos obre mi cabello ¿Por qué? A lo mejor parezco un espantapájaros o no lo sé.

—Tu cabello me recuerda mucho al de alguien—comentó Max con voz ronca y acaricia la parte de mi cabello—Ella lo tenía así de negro, era hermosa como tú y sus ojos miel eran los que más me gustaba verle.

Fruncí ligeramente el ceño, no entendía que estaba diciendo, siempre mencionaba a la tal "ella" pero ésta ya no podía ser victoria sino otra persona, alguien más, alguien que ni yo misma conozco.

—¿Quién?—no evité preguntar.

—Una chica que conocí hace mucho tiempo—me contesto sin mirarme, y fríamente dijo—Ya no está.

En su rostro esa pequeña alegría había cambiado aunque no la logrará ocultar muy bien se lograba notar algo de nostalgia en su voz.

¿que había pasado?

—Lo siento.

Me quedé en silencio escuchando su respiración, su cuerpo estaba aún cerca del mío, Max a los segundos aparto su pierna de la mía, era el momento de salir así que eso fue lo que hice, me fui directo al baño para ducharme por un rato, eso hice.

Cuando estaba en la tina con mis pies por fuera mi cabeza también, la espuma cubría gran parte de mi cuerpo, me gustaba mucho, eso me gustó ese baño así que me relaje más de lo que esperaba, cerré mis ojos dejándome llevar mientras me distraía con los pensamientos, recuerdos, y un análisis...

You...

Beauty...

Never...

Ever ...

Scared...

Me.

Mary on a cross suena en mi cabeza y me relaja saber su letra, es toda digna de un vampiro y me relaja mucho, sin duda otra razón más para que mi día sea hoy más increíble, al despertar al lado de Max ya lo hace todo bien.

Recuedo sus ojos y me muerdo el labio mientras me siento observada, abrí mis ojos y gire hacia atrás para ver si había alguien. No había nada, eso me es muy extraño; regrese la cabeza a su lugar y de inmediato lo comprobé, me puse roja y me siento avergonzada. Que horror, Conde Drácula.

Esta con esos ojos azules chispeantes lujuriosos, me observa con determinación sin ninguna sonrisa en su rostro, está serio admirando mi figura, bueno, mi rostro y la parte de mi clavícula que está al descubierto. Esta reto con los brazos cruzados su boca la mueve de un lado a otro sin decir una palabra, solo se mantiene mirándome. La vergüenza me carcome por dentro y me va a acompañar todo el día hoy.

Mis mejillas se me pusieron calientes por el enojo ¿Por qué no tocó antes de pasar así? No me gusta desconfiar de él, sé que es un hombre respetuoso pero sigue siendo hombre y el pensamiento masculino es mucho más, además con solo verme así no imagino a que universo se debe de estar transportando ahora mismo.

—¿¡Qué rayos haces aquí!?—inquirí alterada, el enojo era evidente en mi tono—¿¡Por qué demonios no llamaste  a la puerta!?

—Creí que ya se nos había quitado la vergüenza de vernos así ¿No?—me recorre con la mirada, me siento más intimidada—No sabía exactamente qué estabas aquí, de ser así no habría entrado con tanta confianza.

Baje la mirada al agua para comprobar que nada se podía ver, gracias a la espuma mi cuerpo no era tan visible, sin embargo no puedo asegurar la parte de mis piernas, seguramente puede que me haya visto o no. Dios ¡Que vergüenza! Juego con las espumas sin darle el rostro, no quiero verlo ahora. No.

—Y...—me atrevo a mirarlo, está mirando mis pies ahora—¿Que venías a hacer? No creo que solo hayas venido a verme.

—No, pero si quieres puedo quedarme a verte más—retrocede unos pasos y en enseña sus palmas en modo rendimiento, ahora en su rostro hay una sonrisa—No tengo ningún problema con ello.

—Max hablo en serio.

—Bien, bien—se rinde y se aleja toma el pomo de la puerta y se detiene—iremos de compra, así que te quiero lista.

Al escuchar el portazo me dejé sobre la tina y algunas espumas se salieron de ella, estaba con el rostro rojo la vergüenza de verlo, Dios ¿Por qué todo me pasa a mi? Supongo que la vida en este mundo me trata de lo peor. O me trata bien, porque conseguí a alguien que me agrada.

«Y te gusta».

Me deje caer otra vez sobre la tina pero luego tuve que levantarme para ir a cambiarme, Max no estaba por suerte en la habitación así que me vestí, como solo era de compras y el lugar era muy lindo tenía que llevar algo acorte al lugar. Nada de fachadas enormes sino algo más... Cómodo, obviamente tampoco muy de baja calidad, se supone que si voy a hacer el papel de la novia de un rey mis trajes deben de ser espectaculares y de calidad.

«¿Que te parece un buen pantalón con una blusa normal y una chaqueta?».

Mmm, genial opción.

Caminé hacia el armario para tomar lo mejor de el, lo abrí y me tope con muchas ropas, diferentes outfit y diferentes accesorios.

Tome un pantalón de gabardina elastizado negro, una camisa blanca de manga corta blanca de flores negras, unos botines negros.

Baje las escaleras de la mansión con alto entusiasmo, estaba un poco feliz y a la vez tenía ganas de salir.

Al llegar al pie de estas me tuve que esconder detrás de una cortina que había, escuché desde el pasillo la conversación que tenía Jhose con Max sobre alguien.

Me aferre a las cortinas rojas para escuchar de que se trataba, sabía que no era algún tema que ellos quisieran tratar con nosotros por eso debía de mantenerme informada de alguna manera que fuera.

—¿Hicistes las pases con el señor Styles?—Preguntó Jhose a Max, Jhose tenía en sus manos un cubo de Rubik.

Max en sus manos tenía una copa de algún licor o alguna bebida, parecía helado a la vez, lo observé desde una perspectiva más amplia.

—Pues si,—recitó Max jugando con la pajita de la bebida, luego se comió el trozo de fresa que estaba a los lados de la copa en la parte superior, carraspea—Dijo que estaría bien aceptar mis pases, después de todo es el hijo de un enemigo, y, sería bueno tenerlo de nuestro lado.

Jhose asintió lentamente mientras perdía su mirada en la copa de Max.

—¿El señor Styles y los Styles se hablan,? Digo, si él está de acuerdo con nosotros supongo que con su familia no—Inquirió Jhose.

—No. Él sabe bien que su familia todo este tiempo ha intentado robarnos nuestra magia y que victoria hizo lo posible para alejarlos de nosotros—contesta Max, le da un sorbo a su bebida y arruga su nariz—Y... No es que  desconfíe de eso,  pero si, no podemos confiarnos.

—Vale —concluyo jhose —¿Donde compraste ese Beink?

«¿Esa no es una bebida para vampiros?».

Si, cierto.

El Beink es una bebida con diferentes sabores de helados, la bebida es fría, también tiene un poco de alcohol y algunas pastillas de chocolate para alterar todo.

—En la calle, fui un momento y bueno lo estaban vendiendo pero como soy el rey ya sabes lo que pasó —contó Max con orgullo, una sonrisa apareció en su rostro.

Jhose se cruzó de brazos y negaba lentamente con una sonrisa.

—vaya, no me digas que le dijiste a una de esas chicas buenorras que te vendiera una de ellas ¿No? —Cuchicheo jhose.

—No, hermano, yo no haría eso—expuso Max, negó mientras le daba un sorbo a su bebida —No me gustan esas clases de chicas.

—¿No te gustan esas de trasero gordo?

—No es eso, es que ya... —se interrumpió el mismo, pensó un momento —Ya encontré a alguien.

Jhose lo palmeó por el hombro, miró para los lados de la cortina un momento, creí que me había visto pero no era así.

—Vale enamorado, no actúes extraño con ella —aconsejó y se alejó.

Max se quedó un momento mirando el lugar, tomo más de su bebida y dejó la copa en una mesita. Camino hacia la dirección en donde Jhose se había ido, se alejó lentamente.

Yo salí de donde estaba escondida y me quedé observando la copa unos segundos.

«¿Por qué no dejo un poquito en la copa?».

Si lo hubiera dejado yo no te hubiese dado tampoco.

Me dirigí en la misma dirección donde ellos habia salido, era el pasillo donde habían distintos cuadros de diferentes pinturas.

Llegue a la cocina donde estaban ellos, reunidos.

—¿Cuando fue eso? —le preguntó Emily a Cristhel.

Cristhel estaba peinado su cabello, frustrada, lo tenía hecho un desastre, parecía la Barbie después de peinarla y dañarle el cabello. Estaba horrible.

—¿Que fue lo que te paso Cris? —inquirí al unísono.

La rubia de heterocromía, me observo unos ingentes, en su mirada había algo de lo que se conocía como:“Rabia” era rabia de su propio aspecto en el cabello, era horrible en la forma como estaba. No entendía que era lo que había pasado en realidad.

—Preguntale a "Don Corona" quien fue que hizo esto —refutó ella, me señaló a Jhose que estaba de espaldas en la cocina.

Olía delicioso, alguna comida que estaba preparando. Me acerqué con cuidado, llevaba un delantal rojo, ¡jé! Que chistoso por un momento creí que era Max.

—¿Que le hiciste a la rubia? —pregunte con una sonrisa en mi rostro, me senté en el taburete—¿Que le pasó a su cabello?

—Será más bien:Que fue lo que le hiciste a su cabello —me corrigió la rubia sin darme la mirada, la tenía de espaldas mientras maldecía por cada jalón  de cabello que se daba con el cepillo.

Jhose me sonrió malicioso, dejó de mirar lo que estaba cocinando para verme a mí, en sus ojos había un brillo de maldad, Jhose y Max estan cortados con la misma tijera.

—Estaba jugando con  bolas de plastilina porque ¿Hola? También soy humano y bueno no he madurado mucho —explicó con una risa, admiro sus maldades —y... Ella me arrebató lo que estaba haciendo ¿Y que iba a saber yo que su cabello era tan... Enmarañado y complicado? Le enrede una bola en ella por venganza en la noche y bueno. ¡Tarán! Esa es mi obra de arte.

Me señaló a la rubia que estaba molesta por lo que había hecho él en su cabello. En verdad el cabello estaba lleno de plastilina, y tenía muchos nudos, estaba muy enredado en todo eso.

—¡Puta tu obra de arte! —bramó la rubia, golpeó la mesa fuerte —¡Mi cabello parece un nido de pájaros!

Me reí bajito con Jhose, mire a Emily que también le estaba ayudando a desenredar el cabello a la rubia, me baje del taburete para observar mejor lo que estaba haciendo el cabello chocolate.

Esos par de ojos ámbar me observaron también, él es también lindo, no sé cómo esa chica victoria no se fija en él si es muy atractivo.

—¿Necesitas ayuda? —pregunté.

—No, no, gracias ya termino.

Después de decirme eso me regaló otra sonrisa, yo miré que estaba cocinando unas pastas, vaya que se veía bien. Seguro es un buen cocinero.

—Max y tú se parecen mucho —digo lo que tanto me he guardado y me siento tonta luego por haberlo dicho.

—Es que, según los dioses y victoria, dicen que el Max de este mundo soy yo y el Jhose de su mundo es Max—explicó con lógica —con diferentes aspectos obvio, él es más alto yo no, tiene cabellos oscuros yo más claros, tiene ojos azules con electricidad mientras yo ámbar con fuego. Y en cuanto al resto somos casi iguales. Parecemos hermanos.

Asentí comprendiendo, sería genial yo tener una Montserrat en este mundo ¿Como sería ella? Diferente seguramente. O más distinta a todo.

• • •

Llegamos a la tienda donde Max iba a comprar los outfits para la gala de está noche, estaba en un centro comercial super gigante.

En uno de los puestos estábamos nosotros con bolsas, Max tenía las suyas y yo le ayudaba con unas pocas, el lugar era espaciado y en el aire había un olor a fresa, habían flores aromáticas en todo el lugar donde pasábamos.

En uno de esos Max me dijo que me quedara a esperar por él mientras pagaba las bolsas así que, como no tenía nada que hacer, me fui a una pequeña tienda que estaba también ahí justo en la parte donde estábamos.

Entre a ella sin imaginarme que me podría encontrar con muchos vestidos en especial con ese: era color rojo, detrás era descontado era corto hasta los muslos, en la parte de la cintura se veía muy ajustado a diferencia luego era más estampado pero era lindo. Me gustó tanto que quise pedirlo para mí, además era exclusivo por qué llevaba sus propias zapatillas.

Me acerque donde estaba la cajera, era de cabellos cafés con ojos verdes, era un poco rellena y su cara era redonda, también llegaba un extraño delineado en sus ojos. 

—¿Que quiere señorita?—preguntó mientras se apartaba los audífonos que llevaba puestos, se metió un chocolate en la boca.

—Disculpe... ¿Cuanto cuesta ese vestido rojo?—señalé el vestido.

Ella miró el vestido, se acercó a donde estaba, vaya que la chica si era gordita, iba meneando las caderas a medida que se colocaba sus audífonos.

—Este querida cuesta un millón—Me reveló, yo por mi parte alce un poco las cejas.

Ella como si nada regreso bailando a su puesto y siguió haciendo lo suyo «en realidad comer y bailar» me quedé por un momento pensando.

«Quieres el vestido, ah, pero no tienes dinero».

Y no.

«¿Y por qué no le pides money a tu baby gánster?».

¿Que estas loca?

«Max te compraría la tienda, y puede, ese aparte de ser rey es tu Sugar Daddy».

No puedo pedirle más, además, yo no soy quien para estarlo molestando.

Ya me iba a ir de la tienda pero unos brazos me rodearon mi cintura, gire un poco me cabeza para mirar de lado a la persona, era Max.

—Te habías perdido de vista pero...—se acerca a mi nuca y me deposita un beso en ella, sentí un escalofrío correr mi cuerpo—Te volví a encontrar.

En verdad cada detalle de él me gustaba, el hecho que me haya estado buscando me hace sentir bien. Me doy la vuelta y sus brazos rodean mi cintura mientras mis manos llegan a su nunca, lugar que comienzo a acariciar, este chico es hermoso.

Sus ojos estaban más vivos que nunca, ya habían conseguido ese brillo que tanto yo extraña, yo quería ese brillo.

—Soy mala escondiéndome de ti—le digo con una sonrisa, él me sonríe y asiente lentamente, una de sus manos me acaricia la mejilla y yo me recuesto a esa mano.

—Y...—vaciló mientras observaba el lugar, se tomó unos segundos analizar donde nos encontrábamos, sus ojos azules miran a todas partes—¿Que hacías aquí?

—solo me estaba paseando—reprimí una risa nerviosa, él frunció el ceño luego me sonrió, en seguida negué torpemente—Nada.

Max seguía acariciando mi mejilla, seguramente estaba sonrojada por su tacto. Ese tacto provocaba mucho en mi.

—¿Te has enamorado?—me preguntó, yo me quede por un momento desconcertada, desde luego si, y ya me estaba encantando mucho más el chico, ya no sentía lo mismo, si me estaba haciendo esa pregunta seguramente era por otra cosa. Eso se esfumó en lo que expresó:—De algo de la tienda ¿Eh?

Parpadeo y él quita la mano de mi mejilla, eso me había gustado mucho, pensé que quizás estaba diciendo lo que sentía y no era así, Max solo me lo preguntó con otra cosa. Yo malinterprete todo, siempre sucede lo mismo.

No le dije nada solo baje la mirada, ya por otra vez me sentía así de estúpida yo no tenía que sentir tantas cosas por el rey al que solo me ha salvado de todo esto. Es... Una tortura vivir así de estar enamorada.

—Ella si se enamoró, de ese vestido rojo que está por aquí—habla la chica haciendo que yo pegue un respingo—Y bueno chica, tuve que hablar por ti porque quedaste en pasmo.

Si, bueno, me había quedado más bien en shock por mis estupideces y mis malos pensamientos, bueno, Montserrat eliminada de estupideces y de pensar tonterías.

—¿Solo eso?—preguntó Max arqueando una ceja, luego se llegó hasta donde estaba la chica—Bueno, dígame cuánto es y listo.

—Con gusto, Querido Rey.

Esa manera en que lo dijo provocó cierto calentamiento fuerte en mis mejillas como también me hizo sentir menos y ridícula, esa pequeña picardía le había sacado a Max una sonrisa torcida.

Nos fuimos a la mansión después de haber ido de compras por la ciudad, llegamos temprano a la mansión por lo que encontramos aún peleando a Cristhel con Jhose sobre su cabello, Emily estaba con mi hermano a según mirando películas.

—¡Hola Cris!—Salude colocando algunas bolsas de las que llevaba comida, me quite un mechón de mi cabello que estaba estorbando en mi frente—¿Ya Jhose ha eliminado lo que había hecho?

Ella me regaló una mirada normal luego le regaló una tajante a Jhose, él sonriendo se encogió de hombros.

—Este man me ha puesto todo el cabello de lo peor—se quejó, luego golpeó la mesa—¡Mi cabello es un desastre!

—¡Si, está horrible! Mejor cálmate ¿Quieres?—Propuso él, luego me guiño un ojo—Tu cabello está más perfecto ahora.

Ella frustrada se sentó en una de las sillas mientras se cubría la cara con sus manos llenas de cadenas y anillos de diferentes formas.

—¡Imbécil eres!

—¿Invencible? ¡Claro! Nadie me gana—ironizó con una gran sonrisa.

Yo por mi parte solté una risa mientras me iba por el pasillo, mire las extrañas pinturas de este lugar, al parecer todo lo que me rodea es vintage y lujo. Llegué a donde está las escaleras que me llevan al pasillo, las comencé a ascender una a una hasta llegar a mi facultad.

Me dirigí justo a la habitación, allí me estaba esperando una de las mayores sorpresas del mundo. Un ser que me ama y me odia.

Estaba cabreado y aún no le aparecían los cuernos.

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Disculpen los errores ortográficos y las (-).

Vaya, que locura esa jajaja.

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¿Que cosas, no?
Estaba pasando muchas.

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Los quiero muchos.

Nos leemos en otro capítulo 💜.

Angeles Carrasquero 💜

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