♟CAPÍTULO VEINTE♟

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"Lo soy"


El detective Jilber observaba detenidamente a la chica sentada frente a él. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, llevaba unas ojeras notables, su cabello desordenado, su mejilla golpeada y varios moretones en su cuello.

La doctora Aixa había sido testigo presencial de otro de los muchos asesinatos que venían ocurriendo en el psiquiátrico Terren Wellis, esta vez el del doctor Lorenz, su jefe y encargado principal de la sección este, quien también había sido nombrado nuevo director de la instalación.

Las manos de la chica temblaban encima de la mesa, mientras gruesas lágrimas caían por sus mejillas, él la miró serio, aunque en su interior sentía pena por aquella chica que había tenido que presenciar algo tan sangriento.

—¿Qué fue lo que ocurrió Doctora? —le preguntó.

Aixa dejó de observar sus manos para llevar su mirada al dectective que comenzaba su interrogatorio y su mente comenzó a recordar lo ocurrido la noche anterior.

Fue ella, ella lo mató.

Debes decirle que fui yo —recordó a Dax mirándola fijamente—.Vas a activar tu alarma Aixa y vas a decirles que fui yo quien lo mató.

—Fue el monstruo —le respondió.

Vinieron al pase de visita y cuando entraron a mi habitación los esperé detrás de la puerta para así atacar a Lorenz y le quité su lapicero para enterrarlo repetidas veces en su cuello —se recordó llorando y negando desesperada sintiéndose un monstruo—. ¡Mírame Aixa! —recordó sus manos en su rostro y sus ojos azules mirándola sin expresión alguna—. Intentaste deterneme y te golpeé.

Le dijo textualmente lo que Dax había dicho al detective que anotaba todo en una agenda.

—Te voy a hacer otra pregunta y necesito que seas sincera —ella asintió—. ¿Él abusó de ti?

Su mente recordó los besos, sus toques, sus cuerpos unidos en uno solo.

—No —negó—. ¿Qué pasará con él?

—Un juez dictará la sentencia —le informó el detective—. Pero son muchos asesinatos, lo más probable sea pena de muerte.

Aixa sintió una punzada en su pecho. Esta vez no había sido él. Salió de la sala pertubada y caminó hacia la sala de médicos donde Josh y Mike la esperaban sentados. Ellos intentaron acercarse a ella pero los detuvo con una seña.

—Quiero estar sola por favor.

Fue directo al baño de los médicos, se deshizo de su ropa y entró a la ducha donde el agua fría comenzó a mojar su cuerpo.

Era una asesina, miró sus manos y aunque estaban limpias podía sentir la sangre de Lorenz en ellas, cerraba sus ojos y escuchaba sus gritos pidiendo que se detuviera, veía sus ojos llenos de miedo y terror.

Cuando  despertó en la cama de la habitación de Dax, eran las 3 de la madrugada, ambos estaban desnudos cubiertos por la sábana blanca, cuando vió aquel chico dormido, no parecía en absoluto un psicópata asesino, solo un chico normal y no pudo evitar sonreír. Pero cuando miró hacia la puerta abierta y vió la cabeza de Lorenz y su cuerpo rodeado de sangre, la realidad la azotó de un empujón y comenzó a gritar desesperada haciendo que Dax despertase. Le pidió que lo culpara y ella solo podía escucharlo mientras lloraba, cuando terminó de hablar sus ojos azules la miraron con esa maldad y oscuridad que tanto la asustaba y la agarró del cuello estrellándola contra la pared, era puro teatro para que los enfermeros la tomaran como víctima, pero algo en su interior le decía que aquella maldad de Dax hacia ella, no fue actuación.

Había sido llevado a las celdas de castigo donde también estaba Axel, el que finalmente tendría su merecido mañana siendo llevado a la silla eléctrica.

Finalmente terminó de ducharse y envolvió su cuerpo en una toalla para salir de la ducha. Se miró en el espejo y vio el colgante en su pecho, una cadena de plata cuyo dije era un cisne, él se la había dado.

Lo tomó en sus manos, un cisne muy bonito y la plata combianaba bien con su piel pálida. Y hasta ese entonces algo hizo clic en su cabeza.

—Me llamó Schwan —abrió sus ojos sorprendida—. Dax me llamó Schwan.

Se deshizo de la toalla rápidamente y se colocó la ropa que tenía guardada en su taquilla, unos tenis para estar más cómoda, recogió su cabello en una coleta y salió hacia la sala de médicos dispuesta a ir a las celdas para enfrentar a Dax y que le contara de una vez por todas la verdad.

Pero al llegar a la sala allí estaba Lucía, la esposa de Lorenz llorando en los brazos de Josh y sintió que el mundo se le vino encima.

—¡Cómo voy a decirle esto a Kelly! —gritaba entre llantos mientras Mike le pedía que se calmara.

De repente todos se percataron de su presencia y Lucia la miró con mala cara.

—¿Tu estabas con él? —le preguntó secándose las lágrimas y Aixa asintió.

—¿Se estaban revolcando de nuevo? —preguntó rabiosa, Josh y Mike miraron a Aixa sorprendidos.

Ella no respondió nada y salió de la sala corriendo, una vez fuera soltó un suspiro y comenzó a llorar.

—No vamos a jusgarte Aixa —la voz de Josh llegó a sus oídos, él caminó hasta ella.

—Yo...no sabía que era casado —dijo llorando y lanzándose a sus brazos.

—Tranquila —Josh pasó su mano por su cabeza—. Todos cometemos errores y el asesino va a pagar todo esto.

Ella se alejó de él rápidamente, ella era la asesina, tenía que ser ella la que debía pagar.

—Voy a dar un paseo —le dijo y caminó alejándose, sabía perfectamente a donde quería ir.

Cuando pasó su trajeta por el dispositivo de la entrada este emitió un sonido avisándole a ambos de su llegada. Eran dos puertas enormes de metal, alejadas seis metros una de la otra, con una rejilla para entrar comida. Aixa caminó tranquila y cuando faltaba poco para llegar a la primera un silbido se comenzó a escuchar.

—Alguien se ha acordado de mi y ha venido a visitarme —la voz siniestra de Axel se escuchó.

Ella ignoró su comentario y siguió caminando.

—Sé que eres tú, Aixa —dijo nuevamente—. Viniste a ver al domador de tus demonios.

Ella se detuvo al escucharlo, aún sin decir palabra.

—Los voy a matar a ambos, a él primero y luego a ti más placenteramente —soltó una carcajada.

—Suerte con ello —le dijo y comenzó a caminar rápidamente hasta la puerta de Dax.

Él ya estaba allí en la rejilla y cuando vió aquel chico olvidó completamente como respirar.

—Pregunta todo lo que quieras —le dijo él—. Sabía que vendrías con miles de dudas.

—¿Eres Etnel? —Dax mostró esa sonrisa siniestra y a ella se le puso la piel de gallina.

—Lo soy —respondió.

—¿Por qué estás aquí? —su cuerpo comenzó a temblar, pero no apartaba la mirada de él.

—Por ti —respondió.

—¿Qué quieres de mi? —una lágrima rodó por su mejilla.

—Quiero todo Schwan —le contestó riendo —. Quiero ser tu vicio, tu locura y también quiero ser tu muerte.

—No puedo hacer esto —le dijo llorando.

—Me importa poco que no puedas Schwan —le dijo con una expresión sombría—. Ya estás dentro de este juego y para tu mala suerte, no permitiré que salgas.










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¡Oficialmente entramos a la etapa final!

No se exactamente cuántos capítulos queden pero ya estamos llegando al final y muchas muchas cosas saldrán a la luz.

¿Podrá Aixa soportar todo lo que se viene?

Espero que le este gustando esta historia.

Os quiero

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