Hermana

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—La noticia de que Lalisa Manoban está desaparecida ya está comenzando a circular —la mujer, una alfa de caracter fuerte, no se molestó en saludar a su hija.

Jennie suspiró, las ojeras bajo sus ojos y su cabello despeinado eran muestras de su estrés.

Ya habían pasado cuarenta y ocho horas sin que nadie encontrara a la chica, y a pesar de que tanto la familia Kim, como la familia Manoban
intentaban mantener el tema en secreto, no lo estaban logrando del todo, y ya se escuchaba el rumor de que la omega cambiaformas no estaba en la casa de Jennie para "conocerse mejor", tal como le habían dicho al mundo.

Jen se había encargado ella misma de mandar sus guardias personales para ayudar a la policía a buscarla, no habían tenido más éxito que el de haber encontrado un sector donde Lalisa Manoban tenía "más posibilidades" de estar.

Sus padres no hacían más que preocuparla, y agradecía que la familia Manoban no hablaba mucho con ella, pero sabía que ellos debían estar pasándolo peor, lo que hacía que no sintiera mejor.

Y sumado a todo el tema, Jisoo se había vuelto a enojar con ella porque le estaba prestando más atención a una omega desaparecida que a ella, y de nuevo volvía a no hablarle.

—¿Jennie Kim, me estás escuchando, niña?

La muchacha alzó la vista para ver a su madre, estaba muy cansada para discutir.

—Si, mamá —respondió sin más.

—¡Estamos en una crisis y sigues sin escucharme!

Jennie no contestó.

—¿Qué piensas a hacer con esos rumores, jovencita? Si es que me escuchaste cuando te dije que-

—Diré la verdad —respondió, haciendo que su madre se callara.

La señora Kim quedó sorprendida ante la respuesta tan segura de su hija.

—Jennie, piénsalo bien —dijo—, no vas a reducir a la prensa que está afuera o tu estrés por decirlo. Al contrario. No dejarán de molestarte y-

—No, mamá, es lo correcto —la interrumpió de nuevo, algo hartada por sus estúpidos argumentos—. Será como dices, ya lo sé, pero van a abrirse otras puertas que no estás viendo. Quizás alguien la haya visto, quizás alguien la encuentre antes que la policía o los hombres que he enviado. Si damos la noticia al público, de forma oficial, abriendo un caso de búsqueda, que no tiene que ser cien por ciento expuesto, sólo unos datos importantes para que la gente deje de hacer chismes y pueda ayudar un poco.

La mujer no tenía palabras.

—Sé que no es una decisión que tenga que tomar sola —continuó—, tendré que llamar a los Manoban para que me digan si están de acuerdo o no, su familia tendrá la última palabra.

Su madre no dijo nada por un momento, asintiendo varias veces, no sabía en qué momento su hija se había vuelto tan madura para pensar en una decisión así.

Se escuchó a alguien golpeando la puerta del cuarto de Jennie, la castaño supuso que sería su mayordomo, dijo un "Adelante", y el señor abrió la puerta, sin pasar al dormitorio.

—Señorita Kim, hay una muchacha que quiere verle, dice que quiere hablar con usted sobre Lalisa Manoban.

—No queremos a nadie de ninguna revista, ni diario, ni de la televisión —la señora Kim no dejó a su hija hablar.

—No es de ningún medio, señora Kim —respondió el hombre.

Jennie no dejó que la mujer le dijera nada, y salió de la habitación para dirigirse a la sala de estar.

Típico de una familia millonaria, era muy amplia y los espacios vacíos sobraban, por más muebles modernos, decoraciones o libros que nunca leería que adornaran el lugar.

Aún desde el umbral del pasillo, Jennie pudo sentir el aroma a cerezas y menta de la persona sentada de espaldas a ella en uno de los sillones.

Se sintió un poco abrumada, su olor no era tan fuerte como el de esa alfa.

—Buenas noches —dijo, haciendo su voz un poco más grave.

La otra persona se levantó del sillón y la rodeó antes de que pudiera acercarse mucho más.

A pesar de aquel olor que se hacía notar en la sala, la chica frente a ella parecía que no lastimaría ni a una mosca, siendo un poco más alta que Jennie, tenía el pelo azabache, llevaba un traje gris oscuro que la dejaba en vergüenza al compararlo con sus jeans y su camisa. Pero era una sonrisa amable, unos lindos hoyuelos adornando sus mejillas lo que se oponía a su presencia.

—No creo que para ti sean tan buenas, Kim —a Jennie le pareció raro el informalismo.

—¿Venía a algo? —preguntó, aunque sólo para ser más educada que esa chica.

—Venía a hablar contigo sobre Lalisa Manoban, seguro que te lo han dicho —por el tono y la sonrisa, esa azabache parecía una pasiva agresiva—. Aunque primero he venido a aclarar si el rumor de su desaparición es cierto.

Jennie asintió, se lo esperaba.

—Pido que no digas nada cuando salgas, aún no lo hemos hecho público. Pero sí, Lalisa Manoban desapareció hace dos días, camino hacia aquí por...

—El arreglo de su mate —completó—. Sí, lo sé, soy una de sus candidatas.

Jennie se interesó un poco más en ella de repente.

Seguramente sus padres le dirían que aquella chica era su rival, pero en una competencia que Jennie no quería ganar, esa azabache podría ser más como una aliada.

—Ya que aclaré la realidad, he venido a ayudarte, a buscarla, y a encontrarla.

Jennie sintió un poco menos de peso en sus hombros ante las palabras de la otra.

—Mi hermana también desapareció, y si puedo ayudar a que alguien no sufra como mi familia lo hizo, lo haré.

Jennie sonrió un poco.

—Te agradezco, sé que los Manoban también lo harán. Pero aún no sé tú nombre.

—Oh, cierto —la más alta rió un poco, estiró su mano hacia la castaña—. Mi verdadero nombre es Park Sooyoung, aunque puedes decirme Joy.

Jennie estrechó la mano de la alfa.

—Disculpa, pero no he escuchado de nunca de ti, Joy —habló con una sonrisa amable.

Jen solía ir a reuniones con sus padres de más gente adinerada como ella, y aunque la azabache frente suyo no hubiera ido, su madre le había mencionado otros tantos candidatos para Lalisa Manoban, y tampoco recordaba su nombre de aquel entonces.

—No me sorprende, no soy de por aquí, me esperaba que esta sea la primera vez que escuchas de mí, me alegra en parte.

—Oh... Bueno, supongo que ya sabes mi nombre —Sooyoung asintió—. Te invito a quedarte a cenar, podemos preparar algún comunicado para la prensa, ya que también ayudará a encontrar a Lalisa Manoban. Pensaba en hacer un pequeño discurso para el público mañana, estaría muy feliz que me acompañes.

Sooyoung no se negó, y pasaron el rato que quedaba antes de la cena hablando con la señora Kim, quien terminó siendo totalmente convencida de dejar que su hija (ahora acompañada por aquella azabache), hablara al público.

Luego llamaron a los padres de Lisa, quienes también estuvieron de acuerdo en revelar la desaparición de la omega, confesando que también habían hablado de ello, y agradeciendo que fueran las jóvenes quienes hablaran, ya que todavía estaban bastante afectados.

En la cena, Jennie, su madre y Sooyoung hablaron de cosas sin importancia, ya que las dos jóvenes preferían organizar las palabras que dirían sin intervención de la señora Kim.

La cena se resumió en la mujer preguntando a Sooyoung por ella, de dónde venía y sobre su hermana, ignorando las indirectas educadas de Jennie de que cerrara la boca.

—No, no, está bien —respondió, sonriendo amablemente—. Es una tema difícil, pero no es algo que se deba callar, porque sigue siendo importante. En su tiempo estabamos muy afectados, ahora podemos hablar de ello un poco mejor —hizo una pausa—. Ambas éramos alfas, aunque ella era más fuerte que yo —Sooyoung sonreía con nostalgia, aunque ninguna de las Kim pudo no devolverle la sonrisa—, de alguna manera, ella era más alfa que otros alfas, incluyéndome. Nunca supimos qué pasó, sabíamos que tenía algunas juntas extrañas, personas algo... interesantes, por decirlo de alguna manera, y un día ella no regresó. Esos tipos no nos dijeron qué pasó, negaron totalmente un asesinato o algo así... —hizo un gesto con la mano—, la policía lo confirmó y la dieron sólo por desaparecida, aunque su búsqueda no dio muchos frutos. Fue difícil, nuestra madre sufrió muchísimo, más que el resto, por razones obvias. En palabras de papá, ella era la más prometedora y sólo se había esfumado.

Sooyoung no quiso hablar de más, terminó su relato tomando un trago de vino en la copa que le habían servido.

—Lo lamento —dijo la señora Kim, Sooyoung asintió—. ¿Hace cuánto fue eso?

—Ya van poco más de dos años —respondió.

Jennie asintió, a pesar de que la muchacha decía que no tenía importancia, no quería que contara algo que pudiera afectarla, y menos porque su madre le había preguntado.

—¿Cuál es su nombre? —preguntó la castaña, Sooyoung pareció sentirse aliviada porque Jennie había hablado en tiempo presente de su hermana, no como varias personas hacían de hablar en pasado de ella, algo que sí la molestaba.

—Roseanne Park —respondió simplemente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro