Te extrañé

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Rosé no pudo evitar reír un poco ante esas palabras.

Colocó sus manos bajo las nalgas de Lisa, levantándola para girar sus cuerpos, apoyando a la menor de espaldas, despacio, lentamente, sin romper sus unidas miradas.

Se deshizo de las blusas de ambas, comenzó a dejar besos por el cuello de la pelinegra, escuchándola jadear, descendió por sus pechos hasta uno de sus pezones, para también besar y succionar mientras pellizcaba el otro, sintiendo a la omega retorcerse un poco ante su tacto.

Bajó sus pantalones y su ropa interior, aún con sus labios ocupados, separándose únicamente para hacer lo mismo con los propios.

Ya completamente desnudas, Rosé volvió a besarla, primero dejando besos cortos, cariñosos, hasta hacerlos más húmedos, mientras recorría la piel de su omega con sus manos, descendiendo de su cintura, yendo hacia su espalda y tocar su trasero; permitiendo que la menor hiciera lo mismo con ella, tocando sus pechos, su abdomen, para terminar Manoban rodeando su pecho mientras mantenía una mano en la nuca de su alfa, manteniendo el beso.

Sintió a Lisa sonreír bajo sus labios, ahogando una risa con sus besos cuando apretó una de sus nalgas de forma juguetona.

Alzó las caderas de la omega, apretándola contra sí, sintiendo el placer de Lisa recorrer su abdomen por la fricción, y escuchando un leve gemido que le hizo recordar lo hermosos que eran.

Lisa sentía cómo su lubricante natural comenzaba a gotear hacia su pierna, como si Rosé sintiera cómo la entrada de su pareja estaba necesitada, su mano se movió hacia su entrada, preparando sus dedos.

La tailandesa alzó la cadera, dándole paso, y una nueva fricción del miembro de Rosé contra su centro, ocasionó un gemido bajo por parte de la mayor que la hizo sonreír, mordiendo sus labios.

Sintió el primer dedo entrar en sí y un gemido escapó de su garganta.

Se sorprendió un poco por estar tan sensible.

Rosé continuó moviendo su dedo, sintiendo el placer de la omega, hasta que su entrada estuvo dilatada lo suficiente para meter el segundo, escuchando a la otra gemir más fuerte.

Aún con los dedos dentro de la omega, penetrándola, moviendolos en su interior, Rosé se inclinó hacia ella, besándola de forma húmeda.

Mordió un poco el labio inferior de la chica, separándose, llendo hasta su oído.

—Voltéate.

Lisa gimió, sintiendo el murmullo, la voz ronca de Rosé en su oído recorriendo todo su cuerpo.

La más alta retiró sus dedos, dejando a la omega girarse, alzando su entrada hacia ella, con las piernas flexionadas y el pecho apoyado sobre las sábanas.

Rosé acomodó su mano en la cintura de la menor, tomando su miembro con la otra, acomodando su punta en la entrada de la omega, sintiendo la necesidad de Lisa en entrar en ella.

Así que vio venir cuando Lisa tiró su cuerpo hacia atrás, haciendo que la cabeza del miembro de Rosé entrara completamente en ella, ocasionando un gemido en las dos.

Park se inclinó hacia adelante, Lisa comenzó a gemir suave por el movimiento.

La rubia besó su cuello, cerca de la marca, haciéndole sonreír.

Comenzó a moverse más hacia su interior, en movimientos lentos, escuchándola gemir cada vez más, con respiración errática y apresurada, acelerando el corazón de ambas.

Con la mitad de su miembro en el interior de la pelinegra, Rosé terminó de meter todo de golpe, sintiendo el éxtasis bajar por su abdomen como una corriente eléctrica.

Lisa gimió más fuerte, arqueando su espalda, haciendo que su trasero rozara la pelvis de Rosé, quien jadeó ante esto.

Comenzó a mover sus caderas, haciendo que su miembro se moviera en el interior.

Ni si quiera estaban cerca del clímax, pero sentían que sus pechos podrían explotar al llegar, sintiendo el placer, las ganas, de la menor y propias.

Rosé se retiró un poco, volviendo a entrar rápidamente, repitiendo lo mismo varias veces, haciendo gemir alto a Lisa con cada embestida, y ocasionando jadeos mientras pedía más.

Golpeando en el interior, tocando su punto, los gemidos aumentando el volumen, cada vez más agudos y erráticos.

Comenzó a embestir con fuerza, escuchando aquel sonido característico con cada penetración, confundida por los apresurados gemidos de su omega, saliendo de ella completamente, golpeando su punto más dulce al volver a entrar.

Lisa apretaba con fuerza las sábanas con sus manos, temblando por el placer, su respiración se agitó aún más, mezclada con sus gemidos, una última ola de éxtasis la recorrió por completo al acabar.

Rosé sintió lo mismo, tirando su cabeza hacia atrás, sintiendo el orgasmo contrario, seguido del suyo.

La menor gimió profundamente de nuevo, con su alfa acabando en su interior, llenándola por completo.

Sintió los pechos de Rosé sobre su espalda, la chica volvió a colocar sus dientes sobre la marca del lazo, volviendo a abrirla, haciendo que Lisa jadeara, levemente, todavía no había recuperado el aire.

Respirando pesadamente, aún cargando con el placer de acabar de ambas, el nudo de Rosé se fue, saliendo de la omega.

Lisa se giró de nuevo, sólo para mirarla y sonreír.

Su alfa se recostó a su lado, acarició sus mejillas, sonriendo.

No sabían si era por el agobio de emoción y sensaciones de la otra, sumadas a las propias, pero ambas estaban bastante agotadas.

La omega se acercó más a ella, frotando su rostro en el cuello de Rosé.

—Te extrañé —murmuró.

Rosé asintió, totalmente de acuerdo.

—Yo también.

—Creo que bautizamos las sábanas —dijo bajito, mirando lo que habían hecho, Parl rió, divertida por esas palabras.

—Esq Jennie Kim no tendrá problemas para lavarlas, cachorra... o comprar otras. Somos nosotras que tenemos que irnos que aquí antes de nos diga algo al respecto.

Esta vez, fue Lisa quien rió.

—Tomemos un baño y vamos —se separó un poco, mirándola unos centímetros alejada—. Juntas.

Al terminar, ya vestidas, ambas bajaron por las escaleras, tomadas de las manos.

Rosé vio el cabello azabache de su hermana, quien parecía dormir tranquilamente en el sillón de la sala, si bien seguía sentada, su cuerpo estaba ladeado.

Supuso que se había quedado dormida por esperarlas, y le pareció algo tierno y considerado.

—Joy... —la llamó, moviéndola hasta que comenzó a parpadear varias veces, hasta despertarse, sentándose y mirándola con rostro cansado.

Vio las manos unidas de ambas, luego subió hasta el cuello de Lisa, viendo un poco la mordida por el amplio cuello de su blusa, junto con marcas de chupetones.

Sooyoung suspiró, volvió la vista hacia su hermana.

—Quiero hablar contigo —dijo, con la voz cansada del sueño.

—¿Podríamos hablar en otro lado? Quiero irme de aquí.

Joy volvió a suspirar, se inclinó para colocarse sus zapatos, para luego levantarse, tomando su saco y su abrigo, para protegerse del frío de la madrugada invernal.

En un momento, el frente de la mansión de había llenado de cámaras y paparazzi, para intentar obtener algo más de información hacerca del porqué Jennie Kim ya no marcaría a Lalisa Manoban, pero se habían rendido horas después, cuando nadie se asomó de la casa, dejando al frente despejado, para irse con tranquilidad.

Caminaron hasta el exterior de la casa, donde el auto de Sooyoung estaba estacionado, con la pareja sentándose atrás y la dueña del auto al volante.

—Lo voy a decir una sola vez —Joy las miró con seriedad—. Ya hicieron mellizos en la mansión de Jennie Kim. No quiero que hagan trillizos en mi auto.

Ambas la observaron con algo de confusión.

—¿Qué carajo dices, Joy? —dice la otra Park—. No salen mellizos o trillizos por la cantidad de veces que-

—¡Ya lo sé! —la cortó—. Pero ya entendieron a lo que me refiero.

Sooyoung se volteó, arrancando el auto, saliendo del terreno de Jennie y comenzando a andar por la calle.

Encendió la pantalla interna del auto, seleccionando el GPS, pidió la dirección de hacia dónde querían ir, con lo que Lisa dijo la dirección de su casa.

Pasaron varios minutos en silencio, hasta que Sooyoung volvió a hablar.

—Me ofenderé mucho si no me pides ser madrina, Rosé.

La nombrada tardó unos segundos.

—¿Qué?

—Serás madre y yo seré la madrina, punto.

Se miraron un momento, preguntándose quién le había dicho, aunque ambas negaron.

—¿Quién te dijo? —preguntó Lisa.

Joy se lo pensó un momento, no quería comprometer a Jisoo diciendo lo de su espionaje obsesivo, y que posiblemente la chica las podría haber visto.

—Instintos de tía —respondió simplemente.

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