♟CAPÍTULO DIECINUEVE♟

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"Mía"

¡Mátalo Schwan!

Dos palabras que llegaron a los oídos de Aixa y detonaron una bomba en su interior. El reloj de arena tocó fondo y cada uno de los monstruos que resguardaba se liberó formando un caos en su cabeza. Fue como una inyección de adrenalina, toda la furia, la ira y el odio que tanto había tratado de mantener  lejos de su mente llegaron para despertar la oscuridad que se ocultaba en lo más profundo de su ser.

Abrió sus ojos y una expresión de frialdad se apoderó de su rostro. El agarre de Lorenz en su brazo comenzaba a doler y él ya estaba bajándole las bragas  dispuesto a poseerla a la fuerza.

—Yo soy más que esto —susurró para si misma y Lorenz se detuvo.

—¿Qué dijiste? —le preguntó.

Sin miedo y sin pensarlo dos veces, lo golpeó empujando su codo hacia atrás con fuerza y Lorenz la soltó para llevar sus manos a su recién golpeado estómago.

—¡Maldita imbécil! —le gritó.

Ella rápidamente subió su ropa, pero él se recuperó y le dió un golpe en el rostro haciendo que cayera al suelo.

—¡Te vas a arrepentir! —la tomó del brazo y la levantó, ella sigilosamente agarró el bolígrafo  que estaba tirado en el suelo.

—Nunca vuelvas a ponerme un dedo encima —tomó el bolígrafo con fuerza y con un movimiento ágil se lo encajó directo en la yugular.

—¡AH! —gritó Lorenz llevando una mano a su cuello mientras la sangre comienzó a brotar.

—Te dije que te habías metido con la dama equivocada, amiguito alfil —ríe Dax desde la ventana pero Aixa lo ignora mirando a Lorenz con desprecio.

Sacó el lapicero de su cuello y Lorenz intentó forcejear, ella era más rápida y volvió a encajarlo en el otro lado. La sangre saliendo de su cuerpo hizo que pierda la fuerza y cayera al suelo mirando a Aixa con horror.  Ella lo miró a los ojos y vió su reflejo, su rostro cubierto de sangre, su mirada oscura y sangrienta, su otra yo, la creada por Etnel, la asesina a sangre fría que disfrutaba causar dolor. Su rostro estaba cubierto de sangre junto a sus manos, incluso mechas de su cabello rubio, ahora eran rojas.

Lorenz seguía perdiendo sangre y ella observó como poco a poco sus ojos perdían vitalidad.

Dejó el cuerpo tirado en el suelo, caminó hasta la puerta de la habitación de Dax, él ya no estaba en la ventanilla. La abrió y entró. Estaba a dos metros de ella, mirándola con sus ojos azules y esta vez ella no apartó su mirada. Dax se quitó la sudadera del uniforme del psiquiátrico, su torso desnudo quedando a la vista de Aixa, quien no tuvo reparo en observarlo, parecía que aquel chico aparte de matar personas también dedicaba algo de tiempo a su cuerpo, parecía esculpido por los dioses. Era injusto que una persona tan peligrosa fuera tan malditamente atractivo.

¿Cómo un asesino puede ser tan guapo?

Él sonrió al ver como ella lo observaba y caminó hasta estar a su frente. Aixa tuvo que levantar la mirada puesto que Dax le llevaba unos centímetros. Él tomó su sudadera y comenzó a limpiarle el rostro quitando la sangre. Ambos sin dejar de mirarse y sin pronunciar palabra.

—Poderosa —dijo de repente ella y Dax dejó de limpiarla.

—¿A qué te refieres? —le preguntó.

—Cuando maté a aquella chica, me sentí poderosa.

—¿Sabes que estás navegando en terreno peligroso Aixa? —le preguntó riendo.

—Lo mejor es que no tengo miedo de hundirme Dax.

Al instante unieron sus labios  y las  manos de él la apretaron a su cuerpo. Sus bocas luchaban por llevar el control de la situación, él quería someterla y ella quería domar a la bestia que llevaba en su interior. Los labios de Dax se sentían tan cálidos, tan suaves, tan deliciosos que Aixa se sumió en un mar de deseo y sensaciones por todo su cuerpo. Su manos bajaron a su trasero estrechándola contra su entrepierna y soltó un gemido de placer.

Iba cayendo poco a poco en su juego, cada caracia, cada beso la llevaba un paso más allá de mandarlo todo por un tubo y caer en sus brazos, ser suya y hacer todo lo que esos ojos azules le pidiesen.

Dejó de besarla y descendió por su cuello dejando besos húmedos volviéndola completamente loca. Llevó sus manos a su torso desnudo, y los músculos de su abdomen se sentían tan bien.

Definitivamente Dax estaba hecho para caer en su tentación y luego morir en sus manos.

Volvió con su ronda de besos y esta vez ella supo que no había marcha atrás, había caído completamente por él, aún sabiedo el riesgo al que estaba expuesta.

Entre besos caminaron hasta la cama donde ella decidió darle un giro a la situación y lo empujó haciendo que cayera sentado.

Se acomodó en sus piernas frente a él, movió su cabello rubio hacia un lado antes de comenzar a besar todo su cuello subiendo, pasando por el lóbulo de la oreja y llegando a sus labios. Él la tomó por la cintura pegándola más a su cuerpo y ella comienzó a moverse lentamente mientras lo besaba.

Dax se apartó de su boca y la agarró del cabello echando su cabeza hacia atrás para apoderarse de su cuello, con una mano quitó el cierre de su sostén dejando sus pechos al descubierto y con la otra los masajeó, mientras Aixa era solo deseo y sensaciones.

En un movimiento rápido los hizo girar y ella quedó acostada en la cama, él encima suyo.

—Por si aún no lo sabes, esto se va a descontrolar Ángel —Aixa sonrió y luego pegó un gritó cuando Dax de un solo tirón rompió el cierre de su jean.

Con su boca comenzó a quitárselo y ella solo podía mirar esos ojos azules que la devoraban con deseo. Una vez su jean fuera Dax subió lentamente por todo su cuerpo dejando besos desde sus piernas, muslos hasta llegar a su boca, se presionó encima de ella rozando sus cuerpos en las partes correctas y ella sintió que no podía más.

—Dax —susurró ciega de placer.

—Shhh, no hagas ruido —le dijo él antes de sumegir su mano dentro de sus bragas y acariciar su intimidad.

Aixa se retorció y gimió mientras Dax jugaba con su intimidad, besó sus senos, su cuello y justo antes de que llegara al climax se detuvo y comenzó a abrir el cierre de su pantalón.

Ella lo observó inquieta y un poco nerviosa.

—No hay vuelta atrás —le dijo y ella misma se encargó que quitarse las bragas y quedar completamente desnuda ante aquel psicópata.

Dax la miró unos segundos con esa sonrisa tan característica de él, antes de un solo movimiento entrar en su interior haciendo que Aixa suelte un chillido.

—Shh —se acercó a su oído—. Esto se siente jodidamente bien Schwan.

Ella lo besó y él comenzó a moverse lentamente dentro de su cuerpo.

—Eres mía Aixa —le dijo sin dejar de moverse—. Nadie puede tocarte ahora, solo yo.

—Soy tuya Dax —le dijo ella con los ojos cerrados disfrutando de las sensaciones.

—Voy a matar a todo el que se atreva a tocarte un pelo —llevó una mano a su cuello apretando fuerte y ella abre los ojos asustada—. No temas, en este momento controlo yo.

Aixa comprendió que estaba con el verdadero Dax, y se sintió protegida.
Se acercó a su oído para susurrar.

—No te controles, haz conmigo le que desees Dax.

En solo segundos Dax salió de su cuerpo y se puso de pie. Tomó su mano para levantarla y  la tomó del cuello empujándola contra la pared. La cargó y enrolló sus piernas alrededor de su cuerpo y entró en su intimidad de una sola estocada.

—Tú lo has querido.

La empotró contra la pared y comezó a moverse de manera salvaje mientras apretaba su cuello. Los gemidos de Aixa se escuchaban por todo el pasillo mientras el cuerpo de Lorenz yacía en el suelo.

Había firmado su sentencia.

¿Para bien o para mal?

Eso solo lo sabía el destino, o quien sabe, tal vez Dax.








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Plis diganme que les pareció.

Espero poder actualizar pronto.

Os quiero!!

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