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Minho había preparado una pequeña reunión para seguir animando a Hyunjin, además de poder presentarle a los chicos a Seungmin, quien en los últimos días parecía su nuevo compañero de cuarto por todo el tiempo que pasaba en el departamento. 

—Ya tengo listo esto, Seungmin ¿Podrías checar las papas que puse en el horno?—Minho maniobró la charola que traía entre sus manos hasta la mesa, llegando intacto.

—Voy.—El mencionado prendió el pequeño foco del horno, observando la comida.—¿Quieres que lo saque?

—¡Por favor!—Gritó desde el comedor.

Hyunjin se encontraba en la sala mirando la televisión, totalmente aburrido de no poder hacer nada aún por su condición. Cuando se giró para ver hacia el comedor, sonrió al visualizar como Seungmin reía ante las quejas de Minho, cubriéndose la boca mientras trataba de retener la diversión que sentía. 

Los acontecimientos del hospital no habían pasado por alto para ninguno de los dos, posiblemente esa era la principal razón del porqué Seungmin pasaba demasiado tiempo en el departamento. Era su pequeño secreto, pensando en revelarlo a sus amigos una vez que el azabache estuviera en mejores condiciones y así correr cuando sus amigos lo quisieran invadir con preguntas. 

Además, Hyunjin quería llevar a citas a Seungmin antes de poder hacerlo público, sentía que era lo mínimo que podía hacer ante su pobre intento de confesar sus sentimientos en el hospital. De solo recordarlo aún se sentía tonto, ¿Por qué había pensado que era una buena idea? Pero, ciertamente no se arrepentía, porque de no haberlo hecho, no se habría enterado también de los sentimientos del contrario. 

Demasiado sumergido en sus pensamientos, no se percató como Seungmin se había escapado del comedor una vez que Minho regresó a la cocina, acercándose sigilosamente al azabache y colocándose detrás suyo, contra el respaldo. Lo asustó al momento de poner sus manos sobre sus hombros y carcajeó por lo bajo cuando lo sintió saltar bajo su tacto. 

—¿En qué tanto piensas?—Susurró contra su oreja, erizando su piel. 

—En que me gustaría poder ayudarlos con la cena.—Mintió, demasiado avergonzado en confesarle la verdad. 

—Ya veo, no te pierdes de mucho, ya está todo listo. ¿Tienes hambre?—Cuando asintió, sonrió con una idea en mente.—Cierra los ojos.

—¿Para qué?—Cuestionó sin entender, curioso.

—Solo hazlo.—Ordenó, esperando que acatara su orden. 

Sin rechistar más, Hyunjin cerró los ojos y se cruzó de brazos, tratando de agudizar sus sentidos para entender lo que sucedía a su alrededor, sin esperar por completo la forma en que Seungmin inclinó su rostro hacia arriba, en su dirección, estampando sus labios contra los ajenos en un casto beso.

El acto duró siquiera un momento, demasiado rápido para su gusto, sin darle el tiempo suficiente como para reaccionar cuando Seungmin se apartó y salió corriendo hasta la cocina. Hyunjin lo observó desconcertado, haciendo un pequeño puchero al no haber tenido el tiempo suficiente para corresponder. 

Y con ese sentimiento se quedó por el resto del día, aún y cuando sus amigos habían llegado, la forma de familiarizarse con Seungmin y estar todos juntos sentados en la misma mesa. En algún momento de la noche, el azabache se sintió estar soñando al ver a su alrededor, viendo cómo Seungmin conversaba animadamente con los chicos mientras bebían, haciendo del rato más relajado y el tiempo transcurriendo demasiado rápido. 

Para la medianoche, Seungmin ya se sentía cansado y somnoliento, recargando su mejilla contra su puño mientras trataba de mantenerse despierto. Los demás se dieron cuenta de ello, decidiendo terminar el día ahí, ayudando en levantar todo de la mesa mientras Hyunjin se encargaba de llevarlo a su habitación. 

—Vamos, es hora de dormir.—Envolvió un brazo sobre sus hombros, ayudándole con una de las muletas que usaba. 

El camino a la habitación fue sencillo, Hyunjin se dejó caer directamente a su cama mientras Seungmin reía, acomodando sus pies con cuidado sobre las sábanas. Lo arropó, descubriendo como el azabache tenía un solo ojo abierto, observándolo.

—¿Qué pasa?

—Te invitaré a una cita.—Confesó.

—¿Ah, sí?—Sonrió, sin esperar ese comentario.

Asintió con emoción.—Pero ya que pueda andar por mi cuenta, cuando me quiten el yeso y demás.

—¿Y por qué harás eso?

—Porque me propondré ante a ti como es debido, olvida lo del hospital, ahora va en serio.

Se quedó sin habla, no sabía qué decir. ¿Por qué repentinamente decía todo eso?

—¿Acaso estás ebrio y no nos dimos cuenta?

Hyunjin soltó una carcajada, negando.—No, simplemente el sueño hablando. 

Fue el turno de Seungmin en reír, asintiendo.—Bien, es todo por hoy, es hora de dormir. 

—¿Aceptarás mi cita?

—Lo pensaré, buenas noches Hyunjin.—Depositó un beso sobre su frente, apartándose.

—Debes de aceptar, promételo.—Alzó la voz, impidiendo que saliera de la habitación. 

—Teniendo sueño eres más difícil que estando borracho.—Bramó en contra, sin saber si seguir riendo o tomarse en serio la situación.—Aceptaré esa cita, pero espero que duermas ahora.

—Buenas noches Seungmin.—Sintiéndose victorioso, terminó de cerrar los ojos para dormir. 

Seungmin soltó un suspiro antes de salir de la habitación, sintiendo su corazón latir demasiado rápido en su pecho al escuchar las palabras del azabache.

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