🎐 : O3

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Era la octava vez que pedía comida, ¿Lo malo? Que pedía el mismo platillo, ¿Lo peor? Es que lo estaba haciendo a diario. Aunque para él no veía nada de extraño estar pidiendo lo mismo porque le encantaba ese platillo, la verdad era que ni siquiera había pedido nada diferente en todas aquellas llamadas, inclusive pensaba que ya sabían su número y la típica orden, esperaba que no le contestaran y simplemente llevarle la orden. Sin contar que no solo estaba repitiendo ese mismo patrón, sino que también las horas de cada pedido concordaban, era un tanto... curioso.

Pero no podían culpar a Seungmin, además de generar ganacias para el restaurante y que les dejaba una generosa propina para todos, la verdad oculta de todo ello era para ver al repartidor. Para el noveno día había aborrecido la comida y la dejó guardada en el refrigerador, posiblemente más tarde podría comerla, pero no había logrado su principal propósito.

Entablar una conversación con el chico repartidor.

Todo iba tan rápido que en cuanto le decía que se quedara con el cambio, el chico le sonreía en agradecimiento y se despedía. Porque, ¿Cuál otra razón tendría para quedarse más tiempo de lo necesario ahí? Ninguno, además de tener más pedidos por repartir, no malgastaba su tiempo mientras estuviera afuera, Seungmin era consciente que su tiempo sería valioso para hacer los pedidos a tiempo.

Seungmin estaba que se daba de topes con la pared, ¿Por qué le costaba tanto hacer una pregunta tan sencilla? Solo quería saber su nombre, no quería seguir viéndolo como el chico que repartía la comida de su restaurante favorito, solo quería darle un nombre a aquel rostro.

Por otro lado, Hyunjin ya no se sorprendía de recibir el mismo pedido, se sabía de memoria el camino para llegar con el chico. Minho malintencionaba todo, ¿Por qué pedir todos los días? No es que despreciara su propia comida, estaba agradecido, pero inclusive para ellos parecía tedioso comer lo mismo todos los días sin falta.

—¿Acaso no tiene comida en su refrigerador? ¿Qué hace pidiendo lo mismo?—Cuestionó Hyunjin en cuanto escuchó la orden de siempre ser pedida por celular.

—A lo mejor la comparte con alguien más, a lo mejor invita a alguien a su departamento o luego la reparte, no tiene que ser necesariamente para él.—Defendió Minho alzando la barbilla.

—Pues peor, ¿Los dos comiendo la misma comida todos los días? Que horror, por lo menos debería de agregar algo más o cambiarle.—Sugirió con una mueca.

—¡Hey! Aquí no hablamos de nuestros clientes, mientras ellos pidan y vuelvan a venir todo está bien, no debemos de hablar sobre ellos y solo deberíamos de ser agradecidos de tener trabajo.—Regañó Felix con un ceño fruncido, mirándolos con desaprobación.

Los menores murmuraron una disculpa, dispuestos a hacer su correspondiente labor antes de que el menor de todos saliera para hacer las respectivas entregas. Decidió dejarlo para el final, siendo la orden más retirada de todas, por lo que se dispuso a terminar las primeras antes de dirigirse hacía el edificio reconocido para él, adentrándose mientras miraba a su alrededor. Inclusive ya estaba reconociendo un par de rostros de los demás habitantes, sonriéndoles y haciendo pequeñas reverencias antes de llegar al particular número de puerta. Tensando sus hombros, alzó su mano hasta que sus nudillos tocaron la puerta, esperando como de costumbre que fuera abierta.

La puerta fue abierta, revelando al mismo cliente de siempre con aquellos rizos castaños siendo cubiertos por el gorro de su sudadera, con el dinero en la mano y unos pantalones cortos de color gris. Sonrió y tendió la orden en su dirección, recibiendo el dinero con su otra mano libre mientras esperaba.

—Buenas tardes.—Saludó, sin siquiera recitar la típica orden.—¿Nunca tienes suficiente pollo y calamar?

El chico tuvo un sonrojo fuerte sobre su rostro, casi soltando la bolsa de no ser porque se dió cuenta a tiempo.—E-es mi comida favorita.

—Si me dejas decirlo, el especial de la casa está siendo muy vendido esta semana y es muy bien criticado. Si quieres pedir algo diferente para la próxima, te recomiendo ese platillo.—Sugirió con un guiño, guardando el dinero en su bolsillo.

—Gracias.—Se limitó a agradecer, sin apartar la mirada de él.

—Bueno, espero que disfrutes de la comida, nos vemos.—Comenzó a retroceder, dispuesto a irse, pero un llamado lo detuvo.

—¡Espera!—Salió de su refugio detrás de la puerta, revelando por completo su cuerpo.

Si bien Hyunjin podría hacerse una idea de como era, la verdad que verlo frente a frente era demasiado diferente. Era casi de su misma altura, con una mínima diferencia que no lograba notarse lo suficiente, en sus manos apretaba la orden y su mirada era una fuerte presencia sobre él, teniendo cierto brillo en ellos que lo hacía hipnotizar, con un rostro que parecía de porcelana y aquel corte que ocultaba la parte superior de sus ojos, sin hacerle mucha justicia. Era singular, a pesar de su vestimenta y cabellera rizada, daba un lindo toque en su persona, sumándole que parecía un tanto reacio con su alrededor.

Etéreo.

—¿Qué ocurre? ¿Faltó algo?—Quiso mirar a la bolsa, no se exentaba de ese tipo de descuidos, por lo que quería comprobarlo.

—¡No! Todo está bien, solo que...—Podía jurar que se rompería la bolsa si el agarre se mantenía así de fuerte, por lo que expulsó el aire de su sistema, tratando de relajarse.—¿Podría saber tu nombre?

No mentiría que le sorprendió su pregunta, pero asintió.—Hyunjin, un placer.

Probó el nombre entre sus labios, adaptándose.—Un gusto, Hyunjin.

—¿Lo necesitas por algo en particular?—Arqueó una ceja, curioso.

—Uh, escuché que a veces en los restaurantes dan una bonificación cuando adquieren alguna promoción. Si la próxima vez pido el especial que dijiste, diré tu nombre como recomendación.—Se excusó rápidamente.

Ni siquiera sabía si era cierto, a lo mejor lo había mirado en alguna serie o película, ¿Era siquiera del todo cierto aquello? No lo sabía, ni lo averiguaría, pero no quería verse frente al chico desesperado por saber algo de él.

Hyunjin pareció creerle, soltando una pequeña risa.—Está bien, te lo agradeceré...

—Seungmin, Kim Seungmin.

Asintió.—Te lo agradeceré entonces, Kim Seungmin.

Sin saber que más decir, se despidió con un gesto de mano antes de entrar corriendo a su departamento y cerrar la puerta detrás suyo, dejando a un Hyunjin anonadado por lo que acababa de ocurrir. No le pareció extraño, ya estaba acostumbrado que conforme los clientes iban pidiendo, y siendo él como único repartidor encargado, se interesaran por su nombre al familiarizarse con él. Pero tal parecía una hazaña para Seungmin que se excusaba con lo primero que se le ocurría, no lo culpaba, al final de cuentas después de varios pedidos por lo menos sabían el nombre del otro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro