🎐 : 16

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Seungmin había pasado al día siguiente al departamento; después de haber llegado demasiado tarde la noche anterior cuando el azabache había sido dado de alta del hospital, decidió ir en la mañana siguiente más temprano aprovechando su día libre.

Minho le dió una rápida bienvenida antes de tener que despedirse, teniendo que salir a la biblioteca por un par de libros. El castaño frunció los labios, sintiéndose repentinamente nervioso al pensar estar a solas con Hyunjin, ¿Por qué se sentía así? Ya habían estado solos, inclusive habían salido, se sentía tonto al estar de esa manera. 

Con un suspiro, tocó la puerta de la habitación con cierta duda, escuchando el volúmen del televisor ser disminuido antes de escuchr su voz.

—¡Adelante!—El grito le hizo sonreír, abriendo la puerta.

—Buenos días, Hyunjinnie.—Asomó su rostro a través del espacio entre la puerta y la pared, ofreciéndole una sonrisa.

—Oh, Seungmin.—Sin esperar verlo, alcanzó la manta que estaba a un costado suyo para cubrirse.

Se encontraba en la comodidad de su habitación, con una pierna y un brazo con yeso, lo último que pensaba era estar presentable desde que llegó. Había andado libremente con ropa interior y si tenía frío tenía una camiseta a la mano, por suerte la tenía puesta pero el momento bochornoso por las demás condiciones le hizo sonrojarse. Seungmin no pasó por alto el detalle, prefiriendo dejarlo a un lado antes de entrar por completo a la habitación.

—¿Estás bien? Solo pasaba para ver como te encontrabas.

—Estoy bien, gracias.—Le mostró una pequeña sonrisa, tratando de no encontrar su mirada ante los nervios.—¿Qué tal todo?

Seungmin entrecerró los ojos, tratando de encontrar una respuesta.—Bien, realmente no ha pasado mucho para contar.

Un silencio incómodo se instaló en la habitación, sintiéndose levemente sofocados ante la presión de decir algo, pero las palabras no fluían. Los dos observaban toda la habitación en busca de algo llamativo, de igual manera fracasaron al intentarlo.

—¿Podrías ayudarme en abrir la ventana?—El azabache pidió en un tono bajo, señalando la ventana a su derecha.

—¡Claro!—El castaño se apresuró para abrirla, dejando que la luz se colara en la habitación y tuviera una mejor iluminación.

—¿Te quedarás por mucho tiempo?—Cuando expulsó las palabras y vió la expresión de sorpresa del contrario, creyó que había formulado mal la pregunta.—¡No! Espera, no quiero que se malinterprete, no te estoy corriendo ni nada por el estilo, simplemente estoy preguntando por curiosidad.—Murmuró con rápidez, desconcertado a Seungmin.

Negando, se cruzó de brazos.—Está bien, entendí tu pregunta. Minho salió, así que estaré aquí por lo menos hasta que regrese, o si quieres que me vaya entonces lo haré, puedo estar en la sala o llamar a alguien más si quieres que alguno de tus amigos te acompañe.

—No, para nada. Está bien que estés aquí, puedes quedarte tanto como quieras.—Murmuró, jugando con sus manos en gesto de nervios.

—Si necesitas algo, puedes decirme. Si te sientes incómodo, si quieres que te deje descansar o quieres que te traiga algo para comer, todo eso puedes decirme y estaré aquí para escucharte, seré tu cuidador temporal en este rato.—Sonrió, caminando hasta quedar en la orilla de la cama, frente suyo.

Hyunjin se perdió por un momento en admirar su rostro. Maldición, ¿Acaso había tenido la fortuna de verlo tan de cerca? El sol le daba directamente en su cara, haciendo de su cabello un tono más claro y que la piel luciera tan suave contra los rayos de sol, tentado a tocarlo. Su sonrisa no ayudaba para su pobre corazón, y recordando el detalle de su cercanía cuando pretendía estar dormido, su mirada volcó hasta sus labios solo para hacer peor su pulso acelerado. Apretó la manta bajo su mano, necesitando un momento para recuperarse y actuar con razonamiento.

O mandar todo por la borda y ceder a sus pensamientos. 

—De hecho, Seungmin, ¿Podrías ayudarme acomodando la almohada? Está un poco bajo desde aquí.—Pidió con amabilidad.

—Oh, por supuesto.—Actuando rápido, se inclinó lo suficiente como para quedar a la altura de su rostro, alzando sus manos hasta la almohada que se encontraba detrás de su cabeza.—Ayúdame a hacerte un poco hacia adelante, déjame poner otra almohada.

El azabache acató la órden demasiado sumergido en seguir observando sus labios ante la evidente cercanía, tentando a probarlos si no fuera porque acomodó la almohada demasiado rápido para su gusto y sintió un leve empujón sobre su hombro para hacerlo recargarse nuevamente. 

—¿Cómo está? ¿Quieres otra almohada o la volteo?—Preguntó, demasiado enfocado en la comodidad como para ignorar la cercanía en la que se encontraban. 

—Está bien así, gracias.—Cuando lo vió alejarse, tomó su muñeca de manera involuntaria.—Seungmin.

—¿Si, qué pasa?

No pudo ignorar la bonita sonrisa que adornaba el rostro del castaño, atento a lo que fuera que dijera el azabache. Era tan irreal, que por un momento Hyunjin tuvo que recordarse respirar y convencerse que todo ello estaba sucediendo, que Seungmin estaba frente suyo y estaba cuidándolo, además de que su único deseo consistía en besarlo en ese momento, no podía pensar en otra cosa que no fuera en besarlo.

Por lo que cedió a sus impulsos, jalándolo en dirección suya para romper la distancia y buscar sus labios en el proceso, encontrándolos tan pronto como Seungmin se recargó contra su cuerpo. Pero tan pronto como sintió aquel casto beso donde sus labios chocaron, un dolor punzante en su brazo lo sacó de su deseo ante la descarga que sintió y se alejó, cerrando los ojos y sujetando con su mano libre sobre el yeso, queriendo disminuir el dolor.

—Oh dios, Hyunjin. ¿Te lastimé? ¿Te duele demasiado? Llamaré al doctor, iremos al hospital ahora mismo.—Seungmin gritó asustado, buscando su celular mientras caminaba fuera de la habitación por sus pertenencias.

Y su único intento de besarlo había fracaso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro