Capítulo 14

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Capítulo 14



Por suerte existían los calmantes y protectores estomacales y las aspiras que calmaban los dolores físicos pero no internos.

Hoy estaba con energía a pesar de la fiesta de ayer. Me dolía un poco el cuerpo, las piernas, los brazos, es de esos dolores frágiles que punzan o molestan cada parte de tu indefenso musculo... bueno eso es lo que me sucede a mi ahora. A cada rato tienes que acceder a masajearte cada parte de tu cuerpo, porque si no el dolor no lo toleras... pero bueno es normal, después de una fiesta tan loca y tan larga como la de ayer.

Es festejo del desfile, de que fue un éxito de que todo salió como esperaba el estúpido de Thomas y bueno ahora debe estar en su enorme mansión, durmiendo, con dos chicas a su lado y con una leve sonrisa en su rostro. Soy rico ¿No? Gracias a la belleza de mis idiotas modelos, porque claro mi invento no es suficiente, necesito de ellos ¿No?

Pero eso no me paraba para hacerme una rica sopa de verduras este mediodía soleado en Manchester.

Se sentían los bocinas de los autos, que me aturdían un poco mis oídos, pero bueno estaba de buen humor, no sé porque, enérgico, con ganas de bailar, así que corrí hacia el equipo musical, y puse la banda de Green Day a todo volumen.

Luego me fui hacia la enorme heladera blanca que estaba llena de alimentos que compraba todos los días y de bebidas y tome las verduras que quería que llevara mi sopa.

Zanahoria.

Papa.

Zapallo.

Tomate.

Y por último tome unos fideos para que la acompañaran exactamente como quería que lo acompañaran. Ese olor a condimentos, con sal, aceite, y todas esas cosas que imagino en mi cabeza, hace que mi estómago sonara del hambre que empezaba a tener.

Son las 13:00 HS, la hora ideal para almorzar tranquilo, solo, con música, y pensar que casa iba a elegir para alejarme de toda esta zona.

La principal razón por la que quiero mudarme es por la ciudad... amo la ciudad, pero los ruidos de los autos, los gritos, me tienen un poco cansado, tanto que cada vez que me duele la cabeza, creo que es por eso.

Mordí mi labio inferior, y pensé en la segunda razón. Mama...

Lejos de ella.

Sería lo mejor que podía pasarme en el mundo, estar lejos de ella, y que no sepa la dirección para irme a buscar y tratar de unir vínculos cuando ya lo nuestro está más muerto y seco que una flor olvidada...

Nadie iba a molestarse en que mi nueva dirección sea descubierta, porque donde quería irme era un lugar bien lejos de todo, cerca de un bosque hermoso, lleno de naturaleza, lleno de silencio, donde solo se oirían los ruidos de los pájaros al pasar, el ruido de algún insecto y nada más... cosas que no me dañan que no dañan a nadie. En cuanto a Paul, bueno tendrá que viajar para verme... yo tengo auto no tengo problema con el viaje de una o dos horas en mi auto hasta la agencia de modelaje.

Mi tranquilidad vale más que todo.

Todo sería igual nada más que yo tendría mi propia casa, que eso es algo muy bueno, tendría mi propia tranquilidad asegurada, tendría más espacio, no tendría que estar pagando algo todos los meses, viajaría todos los días, lo cual estaría bueno porque tendría mi cabeza ocupada en otra cosa y estaría lejos de mi madre y de mucha mierda.

Realmente esta era mi oportunidad y está decidido que voy a pedir un préstamo para poder llevar a cabo mi plan. Estoy tan entusiasmado que empiezo a temblar un poco, mis manos empiezan a temblar un poco a estar inquietas, justo cuando termine de lavar la verdura. Tome el cuchillo de un cajón y tengo que cortar las zanahorias para ponerlos en trozos pequeños de la sopa.

De paso me ayudaría a pensar que es lo que quiero de mi vida.

Si realmente quiero a Lili...

Que ya tengo que decirle a todo el mundo quien es realmente Lana...

Qué hacer con Terry...

Que por cierto era algo que no me lo había sacado de encima y que debía hacerlo, por el bien mío y de la humanidad. Ellos no pueden estar en la agencia de modelaje... ellos son una molestia, ellos son molestos, yo tengo que ser el único que llame la atención. Thomas se está haciendo el idiota y dándole más oportunidades a ese maldito, yo no lo puedo permitir siendo el único que siempre recibió las mejores oportunidades.

Comencé a cortar la zanahoria más rápido y con más fuerza, ya que no podía lograr que se cortara en dos pedazos, porque no estaba acostumbrado a cocinar y encima de todo no estaba acostumbrado a tener tanta fuerza.

Mi cuerpo es demasiado delgado, no tengo músculos en ningún lado a pesar de que fuera modelo porque esta es una agencia diferente a las demás.

Buscaban la belleza en la cara...

Nada más.

Mi rostro según todos, era de una belleza extrema, parecía un muñeco... a veces de porcelana en algunas fotos, otras veces tenia aspecto de un muñeco con maquillaje.

Claramente tenían que ser delgados los modelos, pero no se basaban en que tengan músculos o sean de ese tipo de modelos hombres que las mujeres les encantan.

Somos alternativos.

Tenemos que tener los cabellos de colores, o tenemos que siempre llamar la atención con algo, pero bueno eso no venía al caso.

La situación es que me tenía que deshacerme del nuevo modelito que está molestando en la agencia.

Pero no sé cómo.

Lo primero que se me viene en mente, es cortarle el cuello para que desaparezca rápidamente, oh pero que idiota que soy... no tiene que implicar la muerte, no voy a ensuciarme las manos por ese idiota que no vale nada.

No vale una mierda...

Aunque todos piensen lo contrario...

Y yo no soy envidioso ¿O qué? ¿Ahora mismo estoy sintiendo envidia? No quiero, me estoy asustado, ese sentimiento en mí, no puede ser cierto la verdad que no puede ser verdad... se me empezó a nublar la vista hasta que sentí un leve dolor en el dedo. Un pinchazo.

Demonios.

Solté el cuchillo y cayó al suelo.

¿Me corte?

Rojo.

Sí, es sangre.

Había visto tantas veces el color rojo que no me preocupaba, no era algo grave, en realidad, por no estar prestándole atención a lo que estaba haciendo por pensar pensamientos que no debería estar pensándolos, llegue a un accidente.

Mire el cuchillo en el suelo, y vi que en la punta filosa estaba manchada de mi sangre. La sangre de Stanley Silver.

—Demonios...

Alguien daría cualquier cosa por mancharse de mi sangre, es verdad, porque era famoso internacional.

Con tantos seguidores en mi cuentas era de esperar eso ¿No?

Mi corazón estaba latiendo a una velocidad que no conocía, empecé a tener la garganta seca, creo que empecé a sudar porque sentía mi frente extraña... empapada, realmente. No sé cómo había llegado a sentir síntomas tan diferentes, pero realmente los estaba sintiendo, no eran psicológicos.

Puse mi dedo a mi vista... estaba sangrando, herido y lastimado.

Por no dedicarme a lo que estaba haciendo, me llegue a cortar la piel con el cuchillo, encima era nuevo así que estaba muy filoso.

El color rojo era especial...

Mi color... de mi sangre.

Nunca me había detenido a ver este tipo de cosas, porque nadie se detiene a ver como se escapa sangre de tu dedo, pero hoy había como un imán a esa imagen.

Y no era precisamente el dedo lo que me llamaba la atención, ni la herida, siempre tuve cierta atracción por la sangre y hoy me doy cuenta que ese es el foco de mi atención ante esta situación.

Qué triste, pero es así.

No sé qué le está pasando a mi curiosidad, pero realmente esta era la sensación de adrenalina que estaba experimentando y era por ver mi sangre.

Era una tentación inmensa poder ver ese hilo rojo como se desprendía de mi dedo, de una parte de mi cuerpo. Y pensaba que si me clavaba un cuchillo saldría más de esa sangre y podría verla con más claridad, pero probablemente es que muriera desangrado y todavía eso no estaba en mis planes, no aun.

Acerque mi dedo a mis ojos, y me concentre en la sangre...

Realmente estaba descubriendo que tenia de atractivo.

Realmente estaba describiendo el color de la sangre... el color verdadero, su esencia.

Me lleve mi dedo a mi boca, y lo llene de saliva. El gusto a metal, el sabor desagradable metálico para muchas personas a mí me encantaba, a mi estaba gustando, me estaba pareciendo rico, interesante y nuevo.

No era vampiro... realmente no lo era, porque esas cosas no existen pero no sé qué era entonces, porque una vez que probé todo el líquido rojo, sentí un espasmo en el estómago, lo cual me hizo que llevara mi mano hacia el...

Me empecé a sentir mal desde que vi la sangre en el cuchillo...

Luego cuando la vi en el dedo...

Y ahora más cuando la probé. Juro que me da ganas de cortarme otra parte del grupo y verla de nuevo.

¿Cómo podía gustarme algo que muchas personas lo notaban desagradable? Pero no sé cómo podían pensar esas cosas porque la sangre esta en todos los seres humanos, está en nuestro cuerpo, corriendo naturalmente, y eso nos hace confirmar que estamos vivos. Realmente vivos.

—Quiero más...

Susurre.

Quiero más sangre.

No quiero parecer un caníbal realmente pero quiero ver más sangre, sentir más sangre y estoy seguro que me gustara más que esa sopa que iba a cocinar...

Pero ahora realmente no puedo darle importancia a lo que más me gusta porque realmente tenía un fuerte retorcijón en el estómago, tanto que me hizo sudar el rostro, y cerrar los ojos.

Me serví un vaso de agua y tome para poder calmarlo porque era bastante fuerte o para poder relajarme y que el dolor disminuya.

Me apoye en la mesada con las dos manos y pude sentir una punzada que venía de mi dedo lastimado.

Me quede unos segundos, respirando hondo. Hasta que el dolor de estómago redujo bastante

Junte el cuchillo y...

Oh no, otra vez me perdí en el color de la sangre.

Lamí el cuchillo, luego respire hondo, negué con la cabeza... tire el cuchillo en la mesada, me arranque los pelos y mis ojos se empezaron a humedecer...

— ¿Qué me está pasando?

Mis piernas me empezaron a temblar, mi respiración se aceleró y siempre pensé que me gustaban las cosas siniestras...

Pero esto lo había confirmado que además de me gustaban las cosas morbosas, las cosas escalofriantes, las cosas censuradas... todo me gustaba a mí, ver a gatos ahogándose, tomar del cuello a mi jefe Thomas, ver sufrir a niños cuando les hacía maldades en el jardín, ver agonizar a ratas, pelear a mi madre, ver hasta la sangre...

—Estoy loco.

Si estoy loco.

Me tire al suelo... luego pestañee varias veces, mientras sentía el frio en mis piernas del suelo y pensaba... pensaba que era lo que me estaba pasando que era lo que quería.

¿Qué me haría feliz?

Ni siquiera ser un modelo famoso, multimillonario me hacía feliz del todo, algo siempre me falto además del amor de mi madre y creo que es desde pequeño... desde cuando era un niño sentía que en mi algo no iba bien...

¿Qué era ese algo?

Saque una conclusión y espero que sea válida, verla me ayudaría, verla me haría descubrir que era lo que estaba buscando.

Tome de nuevo el cuchillo de la mesada y sentí el olor de mi sangre, de esa brillante sangre color rojo oscuro que me había abierto el apetito.

Me corte un poco la piel de la mano y otra vez ese líquido se aproximó y salió en un fino hilo, delgado...

Necesitaba llamar a Lili...

Necesitaba verla.

Ella me iba a ayudar.

Sentí el timbre.

Ya mi sopa estaba terminada.

Aunque parecía muy tarde para almorzar, uno comía a la hora que realmente quería. Lili de seguro estaba en la puerta, muy linda como de costumbre, esperando con su inocencia irradiando y su leve sonrisa.

Odiaba que tenga que visitarme en estos apartamentos horribles, yo quería una de esas casas que me estaba pensando para ir a vivir, quería que conociera que a pesar de que soy un modelo famoso tengo buenos gustos para vivir.

Me limpie las manos con el trapo, mire la sopa que seguía en la olla calentándose, y camine hacia la puerta ansioso de ver el rostro de mi dulce princesa.

Cuando abrí la puerta, Lili se encontraba adelante.

Tenía un mini falda negra, pero sus piernas desnudas las tapaba unas botas largas negras, también acompañaba su vestuario con una campera pequeña de jean, y una blusa negra con flores. Estaba hermosa.

—Hola... —Saludo tímidamente, ruborizada porque noto que la estaba mirando de arriba y abajo.

—Hola, lo siento...—Trague saliva y seguí notando el sabor a hierro de mi sangre... ¿Sabrá tan bien la de Lili?

—Perdóname que me tarde un poco.

—No hay problema—Sonreí —Adelante, señorita.

Me hice a un lado para que pudiera adentrarse en mi departamento y sin duda, lamentablemente ella entro a mi apartamento, dejando su cartera en la primera silla blanca y baja que encontró allí. Sonreí, ella me imito. Le hice una seña para que se sentara y enseguida lo hizo. Podía sentir que estaba un poco nerviosa...

— ¿Cómo estás? —Me acomode la remera y la mire con curiosidad.

Se había puesto brillo en los ojos, en los parpados y una sombra color celeste, le quedaba genial para sus ojos envidiables.

—Bien... ¿Y tú?

De seguro estaba avergonzada por la última vez en que nos vimos... que quedamos en realidad para juntarnos, pero acabe siendo un descontrol total, bebí mucho y encima nos acostamos. No recordaba cómo habían sido las cosas, pero recuerdo ese día que había tenido un ataque tremendo no tanto como el de recién pero había sido bastante difícil llevarlo.

—Todo tranquilo...

Me di vueltas para apagar donde estaba la olla.

Que mentira más grande.

— ¿Todo tranquilo?

Ella me pregunto irónicamente y cuando la escuche me asuste un poco, debo admitirlo de verdad. Me di vueltas para ver cuál era la impresión de su rostro y tenía una ceja levantada con el rostro serio.

— ¿Qué pasa?

—Ayer...

— ¿Qué? —Le pregunte confundido porque no la estaba entendiendo.

— ¡Fue el desfile más importante de modas de todo el mundo!

El susto se me fue y me reí cuando la oí gritarme en la cara, cuando pronuncio esas palabras. Cierto... ayer había sido el desfile más importante de todos. Lo había olvidado, ella de seguro que se sorprendió porque le pareció algo anormal que yo le diga que iba todo normal, cuando ayer se enfrentó a algo como eso. Creí que Lili era vidente por un momento y que se había dado cuenta que yo no era el de antes, que algo en mi había cambiado al ver mi sangre y que incluso podía hacerle daño.

—Ah sí, si...

— ¿Cómo te ha ido? —pregunto emocionada.

—Muy bien como siempre.

—Está saliendo por todas partes e incluso en televisión, en páginas de internet y están saliendo muchas fotos tuyas...

Me reí.

Fui hacia los platos hondos y saque dos para podamos empezar a almorzar a tener un almuerzo tranquilo y digno porque ya era tarde para almorzar.

—Bueno, eso siempre pasa.

—Sí y yo no puedo creer que este en tu casa...

—De hecho no es mi casa... es un apartamento...

—Bueno, lo siento.

—No te disculpes, Lili.

Y mi voz salió un poco ronca. Deje caer la sopa en el plato que le estaba sirviendo a mi amiga/ con derecho que estaba sentada, mirando mi espalda, podía sentirlo.

—Estoy pensando en comprarme una casa nueva...

— ¿Si? ¡Qué lindo!

—Una maravilla...

Deje la cuchara hundida en la olla y le entregue el plato con una sonrisa, haciéndome el cordial, aunque no me saliera mucho.

Ella me dijo "gracias" y observo la sopa que había preparado.

Estas era una de las primeras veces que me juntaba con una chica guapa, que no fuera de la agencia o famosa a comer una sopa.

Pero yo se profundamente que no estoy para comer sopa o para charlar con Lili, es algo más, mi cabeza que todavía no la logro entender sabe que estoy aquí para descubrir... algo y ese algo lo tiene Lili...

Porque ella lo despierta.

— ¿La hiciste, tu?

—Sí, cariño.

Comencé a servirme en mi plato y podía sentir que estaba muy caliente la sopa, por eso largaba mucho vapor.

Mordí mi labio, me tranquilice, suspire hondo, sentí el olor de la sopa, y fui a la mesa para poder sentarme en frente de la chica inocente.

—Esta deliciosa.

La observe.

Ella también estaba deliciosa.

Era joven.

Estaba viva.

Sana.

Mis manos temblaron, y cerré los ojos un momento. Este no era yo... había sufrido una metamorfosis al prestarle atención a mi sangre.

Toda la sangre de la chica estaba corriendo en su cuerpo ahora mismo, ella estaba tan viva, respiraba sanamente, sonreía porque no tenía dolores físicos, sostenía el cuchillo para cortar las verduras y disfrutaba de una sopa saludable.

—Dime que te la pasaste bien en el desfile... —Me guiño el ojo, siempre tratándome de seducir.

—Si...

—He visto un poco en televisión, pero mi madre logro cambiármelo.

—Qué pena.

—Cielos, sí.

—Pero son aburridos.

Ella asintió. Se metió una papa a la boca y la mastico con delicadeza para no quemarse la boca pintada de rosa.

—Quería verte, Stanley...

La sigue mirando para que me hablara... para que me digiera que me necesitaba. Necesitaba que me lo digiera...

—Me gustas...—Susurro mientras se le enrojecieron las mejillas.

—Lo se...

— ¿Lo sabes?

—Es notable.

Ella se rio tímidamente y se tapó la cara con dos manos porque de seguro estaba roja como un tomate, porque su sangre ocupaba un lugar y estaba en su divino rostro.

Lili era una chica decente, normal, que vivía con su hermana y su madre, que estudiaba, para algún día poder irse a vivir sola, conseguir un empleo, conocer a un chico de verdad, casarse y tener hijos. Luego esperar a ver si alguna enfermedad llegaba o si no morir de vieja... oh dios estaba tan infectada por la sociedad que me daba un poco de nauseas.

Me acerque a ella y le separe las manos de su rostro.

—No tienes que avergonzarte...

—Stanley.

—Dime Lili... ¿Qué te gusta de mí?

Ella dudo y tardo unos segundos en responderme. Me parecieron eternos porque estaba mirándole sus ojos azules y teniéndole sus dos manos sin que ella me digiera algo.

—Tu rostro... tu pelo...

No dije nada.

Ella seguía inquieta y nerviosa.

—Tu locura...

Sonreí.

—Así es... chica inocente...

Ella me miro un poco asustada y con los ojos brillosos, la estaba intimidando y eso era lo que quería hacer.

—Dime que te vas a quedar para siempre aquí... Lili...

Ella no dijo nada.

No me respondió.

Supongo porque no entendía lo que quería decirle pero yo si entiendo, porque antes de que viniera a mi apartamento había visto algo, que me había confirmado que era lo que me daba tanto placer de Lili.

— ¿Lili?

— ¿Qué?

— ¿Vas a quedarte conmigo para siempre... aquí... en este departamento?

—No lo sé...

Trague saliva. Suspire. Apreté sus manos. Gimió y sonreí.

—Stanley...

—Cállate.

Otra vez, le apreté sus manos hasta sentir sus huesos... y otra vez mi mente me mostro el hilo de sangre que había visto de mi mano.

Perra.

Solo me quería por mi puta fama, lo sabía.

—Perra, solo me quieres por mi maldita fama...

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